SEGUNDA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

(Año Par. Ciclo A)

P. Julio González Carretti ocd


Contenido

DOMINGO   1

LUNES   1

MARTES   2

MIERCOLES   2

JUEVES   2

VIERNES   3

SABADO   3

 

 

DOMINGO

Lecturas bíblicas

a.-  Is. 49, 3-6: Te hago luz de las naciones para que seas mi salvación.

La primera lectura está tomada del segundo cántico del Siervo de Yahvé. Se trata de la redención de Sión y su vocación misionera entre todas las naciones. Hay una clara identidad que el Siervo de Yahvé es Israel, pero el histórico, pecador y rebelde, a quien está reservado el justo juicio de Yahvé, a quien el Siervo debe convocar, representado por el resto de Israel. Son los veinte mil judíos que volvieron  a reconstruir Jerusalén. San Pablo, más tarde va a distinguir entre ese Israel de la carne, y éste del espíritu porque fiel a Yahvé. El cántico en su comienzo hace una gran invitación a todas las naciones, que por entonces se refería a la cuenca del Mediterráneo. Este Israel del espíritu ahora es profeta, desde su existencia histórica se transforma en vehículo de salvación: tiene una misión que cumplir. La palabra será su espada cortante y dolorosa, pero herirá sin violencia para que la adhesión moral sea una verdadera convicción. Una vez que experimenta su debilidad, el desaliento humano, de ahí su reflexión: “Pues yo decía: «Por poco me he fatigado, en vano e inútilmente mi vigor he gastado. ¿De veras que Yahvé se ocupa de mi causa, y mi Dios de mi trabajo?» Ahora, pues, dice Yahvé, el que me plasmó desde el seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una. Mas yo era glorificado a los ojos de Yahvé, mi Dios era mi fuerza.” (vv. 4-5). Luego de esta experiencia el Siervo pone toda su confianza en Yahvé, ahí encuentra su recompensa. Ahora es Yahvé quien lo confirma en su misión: ser luz  de las gentes para llevar mi salvación hasta los confines de la tierra (v. 6). El resto de Israel ahora tiene funciones reales, sacerdotales y proféticas en la humanidad. La teología neo testamentaria, nos enseñará que el Siervo de Yahvé es la cabeza de los redimidos, Jesús el Ungido de Dios Padre pero también la comunidad eclesial asume el rol del Siervo desde su dimensión de bautizados. Es un pueblo sacerdotal y profético, que lleva la redención de Cristo a todas las naciones de la tierra.

 b.-  1Cor. 1,1-3: Gracias y paz os de nuestro Dios, y Jesucristo, nuestro Señor.

San Pablo hace una presentación de su ministerio, apóstol convocado por Cristo Jesús, por voluntad de Dios, es decir, Pablo quiere evitar los partidismos y dejar que el Espíritu actúe en la comunidad por medio de su ministerio eclesial, un servicio a los hermanos. Coloca a Jesucristo como el único Señor de la comunidad, responsables y fieles le deben obediencia; quienes son llamados a ser santos y lo invocan como fuente de unidad deben trabajar esta realidad, manifestación del amor y presencia salvadora del Resucitado.

