Misa Diaria,
Ciclo C
MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda
la vida cristiana" (LG 11)

Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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01-11-2022
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Edición Nº 9.420
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
Santidad para todos
Hoy es una fiesta de inmenso
gozo, pues celebramos a todos los santos, que no son pocos, sino «una
muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas,
pueblos y lenguas». Hemos de dejarnos arrebatar por este espectáculo
maravilloso que nos presenta el libro del Apocalipsis: La multitud de
santos, conocidos y desconocidos, de todas las épocas, hermanos nuestros,
que ya han alcanzado la plenitud de hijos de Dios, que son semejantes a
Dios porque le ven «tal cual es», que han recogido plenamente el fruto de
haber vivido las bienaventuranzas en la tierra.
Como siempre, la
liturgia centra nuestra atención en Cristo. Es a él a quien celebramos,
pues toda esta multitud de santos son fruto de la redención de Cristo, son
los que «han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero».
Lejos de distraer de Cristo, los santos nos hacen comprender mejor la
grandeza del Redentor y la fecundidad de su sangre. Por eso es a él a quien
cantamos: « ¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono,
y del Cordero!»
Por eso, esta fiesta
llena de gozo lo es también de esperanza. Lo que Cristo ha hecho con ellos
lo puede hacer y lo quiere hacer también en nosotros. La santidad se ofrece
a todos, porque la misma sangre redentora que les ha lavado a ellos nos
quiere lavar también a nosotros. Por eso, pedimos a Dios para nosotros la
abundancia de su misericordia y su perdón. Contamos, además, con la
intercesión y ayuda de esta multitud de hermanos nuestros.
I. RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA
Alegrémonos todos en el
Señor al celebrar esta solemnidad en honor de todos los santos. Los ángeles
se regocijan por esta solemnidad y alaban al Hijo de Dios.
ACTO PENITENCIAL
Humildes y penitentes, como el publicano en el templo, acerquémonos
al Dios justo, y pidámosle que tenga piedad de nosotros, que también nos
reconocemos pecadores.
(Se hace una breve pausa en silencio.)
† Señor, ten misericordia de
nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
† Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
† Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te
glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres
Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y
eterno, que nos concedes celebrar en una sola fiesta los méritos de todos
tus santos; te rogamos que, por las súplicas de tantos intercesores,
derrames sobre nosotros la ansiada plenitud de tu misericordia. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Por
nuestro Señor Jesucristo
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Apoc 7, 2-4.
9-14
Vi una
muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, razas, pueblos
y lenguas. El destino eterno del hombre se libra a diario en la vida
temporal, cualquiera que sea su raza, la condición y estado de cada hombre.
Lectura del libro del
Apocalipsis.
Yo, Juan, vi a un
ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a
gritar con voz potente a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de
dañar a la tierra y al mar: “No dañen a la tierra ni al mar ni a los
árboles hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro
Dios”.
Oí entonces el número
de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil
pertenecientes a todas las tribus de Israel. Después de esto, vi una enorme
muchedumbre imposible de contar, formada por gente de todas las naciones,
familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del
Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y
exclamaban con voz potente: “¡La salvación viene de nuestro Dios que está
sentado en el trono y del Cordero!”. Y todos los ángeles que estaban
alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se
postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios,
diciendo: “¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor,
poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!”. Y uno de los ancianos
me preguntó: “¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de
túnicas blancas?”. Yo le respondí: “Tú lo sabes, Señor”. Y él me dijo:
“Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus
vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero”.
Palabra
de Dios.
COMENTARIO: Esta
visión de Juan nos ofrece una representación simbólica de la liturgia del
Reino: el Cordero, la multitud reunida ante el trono de Dios, las túnicas
blancas, las palmas en las manos y la potente voz que se oía ... Pero todo
ello precedido de la lucha, la persecución y la muerte violenta. No hay
otro modo de seguir tras las huellas del Maestro y anunciar el Evangelio de
la vida que el camino de la cruz. El Evangelio anunciado no se interesa
simplemente por un hecho del pasado, sino trata de hacer revivir en nosotros
la vida del Resucitado, del Inmolado, del Perseguido por excelencia,
llevando al mismo tiempo a los otros los beneficios de la salvación. De ahí
que el cristiano sea un inconformista y se rebele frente a todo lo que
atente contra la dignidad de la persona. Es lo que ha llevado a Juan a
proclamar el triunfo del Cordero y de todos los que se configuren a Él.
