Caminando con
Jesús Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
EL HOMBRE FRENTE A CRISTO Las
disposiciones humanas, favorables o desfavorables a la fe en Cristo,
presentan diferentes matices. 1.
SEGÚN Los
más pequeños se interesan sobre todo por Jesús,
realizando milagros y como amigo de los niños. Ellos admiran su poder
divino y tienen confianza en su continua bondad. Sin embargo, se ha de atraer
también su atención hacia la verdadera humanidad de Cristo:
Jesús creciendo es su modelo y Jesús adulto nos abrió el
camino hacia el cielo. El
niño de más edad se comporta con un sentido más agudo
respecto a los datos concretos y acepta fácilmente una
explicación en su memoria. Esa edad es especialmente indicada para dar
a conocer los "realia" de la vida de
Jesús en Palestina y para conseguir que los niños retengan una
doctrina sencilla de la redención. Los
pre-adolescentes poseen ya cierta capacidad para
captar una relación entre los hechos. Se interesan por hermosas
acciones de valentía y de lealtad. Están dispuestos para acoger
todo lo que hay en el evangelio de dramático; el combate que
Jesús libra contra los poderes del mal y de la mentira y su
llamamiento a combatir a su lado. En
la pubertad se descubre con claridad que la lucha que ha de librar el
cristiano es sobre todo interior. En esta edad, Cristo es para los
adolescentes el Señor que por su fuerza divina acude en auxilio de su
impotencia y el jefe comprensivo que guía y sostiene sus esfuerzos
hacia el ideal. Pero la espera de los adolescentes está todavía
llena de ambigüedad. Por tanto, se procurará evitar la
cerrazón en un sentido introspectivo. El ideal se concibe
fácilmente como la categoría de la completa expansión
personal. Ahora bien, Cristo viene precisamente a hacer que se abran todos
los tabiques de la suficiencia humana. El nos aporta la vida de la caridad
divina. El problema central de la formación de los jóvenes
reside precisamente en la transición de una actitud introspectiva demasiado
limitada hacia una actitud "social" más activa y abierta. He
aquí por qué es preciso mostrar a los adolescentes que la
unión con Cristo es una unión activa en su Iglesia. Una
vez que han adquirido un sentido más delicado de las relaciones
personales y que han vuelto a encontrar a un nivel más profundo el
sentido del misterio, ha llegado el momento más indicado para poner a
viva luz los dos aspectos do la vida personalista en unión con
Jesucristo. En primer lugar, el encuentro personal con el mismo Jesús.
Ese encuentro puede desarrollarse en la amistad más íntima y
más elevada: una amistad con Jesús, que no consistirá
solamente en experiencias afectivas, sino sobre todo en "la
cooperación con Él para que su gracia produzca todos sus
frutos. Luego, enlazándose con ello, la orientación cristiana
hacia la tarea de futuro en la comunidad humana. El
interés de los adultos se dirige a los numerosos problemas y tareas de
la existencia cotidiana y a una visión satisfactoria del sentido de
toda la vida. Es en Cristo donde deben encontrar el verdadero y rico sentido
de la existencia, así como la fuerza de trabajar en la
elaboración de un mundo mejor. 2.
EL MEDIO AMBIENTE.- La
idea que cada hombre se forma de Cristo y de su papel en la vida está
influenciada por el medio ambiente. 2.1
En los ambientes católicos se encuentran a veces dos concepciones
unilaterales. Hay quienes, en su pensamiento doctrinal y en su actitud
sacramentaría, no tienen suficientemente en cuenta la plena realidad
de la encarnación. Piensan que Jesús no posee alma humana. Casi
no consiguen comprender que en la tierra Cristo se integró a la
humanidad en el estado "caído" en el que se encontraba, y
que en el cielo recibió, como "primogénito" de la
humanidad salvada, el don total de la salvación. Saben bien que la
gracia nos fue merecida por Cristo, pero ignoran prácticamente que la
gracia es para nosotros una participación en la vida divina tal como
fue comunicada a la naturaleza humana de Cristo. En los sacramentos ven
medios instituidos por Cristo, pero no reconocen suficientemente la
relación que existe entre esos medios y la acción actual del
Hijo hecho hombre. Otros,
en su devoción personal y en su vida moral, parecen olvidar que Cristo
es verdaderamente Dios y que está glorificado en su naturaleza humana.
