Misa Diaria, Ciclo C

MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

24 años en Internet, desde 1998

 

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01-11-2022

Edición Nº 9.420

LITURGIA DE   LAS HORAS

 

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Santidad para todos

Hoy es una fiesta de inmenso gozo, pues celebramos a todos los santos, que no son pocos, sino «una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas». Hemos de dejarnos arrebatar por este espectáculo maravilloso que nos presenta el libro del Apocalipsis: La multitud de santos, conocidos y desconocidos, de todas las épocas, hermanos nuestros, que ya han alcanzado la plenitud de hijos de Dios, que son semejantes a Dios porque le ven «tal cual es», que han recogido plenamente el fruto de haber vivido las bienaventuranzas en la tierra.

Como siempre, la liturgia centra nuestra atención en Cristo. Es a él a quien celebramos, pues toda esta multitud de santos son fruto de la redención de Cristo, son los que «han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero». Lejos de distraer de Cristo, los santos nos hacen comprender mejor la grandeza del Redentor y la fecundidad de su sangre. Por eso es a él a quien cantamos: « ¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!»

Por eso, esta fiesta llena de gozo lo es también de esperanza. Lo que Cristo ha hecho con ellos lo puede hacer y lo quiere hacer también en nosotros. La santidad se ofrece a todos, porque la misma sangre redentora que les ha lavado a ellos nos quiere lavar también a nosotros. Por eso, pedimos a Dios para nosotros la abundancia de su misericordia y su perdón. Contamos, además, con la intercesión y ayuda de esta multitud de hermanos nuestros.


I.  RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA

Alegrémonos todos en el Señor al celebrar esta solemnidad en honor de todos los santos. Los ángeles se regocijan por esta solemnidad y alaban al Hijo de Dios.

ACTO PENITENCIAL

Humildes y penitentes, como el publicano en el templo, acerquémonos al Dios justo, y pidámosle que tenga piedad de nosotros, que también nos reconocemos pecadores.

(Se hace una breve pausa en silencio.)

Señor,  ten misericordia de nosotros.

R. Porque hemos pecado contra ti.

Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R. Y danos tu salvación.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

Amén.

SE DICE GLORIA A DIOS

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes celebrar en una sola fiesta los méritos de todos tus santos; te rogamos que, por las súplicas de tantos intercesores, derrames sobre nosotros la ansiada plenitud de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Por nuestro Señor Jesucristo

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Apoc 7, 2-4. 9-14

Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas. El destino eterno del hombre se libra a diario en la vida temporal, cualquiera que sea su raza, la condición y estado de cada hombre.

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi a un ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: “No dañen a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios”.

Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil pertenecientes a todas las tribus de Israel. Después de esto, vi una enorme muchedumbre imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: “¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero!”. Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: “¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!”. Y uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?”. Yo le respondí: “Tú lo sabes, Señor”. Y él me dijo: “Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero”.

Palabra de Dios.

COMENTARIO: Esta visión de Juan nos ofrece una representación simbólica de la liturgia del Reino: el Cordero, la multitud reunida ante el trono de Dios, las túnicas blancas, las palmas en las manos y la potente voz que se oía ... Pero todo ello precedido de la lucha, la persecución y la muerte violenta. No hay otro modo de seguir tras las huellas del Maestro y anunciar el Evangelio de la vida que el camino de la cruz. El Evangelio anunciado no se interesa simplemente por un hecho del pasado, sino trata de hacer revivir en nosotros la vida del Resucitado, del Inmolado, del Perseguido por excelencia, llevando al mismo tiempo a los otros los beneficios de la salvación. De ahí que el cristiano sea un inconformista y se rebele frente a todo lo que atente contra la dignidad de la persona. Es lo que ha llevado a Juan a proclamar el triunfo del Cordero y de todos los que se configuren a Él.

SALMO Sal 23, 1-6

R. Así son los que buscan tu rostro, Señor.

O bien: ¡Benditos los que buscan al Señor!

