ANTÍFONA
DE ENTRADA
He visto sentarse sobre
el trono celestial a un hombre, a quien los ángeles adoran, mientras cantan
a una voz: Este es aquél cuyo poder permanece para siempre.
ORACIÓN
COLECTA
Dios nuestro, atiende
con amor los deseos y plegarias de tu pueblo, para conocer lo que debemos
hacer y poner en práctica lo que nos enseñas. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
LECTURA 1 Sam 1, 1-8
Lectura del primer libro de
Samuel.
Había un hombre de Ramataim, de la familia de
Suf, de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná, hijo de lerojám, hijo
de Eliú, hijo de Toju, hijo de Suf, de la familia de Efraím. Él tenía dos
mujeres: una se llamaba Ana la otra Peniná. Penina tenía hijos, pero Ana no
tenía ninguno. Este hombre subía cada año desde su ciudad, para adorar y
ofrecer sacrificios al Señor en Silo. Allí eran sacerdotes del Señor, Jofni
y Pinjás, los dos hijos de Elí. El día en que Elcaná ofrecía su sacrificio,
daba a su esposa Peniná, y a todos sus hijos e hijas, porciones de la
víctima. Pero a Ana le daba una porción especial, porque la amaba, aunque
el Señor la había hecho estéril. Su rival la afligía constantemente para
humillarla, porque el Señor la había hecho estéril. Así sucedía año tras
año: cada vez que ella subía a la Casa del Señor, la otra la afligía de la
misma manera. Entonces Ana se ponía a llorar y no quería comer. Pero
Elcaná, su marido, le dijo: “Ana, ¿por qué lloras y no quieres comer? ¿Por
qué estás triste? ¿No valgo yo para ti más que diez hijos?
Palabra de Dios.
COMENTARIO;
El primer libro de Samuel se abre con la historia
de Elcaná y Ana. El relato se encuadra en el género literario propio de los
héroes de Israel. Ana es amada por Elcaná, pero es humillada por Peniná, la
otra mujer de su esposo, a causa de su esterilidad. Todo este relato quiere
expresarla historia misma del pueblo de Israel, un pueblo al que Dios ama,
pero que no produce los frutos que se esperan de ese amor.
SALMO Sal 115, 12-14. 17-19
R. ¡Te ofreceré, Señor, un
sacrificio de alabanza!
¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me
hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el Nombre del Señor. R.
Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo
su pueblo. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el Nombre del
Señor. R.
Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo
su pueblo, en los atrios de la Casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.
R.
EVANGELIO
Mc 1, 14-20
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Después que Juan
Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la
Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de
Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”. Mientras iba
por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que
echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo:
“Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos
dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo
de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando
las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre
Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
Palabra del Señor.
COMENTARIO: Jesús inicia su misión por la provincia
de Galilea y busca compañeros para anunciar y vivir el Reino. Los primeros
convocados son dos grupos de hermanos: Simón y Andrés, Santiago y Juan.
Ellos dejan a su padre en la barca y siguen a Jesús. El seguimiento de
Jesús implica crear nuevos lazos, más allá de los lazos biológicos y
familiares. Por eso, por encima de los lazos de sangre, los seguidores de
Jesús nos llamamos hermanos y hermanas.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sea agradable,
Señor, la ofrenda de tu pueblo; que ella nos alcance la santidad y nos
obtenga lo que confiadamente pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Ctr. Jn 10,10
Dice el Señor: Yo he
venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso,
concede, a quienes has alimentado con tus sacramentos, servirte con una
vida santa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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“Síganme, ….Inmediatamente, ellos dejaron
sus redes y lo siguieron”
Mc 1, 14-20
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1.
CONVIÉRTANSE Y CREAN EN
LA BUENA NOTICIA
San Marcos, nos sitúa
en este relato en un tiempo en el que Juan Bautista está preso. Al mismo
tiempo no hace suponer que Jesús está en la vida pública. De mismo modo,
nos presenta un esbozo de lo que va a ser la misión de Cristo.
Jesús se dirige a
Galilea, es el segundo viaje, el primero lo hizo cuando aún no encarcelaban
a Juan Bautista. San Marcos, nos hace una síntesis de la predicación de
Jesús, --El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca.
Conviértanse y crean en la Buena Noticia--.
