image001

 

EL CAMINO A LA CRUZ,

LOS EVANGELIOS CORROBORADOS EN LA HISTORIA

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


Por muchos años muchos nos hemos preguntado de qué forma podemos estudiar la historia de tal forma que se corroboren los Evangelios. En el libro “La Biblia tenía razón”, Werner Keller se esfuerza por demostrar con hechos que ratifican los que se lee en la Biblia. Este libro fue muy leído por los años 1955. Su lectura me ha motivado a este pequeño trabajo que hago llegar a ustedes, acompañado de algunos comentarios inspirados por la Lectura de la Palabra de Dios.

“Cuaresma, tiempo de conversión”

I.)    JESÚS VA HACIA JERUSALEN

Evangelio según san Lucas 18: 31-34

Tomando aparte a los Doce, les dijo: Mirad, subimos a Jerusalén y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas del Hijo del hombre, que 32 será entregado a los gentiles, y escarnecido, e insultado, y escupido, 33 y después de haberle azotado, le quitarán la vida, y al tercer día resucitará. 34

Los tres Evangelios sinópticos ponen este tercer vaticinio. Es la tercera vez que Jesús hace este anuncio a los apóstoles, camino de Jerusalén, donde morirá. Es la descripción más minuciosa. Lucas es el único que en los tres anuncios cita que va a tener lugar, con su pasión, muerte y resurrección, el cumplimiento de las Escrituras.

De todos los caminos que siguió Jesús en su vida hay uno que puede trazarse con toda exactitud: su último camino a través de Palestina, la ruta desde Cafarnaúm a Jerusalén.

El camino más corto entre Galilea y la Ciudad Santa se extiende a través de las montañas de Samaria, exactamente en dirección Sur, ruta que incluye las alturas pasando junto a las cumbres del Garitzim y del Ebal, donde está situado el antiguo Siquem, y después, cruzando por Bet-el, llega al corazón de Judea siguiendo el ancestral camino de las alturas que Abraham había ya seguido con su familia y sus rebaños.

Este viaje de Galilea a Jerusalén realizado a pie, dura tres días.

Evangelio de san Lucas 9:51-56

Sin embargo, a través de este fragmento del Evangelio,  nos damos cuenta de que Jesús en un momento pensó elegir como ruta el camino de Samaria, esto lo podemos entender a través si así se entiende esta lectura: 51 Estando para cumplirse los días de su ascensión, se dirigió resueltamente a Jerusalén.

Sólo Lucas trae este pasaje. Ya en el primer verso, omitidos por Lucas otros relatos, presenta “el viaje a Jerusalén.” Es Cristo quien determina su ida definitiva, para terminar en la pasión. Se van, en la perspectiva literaria de Lucas, a cumplir para Cristo los días de su “ascensión”, es decir, su “éxodo,” como expone Lucas en la Transfiguración, su muerte.

El camino normal para ir de Galilea a Jerusalén era pasar por Samaría. Pero los samaritanos eran los enemigos más hostiles de los judíos, ya de muy atrás, sobre todo por sus diferencias religiosas y su templo cismático en el Garizím. Era frecuente el obstaculizar el paso de judíos por su territorio, máxime para ir a cumplir las fiestas preceptivas a Jerusalén.

Como era conocida la enemistad de los samaritanos contra los judíos, le pareció poco conveniente atravesar aquel país con el pequeño cortejo de sus seguidores. Para informarse hizo que los discípulos Santiago y Juan se adelantasen.

52 y envió mensajeros delante de sí, que en su camino entraron en una aldea de samaritanos para prepararle albergue. 53 No fueron recibidos, porque iban a Jerusalén.

Antes de su llegada envió por delante “mensajeros” Posiblemente eran gentes afectas y conocedoras de los samaritanos, que les pudiesen disponer bien a su paso y acaso preparar el terreno para la predicación. Pero el odio racial y cismático lo impidió, porque “iban a Jerusalén” a las fiestas.  Santiago y Juan, al saberlo, acaso al acercarse a esta aldea es cuando se lo comunican sus enviados, vieron la ofensa al Maestro, pero brotaba también en ellos algo del fondo humano y del poso judío contra los enemigos tradicionales. Y, habiéndose visto dotados de poderes sobrenaturales, querían hacer bajar fuego del cielo que los consumiese.

 54 Viéndolo los discípulos, Santiago y Juan dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que los consuma?

Y, efectivamente, los samaritanos no quisieron darles paso libre. 55 Volviéndose Jesús, los reprendió, 56 y se fueron a otra aldea.

Dice san Marcos 10,1 Partiendo de allí, vinieron a los confines de la Judea y de la Perca. San Marcos da una pequeña ubicación geográfica, Keller dice que es donde el camino atraviesa el amplio y cálido valle, río abajo, allí donde las orillas están cubiertas de un frondoso verdor, y se encuentran pequeños bosques de tamariscos y árboles de ricino y de regaliz. Solitario y tranquilo resulta el camino a través del “esplendor del Jordán” (Jer. 12:5). Pues el valle, en el cual hace un calor tropical durante nueve meses del año, está poco poblado.

