MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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20-03-2022

Edición Nº  9.244

LITURGIA DE LAS HORAS          

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Domingo III Semana de Cuaresma

 

SI USTEDES NO SE CONVIERTEN”.

Casi a la mitad de la Cuaresma, Cristo nos recuerda algo sumamente importante: tenemos el peligro de no convertirnos. La parábola de la higuera estéril lo pone de relieve con una fuerza sorprendente. Lo mismo que su amo a la higuera, Dios nos ha cuidado con cariño y con mimo; más aún, en esta Cuaresma está derramando abundantemente su gracia, pero ésta puede estar cayendo en vano, puede estar siendo rechazada. ¿Encontrará Cristo frutos de conversión?

“Señor, déjala todavía este año”. La parábola sugiera que este año puede ser el último. De hecho, será el último para mucha gente. No se trata de ponernos tétricos, sino de una posibilidad real. Puede no haber ya más oportunidades de gracia. La conversión es urgente, de ahora mismo. Y retrasarla para otro año, para otra ocasión, es una manera de cerrarse a Cristo, de darle largas... Hay tantas maneras de decir “no”...

“Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”. Llama la atención que precisamente san Lucas, el evangelista de la misericordia y la bondad de Jesús, traiga estas amenazas. Pero si nos fijamos bien, estas advertencias también provienen de la misericordia. Advertirle a uno de un peligro es una forma principal de misericordia. Al enfrentarnos a la conversión, Cristo no sólo nos recuerda los bienes que nos va a traer la conversión, sino que nos abre los ojos ante los males que nos sobrevendrán si no nos convertimos. El amor apasionado que siente por nosotros le lleva a sacarnos de nuevo engaño.

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I.- RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 15-16

Mis ojos están siempre fijos en el Señor, porque él sacará mis pies de la trampa. Mírame, Señor, y ten piedad de mí, porque estoy solo y afligido.

O bien: Ez 36, 23-26

Dice el Señor: Cuando manifieste mi santidad en medio de ustedes, los congregaré de todos los países de la tierra: derramaré sobre ustedes el agua que purifica, serán lavados de todas sus manchas y pondré en ustedes un espíritu nuevo, dice el Señor.

ACTO PENITENCIAL

·       Tú no has venido a condenar sino a perdonar Señor, ten piedad.

·       Tú perdonas mucho a quien mucho ama. Cristo, ten piedad.

·       Tú nos llamas a la conversión y nos ofreces tu perdón. Señor, ten piedad.

No se dice Gloria a Dios.

ORACIÓN COLECTA

Dios de misericordia y origen de todo bien, que en el ayuno, la oración y la limosna nos muestras el remedio del pecado, mira con agrado el reconocimiento de nuestra pequeñez, para que seamos aliviados por tu misericordia quienes nos humillamos interiormente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Éx 3, 1-8a.10.13-15

Dios se compadece del sufrimiento de su pueblo, y decide intervenir para liberarlo. Desde este momento, Israel conoce al Señor, el Dios de sus antepasados, como el Dios de la liberación. Esta liberación de la opresión y del sufrimiento, Dios la hace con intermediarios humanos. Moisés será el encargado de transmitir todo esto al pueblo y organizar el éxodo.

Lectura del libro del Éxodo.

Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?». Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: « ¡Moisés, Moisés!». «Aquí estoy», respondió él. Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa». Luego siguió diciendo: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios. El Señor dijo: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel. Ahora ve, Yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas». Moisés dijo a Dios: «Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?» Dios dijo a Moisés: «Yo soy el que soy». Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas: «Yo soy» me envió a ustedes». Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Éste es mi nombre para siempre, y así será invocado en todos los tiempos futuros».

Palabra de Dios.

SALMO

En respuesta a la amorosa acción de Dios, el salmo canta la bondad y misericordia de Dios. Participamos de esta oración, aclamando: El Señor es bondadoso y compasivo.

Sal 102, 1-4.6-8,11

R. El Señor es bondadoso y compasivo.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.

R. El Señor es bondadoso y compasivo.

Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura.

R. El Señor es bondadoso y compasivo.

El Señor hace obras de justicia y otorga el derecho a los oprimidos; él mostró sus caminos a Moisés y sus proezas al pueblo de Israel.

R.  El Señor es bondadoso y compasivo.

El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen.

