MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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26-02-2020

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LITURGIA DE LAS HORAS

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MIERCOLES DE CENIZAS

Miércoles de cenizas, comienza la cuaresma, tiempo litúrgico, de conversión,  de arrepentimiento, de cambio, de ser mejores, de acercamiento a Cristo.

Nuestro amado Jesús, nos hace una invitación, cambiar de vida. Esta vida es temporal, entonces, ¿porque no ser como Dios quiere que seamos? Nuestro Padre tiene un gran ideal, que todos sus hijos sean como Jesucristo, que seamos hombres buenos, generosos, caritativos, amorosos con todos nuestros hermanos.

Todos somos pecadores, somos fáciles de tentarnos, se nos hace difícil caminar hacia la santidad, pero debemos estar atentos, porque el pecado nos aleja de Dios. Pero el Señor nos regala este tiempo, de perdón, de reconciliación, de penitencia. Por tanto, tenemos que saber aprovechar bien estos cuarenta días, limpiando nuestro corazón, expulsando de nosotros las odiosidades, los rencores, las envidias, es decir todo lo que se opone a nuestro amor al Dios Padre, nuestro amor al Dios Hijo, a nuestros propios hermanos.

Nuestra Iglesia nos invita a vivir una cuaresma en el amor de Jesús, orando, escuchando la Palabra de Dios y meditándola, participando activamente de cada una de las celebraciones de este tiempo.  La Iglesia nos guía en la finalidad de la Cuaresma y nos invita a participar en la preparación a la Pascua, en el camino hacia la Pascua.

Hoy con la imposición de las cenizas, iniciamos una etapa espiritual muy especial e importante para nosotros como cristianos,   nos preparamos de la forma más digna posible para vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.

Polvo somos  y en polvo nos convertiremos, solo Dios sabe cuándo. La imposición de las cenizas nos lo recuerda, principio y fin, alfa y omega, de nuestra vida, estamos de paso. Entonces mientras estemos, hagamos una vida recta, sana, solidaria. Por ello, en esta cuaresma, hagamos un compromiso, ser mejores y hacer obras buenas. Mucha gente está esperanzada con sus hermanos cristianos, no los defraudemos, demos alegría a los que viven acompañado de la amargura, demos esperanza a los que parecen desfallecer, oremos por los enfermos, ayudemos al que necesita, las actitudes cristianas nos ayudarán a parecernos más a Jesús.

Nuestra conversión, nuestra penitencia, nuestras buenas obras de este tiempo litúrgico, serán una hermosa adhesión a Jesucristo.

El Señor les Bendiga

 

ANTÍFONA Sab 11, 24-25. 27

Señor, tú eres misericordioso con todos y no aborreces nada de lo que has hecho, cierras los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan y los perdonas porque tú eres el Señor, nuestro Dios.

Se omite el acto penitencial, ya que hace sus veces la imposición de las cenizas.

ORACIÓN COLECTA

Señor nuestro, concédenos iniciar con el santo ayuno cuaresmal un camino de verdadera conversión y afrontar con la penitencia la lucha contra el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA Jl 2, 12-18

Lectura de la profecía de Joel.

Ahora dice el Señor: Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en amor, y se arrepiente de sus amenazas. ¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios! ¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho nupcial! Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan: “¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?”. El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo. Palabra de Dios.

COMENTARIO: La cuaresma nos invita a un tiempo de oración y reconocimiento del pecado. El llamado del profeta convoca a todo el pueblo. Nadie está exento de pedir perdón, nadie puede quedar fuera de este acto de humildad y de arrepentimiento. Es el pueblo entero el que ha pecado. Y es el pueblo entero quien puede gozar con el perdón de Dios.

SALMO Sal 50, 3-6. 12-14. 17

R. ¡Ten piedad, Señor, porque hemos pecado!

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.

Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. R.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga. Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. R.

SEGUNDA LECTURA 2Cor 5, 20—6, 2

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: Nosotros somos embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios. A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él. Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque él nos dice en la Escritura: “En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí”. Éste es el tiempo favorable, éste es el día de la salvación. Palabra de Dios.

COMENTARIO: San Pablo exhorta a los corintios a volver su corazón a Dios. La comunidad debe dejarse reconciliar con Dios, porque es Dios quien, en definitiva, otorga el perdón. Es Dios quien quiere llegar con su amor para restablecer las relaciones y la comunión.

VERSÍCULO Cfr. Sal 94, 8. 7

No endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor.