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares; él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.

¿Quién podrá subir a la montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente. R.

Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.

SEGUNDA LECTURA 1Jn 3, 1-3

Veremos a Dios tal cual es. La santidad cristiana es siempre una iniciativa del de Amor de Dios sobre el hombre, aunque queda bajo la responsabilidad de los propios hombres el secundar esa iniciativa y esa elección, respondiendo con amorosa conciencia de hijos de Dios.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.

Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro.

Palabra de Dios.

COMENTARIO: Juan considera aquí al cristiano en su realidad concreta de individuo que está en comunión con el Padre y el Hijo e indica el motivo de esa comunión en el hecho de ser él ahora realmente hijo de Dios y objeto de su amor. He aquí nuestra realidad, que no puede ser comprendida por los que no han experimentado la presencia de Dios en su vida y en sus obras. El cristiano es consciente de que Dios mora en su interior.

Sabe que la salvación realizada por Jesús lo ha convertido en hijo, coheredero con Él. De esa experiencia que le da la fe brota una alegría profunda e inacabable, pues ya lo prometió el Maestro: “Nadie podrá arrebatarles su alegría” (Jn 16, 22). Pero esta alegría debe comunicarse, ya que ya que «un santo triste es un triste santo».

ALELUYA Mt 11, 28

Aleluya. “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO Mt 4, 25—5, 12

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Las bienaventuranzas evangélicas son el camino auténtico que Cristo nos ha garantizado con su vida y con su gracia para la santidad cristiana. Son la semblanza modélica del propio Corazón de Jesucristo.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.

Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.

Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO: El evangelio nos presenta el marco perfecto en el que debe ubicarse la fotografía de todo varón y de toda mujer que vivieron su vocación a la santidad en plenitud. El llamar “felices” a los pobres, a los afligidos, a los perseguidos, a los hambrientos y a los sedientos no implica la justificación de esas situaciones, sino más bien su condena. Son un estímulo para luchar contra ellas. La felicidad aquí prometida por el Maestro es posible porque Él está presente y es ofrecida a los hombres y mujeres que escuchan con fe, a pesar de la dura realidad de su situación actual. Por tanto, Mateo indica que la verdadera recompensa y la alegría total no son de este mundo, y sólo pertenecen a quienes se han puesto en el camino del Sermón de la Montaña: “Sean perfectos como perfecto es el Padre celestial” (Mt 5, 48).

EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

En esta oración pública y comunitaria que vamos a hacer, no se limite cada uno a orar por sí mismo o por sus necesidades, sino oremos a Cristo, el Señor, por todo el pueblo.

R. Cristo, óyenos, o bien: Cristo, escúchanos.

·       Pidamos para todo el pueblo cristiano la abundancia de la bondad divina.

·       Imploremos la largueza de los dones espirituales para todos los no creyentes.

·       Supliquemos la fortaleza del Señor para todos los que gobiernan las naciones.

·       Pidamos al Señor que gobierna el mundo tiempo bueno y maduración de los frutos

·       Roguemos al Señor por todos nuestros hermanos qué no han podido venir a esta celebración

·       Oremos al Juez de todos los hombres por el descanso eterno de los fieles difuntos...

·       Pidamos la clemencia del Salvador para todos nosotros, que imploramos con fe la misericordia del Señor.

Imploremos la misericordia de Cristo, el Señor, en favor nuestro y de nuestros familiares, Confiando en la bondad del Señor.

Atiende benignamente nuestras súplicas, Señor, y escucha las oraciones de tus fieles. Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

III. LITURGIA EUCARISTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, sean de tu agrado los dones que te ofrecemos en honor de todos los Santos y concédenos que ellos que ya han alcanzado la felicidad eterna, nos hagan sentir su fraterna solicitud por nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

PLEGARIA EUCARISTICA

PREFACIO

LA GLORIA DE LA IGLESIA, NUESTRA MADRE

El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.

