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Domingo IV de Pascua o del Buen Pastor P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. |
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La segunda lectura de En el Antiguo Testamento, la
antigua alianza se selló con la sangre de un cordero. Podemos recordar la
historia del Éxodo: Los israelitas sacrificaron un cordero y marcaron con su
sangre las puertas de sus casas; el ángel exterminador pasó sobre Egipto,
castigando a los culpables (los egipcios) y librando de la esclavitud a los
inocentes (los israelitas). En el Sinaí, cuando Dios entregó las tablas de Al llegar la plenitud de los
tiempos, Dios nos envió a su propio Hijo (Gal 4,4),
que se hizo en todo igual a nosotros, menos en el pecado (Heb
4,15). San Juan bautista lo señaló como “el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo” (Jn 1,29), haciendo referencia a
lo que hemos visto del Antiguo Testamento. También el Apocalipsis habla de
Jesús como “el Cordero que fue degollado, pero ahora está de pie sobre el
trono” (Ap 5,6). Este Cordero inmaculado, que ha
dado la vida por nosotros, es ahora “el gran Pastor de las ovejas” (Heb 13,20), “nuestro Pastor y Guardián” (1Pe 2,25), “el
Supremo Pastor” (1Pe 5,4), que nos habla al corazón y nos dice: “No temas, mi
pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha querido daros el Reino” (Lc 12,32). S. Juan de Un Pastorcico solo está penado ajeno de placer y de contento y en su pastora ha puesto el
pensamiento, el
pecho, del amor, muy lastimado. No llora por haberle amor
llagado, que no le pena verse así afligido -aunque en el corazón está
herido- más
llora por pensar que está olvidado. Que sólo de pensar que está
olvidado de su bella pastora, con gran
pena, se deja maltratar en tierra
ajena, el pecho
del amor muy lastimado. Y dice el Pastorcico:
¡Ay, desdichado de aquél que de mi amor ha hecho
ausencia y no
quiere gozar la mi presencia! Y el pecho, del amor muy
lastimado. Y a cabo de un gran rato se ha
encumbrado sobre un árbol do abrió sus
brazos bellos y muerto se ha quedado, asido dellos, el
pecho, del amor, muy lastimado. (S. Juan de Os invito a ver este precioso video sobre el Buen Pastor, contado a los niños: http://www.youtube.com/watch?v=bhpToJ4FCbg&feature=related Tradicionalmente, en este IV
domingo de Pascua, o del Buen Pastor, se celebra una jornada de oración por
los pastores de Ya en el Antiguo Testamento, los
profetas dijeron palabras muy duras contra los pastores que buscan su
bienestar y usan de las ovejas para su propio provecho. Durante siglos, en
las representaciones artísticas del Juicio Final se colocaba a algunos Papas,
obispos, religiosos, reyes y nobles entre los condenados del infierno (se
pueden ver en todos los retablos que recogen la escena). Las actuaciones
indignas de algunos eclesiásticos, que tanto dan que hablar en nuestros días
a los medios de comunicación, nos duelen y nos avergüenzan, pero no deberían
sorprendernos. A pesar de que Los terribles delitos de unos
(que han causado tanto mal) y los graves errores de otros (que no han sabido
reaccionar correctamente) no deberían servir para convertirnos en murmuradores,
sino para hacernos más humildes y vigilantes, más conscientes de la
fragilidad humana y para usar mejor de los medios que Dios nos ofrece para
mantenernos con corazón íntegro en su servicio (principalmente la oración y
los sacramentos), recordando las palabras del Señor: “velad y orad, para no
caer en tentación, porque el espíritu es decidido, pero la carne es débil” (Mt 26,41). Que Jesús, el Buen Pastor, que “ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 19,10), tenga piedad de nosotros y nos conceda su paz. Amén. P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. 24-04-2010. |
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