EVANGELIO Mt 6, 1-6. 16-18

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Palabra del Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Imploremos, hermanos y hermanas, a quien tiene pleno poder en el cielo y en la tierra, y pidámosle que escuche benignamente las súplicas de su pueblo penitente: (Respondemos a cada petición: Señor, ten piedad).

·         Para que el Espíritu Santo, con su fuerza, rasgue los corazones de los pecadores, de manera que, convirtiéndose de sus culpas, busquen sinceramente el rostro del Señor, roguemos al Señor.

·         Para que Dios ilumine a nuestros hermanos que viven en la indiferencia, les infunda el deseo de buscarlo y les dé la fuerza necesaria para convertirse, roguemos al Señor.

·         Para que el Señor, que tan generosamente nos concede empezar hoy la Cuaresma, nos dé también en estos días de gracia el don de convertirnos a él y afirmarnos en la fidelidad cristiana, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras oraciones y extiende tu mano misericordiosa sobre el pueblo penitente, para que estos días de Cuaresma te busquemos con todo corazón y veamos atendidas nuestras plegarias. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

COMENTARIO: ¿Cómo vivir el tiempo de arrepentimiento y penitencia? La respuesta del evangelio de Mateo es: en la intimidad con Dios. Nuestra espiritualidad penitencial tiene que estar marcada por la austeridad, la humildad. No sea que agravemos nuestra condición con la soberbia de querer mostrarnos --perfectos penitentes--.

BENDICIÓN DE LAS CENIZAS

Después de la homilía el sacerdote, de pie, con las manos juntas dice:

Queridos hermanos: oremos a Dios, nuestro Padre, para que se digne bendecir con su gracia estas cenizas que vamos a imponer sobre nuestras cabezas en señal de penitencia.

Y después de una breve oración en silencio, prosigue con las manos extendidas:

Dios nuestro, que te conmueves ante quienes se humillan y hacen penitencia, escucha con bondad nuestra súplica y derrama la gracia t de tu bendición sobre estos hijos tuyos que van a recibir las cenizas, para que sean fieles a las prácticas cuaresmales y así lleguen a celebrar, con un corazón puro, el misterio pascual de tú Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

O bien:

Señor y Dios nuestro, que no quieres la muerte del pecador sino que se arrepienta, escucha con bondad nuestra oración y bendice j estas cenizas que vamos a imponer sobre nuestras cabezas, reconociendo que somos polvo y. al polvo hemos de volver, y concédenos, por medio de las prácticas cuaresmales, el perdón de nuestros pecados y la vida nueva a imagen de tu Hijo resucitado. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Y rocía con agua bendita las cenizas, sin decir nada.

Seguidamente, todos los fieles se acercan al sacerdote que impone la ceniza sobre ellos; a cada uno le dice: Conviértete y cree en el Evangelio. Cfr. Me 1,15

O bien:

Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás. (Cf r. Gn 3,19)

Mientras tanto se canta:

ANTÍFONA 1

Revistamos el hábito de la penitencia con la ceniza y el cilicio; ayunemos y lloremos delante del Señor, porque nuestro Dios es compasivo y misericordioso para perdonar nuestros pecados.

ANTÍFONA 2 Cfr. JI 2,17; Est 4,17

Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: Perdona, Señor, a tu pueblo; no permitas que callen quienes te alaban.

ANTÍFONA 3 Sal 50.3

Borra mi culpa, Señor.

Esta antífona puede repetirse después de cada uno de los versículos del salmo 50.

RESPONSORIO Cfr. Bar 3,2; SaI 78, 9

R. Reparemos el mal que cometimos por nuestra ignorancia, no sea que, sorprendidos por la muerte, busquemos el tiempo para hacer penitencia y no lo encontremos.

*Míranos Señor, y ten piedad de nosotros, porque hemos pecado contra ti.

V. Ayúdanos, Dios salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos, Señor.

* Míranos, Señor.

Puede cantarse también otro canto apropiado.

Acabada la imposición de las cenizas, el sacerdote se lava las manos; el rito concluye con la oración universal y la Misa continúa como de costumbre.

No se dice Credo.

LITURGIA EUCARÍSTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, al ofrecerte el sacrificio, con el que iniciamos solemnemente la Cuaresma, te pedimos que por las obras de penitencia y caridad, dominemos nuestras pasiones y, limpios de pecado, podamos celebrar con fervor la Pasión de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO III o IV DE CUARESMA

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 1, 2-3

El que medita la ley del Señor de día y noche, da fruto a su debido tiempo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Fortalécenos Señor Dios, con los sacramentos recibidos, para que nuestro ayuno te sea agradable a tus ojos y cure nuestros males. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO (facultativa).