c.-  Jn.  1, 29-34: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

El evangelista nos remite las palabras de presentación que hace Juan Bautista de Jesús, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. En este texto encontramos un nuevo testimonio de Juan sobre Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y bautiza con Espíritu Santo, como el Elegido de Dios. Cuando se habla del Cordero de Dios se puede referir al cordero sacrificado en pascua, con carácter expiatorio o también se puede entender a los corderos ofrecidos cada día en el templo de Jerusalén, o el macho cabrío que era mandado al desierto, cargado con los pecados del pueblo, o se refiere al cordero mencionado por el profeta al describir al siervo de Yahvé (cfr. Ex.12; 29, 38-46; Lev. 16,21-22; Is. 53,7: Ap.14,1). En la teología joánica se refiere más bien a la identificación de Jesús como Cordero sacrificado el día de Pascua, que quita el pecado del mundo, es decir, Él trae la salud o salvación a los hombres. Se alude de esta manera al sacrificio de Cristo que elimina el pecado, por medio de su muerte en la cruz. Es el Cordero del sacrificio, nombre que revela su existencia entregada a Dios por lo hombres, lo que ellos necesitan. Las razones para designar a Jesús como el Cordero son el testimonio de Juan en uno que existía antes que él, su preexistencia anunciada en el prólogo de su evangelio (v. 30); la presencia del Espíritu Santo actuando en ÉL, vio descender el Espíritu sobre ÉL (v. 33); finalmente la filiación divina, Juan da testimonio que es el Hijo de Dios, el Elegido de Dios (v. 34). Este es el Dios con nosotros, es el Hijo que quita el pecado de la vida de los hombres con su misterio pascual de muerte y resurrección, con lo que abre el camino hacia la casa del Padre a todos lo que creen en ÉL. Si en las  lecturas encontramos la presentación del Siervo, de Pablo como apóstol y de Jesucristo como el Elegido, ¿cuál debería ser la presentación del cristiano de hoy? Discípulo y misionero, contemplativo y apóstol, abierto a la escucha de la Palabra y a la voz del Espíritu, a los signos de los tiempos y al hombre y mujer de hoy.

Teresa de Jesús, también se presenta como la monja que en tiempos de turbulencia, tiempos de la reforma y contra reforma católica del s. XVI, en la Iglesia y el mundo, quiere hacer lo que le corresponde: vivir su consagración bautismal y religiosa. “En este tiempo vinieron a mi noticia los daños de Francia y el estrago que habían hecho estos luteranos, y cuánto iba en crecimiento esta desventurada secta. Diome gran fatiga, y como si yo pudiera algo o fuera algo, lloraba con el Señor y le suplicaba remediase tanto mal. Parecíame que mil vidas pusiera yo para remedio de un alma de las muchas que allí se perdían. Y como me vi mujer y ruin e imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor, y toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese, y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo; y que siendo tales cuales yo las pintaba en mis deseos, entre sus virtudes no tendrían fuerza mis faltas y podría yo contentar en algo al Señor; y que todas ocupadas en oración por los que son defensores de la Iglesia y predicadores y letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este Señor mío, que tan apretado le traen a los que ha hecho tanto bien, que parece le querrían tornar ahora a la cruz estos traidores y que no tuviese adonde reclinar la cabeza.” (CV 1,2).


LUNES

Lecturas bíblicas

a.- 1Sam.15,16-23: Obedecer vale más que un sacrificio. Saúl fue rechazado como rey.

b.- Mc. 2, 18-22: El novio está con ellos.

Seguimos con las controversias entre Jesús y los fariseos. Ahora se trata del ayuno y de la conducta escandalosa de parte del grupo de Jesús, es decir, los discípulos. La pregunta de los fariseos, da pie a Jesús para presenta una doctrina más profunda que el tema del ayuno. Esta práctica se refiere no al ayuno, que toda la nación practicaba un vez al año, sino de un ejercicio libre y particular (cfr. Mt. 6, 16ss), que hacían los fariseos piadosos dos veces por semana (cfr. Lc. 18, 12). La Iglesia primitiva dio más importancia no a la norma respecto al ayuno, sino al  tema sobre la venida del Señor y de la era que con ÉL se inicia. Los ejemplos de la tela y los odres de vino, esclarecen la parábola del novio y el banquete de boda. Jesús entiende su venida y presencia en medio de los hombres, como el cumplimiento de las promesas de Dios (cfr. Is. 62; 61,10). Por lo tanto es imposible que los invitados a las bodas ayunen o estén afligidos (v. 19; Mt. 9, 15). Esa misma alegría que tiene el Hijo deben reflejarla los amigos del novio o los discípulos. De ahí que la eucaristía tiene ese carácter de alegría escatológica (cfr. Hch. 2, 46). Pero por otra parte, el realismo exige a Jesús decir que cuando se lleven al Esposo, entonces ayunarán. Está pensando en su misterio pascual, de muerte y resurrección y ascensión a los cielos. Este tiempo, antes de su venida definitiva con poder y gloria, hay que vivirlo muriendo a nosotros mismos ayunando de cosas vanas, para nutrirnos  de la palabra de Dios, la Eucaristía y la oración hecha en común y privadamente. Entonces la verdadera penitencia y ayuno se entiende como lo que tenemos que aportar de disposición interior para que el Señor por medio de su gracia nos santifique cada día. Con Jesús todo es nuevo, y no entra en el viejo orden social, moral y religioso; nueva creación en lenguaje profético y ordenamiento divino de la sociedad (cfr. Jer. 31, 31; Ez. 36, 26; Is. 65, 17; 66, 22). Esta novedad escatológica es presente y futuro en Jesús: sus palabras y obras anuncian un tiempo nuevo y un orden nuevo de la sociedad para el hombre de fe y también para el pagano. Es el tiempo de la salvación, es el vino nuevo que hay que recibir en odres nuevos, es decir, con cambio de mentalidad (cfr. Jn. 2, 1-11). La nueva alianza sellada con la sangre de Cristo, es el inicio de ese tiempo nuevo que no terminará sino con el regreso del Señor Jesús al final de los tiempos. Es tiempo que ha llegado, vivido en la comunión con Dios, motivo de alegría y servicio en la construcción del reino de Dios con el prójimo que se nos ha confiado, servicio hecho en fe y libertad.

Santa Teresa de Ávila, vivió a fondo esa esponsalidad bautismal con Cristo, cuyo mejor fruto fue su consagración a Dios en el Carmelo hasta convertirse en Maestra de espirituales. “O somos esposas de tan gran rey, o no. Si lo somos, ¿qué mujer honrada hay que no participe de las deshonras que a su esposo se hacen” (CV 13,2). 


MARTES

Lecturas bíblicas

a.-1Sam.16,1-13: Samuel, ungió a David como rey, y lo invadió el espíritu del Señor.

b.- Mc. 2, 23-28: El sábado se hizo para el hombre,  y no el hombre para el sábado.

Hoy hablamos del hambre de los discípulos. Jesús así como defendió su venida como motivo de alegría y relativizó el ayuno, hoy defiende a los suyos por haber calmado el hambre quebrantando el sábado arrancando espigas. El verdadero centro de la discusión está en esto: ¿es el Hijo del hombre, Señor del sábado? La cita de David es para recalcar el hambre y la costumbre de frotar las espigas y comerse los granos, pero no dice que fuera en sábado, lo que escandaliza a los fariseos, por estar prohibido hacerlo por considerar la recolección como trabajo. En todo caso, la falta de David fue comer los panes de la proposición reservado a los sacerdotes; rompió una ley del culto, pero no faltó al sábado (cfr. Mc. 2, 26; 1 Sam. 21,1-7). Como conclusión de esta discusión se puede decir que conservar la vida, es más importante que las prescripciones mosaicas (v.27) y si esto se lo permitió David, rey tan venerado, el  Mesías, su descendiente, actúa con la misma libertad. Por eso para la Iglesia primitiva, Jesús era Señor del sábado. Era el conocimiento de la voluntad de Dios la que hacía libre a Jesús y poseer esa autoridad respecto a los preceptos de los hombres. Ahí está la fuente de su dignidad y señorío que había manifestado en sus obras: resurrección de muertos, vencer a Satanás con la expulsión de demonios, la curación de los enfermos y perdón de los pecados. Ataca las fuentes de lo que oprime al hombre y le abre nuevos horizontes con el reino de Dios que trae su palabra creadora. Esto fue determinante para la Iglesia primitiva, comprender la dignidad y sublimidad del Hijo del Hombre. Perdonar pecados y liberar la conciencia de una mirada estrecha expresan el mismo poder salvador de Jesucristo: su conocimiento y unión con la voluntad del Padre. Finalmente, los mandamientos han sido confiados por Dios a favor del hombre, pero su interpretación y exposición corresponden al Hijo del Hombre, porque conoce el querer del Padre fruto de su unión con él. Solo la responsabilidad personal y confianza en este único Señor, lleva al creyente a dar cuenta de cada una de sus acciones y palabras (cfr.2 Cor. 5, 10), lo que genera libertad que Jesús ejerció y que confió a sus seguidores a lo largo de la historia. Como enseña Juan, la gracia y la verdad nos vienen por Cristo, por lo mismo el cristiano sabe que su única ley es, y su mediador es Cristo. La salvación depende de aceptar la salvación que Cristo nos ofrece y de una respuesta personal al amor del Padre, que siempre nos precede ante cualquiera iniciativa nuestra. Jesús es el sí de Dios, el discípulo, más allá de mediaciones externas lo tiene a ÉL, como modelo de obediencia a la fe.  