SALMO Sal 23, 1-6
R.
Así son los que buscan tu rostro, Señor.
O bien: ¡Benditos los que buscan al Señor!
Del Señor es la tierra
y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la
fundó sobre los mares; él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién podrá subir a
la montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las
manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura
falsamente. R.
Él recibirá la
bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que
buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.
SEGUNDA LECTURA 1Jn 3, 1-3
Veremos a
Dios tal cual es. La santidad cristiana es siempre una iniciativa del de
Amor de Dios sobre el hombre, aunque queda bajo la responsabilidad de los
propios hombres el secundar esa iniciativa y esa elección, respondiendo con
amorosa conciencia de hijos de Dios.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Juan.
Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y
nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo
ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo
que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. El que tiene esta
esperanza en él, se purifica, así como él es puro.
Palabra
de Dios.
COMENTARIO: Juan
considera aquí al cristiano en su realidad concreta de individuo que está
en comunión con el Padre y el Hijo e indica el motivo de esa comunión en el
hecho de ser él ahora realmente hijo de Dios y objeto de su amor. He aquí
nuestra realidad, que no puede ser comprendida por los que no han
experimentado la presencia de Dios en su vida y en sus obras. El cristiano
es consciente de que Dios mora en su interior.
Sabe que
la salvación realizada por Jesús lo ha convertido en hijo, coheredero con
Él. De esa experiencia que le da la fe brota una alegría profunda e
inacabable, pues ya lo prometió el Maestro: “Nadie podrá arrebatarles su
alegría” (Jn 16, 22). Pero esta alegría debe comunicarse, ya que ya que «un
santo triste es un triste santo».
ALELUYA Mt 11, 28
Aleluya. “Vengan a
mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, dice el
Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 4, 25—5, 12
Estad alegres y contentos, porque vuestra
recompensa será grande en el cielo. Las bienaventuranzas evangélicas son el
camino auténtico que Cristo nos ha garantizado con su vida y con su gracia
para la santidad cristiana. Son la semblanza modélica del propio Corazón de
Jesucristo.
Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo
Seguían a Jesús
grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén,
de Judea y de la Transjordania.
Al ver a la multitud,
Jesús subió a la montaña, se sentó y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que
tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos.
Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes,
porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed
de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque
obtendrán misericordia.
Felices los que tienen
el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque
serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar
la justicia, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos. Felices
ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en
toda forma a causa de mí.
Alégrense y
regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el
cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.
Palabra
del Señor.
COMENTARIO: El
evangelio nos presenta el marco perfecto en el que debe ubicarse la
fotografía de todo varón y de toda mujer que vivieron su vocación a la
santidad en plenitud. El llamar “felices” a los pobres, a los afligidos, a
los perseguidos, a los hambrientos y a los sedientos no implica la
justificación de esas situaciones, sino más bien su condena. Son un
estímulo para luchar contra ellas. La felicidad aquí prometida por el
Maestro es posible porque Él está presente y es ofrecida a los hombres y
mujeres que escuchan con fe, a pesar de la dura realidad de su situación
actual. Por tanto, Mateo indica que la verdadera recompensa y la alegría
total no son de este mundo, y sólo pertenecen a quienes se han puesto en el
camino del Sermón de la Montaña: “Sean perfectos como perfecto es el Padre
celestial” (Mt 5, 48).
EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de
los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la
vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
† En esta
oración pública y comunitaria que vamos a hacer, no se limite cada uno a
orar por sí mismo o por sus necesidades, sino oremos a Cristo, el Señor,
por todo el pueblo.
R.
Cristo, óyenos, o bien: Cristo, escúchanos.
· Pidamos para todo el pueblo cristiano la
abundancia de la bondad divina.
· Imploremos la largueza de los dones espirituales
para todos los no creyentes.
· Supliquemos la fortaleza del Señor para todos los
que gobiernan las naciones.
· Pidamos al Señor que gobierna el mundo tiempo
bueno y maduración de los frutos
· Roguemos al Señor por todos nuestros hermanos qué
no han podido venir a esta celebración
· Oremos al Juez de todos los hombres por el
descanso eterno de los fieles difuntos...
· Pidamos la clemencia del Salvador para todos
nosotros, que imploramos con fe la misericordia del Señor.
Imploremos la misericordia de Cristo, el Señor,
en favor nuestro y de nuestros familiares, Confiando en la bondad del
Señor.
