Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
POESÍAS DE SANTA TERESA DE LISIEUX
2 de febrero de 1893
POESÍAS,
(segunda parte)
PLEGARIA DE LA HIJA DE UN SANTO
1 Recuerda que en la tierra,
en otro tiempo,
en querernos cifrabas tu delicia.
Dígnate ahora oír nuestra plegaria,
protégenos, y sigue bendiciéndonos.
Hoy vuelves a encontrar allá arriba, en el cielo,
a nuestra amada madre (1),
que hace tiempo llegó a la patria santa.
Allí reináis los dos (2).
Velad por vuestras hijas.
2 Acuérdate de tu María ardiente (3),
de tu fiel corazón la más querida.
Recuerda que su amor
llenó toda tu vida de encanto, gozo y gracia.
Por Dio s tú renunciaste a su dulce presencia,
y bendijiste la divina mano
que el sufrimiento en pago te ofrecía.
De tu Diamante (4) bello,
cuyos reflejos cada vez más brillan,
¡acuérdate!
3 Acuérdate de tu maravillosa Perla
fina (5),
a quien tú conociste
tierno, débil y tímido cordero.
Mírale ahora fuerte, divinamente fuerte,
y conduciendo del Carmelo santo
al pequeño rebaño (6).
Hoy es ella la madre de tus hijas,
ven y conduce a la que tanto quieres...
Y, sin dejar el cielo,
de tu amado Carmelo
¡acuérdate!
4 Acuérdate de la oración ferviente
que un día formulaste por tu tercera hija (7).
¡Dios la escuchó!
Ella es, igual que sus hermanas,
un lirio que brilla sin igual.
Ya la Visitación la esconde y cela
a los ojos del mundo y su malicia.
Ama al Señor, y ya su paz la inunda,
su dulce paz y su quietud divina.
De sus ardientes
suspiros y deseos
¡acuérdate!
5 Acuérdate de tu leal Celina,
de la que fue tu ángel, como un ángel del cielo (8)
cuando en tu rostro de elegido insigne
se posó la mirada de la faz divina <9 y 10>.
Tú reinas ya en el cielo...,
su tarea a tu lado está cumplida,
y ahora (11) a Jesús consagra ella gozosa
su servicio, su amor, toda su vida.
Protege a tu hija,
que con frecuencia dice:
¡acuérdate!
6 Acuérdate también de tu Reinecita,
de la que fue "la Huérfana de la Bérézina" (12).
Recuerda que tu mano
en su camino incierto le fue guía.
Recuerda que en las horas de su infancia
para Dios conservaba su alma limpia.
De sus bucles de oro
que encantaban tus ojos,
¡acuérdate!
7 Recuerda que en la paz del mirador
(13)
gustabas de sentarla en tus rodillas,
y en ellas, murmurando una plegaria,
con tus dulces canciones la mecías.
En tu rostro un reflejo del cielo ella veía
cuando, al mirar tus ojos
en el lejano espacio se perdían...
y de la eternidad
cantabas la belleza.
¡Acuérdate!
8 Recuerda aquel domingo luminoso:
unida a ti tu Reina,
en apretado y paternal abrazo,
le diste aquella florecilla blanca,
y con ella, el permiso de volar al Carmelo.
Recuerda, ¡oh padre!, que en sus grandes pruebas,
del más sincero amor pruebas le diste.
En Bayeux, luego en Roma,
le mostraste los cielos.
¡Acuérdate!
9 Recuerda que la mano del Santo
Padre, en Roma,
sobre tu noble frente se posó;
mas no pudiste comprender entonces
el oscuro misterio doloroso
que aquel sello divino en ti imprimía...
Ahora tus hijas te alzan su plegaria,
y bendices tu cruz y tu dolor amargo.
En tu frente gloriosa
nueve rayos de cielo se iluminan,
¡nueve lirios (14) en flor!
NOTAS P 6 - PLEGARIA DE LA HIJA DE
UN SANTO
Fecha: agosto de 1894. - Compuesta para: ella
misma, en recuerdo de su padre (fallecido el 29 de julio). - Publicación: HA 98
(veinticinco versos corregidos). - Melodía: Rappelle-toi.