Porque hoy nos permites honrar a la Ciudad santa, la Jerusalén celestial, que es nuestra madre, donde una multitud de hermanos nuestros ya te alaba eternamente. Nosotros, avanzando en la fe, nos encaminamos con entusiasmo hacia ella, y nos alegramos al celebrar la gloria de los miembros más insignes de tu Iglesia; en ellos encontramos al mismo tiempo ejemplo y ayuda para nuestra fragilidad.

Por eso, unidos a ellos y a todos los ángeles, te glorificamos unánimemente, y te alabamos con nuestras voces, diciendo:

Santo, Santo, Santo..

Durante la consagración, de rodillas, "a no ser que lo impida la estrechez del lugar, la aglomeración de la concurrencia o cualquier otra causa razonable". Terminada la consagración y la elevación del cáliz, con la genuflexión del sacerdote, hasta el final de la misa: de pie.

RITO DE COMUNION

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 5, 8-10

Bienaventurados los que tienen un corazón puro, porque verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios, te adoramos y proclamamos admirable y el único Santo entre todos tus santos; imploramos tu gracia por la que alcancemos la santidad en la plenitud de tu amor, y pasemos de esta mesa de los peregrinos al banquete de la patria del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor

IV. RITOS DE CONCLUSION

Bendición

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Las Bienaventuranzas"

Mt 5, 1-12

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    FELICES LOS QUE TIENEN EL ESPÍRITU DEL POBRE, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS.

Este término “Pobre”, designa a los hombres que no poseen tierras u otros bienes en el sentido material. Como sabemos, no porque alguien nos cuente, sino porque somos sensibles y vemos, es gente sin apoyo ni influencia social. Ahí en esa calificación están por lo general las gentes explotadas y humilladas. Aunque no es éste el exclusivo aspecto que tiene aquí esta palabra. La frase del evangelio dice “espíritu del pobre”. Pero por esta afinidad de conceptos se hacen sinónimos en el paralelismo poético, y se interpretan indistintamente también, por las palabras correspondientes al “pobre” o al “humillado”.

Pero también es cierto, que a la gente pobre, se le reconoce como la persona que confía en Dios, Ellos son los que se aproximan primero, ellos además conocen muy de cerca el concepto de la piedad. De este modo, el pobre, humilde y muchas veces humillado por su pobreza, se enriquece en su pobreza con la fe en Dios y su constante necesidad de pedir auxilio.

Dios siempre ha visto con mucho afecto y agrado al que ha vivido en la pobreza material, aceptada libremente y no considerada como un castigo. Así es como Jesús, a los pobres no les promete un simple premio, sino que el mejor de todos, un premio que no es un bien temporal, esto es el Reino de los Cielos.

Se equivocan los que creen que el Reino ya les pertenece, más aún, se equivocan los que piensan que es patrimonio exclusivo del rico, del que se auto considera sabio, poderoso, influyente o cercano materialmente a alguna institución religiosa, mucha veces considerado por ellos como algo bueno, nadie entra en el reino por derecho propio, en otras palabras, solo Dios sabe quién tiene méritos para entrar. Si la pobreza está situada, está en el plan de Dios, El prepara, meritoria y agrandadamente el ingreso de los pobres en el Reino.

El premio que tendrán los que tienen “el espíritu del pobre” es que de ellos “es” el Reino. “Porque a ellos les pertenece”

2.    FELICES LOS QUE LLORAN, PORQUE RECIBIRÁN CONSUELO.

Lloramos porque nos invade una amargura muy profunda. Es el “llanto” de la vida, producto de las tristezas, desgracias y dolores. Este es el llanto que hacemos ante Dios Padre e Hijo. Jesús abre al “dolor” una perspectiva distinta, este nos es considerado como castigo a los pecados, es un dolor que tiene una misión de purificación y mérito. El que llora ante Dios, no está abandonado y tiene como premio la “consolación.”

Los que lloran recibirán un gran consuelo. Todos buscamos y deseamos ser consolados, pero no todos encontramos consuelo en esta vida, pero Jesús nos da esperanza y nos promete con seguridad que lo tendremos, ¿Cuándo? En el momento que nos acercamos íntimamente al Señor, porque en El encontramos la verdadera esperanza, que es la confiada espera que Dios concede de los bienes prometidos. Jesús vino a consolar a los tristes y vino a enseñarnos un norma de vida, quien siga el camino por El trazado, a pesar de su tristeza que podemos llevar por las distintitas situaciones de esta vida que mucha veces no es fácil para nosotros, recibirá finalmente el consuelo de su amor abriéndole las Puertas del Reino de los Cielos, allí donde no habrá más llantos.

Felices los que lloran porque recibirán consuelo, esta es una esperanza, virtud que capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de que va a conseguir la vida eterna apoyada en el auxilio omnipotente de Dios

3.    FELICES LOS PACIENTES, PORQUE RECIBIRÁN LA TIERRA EN HERENCIA

La paciencia, es la mansedumbre, es la capacidad para sufrir o soportar las penas y los infortunios sin perturbarse, es también la capacidad para hacer trabajos minuciosos o pesados, es calma y tranquilidad cuando se espera algo que se desea. Ser manso, es ser también dulce de corazón, es el que sabe llevar su suerte con resignación y paz, es decir con “mansedumbre.”

La “mansedumbre” es la carencia de violencia, resignación, es también benevolencia y compasión. Pero, además, es esencialmente modestia, teniendo una afinidad particular con la humildad, de una parte, y con la benignidad o compasión, de otra. El paciente es bueno y enemigo de la ira vengativa, como del orgullo extremo.

Para los pacientes, los mansos, también Dios les tiene el gran premio, es así como si sabemos ser pacientes y benevolente hacia los demás, el premio será la “tierra en herencia”, esta retribución, es la tierra prometida, la tierra ideal, esa está en el Reino de los Cielos. Lo más bello, es que esta herencia prometida, no hace coherederos con Jesucristo, es decir estaremos reunidos y en su compañía.

Felices los pacientes, felices los mansos de corazón, felices los suaves y dócil en el trato con los demás, feliz el que es tranquilo y apacible con su hermano, porque recibirán la herencia de Dios.

4.    FELICES LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA, PORQUE SERÁN SACIADOS.

Jesús se refiere al hambre como el deseo intenso y a la sed como esa necesidad de satisfacer ese deseo de Justicia. Hablamos de justicia, cuando nos inclinamos a dar y reconocer a cada uno lo que le corresponde, sin dejarse llevar de favoritismos, es decir tratar a las personas como les corresponde por sus propios méritos y condiciones.

Su sentido entonces, es felices los que ansían grandemente la justicia. Nada está más cerca de esta bienaventuranza que lo que dice Jesucristo en este mismo sermón: “Buscad el reino y su justicia” (Mt 6:33). Esta justicia yuxtapuesta al concepto del Reino es todo lo que hace al hombre justo, porque es el cumplimiento de la voluntad divina. Es aquella de la que dijo Jesús: “Si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 5:20). Es la justicia que dispone a incorporarse al reino, o, dentro de él, progresar en el mismo. “El tema evocado por la expresión y el contexto del sermón no nos orienta hacia la idea de una justicia que Dios hace, sino más bien hacia aquella justicia que se esfuerza uno en adquirir a los ojos de Dios, cumpliendo su voluntad.” Por tanto el sentido de la justicia, es del tipo moral hecha del conjunto de obras cristianas y el premio no es la de un el cumplimiento material de la Ley.

La metáfora del hambre, no desvirtúa su contenido, en efecto, no es el “hambre” material. La palabra hambre, hecha metáfora, es espiritualizada, es desear el cumplimiento de la voluntad, ”justicia” de Dios en nosotros, en la que, como parte, queda incluida esa primitiva formulación escueta del “hambriento,” que lleva, religiosamente, su situación. El premio asignado es ser saciados, es decir completamente satisfechos por el Señor.