R. El Señor es bondadoso y compasivo.

SEGUNDA LECTURA 1Cor 10, 1-6.10-12

Pablo extrae una advertencia de la historia de Israel. Dios acompañó a su pueblo en forma de fuego y nube y el pueblo recibió los beneficios de Dios. Sin embargo, a pesar de haber recibido tanto de Dios, algunos se rebelaron contra él. Por eso debemos vigilar sobre nuestra propia conducta, no creer que ya estamos «asegurados» por todo lo que Dios nos dio. Cada día es un empezar de nuevo a caminar en su presencia.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: No deben ignorar que todos nuestros padres fueron guiados por la nube y todos atravesaron el mar; y para todos, la marcha bajo la nube y el paso del mar, fue un bautismo que los unió a Moisés. También todos comieron la misma comida y bebieron la misma bebida espiritual. En efecto, bebían el agua de una roca espiritual que los acompañaba, y esa roca era Cristo. A pesar de esto, muy pocos de ellos fueron agradables a Dios, porque sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Todo esto aconteció simbólicamente para ejemplo nuestro, a fin de que no nos dejemos arrastrar por los malos deseos, como lo hicieron nuestros padres. No nos rebelemos contra Dios, como algunos de ellos, por lo cual murieron víctimas del Ángel exterminador. Todo esto les sucedió simbólicamente, y está escrito para que nos sirva de lección a los que vivimos en el tiempo final. Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer!

Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN Mt 4, 17

“Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”, dice el Señor.

EVANGELIO Lc 13, 1-9

Las desgracias de los otros nos llevan a reflexionar sobre nuestra propia conducta. El Maestro deja claro que esos males no ocurrieron porque estas personas fueran peores que los demás, rechazando así toda idea de castigo. Pero aprovecha estas noticias para hacer un llamado a la conversión. La dureza de sus palabras es suavizada después por la parábola de la higuera. Aunque estemos secos y no demos fruto, Dios hará todo lo posible para que cambiemos de actitud, y esperará con paciencia que esto ocurra.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él les respondió: ¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?” Pero él respondió: “Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás”.

Palabra del Señor.

EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Señor, ayúdanos a convertirnos de corazón.

·    Por todo el pueblo de Dios, que en esta Cuaresma peregrina hacia la Pascua: para que se prepare con sincera conversión. Oremos.

·    Por todos los llamados como Moisés a ejercer cargos de responsabilidad: para que cumplan su gestión con la máxima generosidad. Oremos.

·    Por los que viven angustiados por culpas y remordimientos; por quienes no tienen paz, para que perciban la misericordia de Dios. Oremos.

·    Por todos nosotros: para que escuchemos el llamado a dejar los malos deseos y agradar al Señor. Oremos.

III. LITURGIA EUCARÍSTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Cristo, muerto y resucitado, es nuestra gran ofrenda al Padre. Junto a él, llevemos al altar el propósito de purificar nuestra conducta para ser, como Jesús, templos vivos de Dios.

Presentación de las ofrendas: Señor, por este sacrificio concédenos que así como te pedimos perdón por nuestros pecados, perdonemos las faltas de nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO

Prefacio (Cuaresma II): El Señor nos llama a revisar nuestra conducta y nuestro culto. Por eso, demos gracias al Señor, nuestro Dios porque estableció tiempos especiales para que sus hijos recuperen la pureza del alma.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 83, 4-5

El gorrión encontró su casa, y la golondrina tiene un nido para poner pichones: junto a tus altares, Señor del universo. Rey y Dios mío. ¡Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar!

Comunión: Jesús conoce nuestras debilidades y nuestra buena voluntad. Él se ofrece en la eucaristía para purificarnos y transformarnos en templos vivos de Dios. Con alegría, vayamos a comulgar.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, te suplicamos que alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, anticipo de la eterna salvación, se lleve a plenitud la obra redentora que sacramentalmente se realiza en nosotros.

Por Jesucristo nuestro Señor.

IV.- RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICION

Canto final

Queridos amigos: Volvamos a la vida diaria con la alegría de llevar con nosotros al Dios que nos hace libres. Nos retirarnos cantando.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”

Lucas, 13, 1-9

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.         EL RECHAZO QUE LE PRODUCE A JESÚS ALGUNAS CREENCIAS

Narra san Lucas, que algunos hombres fueron a ver a Jesús, pero no dice quiénes eran y, solo que le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. El relato de este Evangelio pertenece a Lucas, no lo narran los otros evangelistas. El sentido que manifiesta es mostrarnos el rechazo que le produce a Jesús algunas creencias sobre casos circunstanciales especiales como pensar las desgracias le llegan a las personas como castigo por sus pecados. Por eso es que Jesús les responde a modo de comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos?