Primera poesía de Teresa para su uso personal y
exclusivo. Durante las semanas que siguen a la muerte de su padre, hay un largo
fluir de recuerdos, en medio de una gran paz (cf Cta
170). Teresa se encuentra con él en la oración y va hojeando con él el álbum
familiar.
"Recuerda", "Acuérdate" es un
término importante en su vocabulario, expresión de un temperamento apto para
grabarlo todo de manera indeleble.
En esta poesía histórico-biográfica, pequeño exvoto
en el santuario familiar, Teresa dedica una estrofa a los papás Martin, otra a cada una de las cuatro hijas, otra a sí
misma, y termina con la pasión y la glorificación del señor Martin.
No se trata de una simple evocación. el recuerdo se
desdobla ya en una interpretación, como volverá a hacerlo pronto en su primer
Manuscrito.
La desafortunada falta de sintaxis (se rappeller de), que irá repitiendo hasta el final, desfigura
algunos versos [en el original francés, naturalmente]. En cambio, apenas hay
"escoria" en esta meditación lírica, que fluye con soltura.
Un año más tarde, Teresa retomará la misma melodía y
la misma métrica para un gran poema contemplativo en el que recuerda a Jesús
todo lo que él ha hecho por ella (P 15).
(1) La señora de Martin
había fallecido diez y siete años antes, el 28 de agosto de 1877.
(2) Sobre la certeza que tiene Teresa
de que su padre está en el cielo, cf Ms A 82vº.
(3) Que María, la hermana mayor, sea la
preferida de su padre no es un secreto para ninguna de sus hermanas.
(4) Sobrenombre que el señor Martin daba a María y que Teresa usa con frecuencia en las
cartas que escribe a su padre.
(5) Sobrenombre que el señor Martin daba a Paulina.
(6) Inés había sido elegida priora el
20 de febrero de 1893.
(7) Leonia,
entonces en la Visitación de Caen.
(8) Cf Cta
142, 161, 165 y Ms A 82rº.
(9) Para Teresa, el sufrimiento nace de
una "elección gloriosa", de una mirada de la Santa Faz a una persona,
una "mirada velada" (Cta 120, 127, 134,
140; Or 12), que imprime en ella la imagen del Siervo
sufriente.
(10) [En el original francés, "glorieux"] que en el Ms A se
aplica cuatro veces a la enfermedad del señor Martin
(20vº, 21rº, 49vº, 73rº; cf Cta 83 y CA 27.5.6).
(11) Así pues, la decisión está tomada:
Celina entrará en el Carmelo un mes más tarde: el 14 de septiembre.
(12) Dos sobrenombres que el señor Martin daba a Teresa.
(13) El mirador de los Buissonnets; cf Ms A 18rº y P 11,
estr. 12 y 13.
(14) Dado que el cabeza de familia está
ya en la gloria, todos los miembros de la misma están también potencialmente
allí (cf Cta 173).
HISTORIA DE UNA PASTORA CONVERTIDA EN REINA
A sor María Magdalena
en el día de su profesión
en manos de la madre Inés de Jesús.
1 En este día feliz,
¡oh Magdalena!, a tu lado
venimos a celebrar
el maravilloso enlace,
el dulce enlace que une
con tu celestial Esposo.
Escucha con embeleso
esta encantadora historia
de una pastorcita humilde
a la que un gran Rey llamó
para colmarla de honores,
y ella respondió a su voz.
Estrib. Cantemos a la pastora,
pobrecita de la tierra,
a quien el gran Rey del cielo
en el Carmelo hoy escoge
por esposa.
2 Erase
una pastorcita
que guardaba sus corderos
mientras hilaba la rueca.
Admiraba a cada flor
y escuchaba a cada pájaro,
y comprendía muy
el dulcísimo lenguaje
del bosque y del cielo azul.
en todo hallaba la imagen
que le revelaba a Dios.
3 Ella a Jesús y a María
amaba con gran ardor,
y ellos, amando a Melania,
le hablaron al corazón.