5.    FELICES LOS COMPASIVOS, PORQUE OBTENDRÁN MISERICORDIA.

El compasivo, es aquel que se muestra comprensivo ante la miseria y sufrimiento ajeno o de su prójimo, es aquel que de verdad tiene sentimiento de pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento de sus hermanos, la misericordia, es el atributo de Dios por el cual perdona y remedia los pecados y miserias de las personas.

El compasivo es un hombre sensible, afectivo, comprensivo, así como pide perdón a Dios por ofender, sabe perdonar las ofensas. Jesús, se nos mostró todo en misericordia, en el sentido más amplio de la palabra, el hizo la misericordia en la curación de muchos males. Por misericordia, curo a los ciegos, y a los que le pidieron curación sus hijos, amigos o servidores. Jesús, le dio a la misericordia un amplio sentido de hacer el bien a todo el necesitado y, nos enseña a los hombres que en la medida en que se ha de practicar la misericordia, se ha de optar al premio a ellos prometido. Ya se leía en el Antiguo Testamento, “El que tiene compasión, encontrará misericordia” (Proverbios 17:5). Y en el Talmud: “De quien tiene misericordia de los hombres, se tiene misericordia en el Cielo.”

El pensamiento, pues, de esta bienaventuranza es sólo afirmar la excelencia y necesidad de la misericordia en los hombres para que sepan que entonces Dios la tendrá con ellos. Pero esto, por parte de Dios, siempre será un exceso y un secreto sobre la que el nombre hace.

“La bienaventuranza de los misericordiosos es una exigencia moral. San Mateo se para especialmente a considerar el aspecto moral de la enseñanza de Jesús; Las bienaventuranzas de este evangelio, no se contentan con anunciar la Buena Nueva de la venida del Reino; presentan el Reino como la recompensa prometida a aquellos que practicasen en su vida las exigencias de la nueva enseñanza. La gran novedad de estas bienaventuranzas de Jesucristo, está en prometer su ingreso — en la fase que sea — a los que practiquen la misericordia con todos los hombres, sin excluir a nadie, ni por su condición social, económica, ni por raza o pueblo de origen.

6.    FELICES LOS DE CORAZÓN LIMPIO, PORQUE VERÁN A DIOS

Los “puros de corazón” evocan a los que tienen en el culto la “pureza” en el conjunto de ritos o ceremonias litúrgicas con los que se expresa este homenaje. El salmista dice que al Templo subirá el “de limpias manos y puro corazón” (Sal 24:2.4). Corazón y espíritu son usados indistintamente como los principios responsables de la actividad moral. Pero no se quiere indicar con esto, a solo el que practica este rito, o de que solo basta esta práctica, sino que se supone y exige la autenticidad moral de esta conducta. Pues “si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 5:20).

Limpio es aquel que no tiene mancha o suciedad moral, no está contaminado de la maldad, ha cuidado su rectitud, es aquel que no hace daño y no perjudica, honrado y decente. Libre y exento de imperfecciones morales. Puro es el casto, honesto y respetuoso con los principios morales que se consideran propios de las buenas costumbres

“Porque verán a Dios”. Para ser dignos de estar presente donde El mora, como para levantar la cabeza en nuestras solemnidades litúrgicas y ver con emoción cuando se nos presenta el cuerpo y la sangre de Jesús, debemos presentarnos puros, para que Dios nos muestre su rostro, porque los “Los rectos verán su benigna faz (de Dios)” (Sal 11:7b).

Los que sirven a Dios, con su templo limpio y puro, es decir con el corazón puro, le rendirán culto y verán su rostro en el templo del cielo.

7.    FELICES LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ, PORQUE SERÁN RECONOCIDOS COMO HIJOS DE DIOS.

Los que trabajan por la paz, no son los de temperamento pacifico pasivos y estáticos, al contrario son preocupados y dinámicos en esta virtud de ser “hacedores de paz”. El Señor busca aquí reconocer, a todo el que buscase difundir y trabajar por la paz.