La Santa Madre Teresa, vive la obediencia a la fe recibida como  un camino que tenemos que hacer todos, aprendió a amar la voluntad de Dios en la medida que la observó y comprendió. “La seguridad que podemos tener es la obediencia y no torcer la Ley de Dios; digo a quien hiciere semejantes mercedes (ser llamados por Dios a su servicio)  y aun a todos” (5M 3,2).


MIERCOLES

Lecturas bíblicas

a.- 1Sam.17, 32-33.37.40-51: David vence al filisteo Goliat.

b.- Mc. 3, 1-6: ¿Está permitido salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?

Tenemos otro encuentro de Jesús y los fariseos, con motivo de una curación en sábado en la sinagoga. La trasgresión de Jesús es haber trabajado, curando a un enfermo de la mano paralizada. Su preocupación es salvar a ese hombre de su mal, mas sus enemigos tienen cerrado el corazón y ciegos los ojos por sus interpretaciones humanas. Es una oposición irreconciliable, porque mientras Jesús está unido a la voluntad del Padre, sus enemigos en tanto,  manifiestan su endurecimiento a los designios divinos. Lo central de este evangelio, luego de la curación es la palabra de Jesús: “Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.» Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.” (vv. 3-4). Jesús pone el amor al prójimo por sobre las prescripciones respecto al sábado. Los fariseos prohibían en sábado la ayuda a cualquier enfermo, excepto en peligro de muerte; hacer el bien, para Jesús está por sobre la ley y el no hacerlo es ya obrar mal. El mal del enfermo no era de muerte, por lo tanto, pide salud, la vida es don de Dios, Jesús quiere traer la salvación a todos, por eso pregunta y quiere una respuesta de sus enemigos. Ellos callan. El sentido más profundo se encuentra en comprender que la curación corporal y la salvación del hombre van muy unidas. La vida es don de Dios, el hombre es una unidad de cuerpo y alma, no sanar al enfermo hubiera significado excluirlo de la  salvación que trae Jesús. La curación de la mano seca es sólo el signo externo de la salvación que Dios ofrece en Cristo al hombre necesitado (cfr. Jn. 5, 1-15). Sanar en sábado para Jesús, equivale a salvación para todo hombre y continuar por esa vía es cumplir la misión que Dios le confió (cfr. Jn. 5, 17-19). La ira y la tristeza del corazón de Cristo, es por la cerrazón de sus interlocutores, su palabra salvadora produce en ellos  que se sumerjan en las tinieblas de sus siniestros pensamientos que asesinan al enviado de Dios. Esa actitud del corazón de Cristo, revela su misión salvadora y toda su persona. Su tarea es anunciar la vida, comunicarla a quien cree, salva de la muerte, al que acepta su mensaje. La Iglesia  es hoy la que defiende la vida desde su concepción hasta su deceso natural, pues cree que la vida es don de Dios y propone el camino del Evangelio como encuentro con la salvación que Jesús nos trajo a todos los hombres.

