Caminando con Jesus

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

¿QUIÉN ES DIOS?

Este cuento escrito en mi infancia lo he relatado muchas veces, y lo sigo haciendo para crear un ambiente de reflexión sobre Dios.

Un profesor descubre un niño leyendo un pequeño libro sobre Dios mientras esta en clase, y le pregunta porque lee ese libro, el niño le responde, estoy leyendo sobre Dios, el profesor le responde que pierde el tiempo, porque Dios no existe, a esa afirmación el niño le dice que si existe, entonces el profesor le desafía a que lo pruebe y le da algunos ejemplos triviales, que dos naranjas mas dos naranjas son cuatro y eso es probable y demostrable, pero la existencia de Dios no, entonces el niño le pide una demostración a su manera, el profesor accede. El niño saca de un bolso una naranja, le quita la cáscara, la aprieta un poco para extraer el jugo y la degusta, luego la desgaja y degusta una parte, luego le pregunta, al profesor, ¿maestro, que sabor tiene este gajo?, él responde; “no lo se”, el niño le pregunta: ¿Y porque no lo sabe”, el profesor le responde; “muy sencillo, pues no lo he probado”, y el niño le dice, esta es mi prueba, usted no ha probado la existencia de Dios, no la ha saboreado, por eso sabe que gusto tiene, yo si lo he hecho y se que sabor tiene, pruebe y verá y conocerá su sabor.

Es muy cierto, si alguien empieza un camino espiritual, empieza a saborear la proximidad de Dios, comienza a reconocer que es un misterio, es algo que llega a se inconcebible, sorprendente, extraordinario, pero no deja de ser un misterio, invisible a los ojos, fuerte a los sentimientos, trascendente, culminante, mas allá de todo pensamiento, mas allá de toda palabra o comentario y muy lejos de toda comprensión humana. Aún mas, Dios es desconocido para la inteligencia, y con mucha facilidad decimos que el hombre esta hecho a su imagen y semejanza, pero no podemos decir, que Dios esta hecho a la semejanza del hombre. Dios es un misterio.

Sin embargo, este Dios misterioso esta muy cerca de nosotros, mucho mas de lo que cualquier imaginación puede pensar, el lo colma todo, delante, detrás, al lado, alrededor, presente en todas partes, nos conoce bien, nada le podemos ocultar, esta en nosotros, sabe nuestro nombre, ve nuestros corazones, directo y por sí mismo presente, pero mas allá de toda comprensión nuestra, no obstante se nos revela como persona estableciendo una relación de amor llamándonos, y lo hace por nuestro nombre, y nosotros sentimos su presencia y le respondemos, ¡Padre!.

Le amamos y establecemos una relación de amor, y sabemos que le necesitamos más que a cualquier cosa, es vital para nuestra vida, confiamos en El, sabemos de su justicia, conocemos de su amor, se nos enardece el corazón, se nos aviva el alma cuando le queremos hablar, y nos gusta saber que esta ahí escuchándonos

Pero que paradoja más grande, que incongruencia más increíble, en la experiencia del hombre también hay un Dios lejano en nosotros, le apartamos cuando El más quiere estar cerca, hablamos de caridad, y cruzamos a la acera del frente si vemos a alguien del que pensamos nos puede complicar, o nos va a pedir algo, queremos que Dios no nos abandone y nosotros por comodidad abandonamos con facilidad lo que predicamos.

También parece increíble que cuando más caminamos por caminos espirituales, nos parece un Dios muy íntimo y a ratos alejado, cuando creemos conocerle, nos damos cuenta que es más desconocido y mientras más estudiamos para conocer a Dios, nos damos cuenta que hasta un niño sabe mucho más de Dios que nosotros.

Así es Dios, establece su morada en nuestros propios corazones, y a pesar de eso, se nos hace inaccesible en muchas ocasiones que le pedimos algo y parece que no nos quiere conceder lo solicitado, sentimos su presencia y creemos que no nos escucha. Dios alfa y omega, principio y fin de todo, nos dirigimos a El como nuestro Padre, lo es todo, nos acompaña y nos acoge, pero no deja de ser un misterio, dormimos y pasamos la noche con El, llega el día y nos ponemos a caminar solo, pero El camina con nosotros como el mejor de nuestros amigos. Dios, un misterio.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant