La Santa Madre Teresa
de Jesús, nació en Ávila, el 28 de marzo de 1515 y falleció el 4 de octubre
de 1582 en Alba de Tormes, España. El próximo año se cumplen 500 años de su
nacimiento, y el mundo teresiano se prepara
para celebrar el V Centenario de su nacimiento. Fue proclamada
Doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970 por el papa Pablo VI.
Teresa, mujer
enamorada de Cristo, a través de sus escritos, nos invita a meditar a un
encuentro personal con la pasión y muerte de Cristo. A propósito de la
cuaresma y la proximidad de Semana Santa, a continuación, le presento
algunos comentarios y reflexiones que ella hace de la vida, pasión y muerte
de Cristo. Los textos están tomados de la fuente original de los libros
escritos por ella, no obstante, para una mejor comprensión, en especial los
hispanos parlantes de Latinoamérica, se han actualizado los términos, sin
cambiar lo esencial y lo que la Santa Madre Teresa de Jesús, nos quiere
comunicar. Los textos evangélicos que están insertados, son de la Biblia de
Jerusalén y nos ayudan a comprender mejor a Teresa.
1.
Del Libro Vida
Teresa, nos habla
que se hallaba muy bien en la oración del Huerto (Libro Vida 9, 4).
“Pasó Jesús con
sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el
que entraron él y sus discípulos”. (Juan 18,1) Y dice a los
discípulos: “Sentaos aquí, mientras voy allá a orar”. (Mateo, 26,36)
Es así como ella
escribe: “Porque pensar y reflexionar en lo que el Señor pasó por nosotros
nos mueve a compasión y es sabrosa esta pena y las lágrimas que de aquí
proceden” (Libro Vida 12, 1).
“Me sucedió que,
estando un día en el oratorio, vi una imagen que se había buscado para una
fiesta que se hacía en casa, y la habían traído para guardarla allí. Era
de (Cristo) muy llagado, y tan
devota, que cuando la miré, toda me turbé de verle tal, porque representaba
muy bien lo que sufrió por nosotros”
(Libro Vida 9, 1).
“Pues volviendo a
lo que decía de pensar en la Columna, (Imagen de Cristo muy llagado)
es bueno discurrir un rato y pensar en las penas que allí tuvo y en el amor
con que las pasó. Más que no se canse en andar a buscar esto, sino que esté
allí con El, callado el entendimiento” (el
intelecto) (Libro Vida 13, 22).
“Y veo yo claro y
he visto después, que para agradar a Dios y para que nos conceda grandes
obsequios, quiere que sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien
dijo Su Majestad (Dios) que se deleita (Y una voz que salía de los cielos
decía: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”. Mateo 3, 17) (Libro
Vida 22, 6).
“Cuando en medio
de nuestras ocupaciones y en las persecuciones y sufrimientos y sequedades
no se puede tener tanto sosiego, es muy buen amigo (Cristo), porque le
miramos hombre, y le vemos con flaquezas y padecimientos, y nos hace compañía.
Si uno se
acostumbra, con mucha facilidad se lo encuentra al lado; aunque llegarán
momentos o temporadas, en que el alma ni gozará de contemplación ni podrá
ponerse junto a EL. En estos casos vale lo que he dicho: no buscar
consuelos espirituales, sino abrazarse con la cruz, venga lo que viniere.
Es una gran cosa. Desierto quedó el Señor de todos los consuelos; en los
sufrimientos le dejaron solo” (Dice el Evangelio que el Señor comenzó a
sentir tristeza y angustia. Entonces les dice sus amigos: Mi alma está
triste hasta el punto de morir; quédense aquí y velen conmigo y luego viene
entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos. Mateo 26, 37.40)
(Libro Vida 22, 10).
“Me dijo que cada
día hiciese la oración sobre un misterio de la Pasión, y que le sacase
jugo, y que sólo meditara en la Humanidad de Cristo” (Libro Vida 23,
17).
“Que siempre
comenzase la oración meditando un misterio de la Pasión” (Libro Vida 24,
3).
