EL CUIDADO Y LA ATENCION ESPIRITUAL

DE LOS ENFERMOS

 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

“Estuve enfermo y fueron a visitarme”

(San Mateo 25,36)”

 

 

 

V LA ENFERMEDAD Y ORACION

 

Jesús le preguntó: Quieres sanarte?” Jn 5, 1-3a.5-18

En una ocasión, Jesús, descubre entre la multitud a un enfermo paralítico y se detiene ante él, lo ve desamparado y necesitado de auxilio. Esto es algo natural en Jesús, se fija en los desamparados, en los más necesitados, en los imposibilitados y amorosamente los socorre. Conoce por su ciencia sobrenatural el origen de su enfermedad, la duración de la misma, porque la mirada de Jesús, penetra en lo más íntimo del corazón y lo descubre todo. Así, fija en él los ojos de su misericordia y le pregunta si quiere ser curado. Es una frase que iba cargada de sentido. Todo enfermo desea curar; su simple presencia en aquella piscina prodigiosa era una prueba de su deseo. Pero era esta pregunta un modo de despertar su fe y levantarle la esperanza. Mas el paralítico no piensa en una posibilidad de curación milagrosa por obra de su interlocutor. Entendió, por la pregunta que le hizo, si ponía los medios necesarios para obtener su curación en aquella piscina. Era su obsesión. Es lo que le responde el paralítico.

A este enfermo, así impedido para ensayar aquellos medios de hidroterapia, le había llegado el turno de los prodigios de Dios. Estaba estancado en su enfermedad para que en él se manifieste la gloria de Dios (Jn 9:3; 11:4). Por eso le dijo Jesús: “Levántate, toma tu camilla y camina”. En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.”

Como ya he hemos comentado, la enfermedad es una de las situaciones más preocupantes para el hombre y en tanto generadora de grandes angustias, tanto para nosotros si estamos sanos, como para el enfermo, familiares y amigos.

El hombre desde siempre ha buscado alguna forma de liberarse de la enfermedad, dirigiéndose a los conocimientos y avances médicos y rogando a nuestro Dios Padre, que nos alivie. Una de las cosas que más nos cuesta entender, es por qué estamos enfermos, y muchas veces nos preguntamos “,Señor por qué a mí?”.

Pero si sabemos valorarla, la enfermedad puede ayudarnos a descubrir nuestras soberbias y si lo deseamos podremos sanarlas. La enfermedad nos muestra que somos vulnerables y que no somos autosuficientes como creer que me basto a mi mismo, que no necesito de Dios ni de los demás.

La enfermedad debemos encausarla cristianamente y en unión con Cristo y acudir a El. Durante la enfermedad debemos alimentar nuestra fe en la oración y la caridad que nace a raíz de ese suceso imprevisto que nos a llega a todos o por lo menos que no esperamos que suceda, especialmente si reviste gravedad.

Desde un cierto punto de vista, el sufrimiento de la enfermedad ha sido para todos un momento triste pero a la vez importante en nuestra relación con Dios. En efecto, como consecuencia de este evento, nos hemos acordado de lo importante que es la oración, tanto como para pedir la curación como para pedir fortaleza, acogiendo la enfermedad con fe, esperanza y aceptación a la voluntad del Padre.

En consecuencia, en la oración por la que imploramos la recuperación de nuestra salud y la de nuestra familia y amigos, es una gran experiencia para todos nosotros. Esta la podemos hacer en casa, en los recintos de recuperación de la salud, como en nuestra Iglesia. También, con la asesoría de nuestros sacerdotes, podemos hacer peticiones o celebraciones con el apoyo de la liturgia que nuestra fe tiene normalizada. En este último aspecto, es bueno que los fieles nos dejemos guiar en esta materia y no caer en situaciones particulares de error. Recordemos también que la Iglesia dispone de un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad, esta es la “Unción de los Enfermos”.

Nosotros hemos hecho nuestra vida en la esperanza del gozo y la alegría y tenemos nuestro corazón preparado para ello desde el inicio de los tiempos, es así como siempre esperamos en las promesas que nos ha hecho Dios. Así está revelado en las Sagradas Escrituras, donde Dios se ha manifestado y nos ha dado a conocer nuestro plan de salvación.

Finalmente, que nos quede claro, que el recurso a la oración, nos ánima a conservar y recuperar la salud, nos motiva a preocuparnos y a cuidar con amor a los enfermos, llevarles alivio, el que reconfortará su cuerpo y le dará paz a su espíritu.

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caminandoenoracion@vtr.net

La oración, bella oportunidad para dialogar con Dios.

Estén siempre alegres, oren si cesar, (1 Tes 5,15)

Unidos en la Oración

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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