La dulce Reina divina
le dijo amorosamente:
"¿Quieres, Melania,
venir
conmigo al Monte Carmelo,
y llamarte Magdalena
y no ganar más que el cielo?
4 "¡Oh, niña, deja tus campos,
tu rebaño deja, nena!
Allá arriba en mi montaña
mi Jesús y tu Jesús
será tu único Cordero" (1).
Jesús, a su vez, le dijo:
"¡Oh, ven pronto, que tu alma
ha cautivado a la mía!
Por prometida te tomo,
serás mía para siempre".
5 Dichosa, la pastorcita
oyó la dulce llamada,
y tras la Virgen, su Madre,
llegó a la cumbre del Monte
¡Oh pequeña Magdalena!,
en este dichoso día
es a ti a quien festejamos.
Hoy la pastora es ya reina,
y reina junto a Jesús,
que es su Rey y que es su amor.
6 Tú lo sabes, hermanita:
servir a Dios es reinar (2).
Jesús, durante, su vida,
nos lo enseñó claramente:
"Si en la celeste patria
quieres ser el primero,
procura ser el último
en el destierro".
7 Magdalena, estás contenta
con el lugar que te toca
en este Monte Carmelo.
¿Cómo no habías de estarlo,
si estás tan cerca del cielo?
A Marta y María imitas (3):
orar y servir a Cristo.
Esta es toda nuestra vida,
nuestra dicha verdadera.
8 Si, tal vez, el sufrimiento,
el amargo sufrimiento,
visita tu corazón,
haz de él tu dicha y tu gozo:
¡qué dulce es sufrir por Dios!
Y las ternuras divinas
te harán muy pronto olvidar
que caminas sobre espinas,
te parecerá volar...
9 Hoy hasta el ángel te envidia (4),
¡quisiera gustar la dicha
que tú posees, María,
siendo esposa del Señor!
Muy pronto podrás cantar,
en el concierto glorioso
de los Tronos y Virtudes,
del Rey Jesús los loores,
del Rey Jesús, que es tu Esposo.
Estr. final
Muy pronto la pastorcita,
pobrecita de la tierra,
volando, al cielo se irá
a reinar con el Eterno.
A nuestras Reverendas Madres
a vuestro orar y desvelos,
nuestra hermana Magdalena
debe su dicha y su paz.
Ella sabrá agradeceros
vuestro tierno amor materno,
pidiéndole a su Maestro
que os dé sus dones del cielo.
Estribillo Y en vuestras coronas,
Madres tan buenas,
brillará la flor
que hoy a él ofrecéis.
NOTAS P 7 - HISTORIA DE UNA PASTORA
CONVERTIDA EN REINA
Fecha: 20 de noviembre de 1894. - Compuesta
para: sor María Magdalena del Ssmo. Sacramento, para su profesión. La última
estrofa está dedicada a la madre Inés y a la madre María de Gonzaga.
- Publicación: HA 98 (doce versos corregidos); la última estrofa y último
estribillo, en Poésies, 1979. - Melodía: Tombé du nid.
Teresa había evocado ya, siendo novicia, la historia
de "una joven aldeana a quien un rey poderoso viniera a pedir en
matrimonio" (Cta 109). "La pastora
convertida en reina" es uno de los temas más clásicos del folclore
universal en el campo de las novelas del corazón. La imagen es de lo más
apropiada para seducir a Teresa, sensible como es a la alianza del más pequeño
con el más grande, del menos-que-nada con el eterno. Y en este caso, esa imagen
se impone por sí misma, ya que María Magdalena (antes Melania)
fue efectivamente pastora (cf RP 7, escena 1).
Había que ser Teresa para escribir un poema tan libre
y lleno de chispa dedicado a una novicia de temperamento tan tenso, que se
encierra en sí misma ante la perspicacia de la Santa. Y sin embargo, María
Magdalena la quiere: su deposición en el Proceso Ordinario es uno de los más
bellos retratos de Teresa.