Por el antiguo vado que ya los hijos de Israel habían atravesado bajo la dirección de Josué, pasó Jesús el Jordán y llegó a Jericó 1 Entrando, atravesó Jericó. (Lc. 19:1). La escena es en la Jericó herodiana, a 3 kilómetros al sur de la vieja, que era la única habitada. Lucas es el único que narra esta escena. A la fascinación que causan las riquezas, y que Lucas expuso en el pasaje del joven que no “siguió” a Cristo por sus muchas riquezas, la conversión de Zaqueo presenta un ejemplo en contrapartida. Es otro caso, aquí con hechos, del tema de la misericordia de Cristo, tan destacado por Lucas.

Zaqueo, que significa “el puro,” “el justo,” o, si es abreviatura de Zacarías, “Dios se acordó,” es presentado por Lc en dos caracteres íntimamente unidos entre sí. Es “jefe de publícanos” y hombre “rico.”

Los publícanos eran los recaudadores de los impuestos de Roma a Israel. Por eso eran aborrecidos por los judíos, como coautores de la dominación romana. Esta no es ya la ciudad defendida por poderosas murallas del antiguo Canaán. Al sur de la colina se extiende una nueva ciudad construida por Herodes el Grande, una verdadera joya edificada a estilo grecorromano. Al pie de la ciudadela de Cipris se había levantado un magnífico palacio. Adornados con hermosas columnas se ven un teatro, un anfiteatro apoyado en la vertiente del monte y un hipódromo. En exuberantes jardines llenos de flores funcionan bellos juegos de agua. Ante la ciudad se extienden las más espléndidas plantaciones de todos los países del Mediterráneo: son las plantaciones de árboles balsámicos, mientras las palmeras procuran sombra y frescor.

II.)     EN CASA DE ZAQUEO, EL PUBLICANO DE JERICÓ

Jesús pernocta en Jericó, lejos de estos esplendores, en casa del jefe de publícanos llamado Zaqueo san Lucas 19:2-6   Había allí un hombre llamado Zaqueo, jefe de publícanos y rico. 3 Hacía por ver a Jesús, pero a causa de la muchedumbre no podía, porque era de poca estatura. 4 Corriendo adelante, se subió a un sicómoro para verle, pues había de pasar por allí. 5 Cuando llegó a aquel sitio, levantó los ojos Jesús y le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque hoy me hospedaré en tu casa. El bajó a toda prisa y le recibió con alegría..

El buen deseo se ve en este hombre de “estatura pequeña,” por lo que se sube a un árbol, y no tiene reparo en “correr” para situarse por donde Cristo ha de pasar. A su paso, Cristo lo miró, lo llamó, y  dijo que bajase “pronto” — en esta palabra hay un ansia espiritual de ganarle —, porque “hoy tengo que hospedarme en tu casa.” El bajó “con toda prisa.” Este rasgo de Lucas corresponde al ansia que Cristo tiene de él. Y lo recibió en su casa “con alegría.”

No había podido evitar el paso por Jericó, que era un centro de vida greco-pagana, dado que el camino a Jerusalén atraviesa dicha ciudad.

De Jericó a Jerusalén hay 37 kilómetros. Durante 25 kilómetros el camino, polvoriento, pasa serpenteando a través de abruptos precipicios montañosos, de 1.500 metros de altura, casi desprovistos de vegetación. Contrastes tan grandes como el que ofrece este corto trayecto apenas sería dable encontrarlos en otra parte. De la vegetación paradisíaca y del insoportable calor de un sol tropical en las orillas del Jordán se pasa, sin transición, al frío de las desnudas cumbres de las montañas.

Este camino es seguido por Jesús y sus apóstoles una semana antes de la fiesta de la Pascua. Es el tiempo en que los judíos afluyen desde lejos para celebrarla en la Ciudad Santa.

III.)  JESUS OBSERVA JERUSALEN DESDE EL MONTE DE LOS OLIVOS

Llegados al punto más alto y casi al final de su camino, surge, detrás de la cumbre del monte de los Olivos — cual aparecida como por encanto entre las montañas — la Ciudad Santa

El espectáculo que Jerusalén ofreció a Jesús y a sus discípulos podemos apreciarlo por las descripciones que poseemos de aquella época: “Quien no ha visto a Jerusalén en su belleza, no ha visto ciudad bella y grande en su vida; y quien no ha visto el edificio de su segundo templo, no ha visto en su vida una construcción impresionante,” escribían con orgullo los rabinos judíos de aquel tiempo.

Las investigaciones realizadas sobre la antigua Jerusalén las resumió el inglés Garstang en las siguientes frases:

“En ningún momento de su historia pueden haber ofrecido el santuario y la ciudad un aspecto más seductor. El ritmo y la armonía del arte grecorromano, que de manera tan maravillosa destacaba sobre el cielo de Oriente, dejaban atrás las exageradas tendencias constructivas de Herodes y llevaban el orden y el buen gusto al caos tradicional de la ciudad.”