A los cristianos, nos corresponde trabajar por vivir en la ausencia de guerra, no debemos escatimar esfuerzos por conseguir hacer efectivo los tratados o convenio por el que las partes enfrentadas en una guerra ponen fin a la misma, es decir: firmar la paz. La paz es estado de tranquilidad y de entendimiento entre las personas: La Paz es sosiego, calma o ausencia de agitaciones. La paz permite la reconciliación, salda las deudas, da por terminado los conflictos, nos hace más hermanos y más amistosos.

La paz está pedida en los pasajes bíblicos, en el que este término tiene sentido de reconciliación con los enemigos. El que busca la paz es misericordioso, compasivo y ama a su prójimo y es reconocido como hijo de Dios. El premio es que “serán llamados hijos de Dios.” “Ser llamados,” significa ser reconocido por tal, ser verdad lo que se dice de uno. Dios es Dios de paz; los “hacedores de paz” tendrán una relación especial con Dios, por eso serán reconocidos por el Padre como “hijos de Dios”.

Jesús, nos está enseñando, que el modo de establecer el Reino, no es por el ruido de armas, sino espiritualmente: “haciendo la paz” del reino entre los seres humanos. Jesús nos trajo y nos dejó la paz, para que podamos convivir y vivir en armonía, pero él nos pide que no seamos pasivos ni permisivos con los que atentan contra ella, es decir debemos trabajar en forma permanente por la paz, así podremos caminar al encuentro con el Padre, con la confianza de ser reconocidos como sus hijos.

8.    FELICES LOS QUE SON PERSEGUIDOS POR CAUSA DEL BIEN, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS

Jesús no se refiere a los que huyen porque son seguidos por cualquier causa, es preciso, es por causa del bien. Perseguido es aquel que es molestado, aquel que se le hace sufrir, al que se le busca hacerle daño por el solo hecho de ser hombre de bien.

Cuando Jesús dice por causa, está considerando el origen o el motivo incluso el fundamento por el cual se es perseguido. Y el fundamento no es otra cosa que hacer el bien, buscar lo bueno para sí y los demás en el sentido moral y espiritual. El perseguido por trabajar por la paz, por el amor de los hombres, por los valores morales enseñados por Jesucristo, por vivir en armonía, por estar al lado de los que sufren, por hacer que el hombre sea bueno, posee el Reino de los Cielo.

Durante la historia del hombre, mucho han sido perseguidos por causa del bien, muchos han sido martirizados, encarcelados, y han entregado la vida por una buena causa. Del mismo modo otros han sido perseguido por una causa religiosa, por esto, ellos deben estar felices, porque de ellos es el Reino de los Cielos

9.    FELICES USTEDES, CUANDO POR CAUSA MÍA LOS INSULTEN, LOS PERSIGAN Y LES LEVANTEN TODA CLASE DE CALUMNIAS

Bienaventurados son los injuriados, ofendidos, insultados, acusados dañados y menoscabados a causa de promover y motivar las enseñanzas de Jesús y por defender su amor hacia Él. Jesús nuevamente es preciso, se refiere “a causa de mí”, “por causa mía”, es decir “por amor del Hijo del hombre”. Esto supone la lealtad absoluta a Jesucristo, a la fe, porque fe es estar incondicionalmente adherido a Jesús.

Jesús nos invita a estar felices si por él nos acosan, nos persiguen y nos hacen sufrir. Así lo experimentaron primeramente los apóstoles. Así fue como también fueron leales servidores de Cristo, con la esperanza cierta de que así recibirían la recompensa del Cielo.

