CENTRO DE ESPIRITUALIDAD CARMELITANO-BIBLICO “LA FONTE” (o.c.d.) |
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PRIMER GRADO DE ORACIÓN,
SACAR AGUA DE UN POZO |
PRIMER GRADO DE
ORACIÓN SACAR AGUA DE UN
POZO Libro Vida, Capítulo
12 (El lenguaje esta
actualizado al castellano del siglo XX) Lo que, con el favor
de Dios, podemos hacer con nuestras propias fuerzas. Es perjudicial querer
subir el espíritu a oración sobrenatural antes de que el Señor lo obre en el
alma. 1. Lo que he pretendido en el capítulo anterior, aunque me
he divertido en otras cosas que creo muy necesarias, es decir lo que podemos
adquirir nosotros y cómo podemos ayudarnos algo para conseguir esta primera
devoción; porque pensar y reflexionar lo que el Señor pasó por nosotros nos
mueve a compasión, y es sabrosa esta pena y las lágrimas que de aquí
proceden. Y pensando en la gloria que esperamos y en el amor que el
Señor nos tuvo y en su resurrección se va llenando el alma de gozo, que ni es
consuelo del todo espiritual ni del todo sensible, sino gozo virtuoso y dolor
muy meritorio. Así son todas las cosas que producen devoción adquirida en
parte por la inteligencia, aunque no puede ser adquirida ni merecida si no la
da Dios. Es muy necesario que el alma no intente subir a contemplación si
Dios no la ha elevado, y téngase esto muy en cuenta, porque lo contrario no
le aprovechará, sino que le perjudicará. 2. En este estado puede ejercitar muchos actos para
determinarse a trabajar mucho por Dios y despertar el amor. Y para ayudar a
que crezcan las virtudes, según dice el libro Arte de servir a Dios (1), que
es muy bueno y apropiado para los que están en este estado en que actúa el
entendimiento. Puede la persona representarse delante de Cristo y
acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada Humanidad y traerle siempre
consigo y hablar con El, pedirle por sus necesidades y quejársele de sus
trabajos, alegrarse con El en sus alegrías y no olvidarle por ellas, sin
buscar fórmulas de oraciones, sino diciéndole palabras brotadas del corazón
conforme a sus deseos y necesidades. Es ésta excelente manera de aprovechar muy rápidamente; y
a quien trabaje por traer esta preciosa compañía y se aproveche mucho de ella
y de veras se encienda en amor de este Señor a quien tanto debemos, yo le doy
por aprovechado. Para esto no ha de importarnos no sentir devoción, como he
dicho, sino agradecer al Señor que nos deje andar deseosos de agradarle,
aunque sean débiles las obras. Este modo de traer a Cristo con nosotros (2) es provechoso
en todos los grados de oración y es un medio segurísimo de ir aprovechando en
primer grado y llegar muy pronto al segundo, y para librarnos de los peligros
que el demonio nos puede poner en los últimos grados. 4. Pues esto es lo que nosotros podemos. Quien quiera
pasar de aquí y levantar el espíritu para sentir gustos que no le dan, pierde
lo uno y lo otro, a mi parecer, porque lo que pretende es oración
sobrenatural; y si la inteligencia queda inactiva, se queda el alma desierta
y con mucha sequedad. Y como todo este edificio va fundamentado en humildad,
cuanto más nos vamos acercando a Dios, mayor ha de ser esta virtud, y si no,
todo se viene abajo. Parece que hay una especie de soberbia en querer
nosotros subir más alto, pues demasiado hace Dios permitiendo que nos
acerquemos a El, siendo lo que somos. No digo esto por los que intentan elevarse pensando cosas
altas del cielo o de Dios y de las grandezas que allá hay y de su gran
sabiduría; porque, aunque yo nunca lo hice (pues no tenía habilidad y me veía
tan ruin, que no me atrevía ni siquiera a pensar cosas de la tierra, pues me
hacía Dios merced de entender esta verdad, cuánto menos me atrevería a pensar
en las del cielo), otras personas se aprovecharán, sobre todo si tienen
estudios, que es un gran tesoro, a mi parecer, si son humildes. Esto lo he
comprobado en algunos intelectuales que hace poco que comenzaron el camino de
la oración3 y han aprovechado muy mucho; y esto me hace tener grandes ansias
de que muchos sean espirituales, como más adelante diré. 5. Pues lo que digo de que “no suban si Dios no los sube”,
es lenguaje espiritual; quien tenga alguna experiencia me entenderá, que yo
no lo sé decir de otra manera. En la mística teología de que hablé4 deja de obrar el
entendimiento, porque lo suspende Dios, como después explicaré más si sé y El
me ayuda. Presumir ni pensar suspenderlo nosotros es lo que digo que no se
haga. ni se deje de discurrir porque si no nos