Esta, por su parte, nunca perdió la paciencia. En
este poema no hay ni una sombra de reticencia, nada que deje adivinar la menor
irritación o el menor esfuerzo. El poema es un misterio de amor: el del gran
Rey hacia una pobre pastora, el de Teresa hacia su prójimo a quien ama
"como la amó Jesús".
Pero es también ella misma que canta sus propias
bodas: asume ya el tono de quien va a cantar "eternamente las
misericordias del Señor" en el manuscrito A.
(1) Cf P 11, estr. 35-36; RP 5, 26; Cta 183. Teresa se acuerda de san Juan de la Cruz: "Ya
no guardo ganado" (Cántico Espiritual, canción 28), pero la consagración
exclusiva al "único cordero" es una explicitación
propia de Teresa que nos recuerda a Apocalipsis 14, 3,4.
(2) Cita de san Agustín.
(3) A Marta y a María: Teresa no se
para en las distinciones de "clases", tan marcadas en su época.
"Orar y servir" es el patrimonio de toda carmelita. (cf RP 4).
(4) Idea que gustaba mucho a Teresa.
LA REINA DEL CIELO A SU HIJA QUERIDA MARÍA DE LA SANTA FAZ
1 Yo buscando estoy a un niño
que a mi Jesús se parezca,
a mi único Cordero (1),
para esconder a los dos
en una misma cunita.
2 Los ángeles de la patria
envidiarían tal suerte (2);
mas yo te la doy a ti:
María, este niño Dios
tu Dios y esposo será.
3 Te escojo para que seas
de mi Jesús hermanita.
¿Deseas acompañarle?
¡Posarás en mi regazo!
4 Te esconderá bajo el manto
que cubre al Rey de los cielos.
Para tus ojos, mi Hijo
será ya brillante estrella.
5 Para que mi manto pueda
cubrirte junto a Jesús,
tienes que ser pequeñita,
con virtudes infantiles (4).
6 Quiero que en tu frente brillen
la dulzura y la pureza.
Mas sobre todo te doy
por virtud la sencillez.
7 El Dios Uno en Tres personas,
que el ángel temblando adora,
quiere que sólo le des
por nombre "Flor de los campos".
8 Como blanca margarita
que vive mirando al cielo,
tú has de ser la flor sencilla
del Niño de navidad.
9 El mundo desconocía (5)
los encantos de este Rey
que se desterró del cielo (6).
Muchas veces tú verás
cómo en sus dulces ojitos
las lágrimas brillan ya.
10 Tendrás que olvidar tus penas
para alegrar a mi Niño,
bendecir con alegría
los nobles lazos que te atan
y cantar muy suavemente...
11 El Dios todopoderoso
que calma a al mar rugiente,
tomando rasgos de niño
se ha hecho débil y pequeño.
12 El Verbo, que es la palabra,
Palabra eterna del Padre,
que por ti aquí se destierra,
mi dulce Cordero, que es
también tu pequeño hermano,
¡oh, niña, no te hablará!
13 El silencio es la primera
prenda del amor callado.
Comprendiendo su lenguaje,
deberás siempre imitarle.
14 Y si alguna vez se duerme,
cerca de él descansarás.
Su corazón vela siempre
y te servirá de apoyo
para poder descansar.
15 No te inquiete la labor
que has de cumplir cada día;
tu solo quehacer, María,
en la vida es el amor.
16 Puedes decir a quien diga
que tus obras no se ven:
"amo mucho, y en la vida
el amor es mi quehacer".
17 Jesús hará tu corona (7)
si sólo buscas su amor.
Un día te hará reinar
si le das tu corazón.
18 Tras la noche de esta vida
verás su dulce mirada,
y a aquella cumbre de arriba
volará tu alma veloz...
Noche de Navidad de 1894
(Melodía: Sur le grand
mât d'une corvette)
NOTAS P 8 - LA REINA DEL CIELO A SU
HIJA QUERIDA MARÍA DE LA SANTA FAZ
Fecha: 25 de diciembre de 1894. - Compuesta
para: Celina, postulante con el nombre de María de la Santa Faz; composición
espontánea. - Publicación: HA 98 (diecisiete versos retocados). - Melodía: Le petit mousse noir.