A 75 metros sobre la superficie del valle se levantan las formidables murallas. Detrás de sus almenas y de entre los cubos apretados de sus casas, calles y callejuelas se levantan hacia el cielo las siluetas de grandiosas construcciones.

Exactamente enfrente del monte de los Olivos, está situado, en primer lugar, el templo, que sobrepuja en esplendor a todos los demás edificios. Su amplia fachada de 50 metros de altura está orientada hacia el Este y es toda ella de mármol blanco. Los adornos son de oro auténtico. Unas columnatas limitan los amplios patios y atrios; la brillante cúpula corresponde al santuario, en el centro, y resplandece cual “montaña cubierta de nieve,” para decirlo con las propias palabras que emplea Flavio Josefo.

Junto a la parte noroeste del templo se levanta, sobre la cumbre de una montaña, la fortaleza llamada “Antonia.” Cada una de las poderosas torres que flanquean sus cuatro esquinas tiene 35 metros de altura. Un viaducto conduce desde la parte sur del recinto del templo al palacio del Hasmoneo, situado en la ciudad alta. En la parte más alta dentro de la ciudad está emplazada, junto a la muralla occidental, la residencia de Herodes, que sobresale por sus tres altas torres de 40:30 y 25 metros respectivamente, a las cuales Herodes dio los nombres de Hípica, Fasael y Mariamme. Desde aquí se extiende una muralla a través del caserío hasta el recinto del templo, dividiendo así el interior de la ciudad en dos partes.

Una atmósfera de inexpugnabilidad se respira en esta ciudad con sus muros de defensa, fortificaciones y torres que rodean el templo. Al que la contempla le sugiere la idea de cosa firme, inconmovible, sin posibilidad de claudicación. Y esa firmeza y esa inconmovibilidad y esa voluntad de no claudicar fueron lo que ayudó a Israel a persistir durante más de un milenio contra todas las potencias del mundo. Y esto fue, al propio tiempo, lo que, un día, ocasionó la destrucción de Jerusalén y la expulsión fuera de la tierra de sus progenitores.

IV.)      JESUS LLORA AL VER JERUSALEN

Evangelio según san Lucas 19; 41-44

41 Así que estuvo cerca, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: 4 ¡Si al menos en este día conocieras lo que hace a la paz tuya! Pero ahora está oculto a tus ojos. 43 Porque días vendrán sobre ti, y te rodearán de trincheras tus enemigos, y te cercarán, y te estrecharán por todas partes, 44 y te abatirán al suelo a ti y a los hijos que tienes dentro, y no dejarán en ti piedra sobre piedra por no haber conocido el tiempo de tu visitación.

Al bajar el monte de los Olivos, ya acercándose a Jerusalén, y contemplarla, y enfrente el templo herodiano, “lloró” a causa de la ciudad. Lo acompañaban la aclamación de sus discípulos y gentes galileas y algunos judíos. Pero veía lo que le aguardaba a Él y a ella. ¡Si Jerusalén hubiese conocido “en este día,” como extrema tabla de salvación, toda la misión de paz mesiánica que El le traía! Pero eran muchas las pasiones que estaban en juego contra El. Y la historia de un pueblo que esperaba al Mesías para su gloria y su paz, cuando éste llegó., lo va a crucificar. Es lo que el Señor ve y por lo que derrama sus lágrimas. Pero con ellas, como garantía de su verdad, da la profecía de su castigo. Es la catástrofe de Jerusalén en el año 70.

V.)    JESUS ES ARRESTADO

Evangelio según San Marcos 15: 1-15

1 En cuanto amaneció celebraron consejo los príncipes de los sacerdotes con los ancianos y escribas, es decir, todo el Sanedrín; después, atando a Jesús, le llevaron y entregaron a Pilato. 2 Le preguntó Pilato: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le respondió, diciendo: Tú lo has dicho. 3 E insistentemente le acusaban los príncipes de los sacerdotes. 4 Pilato de nuevo le interrogó, diciendo: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan. 5 Pero Jesús ya no respondió nada, de manera que Pilato quedó maravillado. 6 Por la fiesta solía soltárseles un preso, el que pedían. 7 Había uno llamado Barrabás, encarcelado por sedicioso, que en sedición había cometido un homicidio; 8 y subiendo la muchedumbre, comenzó a pedir lo que solía otorgárseles. 9 Pilato les preguntó diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? 10 Pues conocía que por envidia se lo habían entregado los príncipes de los sacerdotes. 11 Pero los príncipes de los sacerdotes excitaban a la muchedumbre para que les soltase a Barrabás. 12 Pilato de nuevo preguntó, y dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga de este que llamáis Rey de los judíos? 13 Ellos otra vez gritaron: ¡Crucifícale! Pero Pilato les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho? 14 Y ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifícale! 15 Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle azotado, le entregó para que le crucificasen.