Jesús, nos promete la felicidad y nos da seguridad de llegar a ella, solo necesitamos, seguir el camino que a ella conduce, esto es, siendo leales con sus enseñanzas, viviendo conforme a como nos instruyó, a esto nos está animando, él nos ha dado una pauta de vida y por si vivir de esta forma, si por cumplir ineludiblemente el camino trazado por El, tengamos que pasar por grandes dificultades, nos insulten, nos persigan, nos calumnien, seremos bienaventurados porque hemos llevado fuertemente en nuestro corazón la proclamación de su mensaje y que por nada dejaremos de cumplir.

Por todas estas bienaventuranzas, alegremos el corazón, mostremos el espíritu contento, porque será grande la recompensa, esta es recibir el cielo.

   El Señor nos Bendiga

  Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

LAS BIENAVENTURANZAS

Mt 4, 25—5, 12

Las Bienaventuranzas que nos trae el Evangelio de Mateo, también conocido como el sermón de la montaña, es para nosotros los cristianos como la Carta Magna, Jesús nos la ha dejado como la regla de vida que nos define como debe ser la vida cristiana que debemos llevar. Por tanto, podemos decir que las palabras de Jesús contenidas en este discurso, no son una serie de consejos, es mucho más, es la condición de vida que hay que tener con Dios, es la actitud con nosotros mismos y con todos nuestros hermanos.

¿Estas palabras de Jesús son vigentes ahora?

¿Son estas palabras solo para un determinado tipo de persona?

Ciertamente, que el discurso de Jesús ha mantenido su vigencia por 2000 años y será vigente por siempre, son palabras de vida eterna, como infaliblemente son palabras para todo aquel que se dispone a oírla.

Felices (o bienaventurados) dice el Señor.

¿Y quién son los felices?

Y nuestro Señor Jesucristo, ratifica quienes son los felices, completando la razón y del porqué, a modo de ejemplo cuando dice: Felices o bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Pero además Jesús nos está anunciando una felicidad sin límites, ¿Cómo?, para Jesús, todos podemos ser felices si estamos unidos a Él.

Comenzar este camino de felicidad que me lleve a encontrar a Dios

En el Sermón de la Montaña, no hay paradojas, hay que comprenderlo en el contexto que tener a Dios, es toda la máxima felicidad que podemos aspirar, por eso cuando dice: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos”, el que tiene el alma de pobre es aquel que se vacía de sí mismo y sobre todo renuncia a la presunción de construir su vida de modo independiente, para dejar, por el contrario, más espacio y atención al propósito de Dios y a su Palabra.

Esto es olvidarme del camino que llevaba, para comenzar este camino que me lleve a encontrar a Dios, es decir, desistir de mis planes, en especial esa idea de planificar por cual camino seguir, buscando que este sea por rutas convenientes a mi esfuerzo, todo lo contrario, debo estar dispuesto a mentalizarme en un camino pausado, a fin de sentir el gozo del caminar, pero también empinado, porque no es fácil llegar arriba.

Dos cosas si debo tener en mente, y es que debo tener conciencia que para llegar a encontrarme con Él, debo hacer un largo recorrido, y la otra, que hay una meta, donde puedo gozar con el Amado.

“Olvido de lo criado,

memoria del Criador,

atención a lo interior,

y estarse amando al Amado”.

(San Juan de la Cruz)

 

ORACION

 

¡Oh almas que ya gozáis sin temor de vuestro gozo y estáis siempre embebidas en alabanzas de mi Dios! Venturosa fue vuestra suerte. Qué gran razón tenéis de ocuparos siempre en estas alabanzas y qué envidia os tiene mi alma, que estáis ya libres del dolor que dan las ofensas tan grandes que en estos desventurados tiempos se hacen a mi Dios, y de ver tanto desagradecimiento, y de ver que no se quiere ver esta multitud de almas que lleva Satanás. ¡Oh bienaventuradas ánimas celestiales! Ayudad a nuestra miseria y sednos intercesores ante la divina misericordia, para que nos dé algo de vuestro gozo y reparta con nosotras de ese claro conocimiento que tenéis. (Santa Teresa de Jesús: Las exclamaciones del alma a Dios, 13-1)

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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