El sacerdote con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración de despedida:

Infunde el espíritu de arrepentimiento sobre los que se inclinan ante ti, Dio nuestro, para que merezcan conseguir por tu misericordia, los premios prometidos a los que hacen penitencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La bendición e imposición de las cenizas se puede hacer también fuera de la Misa. En este caso, es conveniente que preceda una Liturgia de la Palabra, utilizando la antífona de entrada, la oración colecta, las lecturas con sus cantos, como en la Misa. Sigue después la homilía y la bendición e imposición de las cenizas. El rito concluye con la oración universal (oración de los fieles).

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

San Mateo 6, 1-6.16-18:

“Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.     JESÚS NO ENSEÑA CUALES SON LAS BUENAS ACTITUDES DE LOS CRISTIANOS Y CUALES SON PROPIAS DE LOS FARISEOS.

Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos”: Estar atentos para evitar hacer justicia con ostentosidad, es decir no se ha de practicar las buenas obras para ser vistos por los hombres. La virtud se practica por amor a Dios. Sólo así se tendrá “premio,” “recompensa” Pues “el que quiere hacer ostentación de su virtud, no trabaja por la virtud, sino por la fama.” Por eso los que así obran “recibieron” ya su recompensa.

2.     Y CUANDO DES LIMOSNA, NO LO VAYAS PREGONANDO

“Y cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres.”

El cuidado de los pobres era carga de la comunidad. En tiempo de Jesús, los sábados se recogían en todas las sinagogas a la salida de las mismas las aportaciones voluntarias. Este sistema era anónimo. Aparte de esta colecta semanal se admitían dones voluntarios. Los fariseos solían dar limosna con gran ostentación a los pobres encontrados en los caminos o reunidos en plazas con motivo de alguna solemnidad. Y hasta parece que para excitar la generosidad se había introducido la costumbre de proclamar los nombres de los donantes, sea en las reuniones sinagogales, sea en las calles o plazas con ocasión de alguna solemnidad especial, ante las gentes reunidas (Eclo 31:11).

3.     CUANDO TÚ DES LIMOSNA QUE TU MANO IZQUIERDA IGNORE LO QUE HACE LA DERECHA,

 “Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”

Rabí Eleazar (c.270 d.C.), decía: “Quien da limosna en lo oculto es más grande que nuestro maestro Moisés.” No se trata de la “vida interior” frente a la exterior. Es el “espíritu” de la obra lo que se destaca. El espíritu cristiano de la enseñanza no exige naturalmente el cumplimiento material de lo que se expresa. No es tanto la materialidad de la realización lo que se censura, sino la intención con que se hace. En otro pasaje que recoge Mateos, Jesús hará ver que el mérito de la limosna no está tanto en la cantidad de ésta cuanto en el espíritu y amor a Dios que en ella se ponga (Mt 12:41-43).

4.     CUANDO USTEDES OREN, NO HAGAN COMO LOS HIPÓCRITAS

“Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”

Jesús, censura y expone cuál ha de ser el espíritu cristiano de sus discípulos en la oración. Todo judío piadoso varón había de orar tres veces al día, sobre las nueve de la mañana, mediodía y sobre las tres de la tarde; Generalmente se oraba de pie, pero también era frecuente orar de rodillas. Se solía orar tendidos los brazos al cielo, e incluso vueltas las palmas de las manos, como esperando el don que esperaba recibirse.

Más para el fariseo —“hipócrita” — también la oración era motivo para su vanidad. Les gustaba orar ostentosamente en las “sinagogas,” en el templo — también estaba permitida la oración en cualquier lugar puro — y en los ángulos de las plazas, probablemente para no ser interrumpidos en su exhibicionista oración por los transeúntes y bestias de carga. Jesucristo los describe diciendo el modo que oran “estando de pie. “Lo que se censura no es la posición, máxime cuando generalmente se oraba de pie, sino el modo exhibicionista con que oraban, es decir en pose. Con ello ya recibieron su recompensa al ser vistos por los hombres, por quienes lo hicieron.

