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PAGINA CREADA EL 12 DE FEBRERO DE 2002

PAGINA WEB DE PEDRO DONOSO BRANT

Reflexiones sobre Dios

Jesús Marti Ballester

INFINIDAD DE DIOS

INFINITUD DE DIOS

En todos los textos de la Escritura que se refieren a la incomprensibilidad del poder, sabiduría, bondad y grandeza de Dios, como leemos en el libro de los Salmos: "Grande es el Señor y muy famoso, es incalculable su grandeza... su inmensa bondad (51144,3,7); "Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida" (lb 146,7), encontramos implícitamente afirmada la infinitud de Dios.

Cuando Yahvé revela a Moisés: “Yo soy el que Soy”, quiere decir, soy el ser que existe por si mismo, el que no recibe el ser de otro ser, que soy el Ser Subsistente. Eso es el Infinito.

El infinito es aquel ser que no tiene fin, que carece de límites. Si Dios es la perfección absoluta es porque es Acto Puro que, porque siempre está en acto, nunca pasa de potencia a acto. Mis ojos cerrados no están en acto de ver sino en potencia de ver cuando los abra a la luz. Pues bien, Dios siempre tiene los ojos abiertos, en acto. Cuando dice Jesús: "'Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo…, está diciendo que mi Padre y Yo siempre estamos en acto, en acción. "Tu guardián no duerme, ni reposa; no duerme, ni reposa el Guardián de Israel".

EL INFINITO RELATIVO

Sólo cuando hablamos coloquialmente atribuimos lo infinito a los actos de las criaturas, seres no subsistentes, que por ser obra del Creador, se llaman criaturas. Me explico, un delineante, por ejemplo, podrá diseñar una línea que puede ser prolongada

Infinitamente, pero esa línea en el momento en que ha sido trazada, no es infinita, aunque su prolongación no tenga término en el tiempo y en el espacio. Estoy hablando del infinito relativo, que se designa con otro vocablo, indefinido. El indefinido no tiene límites en potencia, pero los tiene en acto. No es éste el concepto de infinito que atribuimos a Dios, sino el infinito ahora y siempre, es decir, infinito en acto, infinito actual absoluto, porque Dios es el Ser Subsistente con perfección absoluta.

Para expresarlo más claramente. Un pintor genial tiene infinitas posibilidades, potencias, de expresar su talento. Estas potencias y capacidades, son infinitas mientras actúa en su obra, pero, cuando la acaba, todas sus posibilidades indefinidas, o relativamente infinitas, han llegado a su fin.

El Acto Puro en cambio, actúa simultáneamente todas sus posibilidades, que son infinitas, y de él nace todo lo grande y todo lo bello y todo lo bueno y todo lo verdadero y todo lo perfecto que ha sido, es y será o podría ser, sin límite ni condición. Sólo El es. Sólo Dios es Acto Puro: “Soy el que soy”.

DOBLAR LAS RODILLAS

La idea de la infinitud es un misterio. Misteriosos son también y manifestaciones de la infinitud divina- los secretos de la naturaleza y de la gracia. No debemos medir los misterios restringiéndolos y limitándolos a nuestra comprensión y a nuestros parámetros, sino doblando nuestras rodillas ante la plenitud, superabundancia, fluir inagotable y vehemente trepidación del Espíritu de que nos habla el libro de los Hechos producida en Pentecostés (Hch 2,2). La humillación de Jesucristo es una demostración de infinitud de Su amor. "Me amó y se entregó por mí". Lo que entre los humanos c puede ser considerado como derroche, en Dios es propio y conveniente, porque sus recursos son ilimitados. Porque Dios es infinito, hace lo mejor, lo más santo y lo más prudente. Nada excede sus propios poderes y recursos. Dios obra a lo Dios. Para Dios no hay nada imposibles. Y sigue siendo tan rico, magnífico e infinito después de haber realizado una obra de infinita generosidad corno antes de haberla hecho.

Dios hace siempre obras grandes. Si el Verbo de Dios se hubiera encarnado por una solo persona, le habríamos alabado por habernos dado una prueba de su amor y magnanimidad. Al descender del cielo para salvar a quienes podría haber librado sin tanta humillación y derramamiento de sangre, nos ofrece la manifestación más coherente de su infinitud. Que Dios permita que innumerables semillas sean sembradas para ser pisadas junto al camino, o para secarse sobre las piedras o para morir entre espinas, y que sólo una cantidad determinada arraigue en tierra buena, nos hace exclamar con San Pablo: "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios, cuán incomprensibles san sus juicios e inescrutables sus caminos!" (Rom 11,33).

La Creación tan hermosa, grandiosa, estupenda, proclama un Creador infinito, que podría hacer mil mundos más hermosos, con una armonía más rica y más plena y un orden más elevado y más noble. En ese orden admirable y portentoso del universo brilla la infinita justicia distributiva de Dios. El, que ha destinado a cada ser una naturaleza y una misión para conseguir el fin último, que es la manifestación de su bondad infinita, de su sabiduría insondable, y de su belleza inmensa, ha otorgado a cada uno las propiedades de su naturaleza, lo ha situado en su jerarquía, y ha repartido sus dones y sus gracias, ministerios y carismas, con la riqueza que corresponde a su fin, para que todos puedan dar su nota propia en el universo, que construya la armonía y la felicidad. Y todo ello, no porque Dios deba nada a las cosas creadas, sino porque lo debe a su Infinita justicia que, por ser una perfección, ha de estar en Dios, que es la perfección absoluta infinitamente. Así lo testifica San Dionisio: "Se comprueba que la justicia de Dios es infinita, cuando se ve que da a todos los seres lo que les corresponde según la dignidad de cada uno, y que conserva la naturaleza de cada ser en su propio sitio y con su propia fuerza". En la infinitud de su grandeza ha disminuido su propia gloria y ha herido y deformado su propia belleza ante sus criaturas, con la inefable condescendencia de su Encarnación.

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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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