PARA DAR RAZÓN DE NUESTRA
ESPERANZA, SEPA DEFENDER SU FE P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá |
TEMA 24: NO HAY ALIMENTOS
PROHIBIDOS |
Queridos
hermanos: Muchos preguntan con frecuencia si en verdad, según la
Biblia, está prohibido comer o tomar ciertos alimentos. Esta inquietud les
nace de conversaciones tenidas con miembros de algunas iglesias de origen
protestante, o de ciertas sectas, quienes, con la Biblia en la mano, les han
mostrado que no se puede comer cerdo, conejo, ciertos peces y ciertas aves,
etc. En esta línea están sobre todo los Adventistas del Séptimo Día, los
Testigos de Jehová, los Mormones y otros. Algunos
prohíben incluso tomar vino y cualquier licor, café, té, coca-cola, fumar,
etc., por motivos de religión, como si la Biblia prohibiera todo eso. Vamos, pues, a
contestar a este punto. Pero queremos advertir que este tema de los alimentos, por
ser uno de los más claros y sencillos de comprender, nos permite entender
otra verdad básica en la lectura de la Biblia: La Biblia no fue escrita en un
solo día, sino que fue redactada durante un período de casi 2.000 años. Y
cuando uno lee con atención este libro sagrado nos damos cuenta de que a
través de toda la Biblia hay una gran evolución doctrinal y moral. Es decir,
que, en la Biblia, no todo tiene el mismo valor o igual vigencia. Que hay una
gran diferencia, aunque se complementen, entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento. Que no se puede leer el Antiguo Testamento en forma parcial y
aislada, como si todo en él fuera doctrina eterna. Hay que leer siempre el
A.T. a la luz del N.T. Porque Jesucristo,
Dios-hombre, es el centro del N.T. y el fin de toda
la Biblia. Además, Jesucristo, con su autoridad humano-divina, corrigió y
perfeccionó muchas cosas que se leen en el A.T. y anuló y abolió costumbres
que para los judíos del A.T. eran prácticas muy importantes. Y entre estas
cosas que Jesús abolió está la cuestión de los alimentos. Prohibición en
el A.T. Leyendo con atención la Biblia nos damos cuenta de que
dentro del mismo A.T. hay diversas tradiciones y costumbres en cuanto a los
alimentos. 1. Los textos aparentemente más antiguos hablan de que
todos los alimentos son buenos. Que todas las plantas y animales han sido
creados buenos y están al servicio del hombre (Lea: Gén.
1, 20-25 y 28-30). Y se dice expresamente: «Todo lo que se mueve y tiene vida
les servirá de alimento. Todas las cosas les servirán de alimento, así como
las legumbres y las hierbas». (Gén. 9, 2-3). Pero enseguida leemos en Gén. 9,
4 que el sagrado escritor prohíbe comer «carne con sangre». (Según muchos biblistas o estudiosos de la Biblia, este versículo (Gén. 9,4) es un agregado posterior, una relectura
introducida por la tradición mosaica). De todas maneras, nadie va a negar que se dio la prohibición de comer ciertos alimentos en el A.T.
Esta prohibición de comer ciertos alimentos es una de las características de
la religión israelítico-judía. 2. Los textos prohibitivos más famosos, que son los que
suelen mostrar nues-tros
hermanos con la Biblia en la mano para confundir al católico sencillo, son
los siguientes: Levítico 11, 1-23 y su paralelo Deut.
14, 3-21. Sería largo citarlos aquí. En estos textos se prohíbe
comer: camello, conejo, liebre, cerdo y una serie larga de animales
acuáticos, aves y bichos alados. (Los llamos son de
la familia de los camellos, y también sería pecado comer carne de llamo). 3. Según los mejores biblistas,
algunas de esas prohibiciones son muy antiguas, y son costumbres tomadas de
otros pueblos, y anteriores a la formación más primitiva del pueblo de
Israel. Otras prohibiciones se dieron en Israel con la finalidad de
distinguirse y apartarse de los pueblos paganos vecinos y de sus cultos
idolátricos. 4. La prohibición de comer carne con sangre es también muy
antigua, y ello es porque se creía que la sangre era el alma o donde el alma
residía (Lev. 19, 26; 17, 11; Deut. 12, 23). Por lo
mismo, se juzgaba también impuro todo animal que no había sido desangrado, y
todo alimento que lo tocara (Lev. 11, 34 y 39). Además se prohíbe la grasa de
los animales (Lev. 7, 23). 5. También son impuros y prohibidos todos los animales de
la casa cuando hay un cadáver en ella. «Esta es la ley para cuando uno muere
en casa: Todo el que entre en la casa, y todo lo que esté dentro de ella,
será impuro siete días. Y todo envase que no esté cerrado con una tapa atada
será impuro». (Núm. 19, 14-15). No cabe duda de que hubo muchas personas santas del A.T.