† Atiende
benignamente nuestras súplicas, Señor, y escucha las oraciones de tus
fieles. Por Jesucristo nuestro Señor.
R.
Amén.
III. LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, sean de tu
agrado los dones que te ofrecemos en honor de todos los Santos y concédenos
que ellos que ya han alcanzado la felicidad eterna, nos hagan sentir su
fraterna solicitud por nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
PLEGARIA EUCARISTICA
PREFACIO
LA GLORIA DE LA IGLESIA,
NUESTRA MADRE
† El Señor
esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
† Levantemos
el corazón.
R. Lo tenemos
levantado hacia el Señor.
† Demos
gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y
necesario.
En verdad es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
Porque hoy nos
permites honrar a la Ciudad santa, la Jerusalén celestial, que es nuestra
madre, donde una multitud de hermanos nuestros ya te alaba eternamente.
Nosotros, avanzando en la fe, nos encaminamos con entusiasmo hacia ella, y
nos alegramos al celebrar la gloria de los miembros más insignes de tu
Iglesia; en ellos encontramos al mismo tiempo ejemplo y ayuda para nuestra
fragilidad.
Por eso, unidos a
ellos y a todos los ángeles, te glorificamos unánimemente, y te alabamos
con nuestras voces, diciendo:
Santo,
Santo, Santo..
Durante la consagración, de rodillas, "a
no ser que lo impida la estrechez del lugar, la aglomeración de la
concurrencia o cualquier otra causa razonable". Terminada la
consagración y la elevación del cáliz, con la genuflexión del sacerdote,
hasta el final de la misa: de pie.
RITO DE COMUNION
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que
estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que
dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en
cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu
palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Mt 5, 8-10
Bienaventurados los
que tienen un corazón puro, porque verán a Dios. Bienaventurados los que
trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados
los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios, te adoramos y
proclamamos admirable y el único Santo entre todos tus santos; imploramos
tu gracia por la que alcancemos la santidad en la plenitud de tu amor, y
pasemos de esta mesa de los peregrinos al banquete de la patria del cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor
IV. RITOS DE CONCLUSION
Bendición
|
REFLEXIÓN
BÍBLICA
|
“Las Bienaventuranzas"
Mt 5, 1-12
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1. FELICES LOS QUE TIENEN EL ESPÍRITU DEL POBRE,
PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS.
Este
término “Pobre”, designa a los hombres que no poseen tierras u otros bienes
en el sentido material. Como sabemos, no porque alguien nos cuente, sino
porque somos sensibles y vemos, es gente sin apoyo ni influencia social.
Ahí en esa calificación están por lo general las gentes explotadas y
humilladas. Aunque no es éste el exclusivo aspecto que tiene aquí esta
palabra. La frase del evangelio dice “espíritu del pobre”. Pero por esta
afinidad de conceptos se hacen sinónimos en el paralelismo poético, y se
interpretan indistintamente también, por las palabras correspondientes al
“pobre” o al “humillado”.
Pero
también es cierto, que a la gente pobre, se le reconoce como la persona que
confía en Dios, Ellos son los que se aproximan primero, ellos además
conocen muy de cerca el concepto de la piedad. De este modo, el pobre,
humilde y muchas veces humillado por su pobreza, se enriquece en su pobreza
con la fe en Dios y su constante necesidad de pedir auxilio.
Dios
siempre ha visto con mucho afecto y agrado al que ha vivido en la pobreza
material, aceptada libremente y no considerada como un castigo. Así es como
Jesús, a los pobres no les promete un simple premio, sino que el mejor de
todos, un premio que no es un bien temporal, esto es el Reino de los
Cielos.
Se
equivocan los que creen que el Reino ya les pertenece, más aún, se
equivocan los que piensan que es patrimonio exclusivo del rico, del que se
auto considera sabio, poderoso, influyente o cercano materialmente a alguna
institución religiosa, mucha veces considerado por ellos como algo bueno,
nadie entra en el reino por derecho propio, en otras palabras, solo Dios
sabe quién tiene méritos para entrar. Si la pobreza está situada, está en
el plan de Dios, El prepara, meritoria y agrandadamente el ingreso de los
pobres en el Reino.
El premio
que tendrán los que tienen “el espíritu del pobre” es que de ellos “es” el
Reino. “Porque a ellos les pertenece”
2. FELICES LOS QUE LLORAN, PORQUE RECIBIRÁN
CONSUELO.