Marcos, que relató el proceso “nocturno” del Sanedrín para condenar a Cristo, vuelve, como Mateo, a destacar que el Sanedrín tuvo también un consejo “matutino” para condenar a Cristo. Este debió de ser el acto oficial de la condena, como se exigía por la jurisprudencia judía.

El proceso es presentado a Pilato sólo bajo el aspecto político de un competidor del Cesar, al hacerse el Rey Mesías. Omite, como Mateo y Juan, el envío a Antipas.

San Marcos elimina la escena de burla de los soldados para darle una mayor extensión, aunque fue antes de la condena. Esto sucede “dentro del atrio,” y precisa que “es el pretorio.”

Las descripciones del juicio, de la condena y de la crucifixión, que figuran en los Evangelios, han sido examinados y comprobados por numerosos eruditos con objetividad científica y han podido ser confirmados hasta en sus menores detalles como relatos fieles desde el punto de vista histórico. Los principales actores que tomaron parte en el proceso han sido bien establecidos por un tercer testimonio y el sitio en que aquél tuvo lugar identificado con toda exactitud en unas excavaciones. Las incidencias que se produjeron durante el desarrollo del proceso pudieron ser comprobadas por testimonios contemporáneos de aquella época y por las investigaciones llevadas a cabo en tiempos modernos.

Con la prisión empieza la enorme tragedia. Jesús, en el monte de los Olivos, ha reunido en su alrededor a sus discípulos penetrando en el huerto de Getsemaní. San Marcos 14: 43 43 En aquel instante, cuando aún estaba El hablando, llegó Judas, uno de los Doce, y con él un tropel con espadas y bastones, de parte de los escribas y de los ancianos. 44 El traidor les había dado esta señal, diciendo: A quien besare yo, ése es; cogedle y conducidle con seguridad.

Marcos detallará que Judas, al dar la contraseña a los soldados, no sólo dice que lo “prendan” (Mateo), sino que da orden de que lo conduzcan con precaución. Este adverbio significa estabilidad, firmeza, y este significado es el que pide aquí (Hech 16:23). Se explica ante el temor de que El lo pudiese evitar con sus milagros — ¿qué interpretación les daría en aquella ocasión Judas? — o ante el temor de una posible e insospechada emboscada.

VI.)     LAS BASTONES (“PORRAS) DEL SUMO SACERDOTE

Sobre los “bastones” de los sumos sacerdotes betusianos que privaban desde el tiempo de Herodes nos habla una canción del Talmud:

“¡Pobre de mí ante la casa de Betuso! ¡Pobre de mí ante sus golpes! ¡Pobre de mí ante la casa de Anás! ¡Pobre de mí ante sus denuncias!..”

Y termina: “Pues son sumos sacerdotes y sus hijos, los tesoreros, y sus yernos, los administradores, y sus siervos azotan al pueblo con bastones.”

VII.)     EL SACERDOTE ANÁS

Entre los sumos sacerdotes cuyos nombres se citan, hay uno conocido: “Hannás,” el Anás del Evangelio según san Juan 18: 13-14 13 Y le condujeron primero a Anas, porque era suegro de Caifás, pontífice aquel año. 14 Era Caifás el que había aconsejado a los judíos: “Conviene que un hombre muera por el pueblo.”

Juan es el único evangelista que recoge este llevar a Cristo prisionero “primeramente” a casa de Anas. ¿Cuál es el motivo y finalidad de esto?

Anas, hijo de Set, fue nombrado sumo sacerdote por Sulpicio Quirino, legado de Siria, permaneciendo en este puesto unos diez años, del 6-15 d-C., en que fue depuesto por Valerio Grato. Pero logró que fuesen luego sumos sacerdotes cinco hijos, un nieto y Caifás, su yerno.

Esto hace ver la gran influencia que Anas tuvo sobre la política judía y sus hábiles relaciones con los legados y procuradores romanos. Ni sería improbable que su extraordinario prestigio en Israel, hasta llamársele “hombre felicísimo” precisamente por su influjo social, haya sido uno de los iniciadores de la persecución contra Cristo (Hech 4:6ss).

Jn da la razón de haberlo llevado a Anas: “porque era suegro de Caifás.” Esta razón parece orientar el pensamiento en el sentido dicho.

El sumo sacerdote José ben Caifás 1 había sido nombrado por el procurador romano Valerio Grato. Continuó ejerciendo el cargo bajo el sucesor de éste, Poncio Pilato.

Después de la prisión fue conducido Jesús ante el “Gran Consejo,” el “Sanedrín,” que en aquel tiempo era la autoridad jurídica suprema de los judíos, y que reunía en sí todo poder temporal y espiritual. Al mismo tiempo funcionaba como tribunal supremo de los judíos. Ejercía su misión debajo del templo, cerca del puente que, de allí, conducía a la ciudad alta.