“Casi siempre se
me representaba el Señor Resucitado, incluso cuando se me aparecía en la
Hostia, menos algunas veces, cuando estaba en tribulación, que me mostraba
las llagas para fortalecerme; algunas veces, pocas, en la cruz y en el
huerto y la corona de espinas; y algunas veces en momentos de necesidades
mías y de otras personas, también llevando la cruz, mas siempre con la
carne glorificada” (Libro Vida 29, 4).
“Cuando iba a la
oración y miraba a en la cruz, tan pobre y desnudo, no podía soportar
ser rica y le rogaba con lágrimas que me hiciera pobre como Él” (Libro Vida
53, 3).
“Se me apareció
como otras veces y me comenzó a enseñar la llaga de la mano izquierda,
mientras con la otra sacaba un clavo grande que en ella tenía metido. Al
sacar el clavo, sacaba también la carne. Se notaba que le producía un gran
dolor, que me lastimaba mucho; y me dijo que no dudara de que quien había
sufrido aquello por mí, mejor haría lo que le pidiera” (Libro Vida 39, 1).
2.
Del Libro camino de perfeccion
“¡Oh, Señor mío,
cuántas veces te hacemos pelear a brazo partido con el demonio! ¿No bastaba
que te dejes llevar en sus brazos cuando te llevó al pináculo para
enseñarnos a vencerle? (El Diablo llevo a Jesús a una altura le mostró en
un instante todos los reinos de la tierra, Cfr. Lucas 4,5); Mas, ¡qué
sería, hijas,(sus monjas) ver aquel Sol al lado de las tinieblas, y qué
miedo tendría aquel desventurado, sin saber por qué!, pues no permitió Dios
que conociese el misterio, y cómo merecía por tal atrevimiento que creara
Dios un infierno nuevo para él. Bendita sea tanta piedad y misericordia.
Qué vergüenza
habíamos de tener los cristianos de hacer luchar a Jesús cada día, como he
dicho, a brazo partido con tan sucia bestia. Fué muy necesario, Señor, que
tuvieses los brazos tan fuertes, mas ¿cómo no se quedaron (los brazos)
desfallecidos de tantos tormentos como sufriste en la cruz?” (Camino de
Perfección 16, 7).
“Si estáis con
sufrimientos o triste, miradle camino del huerto; (Comenzó, Cristo a sentir
tristeza y angustia. Entonces les dice: Mi alma está triste hasta el punto
de morir Mateo 26, 37-38) ¡qué aflicción tan grande llevaba en su alma!;
pues siendo la misma paciencia, la manifiesta y se queja de ella.
Mírenle cargado con la cruz, que ni siquiera
respirar le dejaban. Y les mirará El con unos ojos tan hermosos y piadosos,
llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores para consolar los nuestros,
solamente porque vamos a consolaros con Él y porque volvemos la cabeza para
mirarle” (Camino de Perfección 26, 5).
“Pues, si cuando
iba por el mundo sólo con tocar sus vestidos curaba a los enfermos, (Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré, Marcos 5, 28) ¿por qué
hemos de dudar que hará milagros estando tan dentro de nosotros?” (Camino
de Perfección 34, 8).
“Me parece que
tiene razón el buen Jesús al pedir esto para Sí, porque ya sabemos cuán
cansado estaba de esta vida, cuando dijo en la última Cena a sus Apóstoles:
"¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua!" que era la
última de su vida. ("Con ansia he deseado comer esta Pascua con
ustedes antes de padecer; porque les digo que ya no la comeré más hasta que
halle su cumplimiento en el Reino de Dios”, Lc 22, 15). De lo cual se
deduce cuán cansado debía de estar ya de vivir, y hoy no se cansan los que
tienen cien años, porque siempre tienen deseo de vivir más. En verdad, no
pasamos la vida tan mal ni con tantos trabajos, como Su Majestad (El
Señor) la pasó, ni tan pobremente.
¿Qué fue su vida más que una continua muerte, teniendo siempre delante de
los ojos la que le habían de dar tan cruel?” (Camino de Perfección 42, 1).
3.
Del Libro meditacion de los cantares
“Pensando en la sagrada Pasión, pensamos
muchas más cosas de fatigas y tormentos que allí debía de padecer el Señor,
de las que los evangelistas escriben.” (Meditación de los Cantares 1, 8).