Lloramos
porque nos invade una amargura muy profunda. Es el “llanto” de la vida,
producto de las tristezas, desgracias y dolores. Este es el llanto que
hacemos ante Dios Padre e Hijo. Jesús abre al “dolor” una perspectiva
distinta, este nos es considerado como castigo a los pecados, es un dolor
que tiene una misión de purificación y mérito. El que llora ante Dios, no
está abandonado y tiene como premio la “consolación.”
Los que
lloran recibirán un gran consuelo. Todos buscamos y deseamos ser
consolados, pero no todos encontramos consuelo en esta vida, pero Jesús nos
da esperanza y nos promete con seguridad que lo tendremos, ¿Cuándo? En el
momento que nos acercamos íntimamente al Señor, porque en El encontramos la
verdadera esperanza, que es la confiada espera que Dios concede de los
bienes prometidos. Jesús vino a consolar a los tristes y vino a enseñarnos
un norma de vida, quien siga el camino por El trazado, a pesar de su
tristeza que podemos llevar por las distintitas situaciones de esta vida
que mucha veces no es fácil para nosotros, recibirá finalmente el consuelo
de su amor abriéndole las Puertas del Reino de los Cielos, allí donde no
habrá más llantos.
Felices
los que lloran porque recibirán consuelo, esta es una esperanza, virtud que
capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de que va a
conseguir la vida eterna apoyada en el auxilio omnipotente de Dios
3. FELICES LOS PACIENTES, PORQUE RECIBIRÁN LA
TIERRA EN HERENCIA
La
paciencia, es la mansedumbre, es la capacidad para sufrir o soportar las
penas y los infortunios sin perturbarse, es también la capacidad para hacer
trabajos minuciosos o pesados, es calma y tranquilidad cuando se espera
algo que se desea. Ser manso, es ser también dulce de corazón, es el que
sabe llevar su suerte con resignación y paz, es decir con “mansedumbre.”
La
“mansedumbre” es la carencia de violencia, resignación, es también
benevolencia y compasión. Pero, además, es esencialmente modestia, teniendo
una afinidad particular con la humildad, de una parte, y con la benignidad
o compasión, de otra. El paciente es bueno y enemigo de la ira vengativa,
como del orgullo extremo.
Para los
pacientes, los mansos, también Dios les tiene el gran premio, es así como
si sabemos ser pacientes y benevolente hacia los demás, el premio será la
“tierra en herencia”, esta retribución, es la tierra prometida, la tierra
ideal, esa está en el Reino de los Cielos. Lo más bello, es que esta
herencia prometida, no hace coherederos con Jesucristo, es decir estaremos
reunidos y en su compañía.
Felices
los pacientes, felices los mansos de corazón, felices los suaves y dócil en
el trato con los demás, feliz el que es tranquilo y apacible con su
hermano, porque recibirán la herencia de Dios.
4. FELICES LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE
JUSTICIA, PORQUE SERÁN SACIADOS.
Jesús se
refiere al hambre como el deseo intenso y a la sed como esa necesidad de
satisfacer ese deseo de Justicia. Hablamos de justicia, cuando nos
inclinamos a dar y reconocer a cada uno lo que le corresponde, sin dejarse
llevar de favoritismos, es decir tratar a las personas como les corresponde
por sus propios méritos y condiciones.
Su sentido
entonces, es felices los que ansían grandemente la justicia. Nada está más
cerca de esta bienaventuranza que lo que dice Jesucristo en este mismo
sermón: “Buscad el reino y su justicia” (Mt 6:33). Esta justicia
yuxtapuesta al concepto del Reino es todo lo que hace al hombre justo,
porque es el cumplimiento de la voluntad divina. Es aquella de la que dijo
Jesús: “Si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos” (Mt 5:20). Es la justicia que dispone
a incorporarse al reino, o, dentro de él, progresar en el mismo. “El tema
evocado por la expresión y el contexto del sermón no nos orienta hacia la
idea de una justicia que Dios hace, sino más bien hacia aquella justicia
que se esfuerza uno en adquirir a los ojos de Dios, cumpliendo su
voluntad.” Por tanto el sentido de la justicia, es del tipo moral hecha del
conjunto de obras cristianas y el premio no es la de un el cumplimiento
material de la Ley.