quedaremos bobos y fríos, y ni haremos lo uno ni lo
otro; que cuando el Señor suspende el entendimiento y lo para, le da materia
para asombrarse y ocuparse de modo que. Sin discurrir, entienda más en un
“credo” que nosotros podemos entender con todo nuestro esfuerzo humano en
muchos años. Hacer el vacío en las potencias del alma pensar por ignorancia
hacerlas estar quietas. es desatino5. Y vuelvo a
decir que aunque se omita la meditación por ignorancia, es de muy poca
humildad, y sin ser culpable, queda el alma con un disgustillo; como quien va
a saltar y le cogen por detrás que, después de movilizar toda su fuerza, no
ha conseguido lo que quería; y en la poca ganancia que queda verá la falta de
humildad. Porque esto tiene de excelente esta virtud, que no hay obra a quien
ella acompañe que deje el alma disgustada. Creo que lo he dado a entender y, por ventura, será sólo
para mí. Abra el Señor los ojos de los que lo lean con la experiencia, que,
por poca que sea, lo entenderán enseguida. 6. Hartos años estuve yo leyendo mucho sobre esta materia
sin entender nada; y durante mucho tiempo, aunque me daba Dios contemplación,
no sabía decir ni una palabra para hacerme entender, que no es poco lo que
esto me ha hecho sufrir. Pero cuando Su Majestad quiere, en un momento lo enseña
todo, de manera que yo me espanto. Una cosa puedo decir en verdad; que, aunque hablaba con
muchas personas espirituales que querían explicarme lo que el Señor me daba,
para que yo lo supiera decir, era tanta mi torpeza, que no me aprovechaba
nada; quería el Señor ser mi maestro, como siempre lo fue Su Majestad (sea
por siempre bendito ,que harta confusión es para mí poder decir esto con
verdad), para que no tuviese que agradecer nada a nadie ; y sin querer y sin
pedirlo (que en esto no he sido nada curiosa —porque hubiera sido virtud
serlo sino en otras vanidades) me lo daba Dios a entender con toda claridad
incluso para saberlo decir, de manera que se espantaban, y yo más que mis
confesores, por que conocía mejor mi torpeza. Esta inteligencia hace poco que se me ha dado 6, y así lo
que el Señor no me ha enseñado, no lo indago, de no ser que toque a mi
conciencia. 7. Repito que es muy importante “no subir el espíritu si
el Señor no lo sube”; qué cosa es este subir se entiende pronto. Sobre todo
es más peligroso en las mujeres, porque podrá el demonio causar alguna
ilusión; aunque tengo por cierto que no consiente el Señor que el demonio
dañe a quien con humildad intenta acercarse a El, y más bien sacará más
provecho y ganancia por donde el demonio le quería hacer perder. Me he alargado tanto porque esta etapa del camino de los
principiantes es la más común y porque los avisos que he dado son más
importantes. Yo confieso que en otros libros lo habrán escrito mejor
que con harta confusión y vergüenza he escrito yo esto, aunque no con tanta
como había de tener. Sea el Señor bendito por todo, que a una como yo quiere y
consiente que hable de cosas suyas, tales y tan elevadas. COMENTARIOS Autor: Jesús Marti Ballester Obra de Alonso de Madrid, muy divulgado en aquella época.
Editado por la BAC-Místicos franciscanos, Sección
IV, Ascética y Mística, 1. 2 Comienza ya aquí a esbozar el tema más original de su
doctrina sobre la oración en la presencia de Cristo que, aunque está muy
difundida en el discurso de su obra, más ampliamente la trata en el e. 22 Vida, e. 12 de este libro. Entre ellos el P. Diego García de Toledo, dominico,
conseguido por la oración de la Santa: “Señor, .. mirad que es bueno este sujeto para ser amigo nuestro”
(Vida 34,8), a quien debemos que ella escribiera la Vida. También el P. Pedro
Ibáñez, de la misma Orden, confesor de la Santa, quien aseguró la conciencia
de la Madre para comenzar la Reforma. 4. Se refiere a la oración infusa. 5. Dejar la mente en blanco es dificilisimo,
imposible. El intelecto es un molino siempre en marcha. Dios, por tanto,
quiere que actúe mientras El no lo ocupe. Aristóteles en El sueño y la vigilia yen otros muchos
pasajes habla del movimiento incesante de la mente (ARISTÓTELES, 445, b,
2-4). Los maestros orientales dicen que “una espina saca otra
espina”. Utilizar un pensamiento, una imagen a la que se mira con cariño, una
jaculatoria, un mantra, el hacer “japan”. Todo, menos dejar en vacío las potencias. No se
consigue y se pierde el tiempo, pues queriendo no pensar en nada, se piensa
en todo. 6 Con san Pedro de Alcántara no se supo explicar como
ahora (Vida 30,4). |
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant |