EL DERECHO A SER FELIZ Autor: Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant ocds Lo más
importante es vivir feliz y en paz con todo el mundo, pero más feliz se es,
si estás feliz con Dios. Así se manifestó un hombre de 73 años, él que me
contó que en su vida, le había sucedido de todo en sus 43 años de marino, que
entre otras cosas, estuvo preso por beber alcohol en Argel, 25 día en un
hospital en Manila por participar en una trifulca y unas cuantas aventuras
marineras. Había sido muy pobre, había llorado mucho, había pasado hambre,
había sido calumniado y rechazado, sin embargo, a pesar de todo esto, nunca
había perdido la esperanza y la alegría en Dios y el amor de su vida,
Jesucristo y para rematar la historia, se había tatuado a los 25 años un
crucifico en el pecho. Con todo, él no dejaba de ser el hombre más feliz del
mundo, y su riqueza, en cualquier circunstancia, vivir unido a Dios. La vida de
este hombre es para meditarla profundamente, no me pareció un aventurero ni
un mentiroso, yo me encuentro con él siempre en la parroquia y es un fiel
hombre de la advocación de rosario, y al preguntarle porque, me dice por ser El derecho a
ser feliz, un titulo para muchos comentarios y de los más diversos, en
especial de los sicólogos. Por cierto, no parece un tema para un simple
mortal. En efecto, este es un tema para hombres de fe, es un tema para
hombres de Dios, y para ser más preciso, para hombres buscadores de Dios. Le consulte a un sicólogo amigo, que es la felicidad y me la define como el estado de ánimo del que se encuentra contento y satisfecho con las circunstancias de la vida. Si es eso, entonces cuando a uno le va bien, es feliz, pero si le va mal es un amargado. Luego le pregunte a un religioso, y me respondió con un proverbio, “El que confía en Dios será feliz.” (Proverbios 16,20) ¿Y Jesucristo a quienes considera felices?
Mi viejo amigo marino, cumple cuatro de las causas, pobreza, llanto, hambre y
calumnia, pero la más grande de todas,
la esperanza y la alegría en Dios. ¿Es posible
que estas cosas hagan a los hombres
felices?. En efecto, si leemos y meditamos
las Bienaventuranzas, nuestro Señor Jesucristo nos aclara quienes son los
felices, los pobres, los perseguidos, los hambrientos, los que lloran, los
pacientes, los compasivos, los de corazón puro, los que trabajan por la paz.
(Mt, 5, 1:12). Me pregunto si estas cosas nos harían felices a nosotros. Y hay mucha
otras formas increíbles de ser feliz: Feliz el hombre que se apiada y
presta, (Salmos 112,5), ¡Feliz el
pueblo a quien así sucede feliz el pueblo cuyo Dios es Yahveh! (Salmos 144, 15), Más vale llorar que reír,
pues tras una cara triste hay un corazón feliz. (Eclesiastés (Qohélet) 7,3), Feliz aquel a
quien su conciencia no reprocha, y que no queda corrido en su esperanza.
(Eclesiástico (Sirácida) 14,1), El varón sabio es colmado de bendiciones, y
le llaman feliz todos los que le ven. (Eclesiástico (Sirácida) 37,24), vivió
feliz, practicando la limosna, bendiciendo siempre a Dios y proclamando sus
grandezas. (Tobías 14,16), aguardando
la feliz esperanza y Dios le otorgo el derecho al hombre a ser feliz, “Guarda los preceptos y los
mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos
después de ti, y prolongues tus días en el suelo que Yahveh tu Dios te da
para siempre. (Deuteronomio 4,40) y así algunos entendieron, “Mayor felicidad
hay en dar que en recibir.”(Hechos 20,35) y otros lo entendieron de otra
forma: “No hay mayor felicidad para el hombre que comer y beber, y disfrutar
en medio de sus fatigas. (Eclesiastés
(Qohélet) 2,24). Ahora nos corresponde dar una respuesta,
que es para nosotros ser feliz. Un respuesta en conciencia o si es mejor en
contemplación, a fin de dar una respuesta desde el corazón. Parece que es
fácil, pero opino que no lo es si buscamos responder con mucho de los
conceptos que ya hemos oído y no los hacemos en primera persona y desde
nuestro interior. Durante años he leído y escuchado a
piadosas personas que intentan enseñarte donde esta la felicidad y que se
debe hacer para ser feliz, ciertamente algunas opiniones son bellas,
edificantes y razonables. Otros muy expertos en la felicidad de los hombres
dan largas charlas sobre este tema. Al respecto siempre me pregunto ¿estas
personas son felices?, ¿no de ser oídos, sino de sentirse felices?, me quedan
muchas dudas. Es por tanto, el testimonio del hombre
sincero, simple, sin tanta cátedra, el más creíble y la mejor recomendación.
Como el testimonio de María, ella
es feliz, es dichosa, porque ha creído, porque ha aceptado A mi me
parece, que si queremos ser felices, el vivir unidos a Dios, el orientar
nuestra vida hacia Dios, es la mejor opción. El nos ha entregado todo para
ser feliz, solo depende de nosotros elegir como. San Juan de El Señor les Bendiga Pedro |