El recuerdo del nacimiento de Jesús y de su pasión despierta en
ellos una tierna simpatía y una compasión afectiva por su
presencia eucarística, se sienten atraídos a consolarle en su
abandono. Para su vida moral buscan un apoyo en su ejemplo humano y le
consideran como el compañero más fiel para trabajar en el
bienestar material y espiritual del hombre. Pero, ¿qué hacen
entonces de la actitud reverencial de la que Pedro y los demás"
creyentes" que frecuentaron el trato de Jesús en Palestina dieron
siempre prueba? ¿Y en qué se resume la convicción de que
Cristo es el Señor, como San Pablo lo proclama sin cesar? Para
salir al paso a esas dos concepciones unilaterales, la catequesis
apelará, por consiguiente, a una visión sintética. Antes
de estudiar la manera de comportarse a este efecto, hacemos todavía
notar cómo la tendencia a limitar el conocimiento de Cristo a su
humanidad desemboca en sus consecuencias más radicales entre los
incrédulos modernos. 2.2
Para los incrédulos. Jesús no fue más que un hombre.
Aprecian la lealtad y la nobleza de sus intenciones, la heroicidad de sus
esfuerzos. Algunos admiten incluso que estaba unido de una manera especial a
Dios; había, tal vez, algo divino en El, concretamente su caridad
concebida en un sentido panteísta. Pero su intención de hacer
vivir a los hombres en un plano superior, fracasó en gran parte. Sus
discípulos encuentran en sus ejemplos y sus palabras cierto apoyo para
vivir de manera noble y religiosa, pero, a los ojos de los materialistas, van
en pos de una ilusión. Ilusión que acarrea consecuencias
funestas para la felicidad social de los hombres y que por ello hay que
combatirla. Según el humanismo ateo, la fe en Jesucristo Hombre-Dios
que efectúa nuestra salvación, es un impedimento para el desarrollo
real del hombre, de su libertad y de su tarea en el mundo. 2.3
Ya se trate de creyentes o de incrédulos, dos rasgos de la mentalidad
moderna influyen en la manera de considerar a Jesucristo. El primer rasgo
consiste en el sentido de la unidad del mundo, unidad que será el
resultado de la evolución universal y del trabajo por el que el hombre
hace avanzar esa evolución. Para
los marxistas es el trabajo humano y una mejor organización de la
sociedad lo que procurará la liberación del hombre en un mundo
terrestre mejor. Los
movimientos sociales cristianos quieren dar a esa lucha en favor de una mejor
condición de existencia, una animación cristiana, a partir del
ejemplo, de la doctrina y de la gracia de Cristo. El segundo rasgo consiste en
el sentido de los valores personalistas, concretamente la libertad personal y
la comunidad interpersonal. Esta libertad es encarnada, pero supone una
discontinuidad trascendente del hombre con relación al mundo en el que
vive. La comunión se sitúa en un nivel mucho más elevado
que la solidaridad de instinto o de intereses materiales; requiere el
conocimiento de la alteridad de las personas. Por una libre entrega de
sí es como se realiza la caridad de las personas. Por una entrega de
sí es como se realiza la caridad comunitaria. Los
existencialistas ateos adquieren conciencia de los impedimentos interiores
que el hombre encuentra en la realización de la libertad personal y de
la comunión y caen en el pesimismo. Concientes de esas dificultades,
los cristianos que, por el pensamiento y por la acción, se ponen al
servicio de los valores personalistas, se basan en la libertad que Cristo nos
proporciona, librándonos del pecado que nos esclaviza y que nos opone
los unos a los otros. Esos cristianos ponen en obra la fuerza del
Espíritu Santo para una mejor "comunión" de todos los
hombres en Al hombre moderno, y
sobre todo a la juventud moderna que quieren abrirse a plena vida, debemos
mostrarles que tienen que abrirse cada vez más al Cristo verdadero y
actuante. Es en El y por El como se colmarán sus aspiraciones; pero
"de manera distinta" a sus concepciones unilateralmente humanas.
Porque Cristo nos aporta la vida plena, tal como Dios nos la destina. Bibliografía y fuentes Caminando con Jesús Congregación para el Clero de |
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