¿Cuáles fueron los motivos que indujeron al Consejo a condenar a muerte a Jesús?

“La esperanza que tenían los viejos profetas judíos de un futuro Mesías rey — escribe el profesor Martin Noth — se había convertido a través del largo tiempo de dominación extranjera en una firme esperanza de que llegaría un libertador de carácter político; y cuanto mayor era la irritación por estar sometido el país al régimen romano, tanto más se iba fortaleciendo la idea de un Mesías que alcanzaría la victoria sobre la potencia extranjera. Desde este punto de vista Jesús de Nazaret no podía ser el esperado Mesías... Y si Jesús de Nazaret no era el Mesías, el “Cristo,” tenía que ser forzosamente un impostor. Y si era un peligroso impostor tenía que ser eliminado para la seguridad y la tranquilidad del culto de Jerusalén... El hecho de que Jesús, en el interrogatorio a que fue sometido, se declarara el Mesías, lo cual, a tenor de las palabras del Antiguo Testamento, equivalía a Hijo de Dios, era suficiente para condenarle como culpable de una notoria ofensa a Dios.”

VIII.)   SOBRE EL PROCURADOR PONCIO PILATO.

Según el derecho vigente en aquella época, la sentencia tenía que ser confirmada por el procurador romano, a quien correspondía el llamado ius gladii; sólo él podía permitir ejecutarla. El procurador de Judea era entonces Poncio Pilato.

Contemporáneos como Flavio Josefo y Filón de Alejandría lo describen como tirano, vejador y corrompido: “Era cruel y tan duro de corazón, que no conocía la misericordia. En su tiempo reinaban en Judea el soborno, el latrocinio, la opresión, la ejecución sin previo proceso y una crueldad sin límites. Que Pilato odiaba a los judíos y los despreciaba, fue cosa comprobada repetidas veces y de forma indubitable.

Pilato comprendió en seguida que la acusación contra Jesús era un caso de odio agudo por los fariseos. Solamente esto tenía que ser para él motivo suficiente para desestimar la demanda y dejarle en libertad. En realidad le declaró sin titubear inocente.

Evangelios según san Lucas 23: 1-4

1 Levantándose todos, le llevaron a Pilato, 2 y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos encontrado a éste pervirtiendo a nuestro pueblo; prohíbe pagar tributo al Cesar y dice ser El Mesías rey. 3 Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? El respondió y dijo: Tú lo dices. 4 Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes y a la muchedumbre: Ningún delito hallo en este hombre.

Los cuatro evangelistas recogen que la primera acusación que se hace contra Cristo ante Pilato no es la divinidad, que es por lo que le condena el Sanedrín, sino la realeza: el proclamarse Mesías. Confesión que Cristo había hecho en su vida, pues era su misión. Pero deformado, por deformación involuntaria o maldad, que prohibía pagar tributo al Cesar, cuando era todo lo contrario. Pilato, del examen de Cristo, no ve nada punible. Pilato confiesa tres veces la inocencia de Cristo.

Pero la muchedumbre, instigada y acuciada por los hombres del Consejo, insisten ruidosamente en su demanda:

Evangelios según san Lucas 23: 5

Pero ellos insistían, diciendo: Subleva al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.

IX.)     PILATOS ACCEDE A CRUCIFICAR A JESÚS

Evangelios según san Lucas 23: 20-24

De nuevo Pilato se dirigió a ellos, queriendo librar a Jesús. 2I Pero ellos gritaban diciendo: Crucifícale, crucifícale. 22 Por tercera vez les dijo: ¿Qué mal ha hecho? Yo no encuentro en El nada digno de muerte; le corregiré y le soltaré. 23 Pero ellos a grandes voces instaban pidiendo que fuese crucificado, y sus voces prevalecieron. 24 Decidió, pues, Pilato, acceder a su petición. 25 “

¿Cómo fue que el tirano Pilato, enemigo de los judíos, cedió a sus requerimientos?

El evangelio de San Juan 19: 12 a  puede aclarar este punto:

Desde entonces Pilato buscaba librarle; pero los judíos gritaron diciéndole: Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey va contra el César.

Para Pilato constituía una peligrosa amenaza que claramente venía a decir: “Daremos aviso a Roma de que descuidas el ejercicio de tu cargo dejando en libertad a un revolucionario.” “Hacerse rey” equivalía a una traición contra el César romano; según la ley Julia, merecía pena de muerte. Pilato, ante amenaza tan significativa, cedió. No había olvidado aún que los judíos la habían ya realizado una vez.

Según afirma Filón de Alejandría, Poncio Pilato había llevado a Jerusalén el escudo de oro con el nombre del César y lo había hecho colgar en el palacio de Herodes, en medio de la ciudad. Esto era una grave inculcación de los derechos que Roma había reconocido a la comisión de hombres sabios que fue a dicha ciudad. El ruego de que sacara el escudo de oro de la Ciudad Santa lo denegó despreciativamente. En vista de ello los judíos se dirigieron a Roma y allí se les dio la razón. El emperador Tiberio ordenó personalmente que el escudo de oro fuese retirado. Debido a esta y a otras genialidades que eran contrarias a la política colonial de Roma, el concepto de Poncio Pilato en dicha capital había ya descendido mucho en aquella época.