Jesús finaliza su comentario diciendo; “Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante”

2.      DOS CASOS, CONOCIDOS SÓLO POR LOS EVANGELIOS

Si leemos el Evangelio de San Juan 9, 1-3, encontramos el texto siguiente: “Pasando, vio a un hombre ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron diciendo: Rabí, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego? Contestó Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios”.”

En este fragmento de Lucas, se cita dos casos, conocidos sólo por los evangelios. Uno fue una matanza de galileos que hizo Pilato en el templo mientras ofrecían sacrificios. Este tipo de brutalidades cometidas por los procuradores romanos en el templo, lo mismo que por Arquelao o por otros, no eran situaciones raras. Se conocen por Josefo (historiador judío de esa época) varios casos afines. En todo caso, Pilato era capaz de hacer estas y otras barbaridades.

En el segundo caso, Jesús expone el asunto de los dieciocho hombres que murieron aplastados por la torre de Siloé, y les hace una pregunta “¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén?” Como información aparte, durante el año 1914, se ejecutaron excavaciones arqueológicas donde Weil descubrió los cimientos de una torre en esta zona y se pensó que era una de las torres para guardar el acueducto de Siloé, este era una canal que construyó el rey Ezequías y conducía aguas a la piscina de Siloé.

3.      EN EL PLAN DE DIOS HAY HORAS SEÑALADAS

Era una creencia popular, que enseñaban los mismos rabinos, que todo padecimiento físico o moral era castigo al pecado y la respuesta de Cristo hace suponer que la pregunta venía con esta mentalidad ambiental .Pero les dice que eso no es verdad: que su muerte no significa culpa, sino planes de Dios (Jn 9:3). No por morir éstos eran más culpables que los demás galileos o gentes de Jerusalén. Pero les hace una gran advertencia: en el plan de Dios hay horas señaladas para el ejercicio de castigos o desgracias colectivas. Por eso, si no hacen penitencia - galileos y jerosolimitanos -, todos acabarán de la misma manera” que estos casos que le contaron.

4.      LA PALABRA PENITENCIA COMO CONVERSIÓN

Hoy día, esta palabra penitencia suena un poco improcedente, como si estuviera desubicada en el tiempo y fuese de otra época. Tal vez sea así, porque el mundo dedica muchos esfuerzos para evitar el sufrimiento. Pero debemos interpretar la palabra penitencia como “conversión” ya que estamos viviendo hasta la segunda venida de Cristo, la parusía, un tiempo de “conversión” por nuestras faltas y así gozar también de un período de misericordia, que es algo que nos regala el Señor si hacemos un cambio de actitud de vida de pecadores, algo que podemos hacer haciendo el bien.

Por tanto, básico es arrepentirse, así lo manifiesta Jesús al decir: “Si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”. Si hemos pecado, primordial es entonces la penitencia y la conversión para gozar de la vida eterna.

Todo es temporal en nuestra vida y todo está ligado al tiempo: en este sentido, tanto justos como pecadores vivimos en el tiempo, tiempo que es un don de Dios para todos, un tiempo de gracia, y por ello, un tiempo abierto a la conversión. Seamos pecadores empedernidos, o justos fortalecidos permaneceremos así para siempre y estaremos llamados a ser "pecadores en conversión".

5.      FUERA DE LA CONVERSIÓN NO PODEMOS ESTAR EN LA PRESENCIA DEL VERDADERO DIOS

Dios nos toca de muchas maneras para llevarnos a este estado de conversión. Nosotros sólo podemos prepararnos para que Dios nos toque.

Fuera de la conversión estamos fuera del amor. En este caso no le quedarían al hombre más que dos posibilidades: la satisfacción de sí y la justicia propia, o una profunda insatisfacción y la desesperación.

Fuera de la conversión no podemos estar en la presencia del verdadero Dios, pues no estaríamos junto a Dios, sino junto a uno de nuestros numerosos ídolos. Además, sin Dios, no podemos permanecer en la conversión, porque no es nunca el fruto de buenas resoluciones o del esfuerzo. Es el primer paso del amor, del Amor de Dios más que del nuestro.

Convertirse es ceder al dominio insistente de Dios, es abandonarse por tanto es la primera señal de amor que percibimos como procedente de Él. Abandono en el sentido de sometimiento. Si nos abandonamos ante Dios, nos entregamos a Él. Todas nuestras resistencias se funden ante el fuego consumidor de su Palabra y ante su mirada; no nos queda ya más que la oración del profeta Jeremías: "Haznos volver a ti, Señor, y volveremos" (Lam 5,21)

6.      UNA HIGUERA INFRUCTUOSA

“Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró”. En la segunda parte, el Señor nos hace un anuncio explicado con una parábola. Una higuera infructuosa, que sistemáticamente no daba fruto. La higuera simboliza a Israel (Os 9:10) e incluso al que no da fruto (Jer 8:13). Se la pensó cortar pronto, pero aún hubo paciencia, y se la cultivó con esmero por otro año. Mas no dio fruto. Y hubo que cortarla. Así se trató a Israel, cultivándolo repetidamente con avisos y profetas; luego el Bautista, y, por último, Cristo con su obra de enseñanzas y milagros. Pero Israel, los dirigentes, no le reconocieron por Mesías. Sólo fructificó, la muerte del Mesías. Y sucedió que los Israelitas perecieron en la destrucción de Jerusalén, catástrofe del año 70.

Dice la parábola: Dijo entonces al viñador; Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?” Volvemos entonces a interpretar que los frutos de este tiempo de conversión es el arrepentimiento apremiado por la misericordia de Dios. Esto se hace patente en el relato cuando el viñador le contestó: Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré”,  para ver si da fruto diciendo; Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás”. Vemos que Dios tiene derecho a exigirnos frutos de santidad y buenas obras, lo triste es que cuando viene por ellos no los encuentra.

7.      EL SEÑOR ESPERA DE NUESTRA PARTE OBRAS DE SANTIDAD

Pero Jesús deja la puerta abierta a la esperanza: la esterilidad de la higuera hace suplicar al viñador un subsiguiente tiempo de gracia: un año jubilar concedido por el Señor, dispuesto una vez más a confiar en espera de los frutos añorados desde hace mucho tiempo.

Si Dios nos da la gracia, está la debemos corresponder, el Señor espera de nuestra parte obras de santidad, tareas de perfección, y en cualquier minuto viene a buscar si hemos dado frutos. Debemos vivir en el santo temor de Dios, el temor de no rendir lo que Dios espera de nosotros.

El Señor les Bendiga

    Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

    III DOMINGO DE CUARESMA CICLO C

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

SEGUIR A JESÚS

Siempre hay un lugar y una hora exacta en la que el Señor quiere encontrarse con nosotros.

Es el momento que marca el comienzo de la conversión o del rechazo radical.

Esa conversión es un camino que exige constancia y una decisión siempre renovada de proseguir el viaje a pesar de todo.

Si en la antigua alianza el pueblo caminaba bajo la guía de Moisés, para nosotros el camino a seguir es el mismo Hijo de Dios, Jesucristo. Él es quien nos saca de la esclavitud del pecado, quien nos saca de nosotros mismos.

El sentido de la vida eclesial es ayudarse fraternalmente a caminar por las sendas de la conversión, o sea, ayudarse a buscar y seguir a Jesús.

Hay que desear ardientemente que ninguno se extravíe, que ninguno se retrase o se aleje.

A esto precisamente nos invita el Evangelio de hoy, que concluye con la parábola de la higuera estéril.

El labrador que ruega que no la corten todavía es Jesús. Como intercesor nuestro, dirá hasta el final de los tiempos: "Espera un poco, un poco todavía, que la cuidaré más".

Todos los cuidados que Jesús nos prodiga con su Palabra, con los sacramentos, con sus intervenciones providenciales -y lo son también los acontecimientos dolorosos-, son ofertas de conversión.

Dejémosle, pues, que nos cultive. La Palabra sagrada es como un arado, y también como una semilla sembrada para que pueda producir fruto.

ORACION (3)

 

ORACION

En el trágico horizonte de estos tiempos de guerras, de odios y violencias, en el lento y fatigoso discurrir de nuestros días, sigue llamándonos el Señor, para decirnos quién eres.

Ayúdanos a estar dispuestos a escuchar tu voluntad, ayúdanos a mantenemos en silencio, de rodillas, por lo menos un rato, ante la débil lámpara que arde ante el sagrario, en la inmensa soledad de nuestros templos, convertidos con frecuencia en un desierto en el que te quedas solo, esperándonos, mientras nosotros nos afanamos y nos dejamos absorber por otras cosas.

Cuéntanos algo de ti, de lo que has hecho por nosotros, a lo largo de las innumerables generaciones que nos han precedido en el camino de la historia, cuando, escuchando el grito desesperado que sube de la tierra, te has inclinado misericordioso para pactar con nosotros una alianza eterna.

Siguiendo tu ejemplo, haz que también nosotros aprendamos a descubrir los sufrimientos de tantos hermanos nuestros que han pasado desapercibidos y de los que nunca nos hemos percatado ni preocupados.

Pedro

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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