La frescura de una canción de Navidad, pero también
una poesía estructurada, meticulosa, de palabras escogidas, un pequeño tratado
sobre la infancia y la omnipotencia. Teresa compone esta poesía para consolar a
su hermana, cuyas cualidades no parecían reconocerse demasiado en el Carmelo;
el éxito será completo (cf los seis relatos de Celina, especialmente CSG, pp.
50 y 151).
En realidad, Teresa apunta mucho más alto: después de
María de la Trinidad, quiere arrastrar a "María de la Santa Faz" por
el camino de la infancia. Este canto de Navidad es también un canto de Nazaret,
de la vida escondida. La presencia de María es un elemento primordial para la
iniciación en la sencillez, en el silencio del amor, en el parecido (1,1) con
"el único cordero", con el Verbo hecho niño.
(1) Cf P 7,4+.
(2) Cf P 2+.
(3) El velo -o el manto- de la
Santísima Virgen, bajo el que podemos cubrirnos (4,2; 51), o escondernos (P
1,1; aquí estr. 4; Cta 161; RP 8, 6rº), o descansar
(PN 5,11,3 = P 4,11,3), o dormirse (P 27,8; 35,12) es
el símbolo de la completa seguridad para el niño, el lugar del perfecto
abandono. Pero después de una gracia como la que Teresa recibió en el verano de
1889 (cf CA 11.7.2), este velo pasa a tener un sentido místico. Al igual que el
manto, también el velo "virginiza" (Cta 105), sitúa a la persona en un "silencio profundo
de todos los cuidados de la tierra" (Cta 122).
Bajo este velo, el alma encuentra solo a Jesús, lo mira, se une a él. Teresa
está en perfecta armonía con la tradición de la Orden: la vida escondida del
Carmelo es algo así como un desierto mariano.
(4) La estrofa 6 hablará de grandes
virtudes, pero de unas virtudes que son las de la infancia. El vocabulario no
debe llamarnos a engaño: estas "virtudes infantiles" exigen un
abandono total de sí mismo. Cf Or 14, nota 4+.
(5) Las estrofas 9-14 presentan un
entramado de temas bastante sutil y una prosecución de ideas polifónicas que, tras
las imágenes de la infancia, anuncian ya el futuro trágico de Jesús.
Desconocer: cf RP 2,3rº y 7vº; 4,1vº; 5,2rº; Cta 108
(Is 53,2).
(6) Excepto en P 15,5 (huída a Egipto),
destierro en Teresa designa la Encarnación (P 1,1; 15,1; 19,1; Cta 141; Ms B 5vº; RP 2,1rº; RP
5,1rº; RP 6,2vº). Teresa, al parecer, nunca tiene en cuenta que Jesús, al
encarnarse, vino a su casa.
(7) Cf Cta
143, nota 5.
A SAN JOSÉ
1 Vuestra admirable vida
en la sombra, José, se deslizó
humilde y escondida,
¡pero fue augusto privilegio vuestro
contemplar muy de cerca la belleza
de Jesús y María!
Estribillo José, tierno Padre,
protege al Carmelo.
Que en la tierra tus hijos }
gocen ya la paz del cielo } bis
2 ¡Más de una vez, el que es Hijo de
Dios,
y entonces era niño
y sometido en todo a la obediencia vuestra,
sobre el dulce refugio de vuestro pecho amante
descansó con placer!
3 Y como vos, nosotros,
en la tranquila soledad, servimos
a María y Jesús,
nuestro mayor cuidado es contentarles,
no deseamos más.
acudía amorosa y confiada
en la necesidad,
y asegura que nunca su plegaria
dejasteis de escuchar.
5 Tenemos la esperanza de que un
día,
cuando haya terminado la prueba de esta vida,
al lado de María iremos, Padre, a veros.
Estribillo Bendecid, tierno Padre,
nuestro Carmelo,
y tras el destierro de esta vida }
¡reunidnos en el cielo! }bis
NOTAS P 9 - A SAN JOSÉ
Fecha: 1894. -
Compuesta para: sor María de la Encarnación (Josefina Lecouturier),
a petición de ésta. - Publicación: HA 98 (cinco versos corregidos). - Melodía: Nous voulons Dieu.