Teresa de Jesús, vivió y propone el camino de la oración como la mejor arma para abrir, con la gracia del Espíritu Santo, el corazón endurecido por el pecado. Teresa lo vivió y lo propone como camino de entrega a Dios. “Pues para lo que he tanto contado esto es, como he ya dicho, para que se vea la misericordia de Dios y mi ingratitud; lo otro, para que se entienda el gran bien que hace Dios a un alma que la dispone para tener oración con voluntad, aunque no esté tan dispuesta como es menester, y cómo si en ella persevera, por pecados y tentaciones y caídas de mil manera que ponga el demonio, en fin tengo por cierto la saca el Señor a puerto de salvación, como -a lo que ahora parece- me ha sacado a mí. Plega a Su Majestad no me torne yo a perder.” (V 8,4).


JUEVES

Lecturas bíblicas

a.- 1Sam. 18, 6-9; 19,1-7: Mi padre Saúl te busca para matarte.

b.- Mc. 3,7-12: Tú eres el Hijo de Dios, gritaban los espíritus inmundos.

Este texto es una síntesis de toda la actividad de Jesús en Galilea, ahora junto al lago de Genesaret,  donde el evangelista quiere destacar la inmensa atracción que ejercía Jesús sobre las personas que lo seguían de todas partes, para escucharlo, sanarse de sus males, tocarlo y hasta los demonios lo reconocían “Tú eres el Hijo de Dios” (v. 11). Su palabra y la energía que nace de ÉL, centran su poder de atracción. La mención de Galilea y Jerusalén, además de otras ciudades,  más bien paganas, no quiere el evangelista resaltar el afán de milagros de las gentes, sino poner en el centro a Jesús y su actitud, su atracción y energía sanadora, motivo por el que lo buscan (cfr. Mc. 5, 27-31). Los poseídos, lo reconocen como el Hijo de Dios, los demonios salen de sus víctimas, pero Jesús les manda callar, no quiere darse a conocer por ellos. Jesús sana con el poder divino que posee  su palabra, su filiación divina no puede ser confirmada por los demonios, sino desde la luz de la fe pascual. Jesús atrae a los hombres, no por los prodigios que realiza sino por la salvación, y redención que ofrece en esos prodigios, por la comunión con Dios que germina en sus vidas. Marco, nos presenta a Jesús como la fuente oculta de salvación, el divino medico de la salud eterna de una sociedad enferma y necesidad de redención. Si el Cristo terreno atraía de esa forma, mucho más desde su cruz y resurrección, los quiere llevar a la vida divina a todos los hombres del mundo. Esta síntesis que hace el  evangelista quiere ser una imagen de la humanidad  reunida junto al resucitado. La Iglesia reúne en torno al altar de la Palabra y la Eucaristía al pueblo de Dios y desde ahí comunica la fuerza redentora y sanadora como enviado del Padre.  

Teresa de Jesús, experimentó al Señor que se presentó muchas veces en su vida con un propósito: mostrarle el camino de su sacratísima Humanidad para una oración más cristológica y eclesial. “Hase de notar también que en cada merced que el Señor me hacía de visión o revelación quedaba mi alma con alguna gran ganancia, y con algunas visiones quedaba con muy mucha. De ver a Cristo me quedó impresa su grandísima hermosura, y la tengo hoy día; porque para esto bastaba sola una vez ¡cuánto más tantas como el Señor me hace esta merced!” (V 37,4).


VIERNES

Lecturas bíblicas

a.- 1Sam.24, 3-21: David no toma represalias contra Saúl porque es el ungido del Señor.

b.- Mc. 3, 13-19: Llamó a los que quiso y los hizo sus compañeros.