X.)   EL PADRE VINCENT DESCUBRE EL “LITÓSTROTO (EMBALDOSADO)

Evangelio según san Juan 19: 13… 16

13 Cuando oyó Pilato estas palabras, sacó a Jesús fuera y se sentó en el tribunal, en el sitio llamado “lithóstrotos,” en hebreo “gabbatha.”,,,,,,,,,, 16a Entonces se lo entregó para que le crucificasen.

De la casa de Pilato, donde se desarrolló esta escena, sobrevivió a la destrucción de Jerusalén del año 70 después de J.C. el “litóstroto,” “el embaldosado.” El hallazgo ha de agradecerse a los trabajos realizados durante muchos años por el arqueólogo padre L. H. Vincent. Lo consiguió gracias a los datos precisos contenidos en el Evangelio de San Juan.

La palabra lithostroton quiere decir “embaldosado.” El arameo “gabbatha” equivale a “altura.”

XI.)   FLAGELACIÓN EN EL PATIO DE LA TORRE ANTONIA.

En tiempos de Jesucristo, junto a las murallas del templo, en dirección noroeste, sobre un promontorio, es decir, en un lugar elevado, “se alzaba la formidable torre denominada “Antonia.” Herodes I la había hecho construir y le había dado el nombre de un amigo suyo. La guarnición romana había instalado allí sus cuarteles, en el año 70 después de J.C., Tito, al conquistar Jerusalén, hizo demoler dicha fortaleza. Sobre sus ruinas se realizaron más tarde nuevas construcciones.

Exactamente allí donde estaba situado el patio de esta fortaleza encontró Vincent un pavimento liso de 2.500 metros cuadrados de construcción romana y típica de la época de Jesús.

Aquí es donde Jesús compareció ante Pilato mientras, fuera, la multitud vociferaba. Sobre este pavimento es donde fue azotado: 1 Tomó entonces Pilato a Jesús y mandó azotarle  (Jn. 19:1), cosa que siempre precedía a la crucifixión, cual hace constar reiteradamente Josefo. Para ejecutar tan horrible castigo, el cuerpo era desnudado y azotado hasta que la sangre manaba de las heridas.

XII.)    LA “MAS HORRIBLE PENA DE MUERTE.”

Después, los soldados romanos se apoderaron de Jesús para dar cumplimiento a la sentencia, es decir, a la crucifixión. Cicerón la califica de la “más cruel y espantosa sentencia de muerte.” Josefo la reputa como la más lastimosa de todas las muertes. Esta típica forma romana de dar cumplimiento a una pena capital no la conocía el régimen penitenciario de los judíos.

Ni en la propia casa de la justicia depone la malicia de la soldadesca hacia Jesús:

Evangelio según san Marcos 15:17-20

Y le vistieron una púrpura y le ciñeron una corona tejida de espinas, 18 y comenzaron a saludarle: Salve, Rey de los judíos. 19 Y le herían en la cabeza con una caña, y le escupían, e hincando la rodilla, le hacían reverencias. 20 Después de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura y le vistieron sus propios vestidos.

XIII.)   LA CORONA DE ESPINAS DE SIRIA

Respecto a la planta que se utilizó para confeccionarla, los botánicos no han conseguido ponerse aún de acuerdo. Lo único que se sabe de cierto es que la planta que hoy día, tanto en Europa como en América, se conoce con el nombre de “corona de espinas de Cristo” 4 nada tiene que ver con la corona de espinas citada por la Biblia. “Es oriunda de Madagascar y era completamente desconocida en tiempos de Jesucristo,” opina el botánico americano Dr. Harold Moldenke. Otros muchos hombres de ciencia creen que la corona de espinas fue confeccionada con el llamado “espino de Cristo” que crece en Siria, y de ahí su nombre. El espino de Cristo es un arbusto o pequeño árbol de 2 a 3 metros de altura con ramas blancas que fácilmente pueden curvarse, los arranques de cuyas hojas llevan dos espinas en forma de gancho. Según el botánico Dr. G. E. Post, esta planta crece en los alrededores del antiguo Jerusalén, sobre todo en los sitios cercanos al Gólgota.

San Marcos 15:22: 22 Le llevaron al lugar del Gólgota, que quiere decir lugar de la calavera.

El camino que conducía desde la cárcel al Gólgota era, afortunadamente, corto; “porque el sitio donde fue crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad” (Jn. 19:20), junto al camino principal que desde el Noroeste llevaba a Jerusalén. Un peregrino de Burdeos que visitó esta ciudad el año 333 menciona expresamente “la pequeña colina del Gólgota”, donde el Señor fue crucificado.”