No sabemos nada acerca de las circunstancias de esta
composición, pero data con seguridad de 1894. La vida escondida de san José,
hecha de contemplación y de servicio a Jesús y a María, en pobreza y en
soledad, es un buen ejemplo para las carmelitas (cf TERESA DE JESUS, Vida, cap. 6).
VIVIR DE AMOR
1 En la última noche, la
noche del amor,
hablando claramente y sin parábolas,
Jesús decía así:
"Si alguno quiere amarme, que guarde
mi palabra (1),
que la guarde fielmente. Mi Padre le amará,
y vendremos a él, moraremos en él,
será para nosotros una morada viva,
será nuestro palacio.
Pero también queremos que more él en nosotros,
lleno de paz, que more en nuestro amor."
2 ¡Vivir de amor quiere decir
guardarte
a ti, Verbo increado, Palabra de mi Dios!
Lo sabes, Jesús mío, yo te amo,
me abrasa con su fuego (2) tu Espíritu de Amor.
Amándote yo a ti, atraigo al Padre,
mi débil corazón se entrega a él sin reserva.
¡Oh augusta Trinidad,
eres la prisionera, la santa prisionera (3)
de mi amor!
3 Vivir de amor vivir es de tu vida,
glorioso Rey, delicia de los cielos.
Por mí vives oculto en una hostia,
por ti también, Jesús, vivir quiero escondida.
Soledad necesitan los amantes (4),
que hablen sus corazones noche y día.
Me hace feliz tan sólo tu mirada,
¡vivo de amor!
4 Vivir de amor
no es en la cima del Tabor su tienda
plantar el peregrino de la vida.
Es subir al Calvario
a zaga de las huellas de Jesús,
y valorar la cruz como un tesoro (5)...
En el cielo, mi vida será el gozo,
y el dolor será ido para siempre.
Mas aquí desterrada, quiero, en el sufrimiento,
¡vivir de amor!
5 Vivir de amor es darse sin medida (6),
sin reclamar salario aquí en la tierra.
¡Ah, yo me doy sin cuento, bien segura
de que en amor el cálculo no entre!
Lo he dado todo al corazón divino,
que rebosa ternura.
Nada me queda ya... Corro ligera (7).
Ya mi única riqueza es, y será por siempre
¡vivir de amor!
6 Vivir de amor es disipar el miedo,
aventar el recuerdo de pasadas caídas.
De aquellos mis pecados no veo ya la huella,
junto al fuego divino se han quemado (8)...
¡Oh dulcísima hoguera,
sacratísima llama,
en tu centro yo fijo mi mansión.
Y allí, Jesús, yo canto confiada y alegre:
¡vivo de amor!
7 Vivir de amor guardar es, en sí
misma,
en un vaso mortal, un inmenso tesoro.
Mi flaqueza es extrema, Amado mío,
disto mucho de ser un ángel de los cielos.
Mas si es verdad que caigo a cada paso,
lo es también que tú vienes en mi ayuda (9)
y me levantas
y tu gracia me das.
¡Vivo de amor!
8 Vivir de amor es navegar (10)
sin tregua
en las almas sembrado paz y gozo.
¡Oh mi Piloto amado!, la caridad me urge,
Pues te veo en las almas, mis hermanos (11).
La caridad me guía, ella es mi estrella,
bogo siempre a su luz.
en mi vela yo llevo grabada mi divisa:
¡Vivir de amor!
9 Vivir de amor es mientras Jesús
duerme
permanecer en calma
en medio de la mar aborrascada.
No temas, ¡oh Señor!, que te despierte,
espero en paz (12) la orilla de los cielos...
Pronto la fe desgarrará su velo
y habrá sido mi espera sólo un día.
La caridad me empuja, ella hinche mi vela,
¡vivo de amor!
10 Vivir de amor, Maestro amado mío,
es pedir que derrames tu luz y tu calor
del sacerdote (13) en el alma santa,
en su alma elegida.
¡Pueda ser él más puro que un serafín del cielo!