El establecimiento del
pleno reinado de Dios, anunciado en las profecías, ya llegaba. Era la
misión de Jesús al ir a “sembrarlo” por toda Galilea.
Ante esta expectativa e
inminencia, Jesús nos pide dos cosas: convertirnos es decir arrepentirnos,
transformarnos en hombres nuevos, cambiar de modo de pensar, apartarnos de
la mala conducta y de los caminos erróneos y luego nos pide que creamos en
el Evangelio, diciéndonos: “crean en la “Buena Noticia”, esa que Jesús va a
enseñar. Será la fe que salva (Mc 16:16).
Al proclamar la “Buena
Noticia de Dios”, se anuncia con claridad y sin equívoco, la liberación de
cuanto pueda oprimir al hombre, así liberado, se convierte en alguien que
transmite la liberación a los demás. Dios no llama a todos a proclamar esta
Buena Noticia.
2. “SÍGANME, Y YO LOS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES”
En la segunda parte de
este fragmento del Evangelio, San Marcos nos presenta la vocación de los
primeros discípulos, Simón (Pedro) y Andrés, Santiago (hijo de Zebedeo) y
Juan.
San Marcos nos añade un
dato de interés, “ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los
jornaleros, lo siguieron”. Esto puede significar que dentro de la modestia
de pescador de Galilea, tenía más recursos para pescar, por eso tenían
jornaleros, que eran pagados para hacer esta faena.
Pero, no debemos vivir
para la cosas, debemos hacerlo para los hombres y en primer lugar para
Dios. Es decir las cosas sirven, pero no para adorarlas, las cosas están en
orden a los hombres y los hombres en orden a Dios.
Inmediatamente al oír
de Jesús “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”, Pedro y Andrés
dejaron sus redes y lo siguieron. Para ellos, la redes eran toda su
herramienta de trabajo, por ellas lograban su sustento. Sin embargo no
dudaron y siguieron a Jesús. Así, Jesús, prolonga a través de los hombres
su predicación. Hombres elegidos para ser profetas y sus apóstoles.
3. SEGUIR A JESUS
Según entendemos los
que nos relata San Marcos, Pedro y Andrés respondieron de inmediato, y
Santiago y Juan, dejaron a su padre, así nos indica que para seguir a
Jesús, se debe renunciar a todo aquello que se opone a su seguimiento.
Así es como Jesús sabe
bien a quien elige y porque lo elige, en esta ocasión hombres que echan la
red al mar sin saber qué tipos de pescados sacaran. Del mismo modo cuando
un predicador arroja sus palabras sobre los hombres, no conoce de antemano
quienes se acercarán a Dios.
Pedro y Andrés no
habían visto a Jesús hacer milagros, no habían oído hablar al Señor del
reino de los Cielos, sin embargo al oír la voz de Jesús, ellos lo dejan
todo por seguirlo. Seguramente, ellos vieron la dulzura del alma de quien
los invitaba. Ellos creyeron y tuvieron fe. Nos enseña Jesús, que no
debemos aferrarnos a las cosas terrenales si queremos ir a la vida eterna.
Pero también hay algo
muy importante para todos nosotros, las características de los discípulos
elegidos por el Señor. Esto nos sirve para que no tengamos temor y no
pensemos que tenemos que superdotados en conocimientos para seguir a Jesús.
El eligió a hombres humildes, pobres, sencillos, sin una gran formación
académica, sin influencias, talvez, así nos imaginamos a Pedro, “rudos”,
sin formación teológica, porque los hombres no se arrepienten ni se
convierten con argumentos y palabras humanas, sino que por la gracia de
Dios.
Entonces, nosotros,
somos hombres predilectos del Señor, descubramos en nosotros mismos ese
llamado, con la misma rapidez que los apóstoles y sigamos tras los pasos de
Jesús. Nuestro apostolado, exige menos renuncia que el de los apóstoles y
lo podemos ejercer del mismo lugar en el cual nos desempeñamos, en el
trabajo, la escuela, el vecindario, la familia y los amigos.
Tenemos la gran
oportunidad de seguir a Jesús, hagámoslo íntimamente en lo personal, y como
apóstol entre los hombres.
