Santoral |
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15 DE OCTUBRE
SANTA TERESA DE JESÚS
Virgen y Doctora de la IglesiaMadre nuestra |
Nace en Avila el 28 de marzo de 1515. Entra en el Monasterio de la Encarnación de Avila, el 2 de noviembre de 1535. Funda en Avila el primer monasterio de carmelitas descalzas con el título de San José el 24 de agosto de 1562. Inaugura el primer convento de frailes contemplativos en Duruelo el 28 de noviembre de 1568. Llegará a fundar 32 casas. Hija de la Iglesia , muere en Alba de Tormes el 4 de octubre de 1582. La primera edición de sus obras fue el 1588 en Salamanca, preparadas por Fr. Luis de león. El 24 de abril de 1614 fue beatificada por el Papa Pablo V, y el 12 de marzo de 1622 era canonizada en San Pedro por el Papa Gregorio XV. El 10 de septiembre de 1965, Pablo VI la proclama “Patrona de los Escritores Españoles”. Gracias a sus obras -entre las que destacan el Libro de la Vida , el Camino de Perfección, Las Moradas y las Fundaciones- ha ejercido en el pueblo de Dios un luminoso y fecundo magisterio, que Pablo VI iba a reconocer solemnemente, declarándola Doctora de la Iglesia Universal el 27 de septiembre de 1970. Teresa es maestra de oración en el pueblo de Dios y fundadora del Carmelo Teresiano.
¿Qué significa la oración para Santa Teresa?
"Procuraba, lo más que podía, traer a Jesucristo, nuestro bien y Señor, dentro de mí presente. Y ésta era mi manera de oración. Si pensaba en algún paso, le representaba en lo interior; aunque lo más gastaba en leer buenos libros, que era toda mi recreación; porque no me dio Dios talento de discurrir con el entendimiento ni de aprovecharme con la imaginación; que la tengo tan torpe, que, aun para pensar y representar en mí (como lo procuraba traer) la humanidad del Señor, nunca acababa. Y, aunque por esta vía de no poder obrar con el entendimiento llegan más presto a la contemplación si perseveran, es muy trabajoso y penoso. Porque, si falta la ocupación de la voluntad y el haber en qué se ocupe en cosa presente el amor, queda el alma como sin arrimo ni ejercicio, y da gran pena la soledad y sequedad, y grandísimo combate los pensamientos" (Vida 4,7).
"En la oración pasaba gran trabajo, porque no andaba el espíritu señor sino esclavo; y así no me podía encerrar dentro de mí (que era todo el modo de proceder que llevaba en la oración), sin encerrar conmigo mil vanidades. Pasé así muchos años; que ahora me espanto qué sujeto bastó a sufrir que no dejase lo uno o lo otro. Bien sé que dejar la oración ya no era en mi mano, porque me tenía con las suyas el que me quería para hacerme mayores mercedes" (Vida 7, 17).
"Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. Paréceme a mí que, si yo tuviera con quién tratar todo esto, que me ayudara a no tornar a caer, siquiera por vergüenza, ya que no la tenía de Dios. Por eso, aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse unos a otros con su oración. ¡Cuánto más, que hay muchas más ganancias! Yo no sé por qué (pues de conversaciones y voluntades humanas, aunque no sean muy buenas, se procuran amigos con quien descansar y para más gozar de contar aquellos placeres vanos) no se ha de permitir que quien comenzare de veras a amar a Dios y a servirle, deje de tratar con algunas personas sus placeres y trabajos; que de todo tienen los que tienen oración" (Vida 7, 20).
“Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mí..., se me ofreció lo que ahora diré... que es: considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal adonde hay muchos aposentos así como en el cielo hay muchas moradas... Pues ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita?... no hay para qué nos cansar en querer comprender la hermosura de este castillo...
¿No es pequeña lástima y confusión que por nuestra culpa no (nos) entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos? ¿No sería qran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra?.... (1 Moradas 1,1-2)
"Va mucho de estar a estar: que hay muchas almas que se están en la ronda del castillo que es adonde están los que le guardan y que no se les da nada de entrar dentro, ni saben qué hay en aquel tan precioso lugar, ni quién está dentro, ni aun qué piezas tiene. Ya habéis oído en algunos libros de oración aconsejar a el alma que entre dentro de sí; pues esto mismo es...
"Decíame poco ha, un gran letrado que son las almas que no tienen oración como un cuerpo con perlesía (parálisis) o tullido que, aunque tiene pies y manos, no los puede mandar, que así son: que hay almas tan enfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores que no hay remedio ni parece que pueden entrar dentro de sí, porque ya la costumbre la tiene tal de haber siempre tratado con las sabandijas y bestias que están en el cerco del castillo que ya casi está hecha como ellas....
Porque, a cuanto yo puedo entender, la puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración, no digo más mental que vocal; que, como sea oración, ha de ser con consideración; porque la que no advierte con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quién, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios" (1M 1, 5-6).
"Pues no hablemos con estas almas tullidas -que si no viene el mismo Señor a mandarlas se levanten... tienen harta mala ventura y gran peligro- sino con otras almas que, en fin entran en el castillo; porque, aunque están metidas en el mundo, tienen buenos deseos y alguna vez, aunque de tarde en tarde, se encomiendan a nuestro Señor y consideran quién son, aunque no muy despacio; alguna vez en un mes rezan llenos de mil negocios, el pensamiento casi lo ordinario en esto, porque están tan asidos a ellos que como adonde está su tesoro se va allá el corazón, ponen por sí algunas veces desocuparse y es gran cosa el propio conocimiento y ver que no van bien para atinar a la puerta." 1M 1,8).
Algunas virtudes Teresianas: Camino Valladolid 7:
7.“Procurar también holgaros con las hermanas cuando tienen recreación con necesidad de ella y el rato que es de costumbre, aunque no sea a vuestro gusto, que yendo con consideración todo es amor perfecto. Así que es muy bien las unas se apiaden de las necesidades de las otras. Miren no sea con falta de discreción en cosas que sea contra la obediencia. Aunque le parezca áspero dentro en sí lo que mandare la prelada, no lo muestre ni dé a entender a nadie, si no fuere a la misma priora con humildad, que haréis mucho daño. Y sabed entender cuáles son las cosas que se han de sentir y apiadar de las hermanas, y siempre sientan mucho cualquiera falta, si es notoria, que veáis en la hermana. Y aquí se muestra y ejercita bien el amor en sabérsela sufrir y no se espantar de ella, que así harán las otras las que vos tuviereis, que aun de las que no entendéis deben ser muchas más; y encomendarla mucho a Dios, y procurar hacer vos con gran perfección la virtud contraria de la falta que le parece en la otra. Esforzarse a esto, para que enseñe a aquélla por obra lo que por palabra por ventura no lo entenderá, ni le aprovechará, ni castigo. Y esto de hacer una lo que ve resplandecer de virtud en otra, pégase mucho. Este es buen aviso; no se os olvide.
8. ¡Oh, qué bueno y verdadero amor será el de la hermana que puede aprovechar a todas, dejado su provecho por los de las otras, ir muy adelante en todas las virtudes y guardar con gran perfección su Regla! Mejor amistad será ésta que todas las ternuras que se pueden...
9. Es también muy buena muestra de amor en procurar quitarlas de trabajo y tomarle ella para sí en los oficios de casa, y también de holgarse y alabar mucho al Señor del acrecentamiento que viere en sus virtudes. Todas estas cosas, dejado el gran bien que traen consigo, ayudan mucho a la paz y conformidad de unas con otras, como ahora lo vemos por experiencia, por la bondad de Dios. Plega a Su Majestad lo lleve siempre adelante, porque sería cosa terrible ser al contrario, y muy recio de sufrir, pocas y mal avenidas; no lo permita Dios.
10. Si por dicha alguna palabrilla de presto se atravesare, remédiese luego y hagan gran oración. Y en cualquiera de estas cosas que dure, o bandillos, o deseo de ser más, o puntito de honra... cuando esto hubiese, dense por perdidas. Piensen y crean han echado a su Esposo de casa y que le necesitan a ir a buscar otra posada, pues le echan de su casa propia. Clamen a Su Majestad. Procuren remedio. Porque, si no le pone confesar y comulgar tan a menudo, teman si hay algún Judas”.
Oremos
Señor Dios nuestro, que por medio de tu Espíritu Santo has suscitado a Santa Teresa de Jesús, nuestra madre, para enseñar a tu Iglesia el camino de la perfección; concédenos alimentarnos siempre con su celestial doctrina para que crezca en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