Y protege también a tu Iglesia inmortal (14),
no cierres tus oídos, Jesús, a mi clamor.
Hija suya soy yo, por mi Madre me inmolo,
¡vivo de amor!
11 Vivir de amor es enjugar tu
rostro (15),
es a los pecadores (16) alcanzar el perdón.
¡Oh Dios de amor!, que vuelvan a tu gracia,
que bendigan tu nombre eternamente.
Hasta el alma me llega la blasfemia (17),
para borrarla yo canto cada día:
¡Oh nombre de mi Dios, te adoro y amo,
vivo de amor!
12 Vivir de amor
es imitar, Jesús, la hazaña de María
cuando bañó de lágrimas y perfumes preciosos
tus fatigados y divinos pies y los besó arrobada,
enjugándolos luego con sus largos cabellos...
Y alzándose del suelo, rompió el frasco
y tu cabeza María perfumó.
¡Oh Jesús, el perfume (18) que yo doy a tu rostro
es y será mi amor!
13 "¡Vivir de amor, oh qué
locura extraña
-me dice el mundo-, cese ya tu canto!
¡No pierdas tus perfumes, no derroches tu vida,
aprende a utilizarlos con ganancia!"
¡Jesús, amarte es pérdida fecunda!
Tuyos son mis perfumes para siempre.
Al salir de este mundo cantar quiero:
¡muero de amor!
14 ¡Morir de amor (19),
dulcísimo martirio,
y es el martirio que sufrir quisiera!
Acordad, querubines, vuestras liras,
siento que mi destierro va a acabar...
Llama de amor (20), consúmeme sin tregua.
¡Oh vida de un momento,
muy pesada tu carga se me hace!
¡Oh divino Jesús!, haz realidad mi sueño:
¡morir de amor!
15 Morir de amor, es ésta mi
esperanza,
cuando vea romperse mis cadenas.
Mi Dios será mi recompensa grande (21),
otros bienes no quiero poseer.
Quiero ser abrasada por su amor,
quiero verle (22) y unirme a él para siempre.
Este será mi cielo y mi destino:
¡¡¡Vivir de amor...!!!
NOTAS P 10 - VIVIR DE AMOR
Fecha: 26 de febrero de 1895. Composición
espontánea. - Publicación: HA 98 (veintiún versos corregidos). - Melodía: Il est à moi.
Uno no puede por menos de sentirse impresionado por
los acentos de gravedad dentro del tono de fervor de este poema de amor, rico,
profundo, extenso. Una verdadera "declaración" que contempla toda la
envergadura de ese amor, como se contemplan todas las consecuencias de un acto
antes de tomar una grave resolución. "Vivir de amor - morir de amor"
(cf un billete de la madre María de Gonzaga a Teresa
de 1890, LC 144): ése es el núcleo de esta gran meditación, hecha en un momento
en que Teresa adquiere la certeza de que morirá pronto y en que comienza su
autobiografía, un punto de vista privilegiado sobre el presente, el pasado y el
futuro. El hecho de que escriba espontáneamente un poema así es significativo.
Teresa habla "sin parábolas" al menos en
diez estrofas (de quince). No es que no haya aquí imágenes simbólicas; pero son
más raras que en los demás poemas. Las ideas y las intuiciones prevalecen a
veces sobre la poesía, o al menos el pensamiento teológico es en ocasiones tan
fuerte que encuentra mayor dificultad en encarnarse en una forma poética; la
"violenta" o incluso la supera.
Vivir de amor brotó de un solo tirón durante los
largos ratos de oración ante el Santísimo Sacramento, expuesto los tres días de
las Cuarenta Horas (domingo, lunes y martes que preceden al miércoles de
ceniza) para reparar los excesos del carnaval antes de entrar en la Cuaresma.
Las monjas se turnan cada hora de dos en dos ante la
custodia. Sólo está iluminado el altar de la capilla, mientras el coro de las
carmelitas permanece en penumbra. Prácticamente no pueden leer. Y en este clima
de ferviente intimidad es donde el canto Vivir de amor fluye del alma de
Teresa: un río de paz, inmenso, tranquilo, que cada estrofa va engrosando como
un afluente sin perturbar su curso.