que observaban rígidamente todo eso. Algunos preferían morir antes que comer
estos alimentos prohibidos. Así lo leemos en el bellísimo relato de 2 Macabeos 6, 18-31. Y es que, según sus creencias, el
quebrantar tales normas acerca de las comidas prohibidas, podía interpretarse
como una «apostasía» o una «traición a la religión del judaismo». Estas prohibiciones sólo se leen en el A.T. y no en el N.T. donde son anuladas radicalmente por Nuestro Señor
Jesucristo. ¿Qué nos
enseña el N.T. acerca de los alimentos? Todas las prohibiciones de comer ciertos alimentos (como el
camello, el cer-do, el conejo, etc.) estaban en
plena vigencia en el judaísmo dentro del cual nació, vivió y murió Nuestro
Señor Jesucristo. ¿Cómo reaccionó Jesús frente a ellas? 1. La actitud
renovadora y liberadora de Jesús Un día, Jesús llamó a toda la gente y les dijo: «Escúchenme
todos y entiéndanme bien: No hay ninguna cosa fuera del hombre que al entrar
en él lo pueda hacer pecador o impuro...». Y como sus mismos discípulos se
sorprendieron con tamaña novedad, Jesús añadió enseguida: «¿No
comprenden que nada de lo que desde fuera entra en el hombre lo puede hacer
impuro porque no entra en su corazón, sino en su estómago y luego se echa
afuera?». Y añade el mismo Jesús: «Lo que sale del hombre, eso es lo que le
hace impuro, pues de dentro del corazón salen las malas intenciones, los
desórdenes sexuales, los robos, libertinaje, envidia, injuria, orgullo, falta
de sentido moral. Todo eso sale de dentro, y eso sí que mancha al hombre»
(Mc. 7, 14-23 y Mt. 15, 10-20). 2. La práctica
de los primeros cristianos Pero los judíos continuaron aferrados a sus leyes y
costumbres en esos puntos, e impugnaron duramente a los primeros cristianos
convertidos del judaísmo. De tal modo que en las primeras comunidades
cristianas de origen judío, fue muy difícil cambiar de criterio respecto a
los alimentos. Hasta los mismos apóstoles tuvieron sus resistencias (Hech.
10, 9-16; y 11, 1-18). Incluso después de declarar, en el concilio de Jerusalén,
que no les obligaba la ley de Moisés, ni la circuncisión (Hech. 15, 1-12),
tuvieron que hacer algunas concesiones respecto a la costumbre judía de los
alimentos, pero sólo para ciertas comunidades aisladas, donde habitaban los
judeocristianos. Es que, como señala la misma Biblia, muchos judeocristianos
seguían aferrados celosamente a la Ley de Moisés (Hech. 15, 13-19 y 21, 20).
¡Nunca han sido fáciles los cambios! 3. La
enseñanza del apóstol Pablo Será especialmente San Pablo quien, en la línea liberadora
de Jesús, repetirá a los cristianos: «Que nadie los critique por cuestiones
de comida o bebida, o a pro-pósito de las fiestas,
de novilunios o de los sábados. Todo eso no era sino sombra de lo que había
de venir, y ahora la realidad es la persona de Cristo... ¿Por qué se van a
sujetar ahora a preceptos como «no tomes esto», «no gustes eso», «no toques
aquello»?... Tales cosas tienen su apariencia de sabiduría y de piedad, de
mortificación y de rigor, pero sin valor alguno...» (Col. 2, 16-17; 20-23). Y también en su carta a Timoteo, Pablo escribe contra
quienes prohibían, entre otras cosas, «el uso de alimentos que Dios creó para
que fueran comidos con acción de gracias por los fieles que han conocido la
verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno y no se ha de rechazar
ningún alimento que se coma con acción de gracias, pues queda santificado por
la palabra de Dios y la oración. Si tú enseñas estas cosas a los hermanos,
serás un buen ministro de Cristo Jesús» (1Tim. 4, 3-6; 1 Cor. 6, 13 y 8,
7-13). 4. ¿Y qué
decir del vino? 1. En el Antiguo Testamento hay muchos y diversos textos
sobre la vid y el vino. Se prohíbe el vino a la familia sacerdotal de Aarón
(Lev. 10, 9-11). Tampoco tomaban vino algunos grupos religiosos particulares,
como se lee en Jer. 35, 5-7. Pero en general, la vid es símbolo de Israel, y
se cantan las bondades del vino tomándolo con moderación (Is. 5, 1-7; Prov.