5.     LA ORACIÓN CRISTIANA EXIGE COMO CONDICIÓN LA SINCERIDAD Y SENCILLEZ

Nuestra actitud cristiana de orar, en contraste con el estilo de los fariseos, la hacemos dentro de la “habitación y, cerrada la puerta, oramos al Padre, íntimamente, El ve en lo secreto, él siempre nos oirá. Lo que Jesús censura es la oración público-exhibicionista farisaica, y el contraste se presenta en el retiro privado del hogar. No se trata de censurar la oración pública — no es éste su objetivo —, que Jesús mismo recomendó en otras ocasiones. Se busca a Dios, que está en todas partes, no la exhibición.

También la oración cristiana exige como condición la sinceridad y sencillez, sin la “charlatanería” en la oración, esto es diciendo cosas vanas o inútiles, sea pretendiendo recitar unas fórmulas largas o calculadas, como si ellas tuviesen una eficacia mágica ante Dios. No es ésta la actitud cristiana en la oración, pues Dios conoce las cosas de las cuales tenemos necesidad antes de que se las pidamos.” Porque la oración no es locuacidad, sino el corazón volcado en Dios.

No pretende Jesús con esta enseñanza condenar la oración larga. No es éste el propósito de su enseñanza. La censura va contra la mecanización formulista o semimágica de la oración. Ni va contra la extensión de la oración. El mismo, en Getsemaní, dio ejemplo de oración larga, al permanecer en la misma “una hora” de oración (Mt 26:39.42.44, par.), lo mismo que al pasarse, en ocasiones, la noche en oración.

"No poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber cuáles escoger, reacciono como los niños; le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito, y Él siempre me comprende." (Santa Teresita de Lisieux)

6.     SOBRE LA ORACIÓN

Santa Teresa de Jesús nos dice “quien ha comenzado a hacer oración, no la deje, pues la oración es el remedio para tornarse a remediar y sin oración será mucho más difícil.” (V 8, 5).Y luego nos define que la oración como: tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (V 8, 5) y Santa Teresita de Lisieux nos dice que: "Para mí, la Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús."

"¡Qué grande es el poder de la oración! Se diría que es una reina que en todo momento tiene acceso directo al rey y puede conseguir todo lo que le pide." (Santa Teresita de Lisieux)

6.        JESÚS NO HABLA DEL ESPÍRITU CRISTIANO A PROPÓSITO DEL AYUNO

Dice Jesús: “Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.”

Otro de los casos en que Jesús no habla del espíritu cristiano es a propósito del ayuno, de tanta importancia en el judaísmo y cristianismo.

En aquel tiempo los judíos tenían prescrito un ayuno obligatorio para todos en el día de Kippur, día de la gran expiación (Lev 16:29), día del ayuno por excelencia (Hech 27:9). Pero había también otros ayunos supererogatorios, que vinieron a incorporarse a la práctica colectiva de la vida piadosa. Algunos fariseos ayunaban todo el año. En los días más severos estaba prohibido saludar, y por eso se caminaba con la cabeza baja y, a veces, velada. En otros ayunos secundarios se prohibía trabajar, tomar baños, ungirse con perfumes y llevar calzado. En este ambiente, todavía había quienes, deseosos de ser vistos por los hombres y cobrar fama de virtuosos por sus ayunos, querían acusar esto en la cara, ensombreciendo ésta y presentándose “entristecidos.” Este ayuno era total hasta la puesta del sol.

Nuevamente ante este cuadro exhibicionista de los fariseos, Jesús nos presenta el espíritu del ayuno cristiano. Y lo presenta con las hipérboles orientales de contraste, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Hecho sólo por Dios, Él lo verá y “premiará.”

7.     NUESTRA BUENAS OBRAS LA HACEMOS POR AMOR A DIOS

Jesús nos ha enseñado a través de este evangelio, un principio importante, no debemos buscar la recompensa en la opinión de los hombres, Él lo repite insistentemente, por tanto, nuestra buenas obras la hacemos por amor a Dios, sin preocuparnos si los demás la aprueban o no. Obramos por Dios, por amor y por fidelidad a EL, si lo hacemos así en conciencia, podremos esperar la recompensa del Padre por nuestro buen actuar.

Nuestro Buen Padre, está presente en toda nuestra vida, él sabe lo que hacemos y por qué lo hacemos.

La Paz de Cristo Jesús viva en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

"EN TU LUZ VEREMOS LA LUZ"

La liturgia de la Palabra de hoy nos lleva de la mano por el camino de la verdadera alegría, viniendo a buscarnos en los callejones sin salida donde nos metemos y donde no podemos avanzar. Penitencia y arrepentimiento no son sinónimos de abatimiento, tristeza o frustración; por el contrario, constituyen una modalidad de apertura a la luz que puede disipar las oscuridades interiores, hacernos conscientes de nosotros mismos en la verdad y hacernos gustar la experiencia de la misericordia de Dios. El siempre ve y conoce nuestras mezquindades y suciedades interiores y, sin embargo, ¡qué diferente es su juicio del nuestro!