4. CAMINAR JUNTO A JESUS
Nos preguntamos
entonces: ¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús a ojos cerrados? , ¿Cuántos
estamos dispuestos a dejar nuestro oficio, nuestra casa, nuestra patria por
seguir a Jesucristo? , ¿Estamos dispuestos a caminar junto a Jesús?
¿Hacia dónde va nuestra
vida?, ¿hacia dónde caminamos?, ¿a qué vamos?, pareciera fácil responder si
decimos a la vida eterna, caminamos hacia la eternidad y vamos a contemplar
a Dios, esa es la meta que no hemos programado.
Ahora bien ¿cómo se
llega?, seguramente cada uno pensará en un determinado camino, pero sin lugar
a dudas, para llegar de forma segura, es caminar junto a Jesús, seguir sus
pasos, -- Entonces dijo Jesús a sus discípulos, "si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque el
que su alma quisiere salvar, la perderá. Más el que perdiere su alma por
mí, la hallará". (Mt-16,24-25) --
La gracia es un don
gratuito que el Señor da a los hombres para alcanzar la gloria, y con
cuanto amor Jesús nos ofrece la gracia de su compañía, que gran oportunidad
la que nos entrega Cristo para estar cerca de Él, caminar junto a EL, es
una invitación a caminar con un paso seguro hacia la casa del Padre.
¿Cómo respondemos a
esta invitación?, ¿la hacemos esperar?, ¿le ponemos condiciones?
5. UN CAMINO MAS DIFÍCIL
QUE FÁCIL
El camino es difícil,
pareciera fácil, pero no lo es, debe dejarse de lado ese deseo excesivo de
mostrar las propias cualidades y de que sean reconocidas y alabadas, no es
para vanagloriarse o ser presumido, se debe dejar de lado el aprecio
excesivo hacia todo lo que se considera un bien material, hay que olvidarse
del amor excesivo hacia uno mismo, que lleva a prestar una atención
desmedida a los propios intereses sin ocuparse de los ajenos.
Pero también es un
camino agotador, y no hay elección de un camino fácil y si lo hacemos con
una carga pesada en nuestro corazón aún se hace más difícil. La intención
no es desanimarlos, pero ¿de qué otra forma podríamos ser digno de caminar
junto a Jesús?, si no es con un corazón limpio, sin vanidad, sabiendo amar
profundamente a los más pobres, a los mismos que ama el Señor, ¿cómo
podríamos caminar junto a Él, si no podemos deshacernos de las cuestiones
materiales?
6. JESÚS NO ACOMPAÑA EN
NUESTRA VIDA
Es necesario
comprender, que solo el camino de la fe es por donde se camina junto a
Jesús, es necesario darse cuenta lo importante que es caminar junto a
Cristo, para considerar que vamos por el camino correcto, hay que estar
atento a sus señales, hay que responderle siempre en forma positiva, no se
debe perder el rumbo, hay que alimentarse bien de su palabra, para tener
esa energía y esa vigorosidad, esa fuerza y vitalidad para caminar a su
paso, para no mirar hacia atrás, y no desalentarnos por muy difícil que
sea, por mucho sudor y lágrimas que nos provoque.
Todo esto es absolutamente
recompensado, porque cuando caminamos junto a Jesús, cuando lo llevamos a
nuestro lado, llevamos el aliento del Señor en el oído, Él nos va
confortarnos, él nos transforma y vemos nuestra vida de forma distintita, y
si no empapamos de él, nuestro pasos son alegres y son seguros para llegar
a nuestra meta, y en ese instante sabemos hacia dónde va nuestra vida,
hacia donde vamos y a que vamos.
Hemos sido
privilegiados al recibir el bautismo, nuestra vida es un don de Dios, somos
elegidos por Dios, y Jesús no acompaña en nuestra vida, sintamos su
presencia, no estamos solos, Jesús es el camino y la puerta de entrada, nos
esforzamos porque el esfuerzo se recompensa con el Reino de los Cielos, el
Evangelio no indica cada día como seguir por la ruta sin error, la
fidelidad a su palabra no indica el camino, es así, como en cada silaba
descubrimos las enseñanzas de Jesús, en cada expresión él nos pide caminar
junto a Él, no dudemos en aceptar esta invitación.
Muéstrame, Señor, tus
caminos. (Sal 25,4)
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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