Luego de estar en medio de la muchedumbre, Jesús junto al lago de Genesaret sube al monte, expresión con la que Marco, quiere significar la proximidad de Dios. El monte es lugar privilegiado de oración, al que se asciende desde lo humano para estar cerca de Dios (cfr. Mc. 6,46; 9,2; Lc. 6,12). En ese clima orante Jesús llama a los doce para que estuvieran con ÉL y luego enviarlos a evangelizar. Los hace subir a la comunión con Dios en el monte, más tarde a tres de ellos los hará subir más alto, donde se transfigura delante de ellos y escuchan la voz del Padre (cfr. Mc. 9, 2-7). Los doce representan, en el querer de Jesús, a las doce tribus de Israel, que en su tiempo estaba reducida a sólo dos y al que quiere llevar su mensaje de salvación (cfr. Mt. 10, 6; 15, 24; 19, 28). Es una acción simbólica que busca reunir y completar al verdadero pueblo de Israel, más para los lectores cristianos es el nuevo pueblo, la Iglesia, sobre los cuales se edifica este edificio santo. Cuando Marco menciona a los doce, los contempla frente a las multitudes como dirigentes, que forman una comunidad entorno a Jesús a la que instruye  continuamente (cfr. Mc. 9, 33-50). El motivo del llamado es la comunión con ÉL y participar de su misión. Lo central será la unión con Jesús, comunidad de vida, vocación y destino, entrar con Jesús en la comunión e intimidad con Dios. De esto se desprende que comunión, vocación y misión son un don de Dios al discípulo, por eso llamados por su enviado. Desde la libertad y del conocimiento que Jesús tiene de la voluntad de Dios, llama a estos hombres, porque se les ha confiado el misterio del reino de Dios (cfr. Mc. 4, 11), por una llamada gratuitamente hecha por el mismo Dios. Esta comunidad apostólica es fundada desde la gracia y libertad; su  centro es la comunión con Jesucristo de cada uno de sus miembros y de todos con Dios Padre. La ley básica que les da es el amor convertido en servicio al prójimo (cfr. Mc. 9, 33-35; 10, 35-45). Pero Jesús también los llamó para  enviarlos y hacerlos partícipe de su misión: predicar y expulsar demonios. El evangelista destaca la figura de Pedro no sólo poniéndolo al inicio de la lista sino que lo asocia a los hijos de Zebedeo: Santiago y Juan. Estos son los íntimos de Jesús y testigos de signos importantes (cfr. Mc. 5, 37; 9, 2; 14, 33), los llamados “boanerges”, hijos del trueno; de carácter impetuoso y dispuestos a morir por Cristo (cfr. Lc. 9, 54; Mc. 10, 38-40). Todo este proceso vocacional es modelo de toda vocación cristiana; necesitamos profundizar en las motivaciones de nuestro seguimiento de Cristo para crecer en el conocimiento de su persona, palabra, obra y misión. La vocación cristiana consiste en escuchar al Mesías, el enviado por el Padre, al mensajero del reino de Dios, al crucificado del Calvario, al Señor resucitado al tercer día y al dador de su Espíritu a su Iglesia.

S. Teresa de Jesús, nos enseña que el Señor llama muchas veces en la vida, lo importante es responderle en alguna de ellas pero con un compromiso radical de seguimiento, imitación y configuración. “Así éstos entienden los llamamientos que les hace el Señor, porque, como van entrando más cerca de donde está Su Majestad, es muy buen vecino y tanta su misericordia y bondad que, aun estándonos en nuestros pasatiempos y contentos y baraterías del mundo y aun cayendo y levantando en pecados  porque estas bestias son tan ponzoñosas y peligrosa su compañía y bulliciosas, que por maravilla dejarán de tropezar en ellas para caer  con todo esto, tiene en tanto este Señor nuestro que lo queramos y procuremos su compañía, que una vez u otra no nos deja de llamar para que nos acerquemos a él; y es esta voz tan dulce que se deshace la pobre alma en no hacer luego lo que le manda; y así, como digo, es más trabajo que no lo oír.” (2M 1,2).