Las copias B y C de este poema tienen como epígrafe:
"Si alguien me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amara, y vendremos a
él y haremos en él nuestra morada... Mi paz os doy... Permaneced en mi amor...
San Juan, c. 14, v. 23 y 27; 15, v. 9.
(1) Cf Cta
142, y sobre todo la larga paráfrasis de Cta 165.
(2) Primera de las imágenes del fuego,
que darán vida al poema (estr. 6, 10, 14, 15). Cf infra,
nota 8. La palabra fuego aparece diez y siete veces en las Poesías.
(3) Probable reminiscencia de san Juan
de la Cruz (Cántico Espiritual, declaración a la canción 32). Cf P 20,5,2.
(4) Posible alusión al Cántico
Espiritual, declaración a la canción 36.
(5) Cf P 30,5 y PN 50,5.
(6) El amor gratuito, generoso, es un
tema que encontramos con frecuencia en Teresa; cf, por ejemplo, Cta 142; Or 6; CSG, p. 62; CA
9.5.3; 6.8.4; 6.8.7; etc.
(7) Cf el comentario de san Juan de la
Cruz en el Cántico Espiritual, canción 25: "Las jóvenes discurren al
camino", que Teresa retomará (poco más tarde) en el Ms
A 47vº/48rº. Piénsese también en el salmo 118,32 (cf Ms
C 16rº). Recordemos finalmente Imitación III, 5: "El que ama corre, vuela,
es alegre, es libre..., todo lo entrega", etc., que preanuncia
directamente al Ms A 80vº.
(8) La estrofa del fuego; cf Ms A 84vº. Otros textos completan e ilustran más esta
estrofa del "purgatorio": Ms A 84rº/vº; P 14,8; Cta 226; CA 8.7.15 y
30.7.3; Ultimas Conversaciones (Burgos, Monte Carmelo, 1973) p. 615; VT nº 99,
pp. 185, 187.
(9) Cf P 29,4.
(10) Sobre el vocabulario de la
navegación en Teresa puede verse un repertorio en VT nº.
61, enero 1976, p. 80.
(11) Cf Ms C
30rº.
(12) Sobre la espera serena del cielo en
1895, cf también P 13,3; 15,32; PN 22,11.
(13) Cf Cta
94+.
(14) Cf Acto de Ofrenda, Or 6.
(15) La imagen de la Verónica
"enjugando el rostro de Jesús": símbolo del amor que
"borra" las blasfemias, y que da un bello ritmo a la estrofa; cf RP
2,4rº; Ms A 66vº; Or 12.
(16) Cf P 13,1. Primera mención de los
pecadores en las Poesías.
(17)
Cf RP 2,8rº; Ms A 52rº; P 15,29. En 1885, siendo todavía una niña,
Teresa fue inscrita en la Archicofradía reparadora de las blasfemias y de la
profanación del domingo. Ya de carmelita, pudo volver a encontrar en la Vie de soeur Marie de Saint-Pièrre la invitación constante a la reparación de las
blasfemias. Pero en sus escritos sólo aquí encontramos un eco de ello.
(18) Cf P 23,E1+.
(19) Es ésta la primera vez que en sus
escritos se manifiesta este impulso hacia la "muerte de amor". Lo
volveremos a encontrar enseguida en P 11,52; Or 6; P
15,26; 20,6; Cta 242; Ms C
7vº y 8rº; Cta 255, y más tarde en las Ultimas
Conversaciones. María de la Eucaristía cantará esta estrofa en la enfermería el
16.7.1897 después de la comunión de Teresa: cf Cta
255. El martirio de amor aparece evocado de nuevo en Or
6; PN 29,12; P 20,última estr.; 22,4; Cta 182 y 224.
(20) Clara alusión a la Llama de amor
viva, cuya operación consumante y transformadora canta san Juan de la Cruz. (cf
Cta 197).
(21) Cf Cta
182+, nota 15.
(22) Cf Cta
56+, nota 2.
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
p.s.donoso@vtr.net