XIV.)   BEBIDA QUE ALETARGA

San Marcos 15:23: 23 y le dieron vino mirrado, pero no lo tomó. Actos de compasión como éste vienen manifestados en ocasiones similares. Así, se dice en una antigua “baraita” judía: “Aquel que es subido arriba para dar cumplimiento a su sentencia de muerte, se le da a beber un poco de mirra disuelta en vino para que pierda el conocimiento.

“...Las mujeres dignas de Jerusalén la proporcionaban voluntariamente.” Moldenke, el investigador de la flora bíblica, dice a este respecto:

“El vino mezclado con mirra fue ofrecido a Jesús inmediatamente antes de la crucifixión a fin de aliviar sus dolores, tal como, antes de conocerse la anestesia, se administraban bebidas embriagadoras a los pacientes que tenían que ser objeto de graves operaciones.”

Pero Jesús rechazó la bebida y soportó con pleno conocimiento los acerbos dolores al ser clavado en la cruz.

XV.)   LA HORA DE LA MUERTE DE JESUS

Evangelio según san Marcos 15:25: 33-37

 25 Era la hora de tercia cuando le crucificaron. Referida a la división del tiempo actualmente en vigor, la “hora tercia” del Antiguo Oriente corresponde a las nueve de la mañana.

33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre la tierra hasta la hora de nona. 34 Y a la hora de nona es decir, a las tres de la tarde, se consumó la tragedia y gritó Jesús con fuerte voz: “Eloí, Eloí, ¿lama sabachtaní?” Que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” 35 Algunos de los presentes, oyéndole decían: Mirad, llama a Elías. 36 Corrió uno, empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se la dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle. 37 Jesús, dando una voz fuerte, expiró.

San Marcos cita con exactitud un hecho que en san Mateo se ha cambiado, posiblemente por diversos motivos. También existe una divergencia entre Marcos y Juan con relación a la hora de la crucifixión. Para Juan era “como  la hora sexta”; para Marcos era la hora “tercia.”

Para algunos, la lectura de Juan debería ser la hora “tercia”. Otros interpretan en Marcos “hora” como equivalente a “vigilia”. Así interpretado, vendría a coincidir con la hora”quasi sexta” de Juan; casi al mediodía. Generalmente se admite la división usual judía en cuatro horas. En este caso no habría dificultad. Pero en Juan las horas son más particularizadas (Jn 4:52). En Marcos las horas son las en uso entre los judíos. Así, “tercia” es el período que va desde las nueve hasta el mediodía.

XVI.)    ¿DE QUÉ MURIÓ JESÚS?

Las investigaciones realizadas en estos últimos años en Colonia han tratado de dar una contestación a esta pregunta desde el punto de vista médico. En una persona colgada por ambas manos la sangre se acumula muy rápidamente en la mitad inferior del cuerpo. Al cabo de 6 a 12 minutos la presión arterial cae a la mitad y el número de pulsaciones aumenta el doble. La sangre llega al corazón en cantidad insuficiente. La consecuencia de esto es la pérdida del conocimiento. Como consecuencia de la insuficiente irrigación del cerebro y del corazón, se llega pronto a un colapso ortostático. La muerte por crucifixión es, por tanto, debida a un colapso cardíaco 7.

XVII.)   EL “CRURIFRAGIUM” PARA ACELERAR LA MUERTE.

Se asegura que algunos crucificados morían al cabo de dos días y aún más tarde. En la rama vertical de la cruz se solía poner a menudo un pequeño apoyo llamado “sedile” (asiento) o también “cornu” (asta). Si el colgado en la cruz, en sus dolores, se apoyaba a ratos en él, la sangre volvía a subir a la parte alta del cuerpo y el colapso desaparecía. Si era cuestión de poner fin al dolor experimentado por el reo, se procedía al “crurifragium”; por medio de golpes de garrotes, se le rompían las articulaciones inferiores. Entonces ya no le era posible descansar los pies en el apoyo y la muerte por insuficiencia cardiaca se producía rápidamente.

El “crurifragium” no le fue aplicado a Jesús.

Evangelio según san Juan 19: 32-34

32 Vinieron, pues, los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que estaba crucificado con El; 33 pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, 34 sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua.

Los judíos habían pedido a Pilato que le fuese aplicado el crurifragium, pues era “la víspera del sábado” (Mc. 15:42; Lc. 23:54) y también el día de la Parasceve. Según la ley judaica, los crucificados no debían permanecer colgados durante la noche (Dt. 21:23). Y a las seis empezaba el sábado de la semana de Pascua en la cual queda prohibido el cumplimiento de toda sentencia. La proximidad de las grandes festividades hace comprensible la necesidad que tenían de imprimir una gran celeridad a todo el proceso, y explica la detención durante la noche, el juicio, la ejecución y el sepelio de Jesús en un plazo de pocas horas.

XVIII.)  TUMBA AISLADA DEBAJO DE LA IGLESIA DEL SANTO SEPULCRO.