"En tu luz veremos la luz" (Sal 35,10b): admirados notamos que desde el momento en que nos ponemos en camino, él nos envuelve con un amor más grande, nos despoja de nuestro mal y nos reviste de una inocencia nueva.

El Señor había asignado al profeta la misión de convocar al pueblo para suscitar nueva esperanza a través de un camino penitencial; a los apóstoles les confía el ministerio de la reconciliación; a la Iglesia hoy, le encarga proclamar que ¡ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación! Volvamos al camino del Señor con todo su pueblo, dejémonos reconciliar con Dios permitiendo a Cristo que asuma nuestro pecado: sólo él puede conocerlo y expiarlo plenamente. Renovados por el amor aprenderemos a vivir bajo la mirada del Padre, contentos de poder cumplir humildemente lo que le agrada y ayuda a nuestros hermanos. Su presencia en el secreto de nuestro corazón será la verdadera alegría, la única recompensa esperada y ya desde ahora pregustada.

ORACION (3)

 

Padre mío, tú que ves en lo escondido, sabes cómo rehúyo de lo escondido del corazón y cómo busco la admiración de los hombres, pobre recompensa al orgullo de mi "yo" que recita su papel en la comedia de la piedad humana.

Muy distinto, mucho más desconcertante, es el misterio de tu piedad, pero cómo lo ignoro todavía, vagando lejos... Hazme volver, te suplico, a la hondura de mí ser donde tú moras: en la luz nueva del arrepentimiento exultaré de gozo en tu presencia.

Padre nuestro, que estás en los cielos, tú conoces el mal del mundo y cómo yo lo aumento cada día. Ayúdame hoy a acoger el día de salvación; concédeme ahora el mirar a tu Hijo, tratado como pecador por nosotros, crucificado por nosotros, por mí. Reconciliado por el Amor infinito, viviré en el humilde amor que no busca otra recompensa fuera de ti.

 

SANTORAL (4)

 

EL MIÉRCOLES DE CENIZA

P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.

La imposición de las cenizas proviene del gesto que hacían en los primeros siglos los que estaban obligados a la «penitencia pública», imitando una práctica frecuente en el Antiguo Testamento: Los que habían cometido pecados graves eran apartados de la comunión eclesial durante un tiempo, en el que tenían que hacer penitencia con la cabeza cubierta de cenizas. La congregación para el culto divino recuerda que el rito está muy arraigado en el pueblo cristiano y lo explica así: « [La] ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal» (Directorio 125).

En camino hacia la Patria. No es por casualidad que la fórmula de imposición de las cenizas se tomara del libro del Génesis, en donde se narra la expulsión del Paraíso, después del pecado: «Eres polvo y al polvo volverás. Y el Señor Dios lo expulsó del jardín del Edén» (Gn 3,19ss). Durante la Eucaristía, los pecadores tenían que permanecer en el atrio del templo, expulsados de la Iglesia (verdadero Paraíso) y privados del Cuerpo de Cristo (fruto del verdadero árbol de la vida). Se sentían como si hubieran vuelto a la situación anterior a su bautismo. Cuando eran reconciliados regresaban al hogar, a la compañía de los Santos, anticipo e imagen de la Jerusalén celestial. También los catecúmenos debían abandonar el templo después de la liturgia de la Palabra, con la esperanza de poder permanecer dentro cuando recibieran el bautismo. Catecúmenos y pecadores públicos se sentían excluidos del Paraíso y de la tierra de promisión, que es la Iglesia. A medida que avanzaba la Cuaresma, crecían sus deseos de que llegara la Pascua, para incorporarse plenamente a la comunidad.

Con estos ritos expresaban que la vida es un camino, no exento de peligros, pero con una meta clara. A diferencia de los que no saben adónde se dirigen, se consideraban peregrinos, deseosos de llegar a su destino, que es la patria verdadera, «el descanso definitivo reservado al pueblo de Dios» (Heb 4,9). La Carta a Diogneto, citando a san Pablo, afirma que los cristianos no podemos identificarnos totalmente con el lugar donde nacimos, porque «somos ciudadanos del cielo» (Flp 3,20): «Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su lengua, ni por sus costumbres […] Toda tierra extraña les es patria, y toda patria les es extraña […] Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo».