SABADO

Lecturas bíblicas

a.- 2Sam.1,1-4.11-12.19.23-27: Muerte de Saúl y de Jonatán.

b.- Mc. 3, 20-21: Su familia decía que no estaba en sus cabales.

Este pasaje es propio de Marco, es uno de los textos oscuros y un aspecto difícil de comprender respecto de la misión de Jesús. No son muchas las veces en este evangelio en que Jesús da a conocer su identidad más profunda. Las gentes buscan milagros del joven rabino de Nazaret, sus propios discípulos están aprendiendo a conocerle. Son sus parientes más cercanos que vienen a por ÉL, porque, dicen, está fuera de sus cabales. Si bien la expresión viene a significar, que se salió de su conducta habitual, está exaltado, fuera de sí, está loco, no deja de ser humillante. Como todos los profetas, Jesucristo, vive la soledad, la incomprensión, la excentricidad. Juan, agrega que ni sus parientes creían en ÉL (cfr. Jn. 7, 5). Más tarde, los fariseos venidos de Jerusalén, dirán que Jesús está endemoniado. Muy unido a esto de los parientes, hay que recordar que el mismo Jesús estableció los parámetros del verdadero parentesco con ÉL nace del cumplimiento de la voluntad de Dios: esos van a ser su madre, hermanos y hermanas (cfr. Mc. 3, 31ss). Sus parientes de Nazaret tampoco creerán en sus palabras cuando los visite; no tenían fe (cfr. Mc. 6,1ss). El mensaje de Jesús, sus prédicas debieron causar un enorme revuelo entre la gente importante y sencilla porque sus propuestas eran toda una novedad, que rompía con todos los parámetros establecidos en lo religioso, social y político, como por ejemplo las bienaventuranzas, el tema de orar por los enemigos, el sentido de amor al prójimo, la pobreza, la puerta estrecha, etc. No extraña entonces que digan está fuera de sí. Si Cristo fue incomprendido en su tiempo, por las autoridades religiosas, por el poder político, por sus parientes y discípulos hasta que llegó la luz pascual, no es de extrañar la incomprensión que vive hoy en nuestra sociedad. Él es siempre bandera discutida y suscita las más variadas reacciones. De  una parte están los que lo rechazan abiertamente, en el otro extremo están los que lo siguen en forma incondicional, luego hay una masa cuyas motivaciones religiosas, no siempre cristianas, deben madurar, por ignorancia o una deficiente relación con Dios y la Iglesia. Hay un segmento que no podemos de olvidar de admiradores de Jesucristo y la Iglesia y los indiferentes. El verdadero discípulo como Jesús, deberá sufrir incomprensión y su fe se verá fortalecida por las pruebas, lo mismo su esperanza y caridad. Los santos, los auténticos cristianos que se tomaron en serio el Evangelio y a Jesucristo, fueron tratados de locos. Como verdaderos parientes de Jesús, locos de amor por ÉL, dentro de lo razonable abrazamos el evangelio, la radicalidad del seguimiento y la cruz con todo lo que encierra. Si nos guiamos por solo lo razonable, no llegaremos muy lejos como discípulos de Cristo Jesús, entendiendo por razonable, lo que hace todo el mundo, es muy pobre como concepto y como realidad, se queda en la mediocridad egoísta. Sólo el camino del amor nos transforma en locos, porque nos hace penetrar en el misterio de la persona amada: conocer a Jesucristo lo es todo, el amor y la fe las vías más a nuestro alcance para recorrer desde hoy.     

S. Teresa de Jesús, cuando habla del sueño de potencias, el tercer grado de oración, y otra forma de regar el huerto del alma, la Santa Madre Teresa exclama: “Es un glorioso desatino, una celestial locura, adonde se aprende la verdadera sabiduría” (V 16,1).

P. Julio González C.


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