“Me parece a mí que habla con tercera persona.
Y es la misma, que da a entender que en hay dos naturalezas, una
divina y otra humana.” (Meditación de los Cantares 1, 10).
“Acuérdense de cómo dejó el mundo a
nuestro Señor, y qué ensalzado lo había tenido el día de Ramos” (Los que
iban delante y los que le seguían, gritaban; ¡Hosanna! ¡Bendito el que
viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre
David! ¡Hosanna en las alturas!, Marcos 11,9) (Meditación de los Cantares
2, 13).
“Mirad que dice el buen Jesús en la oración
del Huerto: "La carne es flaca", (Velen y oren, para que no
caigan en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil”,
Mateo 26, 41) y acordaos de aquel tan admirable y lastimoso sudor. (Su
sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra, Lucas
22,44). Pues si aquella carne divina y sin pecado, dice Su Majestad (El
Señor) que es flaca, ¿cómo queremos que sea la nuestra tan fuerte, que no
sienta la persecución que le puede venir y los trabajos? Nuestro buen Jesús
muestra la flaqueza de su Humanidad antes de los sufrimientos y en el seno
de ellos tuvo gran fortaleza, que no sólo no se quejaba, sino que no hizo
ni un gesto en el semblante que demostrara que padecía con flaqueza. Cuando
iba al Huerto, dijo: "Triste está mi alma hasta la muerte"; (Mi
alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí y velen conmigo,
Mateo 26,38) y estando en la cruz, que era ya estar pasando la muerte, no
se quejaba. Cuando en la oración del Huerto, fue a despertar a los Apóstoles.
(Viene entonces donde los discípulos y les dice: Ahora ya podéis dormir y
descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de pecadores, Mateo 26,46). Pues con más razón se
hubiera quejado a su Madre, cuando estaba al pie de la cruz, y no dormía, y
padecía en su alma y estaba muriendo dura muerte. Pues siempre nos consuela
más quejarnos a los que sabemos que sienten nuestros trabajos y nos aman”
(Meditación de los Cantares 3, 8-9).
“Y que vea y goce el fruto que sacó Jesús
nuestro Señor de su Pasión, regando este árbol con su sangre con tan
admirable amor” (Meditación de los Cantares 5, 7).
4.
Del Libro castillo interior o las moradas
“Pues si nunca le
miramos ni consideramos lo que le debemos y la muerte que pasó por nosotros,
no sé cómo le podemos conocer ni hacer obras en su servicio. Porque la fe
sin obras (Así también la fe, si no tiene obras, está realmente
muerta, Santiago 2,17) y sin estar
entroncadas en los méritos de Jesús, bien nuestro, ¿qué valor puede tener ni
quién nos despertará a amar a este Señor?” (II Moradas 1, 12).
“El tormento que sufre y ha sufrido
cierta alma que conozco, de ver ofender a nuestro Señor, tan insufrible que
mucho más quisiera morir que sufrirlo, y pensando que si un alma con tan
poquísima caridad comparada con la de -que se puede decir ninguna en
su comparación-, sentía este tormento tan insoportable, ¿cuál sería el
sentimiento de nuestro Señor Jesús y qué vida debía de pasar, pues tenía
todas las cosas presentes y estaba siempre viendo las grandes ofensas que
se hacían a su Padre?
Sin duda yo creo
que fueron unos dolores mucho mayores que los de su sacratísima Pasión;
porque entonces ya veía el fin de estos dolores y con eso, y con el
contento de ver nuestro remedio con su muerte y de demostrar el amor que
tenía a su Padre padeciendo tanto por El, se le atenuarían los dolores.
Igual que les ocurre en esta vida a los que con las fuerzas del amor hacen
grandes penitencias que casi no las sienten y aún quisieran hacer más y más
y todo les parece poco.” (V Moradas 2,14).
“Mirad lo que le costó a nuestro Esposo
el amor que nos tuvo que, por librarnos de la muerte, la murió tan penosa
como muerte de cruz” (“Porque tanto amó
Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no
perezca, sino que tenga vida eterna”, Juan 3, 16) (V Moradas 3, 12).