El actual himno de laudes (versión española), tomado de las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, cumbre de la poesía española del s. XV, recuerda que la vida mortal es un camino hacia la eterna: «Este mundo es el camino / para el otro, que es morada / sin pesar; / más cumple tener buen tino / para andar esta jornada / sin errar». Aquélla no es camino, sino ciudad permanente. Pero añade que hay que tener cuidado, porque hay peligros en el recorrido que pueden desviarnos. Para no perderse, propone seguir los pasos de Cristo, que ya nos ha precedido y nos espera en la meta. Benedicto XVI también la presenta como un camino de seguimiento de Cristo y de identificación con Él: «La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a Jerusalén […] Recuerda que la vida cristiana es un “camino” por recorrer, que no consiste tanto en una ley que debemos observar, sino en la persona misma de Cristo, a quien hemos de encontrar, acoger y seguir» (Audiencia general, 09-03-2011).

Recuerdo de nuestra fragilidad. A partir del s. IX empezó a abandonarse la penitencia pública sacramental, que fue sustituida por la confesión como hoy la conocemos. La imposición de las cenizas se generalizó en el s. XI con un significado nuevo: el de la fragilidad de la vida, por lo que se convirtió en una invitación a estar preparados para cuando llegue la muerte. El himno del Oficio de Lectura (versión española), recoge las estrofas más estremecedoras de la misma poesía que en laudes, que subrayan la brevedad de nuestra existencia. Empieza así: «Recuerde el alma dormida, / avive el seso y despierte / contemplando / cómo se pasa la vida, /cómo se viene la muerte / tan callando». El Papa recuerda que las cenizas siguen evocando «la precariedad de la condición humana» (Homilía, 21-02-2007).

Desde el s. XII, la ceniza proviene de la quema de los ramos y palmas que se usaron el Domingo de Ramos del año anterior para aclamar a Cristo como rey. Los ramos convertidos en ceniza denuncian que hasta nuestros mejores deseos se quedan muchas veces solo en palabras, en propósitos que no se materializan, en polvo y ceniza.

El ministro impone la ceniza mientras dice: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás» (Gn 3,19), o bien: «Conviértete y cree en el Evangelio» (Mc 1,15). El Pontífice afirma que «ambas fórmulas recuerdan la verdad de la existencia humana: somos criaturas limitadas, pecadores que siempre necesitamos penitencia y conversión» (Audiencia general, 06-02-2008). Este rito subraya, al mismo tiempo, la fragilidad del hombre y la confianza que Dios tiene en él, dándole una nueva oportunidad. San Clemente afirma que, en todas las épocas, Dios ha concedido una oportunidad de conversión, un tiempo de penitencia. Sucedió en tiempos de Noé y en tiempos de Jonás, de ello hablaron los profetas y los evangelistas. De tan variados testimonios hemos de aprovecharnos en este tiempo de gracia: «Emprendamos otra vez la carrera hacia la meta de paz que nos fue anunciada desde el principio y fijemos nuestra mirada en el Padre y Creador del universo, acogiéndonos a los magníficos dones y beneficios de su paz» (Oficio de lectura del Miércoles de Ceniza). Así pues, la Cuaresma es un «camino» (o una «carrera», en palabras de san Clemente, que evoca 2Tim 4,7) que comienza con la imposición de la ceniza y termina con la renovación pascual. Se parte de la aceptación de nuestra fragilidad moral (expuestos al pecado) y física (sujetos a la enfermedad y a la muerte), para llegar a participar en la victoria de Cristo. En palabras de san Pablo, es el paso del hombre carnal al espiritual, de guiarse por los instintos a seguir las mociones del Espíritu Santo. El pecador es desobediente, como el viejo Adán; pero está llamado a vivir en comunión con Dios, como Jesús, nuevo Adán. Ése es el proceso de conversión que caracteriza la Cuaresma.

A todos los que este Miércoles de Ceniza comienzan su camino hacia la Pascua les deseo la paz de Cristo. Que Él les acompañe y les dé los dones necesarios para alcanzar la meta de su caminar. ¿Qué mejor inicio de la Cuaresma que escuchar el Attende Domine? En él decimos: «Escucha, Señor y ten misericordia porque hemos pecado contra ti. A ti, rey soberano, redentor de todos, levantamos nuestros ojos con lágrimas; escucha, Cristo, las plegarias de los que te suplican».

FUENTES DE LA PAGINA

 

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Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

(4) Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

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