La distancia que hoy separa el arco del Ecce Homo, el sitio donde fue juzgado Jesús ante Pilato, de la iglesia del Santo Sepulcro, pasando por la vía Dolorosa, es de mil pasos.

El emperador Constantino hizo levantar en el año 326 una magnífica tumba sobre el sitio en el cual estuvo el sepulcro de Jesús, descubierto en aquel entonces. Unas columnas ricamente adornadas sostenían un techo de vigas doradas, según atestiguan los libros de memorias de los peregrinos y las obras ilustradas de los primeros siglos de la era cristiana. Hoy día, en la iglesia del Santo Sepulcro, hay una mezcolanza de oscuras capillas. Cada confesión cristiana se ha procurado un pequeño espacio en los Santos Lugares de la Cristiandad para poder realizar en él sus cultos.

En la capilla del Santo Sepulcro, una escalera muy gastada baja a lo profundo de una cueva cavada en la peña donde se halla abierto un gran sepulcro de 8 metros de longitud... ¡es el lugar del sepulcro de Jesús!

Unas mil tumbas de aquella época fueron halladas en Palestina, todas ellas necrópolis; tumbas de familias. Pero ésta es una tumba individual. Según la descripción de los Evangelios, Jesús fue el primero en ser enterrado en una gran cámara mortuoria.

Evangelio según san Mateo 27: 57-60

57 Llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, de nombre José, discípulo de Jesús. 58 Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato entonces ordenó que le fuese entregado. 59 El, tomando el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia 60 y lo depositó en su propio sepulcro, del todo nuevo, que había sido excavado en la peña

XIX.)   TÁCITO MENCIONA A “CRISTO.”

En tiempos antiguos se hizo repetidamente esta pregunta: ¿Cómo es posible que, fuera de los Libros del Nuevo Testamento, ningún comunicado contemporáneo dé razón de los sucesos de aquellos días? “La Historia Universal no da noticia alguna sobre Él (Jesús de Nazaret) — escribe el profesor Martin Noth en su notable Historia de Israel—. Durante unos instantes su presencia había excitado las conciencias en Jerusalén; después, este episodio quedó relegado al pasado y las gentes tenían cosas, al parecer, más importantes en que ocuparse. Y sin embargo allí se tomó una última y definitiva decisión en la historia de Israel. Sólo cuando sus partidarios se dieron a conocer al mundo, se empezó a mencionar su nombre.”

Flavio Josefo en las Antigüedades judaicas, que escribió en los últimos decenios del primer siglo después de J.C., al citar la primera comunidad cristiana de Jerusalén, habla de “Jesús llamado el Mesías” 8. También el historiador romano Tácito menciona especialmente a Jesús en los Anales 9 para explicar el nombre de “christiani”; dice así: “Cristo, de quien se deriva su nombre, fue condenado a muerte en tiempos del cesar Tiberio por el procurador Poncio Pilato.”

XX.)   EL TESTIMONIO DE SUETONIO.

Gaio Suetonio Suetonio fue uno de los grandes historiadores de la época romana, nació el año 69, recibió una esmerada educación que le llevó a ejercer como abogado durante el reinado de Trajano mientras que con Adriano formó parte de la burocracia imperial. Muy interesado por la cultura griega, aprendió a la perfección esa lengua, dedicándose a la investigación. Realizó compendios de ciencias naturales y de biografías -que por desgracia se han perdido- siendo su obra más famosa la "Vida de los doce césares" donde narra las biografías de los emperadores desde Julio César hasta Domiciano, empleando un estilo analítico y fluido. Suetonio describe un movimiento mesiánico durante el reinado de Claudio, que fue emperador de Roma desde el año 41 al 54. De él dice Suetonio en su libro Los Doce Césares: “Los judíos que, a causa de un tal Cristo, metían mucho ruido, fueron arrojados por él de Roma.” El escritor Orosius refiere que esa expulsión tuvo lugar en el año 9.° del imperio de Claudio, es decir, en el año 49 después de J.C., lo cual demuestra que, no más tarde de 15 a 20 años después de la crucifixión, ya existía en Roma una comunidad cristiana.

Estos testimonios romanos quedan a su vez confirmados en los “Hechos de los Apóstoles.” En efecto: cuando San Pablo fue a Corinto procedente de Atenas, encontró “allí a un judío llamado Aquilas, originario del Ponto, recientemente llegado de Italia con Priscila, su mujer, con motivo de haber Claudio ordenado que todos los judíos abandonasen a Roma” (Hech. 18:2).

EL SEÑOR LES BENDIGA

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Fuentes y Bibliografía

La Biblia Tenía Razón, Werner Keller 1955

Textos Bíblicos de Nacar-Colunga

Comentarios a los Evangelios de Pedro S. A. Donoso Brant

www.caminando-con-jesus.org

Cuaresma 2002

 

 

www.caminando-con-jesus.org

p.s.donoso@vtr.net