“Le dijo el mismo Crucificado
consolándola, que Él le daba todos los dolores y trabajos que había sufrido
en su Pasión, (“Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir
mucho”, Marcos 8, 31) que los considerase propios para ofrecerlos al Padre”
(VI Moradas 5, 6).
“Comenzamos en la
oración del Huerto, y no para el entendimiento hasta que está puesto en la
cruz; o tomamos un misterio de la Pasión, por ejemplo el prendimiento,
(“Aquel a quien yo dé un beso, ése es; préndanlo”, Mateo 26, 48) y vamos
considerando en este misterio por menudo, las cosas que hay que pensar en
él y que sentir; así en la traición de Judas con la huida de los Apóstoles
(“Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron”, Mateo 26,56) y
todo lo demás. Y es admirable y meritoria oración.” (VI Moradas 7, 10).
“Ni es posible que el alma que tanto ha
recibido de Dios, olvide las muestras de amor tan preciosas, porque son
vivas centellas para encenderla más en el que tiene a nuestro Señor, sino
que no se entiende, porque entiende el alma estos misterios más plenamente,
y es que se los representa el entendimiento y se graban en la memoria, de
manera que sólo de ver al Señor caído con aquel espantoso sudor en el
Huerto, (“Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en
tierra”, Lucas 22, 44) le basta no sólo para una hora, sino para muchos
días, mirando con una sencilla mirada quién es y cuán ingratos hemos sido a
tan gran pena; luego acude la voluntad, aunque no sienta ternura, a desear
servir en algo tan gran merced y a desear padecer algo por quien tanto
padeció, y a otros afectos semejantes, en los que ocupa la memoria y el
entendimiento:” (VI Moradas 7, 11).
“Pues créanme y no se ensimismen (abstraerse)
tanto, como ya he dicho en otra parte, que es larga la vida y hay en ella
muchos trabajos y tenemos necesidad de mirar a nuestro modelo cómo lo
pasó, y aun a sus apóstoles y santos, para llevarlo con perfección.” (VI
Moradas 7, 13).
“Cuando nuestro Señor quiere regalar más
a esta alma le manifiesta claramente su sacratísima Humanidad de la manera
que quiere, o como cuando vivió en el mundo, o después de Resucitado; y
aunque es con tanta rapidez que lo podríamos comparar a la de un relámpago,
queda tan esculpida en la imaginación esta imagen gloriosísima, que tengo
por imposible olvidarla hasta que la vea donde sin fin la pueda gozar.” (VI
Moradas 9, 3).
“Poned los ojos en el Crucificado, y se
les hará todo poco. Si Su Majestad (el Señor) nos mostró el amor con tan
espantables obras y tormentos, ¿cómo quieren contentarle con sólo
palabras?” (VII Moradas 4, 9).
“Que aunque no fuera más que ver a su
Maestro tan aborrecido, era intolerable sufrimiento. Pues los muchos que
después sufrió en la muerte del Señor, tengo para mí que, el no haber
recibido martirio, fue por haberlo sufrido viendo morir al Señor.” (VII
Moradas 4, 15).
5.
Libro Cuentas de Conciencia
“Mucho me sirve, mas gran cosa es
seguirme desnudo de todo como yo me puse en la cruz.” (Cuentas de
Conciencia 56ª).
“El día de Ramos, acabando de comulgar,
quedé con gran suspensión, de manera que aún no podía pasar la Forma
(Hostia) y, teniéndola en la boca, verdaderamente me pareció cuando volví
un poco en mí, que toda la boca se me había llenado de sangre; y me parecía
que también el rostro y toda yo estaba cubierta de ella, como si
entonces acabara de derramarla el Señor. Me parece que estaba caliente, y
era excesiva la suavidad que entonces sentía, y me dijo el Señor:
"Hija, yo quiero que mi sangre te aproveche, y no tengas miedo de que
te falte mi misericordia; Yo la derramé con muchos dolores, y tú la gozas
con gran deleite, como ves; bien te pago el convite que me hacías este
día" (Cuentas de Conciencia 12ª, 1).
“Estate allí, acallado el entendimiento,
mira que te mira, acompáñale y habla y pide y regálate con Él”. (Vida
13,22)
Bendiciones
Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
Más
sobre Teresa de Jesus en:
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