9, 2-5; Ecl. 31, 25-30; Cant.
5, 1; Sal. 104, 15). También se usaba el vino en los sacrificios (Ex. 29, 38-40;
Núm. 15, 10 ). 2. En el Nuevo Testamento, Jesucristo convierte el agua en
vino en las bodas de Caná (Jn. 2, 1-11). Y además
Jesús mismo tomó vino (Mt. 11, 19; Lc. 7, 34), y lo presenta como símbolo de
la Nueva Alianza (Mt. 9, 17; Jn. 15, 1-6). Luego Jesús celebra con vino la
Ultima Cena, convirtiéndolo en su propia Sangre (Lc. 22, 14-20; 1 Cor. 11,
17-27 y textos paralelos ). 3. El apóstol San Pablo le recomienda a Timoteo: «No bebas,
pues, agua sola. Toma un poco de vino a causa de tu estómago y de tus
frecuentes indisposiciones». (1Tim. 5, 23). (Otra cosa es emborracharse, que
eso sí es un pecado grave contra la dignidad de la persona). (1Tim. 3, 3-8; Tit. 2, 3). Queridos amigos, está claro que quienes hacen problemas en
cuestiones de comida y bebida, aunque lo hagan con la Biblia en la mano, no
han leído bien «toda» la Biblia. No han llegado hasta el Nuevo Testamento.
Así, hermanos católicos, no les hagan caso cuando los hermanos protestantes u
otros enseñen sólo ciertos textos del Antiguo Testamento. No olviden nunca
esta regla de oro: En la revelación de Dios hay una evolución. El A. T. es
como la sombra del N. T. Jesús mismo vino a perfeccionar la ley antigua. Por
tanto hay cosas que, vistas desde ahora, ya queda-ron definitivamente atrás,
como es el carácter sagrado del sábado y todo lo referente a los alimentos
prohibidos. Una regla de oro para la recta interpretación de la Biblia,
lo repetimos una vez más, es no sacar nunca una frase de su contexto. Estamos
seguros de que muchos enseñan estas cosas sólo por ignorancia, y a pesar de
andar todo el tiempo con el libro de la Biblia en la mano no lo conocen, ignoran
el Nuevo Testamento, o tal vez lo hacen con mala voluntad para confundir a
los católicos sencillos y conquistarse adeptos. Y este proselitismo barato de
ninguna manera puede ser del agrado de Dios. Queridos amigos, lean una y otra vez estos Temas, consulten
las citas bíblicas y verán cómo eso les dará seguridad y como el Señor pondrá
en sus labios la respuesta oportuna cuando llamen a la puerta de su casa los
representantes de otras religiones. ¿Qué es el
Ecumenismo? El Ecumenismo es un movimiento dirigido a restaurar la
unidad de los cristianos. ¿Quiénes
participan en este movimiento ecuménico? Participan los que invocan al Dios Uno y Trino y confiesan
a Jesucristo como Señor y Salvador. ¿Como oró
Jesús en la Ultima Cena? En la Ultima Cena, Jesús oró diciendo: «Que todos sean uno,
como tú, Padre, estás en mí y yo en tí, para que
también ellos sean uno como nosotros y el mundo crea qua tú me has enviado».
(Jn. 17, 21) ¿Cuál es el
principio de unidad de los cristianos? El principio de unidad es el Espíritu Santo que habita en
los creyentes. Sólo El puede realizar esta admirable unión y restaurar la
unidad perdida. ¿Qué
corresponde, entonces, a los cristianos? A los cristianos de las distintas denominaciones
corresponde orar a Dios para acelerar la hora de la unión y hacer gestos de
buena voluntad que faciliten este re-encuentro sin olvidar las palabras de
Jesús: «sencillos como palomas pero prudentes como serpientes». Cuestionario: ¿Cómo hay que leer la Biblia? ¿Podemos aferrarnos a textos
aislados del A. T. y aplicarlos al hombre de hoy? ¿Hay entre el A. T. y el N.
T. una gran evolución doctrinal y moral? ¿Qué se lee en Gén.
1, 20-25? ¿Son buenas todas las cosas? ¿En qué se basaba la prohibición de
ciertos alimentos en el A. T ? ¿Cuál fue la actitud
liberadora de Jesús? ¿Qué concesiones hicieron los judíos a los gentiles
convertidos desde los primeros siglos? ¿Cuál debe ser nuestra actitud hoy? |
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |