CREER PARA ENTENDER

Comentarios al Sermón 43 de San Agustín

Pedro Sergio A. Donoso Brant ocds

¿Qué significa que la fe precede la Inteligencia?, ¿Cuál es la importancia que da san Agustín al entender la Fe?, ¿Cómo resuelve San Agustín la disyuntiva entre “entender para creer” y “creer para entender”?

En términos sencillos, podemos reconocer a un indiscutible filósofo, cuando sentimos que es una persona que "cree cuando piensa y piensa cuando cree". Por cierto, el hecho de fe religiosa no es obra del esfuerzo del hombre, es acto  es un regalo de Dios. Sin embargo, nosotros por un esfuerzo interior, íntimo, espiritual, particular, humilde, y por la norma de la razón, podemos disponernos al don de la fe, derribando el engreimiento y la suficiencia del orgullo y la opresión de los deseo de bienes terrenales o deseo desordenado de placeres deshonestos con la intervención del don gratuito que Dios nos da para que podamos alcanzar la gloria.

San Agustín, nos exhorta en la necesidad de la razón para llegar a comprender los afirmaciones de la fe, no obstante el se muestra de acuerdo que la fe sola, de por sí, ayuda a comprender. "Entiende para que creas en mi palabra; cree, para que entiendas la palabra de Dios."

San Agustín trata de relacionar la acción alternante de la fe y de la razón, que se traducen siempre en entendimiento, en visión, en sabiduría. Una expresión conocida de San Agustín; "Ama mucho la inteligencia", viene a reconocer abiertamente las ventajas de la inteligencia, pero no esa inteligencia presuntuosa, esa que cree que se basta a sí misma, todo lo contrario, se trata  de la inteligencia abierta a las luminosidades de la fe, que por la razón se hace también patente y converge en la plenitud de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

La fortaleza del pensamiento de San Agustín se halla en que ciertamente muchas cosas que se dicen convencen tanto al hombre de la razón como al hombre de la fe, porque robustecen las debilidades de la razón con las certezas que da la fe, para acercarnos con más rapidez y claridad a entender la verdades y sentir la paz espiritual   anhelada del corazón.

San Agustín nos señala donde están las fronteras de la razón y la función de la fe en orden al conocimiento de Dios y de las cosas transitorias o permanentes. Al mismo tiempo, nos encamina a un ignorado componente en este proceso de la inteligencia a la fe y de la fe a la inteligencia. Para que la fe y la razón alcancen la totalidad de su eficacia es necesario que estén movilizadas, confortadas, por la potencia de todo el ser, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismo. La caridad, es el principio fundamental de creer y de entender con abundancia y merecimiento.

La fe que lleva a la inteligencia es la que San Agustín llama "la creencia en Dios", que consiste en unir el amor y la fe. Ir a Dios por la fe es incorporarse a Él y a sus miembros, es decir, al prójimo, por la caridad.

En síntesis, en la búsqueda de la verdad plena, no basta la luz de la razón.  Es necesaria la fe, como escribió el Papa Juan Pablo II en “Fides et Ratio”, “La fe y la razón son las dos alas con que el hombre se eleva a la contemplación de la verdad”

Y así lo expresa San Agustín, “Cree para que entiendas”, porque la fe nos lleva a entender lo que con la sola razón no puedo.  También nos dice “Entiende para que creas”, porque la razón me muestra a quien se debe creer.  “El creer no es otra cosa que un pensar acompañado de aprobación.  Por cierto también, el Santo nos invita a reflexionar sobre que: “No todo el que piensa cree, pero todo el que cree, piensa; y piensa creyendo y cree pensando”, como también: “La fe tiene sus ojos” y “nos hace ver en cierto modo que es verdadero lo que no vemos y que es cierto que todavía no vemos lo que creemos”

Fe y razón, no deben separarse ni confrontarse, todo lo contrario, deben estar siempre unidas. “Cree para comprender", principio que nos muestra el camino para cruzar la puerta de la verdad, “Comprende para creer", indaga la verdad para poder hallar a Dios y creer.

La armonía entre fe y razón significa sobre todo que Dios no está lejos: no está lejos de nuestra razón y de nuestra vida; está cerca de todo ser humano, cerca de nuestro corazón y de nuestra razón, si realmente nos ponemos en camino. (Benedicto XVI; Audiencia General, Miércoles 30 de enero de 2008)

Pedro Sergio A. Donoso Brant ocds

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