Sagrado Corazón de Jesús 2011

P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.

 

En la misa del día del Sagrado Corazón se lee el salmo 103 [102], que dice: «El Señor es compasivo y misericordioso». En la Biblia se habla muchas veces de la compasión y de la misericordia de Dios, que se han manifestado plenamente en Jesús.

La palabra compasión proviene del latín (de con patire) y significa «padecer con», haciendo referencia a quien comparte los sentimientos de otro, sabiendo ponerse en su lugar. El término hebreo es heded y se refiere a quien hace el bien a otro, le ayuda o le perdona, después de haberlo pensado y tomado una decisión. Por ejemplo, cuando se da una limosna a un pobre, se hace un favor a un desconocido, se perdona una deuda a alguien que no puede pagarla, etc. No es sólo un sentimiento, algo que queda en mi interior, sino que siempre es algo práctico, una acción a la que no estoy obligado en favor de otro.

La palabra misericordia también viene del latín (de miserum cor) y hace referencia a quien tiene un «corazón compasivo», que es su significado literal. El términos usado en hebreo es rehamîm, que en singular designa el vientre materno, el «útero», y en plural las «vísceras». Se usa para señalar el sentimiento profundo y amoroso que une a dos personas por lazos de sangre, como a la madre o al padre con sus hijos o a un hermano con otro. No brota de ninguna reflexión ni de ninguna obligación. Es inexplicable, pero real. Ese sentimiento también es práctico, y se traduce en acogida, ternura, paciencia, ayuda. Los judíos creían que este vínculo está situado en lo más profundo del hombre, en sus vísceras. Algo hemos heredado nosotros, que también hablamos de un amor entrañable o de un odio visceral.

Así, la misericordia es portarse bien con el otro, sin necesidad de justificarlo, por una necesidad que brota del corazón y la compasión es portarse bien con el otro como fruto de una decisión personal, después de haberlo pensado y decidido. En la Biblia, a menudo las dos palabras van unidas para hablar de Dios: «Acuérdate, Señor, de que tu ternura y tu compasión son eternos» (Sal 25 [24],6); «Señor, no me cierres tus entrañas, que tu amor y tu lealtad me guarden siempre» (Sal 40 [39],12); «Te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en ternura» (Os 2,21)… Y, por su puesto, en el texto que hemos citado: «Él Señor es compasivo y misericordioso» (Sal 103 [102],8).

El corazón traspasado del redentor es la mejor manifestación del amor compasivo y misericordioso. Él no nos trata como merecen nuestros pecados. Al contrario, nos bendice con gran generosidad, como fruto de una decisión pensada y asumida (compasión) y como fruto de un sentimiento inexplicable e ilógico (misericordia). Bendito y alabado sea el que tanto me amó y me ama.

Quien quiera profundizar en los orígenes de la fiesta del Sagrado Corazón y en su mensaje, puede pinchar aquí y leer la meditación que os envié el año pasado:

    http://www.caminando-con-jesus.org/CARMELITA/ESDM/SAGRADO%20CORAZON.htm

 

P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.

P. EDO. SANZ DE MIGUEL, OCD.

 

 

Caminando con Jesús

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

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