SEPTIEMBRE, MES DE LA BIBLIA “CUATRO CLAVES PARA LEER LAS
SAGRADAS ESCRITURAS, LA BIBLIA” Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant San
Pablo: "hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los
hombres, Cristo Jesús" (1 Tim 2,5). “Pero
no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra, para
que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, para que también
ellos sean en nosotros, y el mundo crea que tú me has enviado. (Juan 17,
20-21) Leer la Biblia es
leer la Palabra de Dios, del Señor, del Creador, de Yahvé, alguno dicen
de Jehová, del Todopoderoso, la verdad es que no me preocupa cual es la
denominación más perfecta para nombrar a Dios. Me parece que es más agradable
hacerlo como lo hacía Jesucristo, y no aferrarnos a una u otra forma de
escribir el nombre de Dios. Jesucristo nos enseña más bien que a Dios le
debemos llamar "Padre" y El mismo nos da ejemplo, cuando se refería
a Dios, decía al PADRE. Y cuando nos enseña a orar, nos pide: Ustedes oren así:
“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre” (Mt 6,9) Pero ¿cómo hay
que leer esta palabra de Dios? ¿Cuál serían las claves más orientadoras para
una lectura penetrante y provechosa?, podríamos mencionar algunas, pero
tendríamos que decir que por supuesto, no son, ni mucho menos, exhaustivas o
absolutas, dada la inmensa y la infinita riqueza de las Sagradas Escrituras,
la Biblia. Por ahora, me
parecen que hay cuatro importantes claves: JESUCRISTO ES LA FIGURA CENTRAL DE LA
BIBLIA EL DESCUBRIMIENTO DE CRISTO EN LA BIBLIA DESCUBRIENDO EN LA LECTURA LA CLAVE DE
SALVACIÓN DESCUBRIENDO LAS CLAVES DEL AMOR Paso a detallar
cada una de estas claves: I.- JESUCRISTO ES Jesucristo es la
figura central de la Biblia, situado en la cúspide misma, allí donde culmina
el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los dos Testamentos tienen en él
explicación consumada o dicha de otra forma cumplida. Porque, en definitiva,
si leemos con contemplación ambos textos, uno y otro se refieren al Mesías, a
Cristo, el Salvador, es decir a El únicamente. No puede caber duda, todo el
Antiguo Testamento hace referencia al Nuevo. No se puede entender en plenitud
el Antiguo sin la luz del Nuevo. Y si alguien no quiere considerar o desea
ignorar el Antiguo, no le va a ser posible entender verdaderamente el Nuevo. Las Sagradas
Escrituras, la Biblia entera, desde sus primeras páginas hasta las últimas,
nos hablan de múltiples maneras y de forma variada, de Jesucristo, Nuestro
Señor. San Jerónimo dijo
que: “que ignorar las Sagradas Escrituras es ignorar a Cristo” Ahora
invirtamos la frase, leámosla de nuestra perspectiva cristiana diciendo:
Conocer las Sagradas Escrituras es conocer a Cristo, contemplarla, es
contemplar al Señor. Entonces, en la
lectura de la Biblia, es significativo destacar que como pauta importante, es
la consideración de que las Escrituras son un todo concordante, todo esta
relacionado, es una unidad indisoluble, que pesa o gravita sobre un
tema central: Jesucristo, Palabra única de Dios, la primera y la última,
plenitud de la revelación divina. II.-
EL DESCUBRIMIENTO DE CRISTO EN LA BIBLIA Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes palabras de vida eterna [Jn 6, 68] La Biblia se
realiza a sí misma, adquiere su verdadera dimensión, sólo en Jesucristo;
tiene como última razón de ser la persona de Cristo. Toda la Biblia tiene
unidad en Cristo. Esto significa que la lectura de la Biblia tiene que ser
una lectura cristiana, es decir, una lectura que descubra la presencia de
Cristo en todas sus partes. Sin exageración, bien podemos decir que la Biblia
es Cristo, que toda ella es fundamentalmente una cristología. Hay quienes ha
llegado a decir, que en la Biblia sólo hay una cosa revelada: Jesucristo, su
persona y su obra. Todo va a depender de cómo se contemple la lectura y el
estudio de las Sagradas Escrituras, pero ineludiblemente llegaremos a este
descubrimiento. III.- DESCUBRIENDO EN En cada palabra
que vamos leyendo en las Escrituras, vamos descubriendo que es la Palabra de
Dios y que nos enseña el camino de la salvación. Nos habla de nuestro
origen y de nuestro destino, de la redención realizada objetivamente por
Jesucristo y del modo de conseguir personalmente la redención definitiva y
final de nuestras almas. Ella misma es fuerza salvadora, la salvación misma,
palabra de verdad, buena nueva de salvación, “palabra que puede salvar
vuestras almas” (Sant 1:21). La Biblia es la
historia de las continuadas intervenciones de Dios en la historia del hombre
para sacar al hombre de un estado de sufrimiento y de dolor, de persecución y
de esclavitud, de enfermedad y de muerte, a un estado de bienestar y de alegría,
de paz y de libertad, de salud y de vida? En la historia bíblica han
intervenido muchos salvadores; pero detrás de ellos, dándoles fuerzas, estaba
él, el único salvador. La salvación, que se producía siempre en graves y
hasta arriesgadas circunstancias políticas y sociales, era siempre generadora
de esperanza. Porque esta salvación, que Dios ejerció siempre en el pasado y
que seguirá ejerciendo en el futuro, es la garantía de nuestra esperanza y de
nuestra fe, de nuestra salvación final: “Jesucristo no ha venido a condenar,
sino a salvar” (Jn 12:47) La Biblia es la revelación y la realización del
misterio de la salvación realizado en Cristo. Todo en la Biblia está ordenado
y referido directa o indirectamente a este misterio salvífico. IV.- DESCUBRIENDO LAS CLAVES DEL AMOR La Biblia, no es
un libro cualquiera, es el libro por excelencia, el primero entre todos los
libros y es único, no hay otro igual. ¿Por qué?: Porque a diferencia de los
demás libros, este es único que tiene un doble origen, humano y divino. La Biblia es un
libro humano, hecho por hombres, en el lenguaje de los hombres. Sin embargo,
los profetas y los apóstoles escribían no por su entendimiento humano sino
por la inspiración de Dios. El purificaba sus almas, esclarecía su mente y
abría los misterios del futuro, inalcanzables por conocimiento natural. Por
eso sus escritos se llaman inspirados por Dios. Es, además y sobre todo, un
libro divino, hecho por Dios para transmitir a los hombres un mensaje de
salvación. La Biblia es el
Libro del Amor, ella nos revela que revela que “Dios es amor”, con esta
reflexión, podemos hacer un reconocimiento de que así es, para ello
contemplemos algunos pasajes que nos revelan que es el Libro del Amor y que
nos habla del “Amor de Dios” y que “Dios es Amor” Juan, el
discípulo amado, escribe en el capitulo: 1Jn 4:7-11: “Amados, amémonos unos a
otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor. En esto se Mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios
Envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
Amó a nosotros y Envió a su Hijo en Expiación por nuestros pecados. Amados,
ya que Dios nos Amó Así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. Nadie
ha visto a Dios Jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en
nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. Y así lo
confirman todas las intervenciones de Dios en la historia del hombre,
realizadas siempre por amor. La Biblia es la historia de las continuadas
intervenciones de Dios en la historia del hombre para sacar al hombre de un
estado de sufrimiento y de dolor, de persecución y de esclavitud, de enfermedad
y de muerte, a un estado de bienestar y de alegría, de paz y de libertad, de
salud y de vida. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Septiembre 2005 |