La
metáfora del hambre, no desvirtúa su contenido, en efecto, no es el
“hambre” material. La palabra hambre, hecha metáfora, es espiritualizada,
es desear el cumplimiento de la voluntad, ”justicia” de Dios en nosotros,
en la que, como parte, queda incluida esa primitiva formulación escueta del
“hambriento,” que lleva, religiosamente, su situación. El premio asignado
es ser saciados, es decir completamente satisfechos por el Señor.
5. FELICES LOS COMPASIVOS, PORQUE OBTENDRÁN
MISERICORDIA.
El
compasivo, es aquel que se muestra comprensivo ante la miseria y
sufrimiento ajeno o de su prójimo, es aquel que de verdad tiene sentimiento
de pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento de sus hermanos, la
misericordia, es el atributo de Dios por el cual perdona y remedia los
pecados y miserias de las personas.
El compasivo
es un hombre sensible, afectivo, comprensivo, así como pide perdón a Dios
por ofender, sabe perdonar las ofensas. Jesús, se nos mostró todo en
misericordia, en el sentido más amplio de la palabra, el hizo la
misericordia en la curación de muchos males. Por misericordia, curo a los
ciegos, y a los que le pidieron curación sus hijos, amigos o servidores.
Jesús, le dio a la misericordia un amplio sentido de hacer el bien a todo
el necesitado y, nos enseña a los hombres que en la medida en que se ha de
practicar la misericordia, se ha de optar al premio a ellos prometido. Ya
se leía en el Antiguo Testamento, “El que tiene compasión, encontrará
misericordia” (Proverbios 17:5). Y en el Talmud: “De quien tiene
misericordia de los hombres, se tiene misericordia en el Cielo.”
El
pensamiento, pues, de esta bienaventuranza es sólo afirmar la excelencia y
necesidad de la misericordia en los hombres para que sepan que entonces
Dios la tendrá con ellos. Pero esto, por parte de Dios, siempre será un
exceso y un secreto sobre la que el nombre hace.
“La
bienaventuranza de los misericordiosos es una exigencia moral. San Mateo se
para especialmente a considerar el aspecto moral de la enseñanza de Jesús;
Las bienaventuranzas de este evangelio, no se contentan con anunciar la
Buena Nueva de la venida del Reino; presentan el Reino como la recompensa
prometida a aquellos que practicasen en su vida las exigencias de la nueva
enseñanza. La gran novedad de estas bienaventuranzas de Jesucristo, está en
prometer su ingreso — en la fase que sea — a los que practiquen la
misericordia con todos los hombres, sin excluir a nadie, ni por su
condición social, económica, ni por raza o pueblo de origen.
6. FELICES LOS DE CORAZÓN LIMPIO, PORQUE VERÁN A
DIOS
Los “puros
de corazón” evocan a los que tienen en el culto la “pureza” en el conjunto
de ritos o ceremonias litúrgicas con los que se expresa este homenaje. El
salmista dice que al Templo subirá el “de limpias manos y puro corazón”
(Sal 24:2.4). Corazón y espíritu son usados indistintamente como los
principios responsables de la actividad moral. Pero no se quiere indicar
con esto, a solo el que practica este rito, o de que solo basta esta
práctica, sino que se supone y exige la autenticidad moral de esta
conducta. Pues “si vuestra justicia no supera a la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 5:20).
Limpio es
aquel que no tiene mancha o suciedad moral, no está contaminado de la
maldad, ha cuidado su rectitud, es aquel que no hace daño y no perjudica,
honrado y decente. Libre y exento de imperfecciones morales. Puro es el
casto, honesto y respetuoso con los principios morales que se consideran
propios de las buenas costumbres
“Porque
verán a Dios”. Para ser dignos de estar presente donde El mora, como para
levantar la cabeza en nuestras solemnidades litúrgicas y ver con emoción
cuando se nos presenta el cuerpo y la sangre de Jesús, debemos presentarnos
puros, para que Dios nos muestre su rostro, porque los “Los rectos verán su
benigna faz (de Dios)” (Sal 11:7b).
Los que
sirven a Dios, con su templo limpio y puro, es decir con el corazón puro,
le rendirán culto y verán su rostro en el templo del cielo.
7. FELICES LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ, PORQUE
SERÁN RECONOCIDOS COMO HIJOS DE DIOS.
Los que
trabajan por la paz, no son los de temperamento pacifico pasivos y
estáticos, al contrario son preocupados y dinámicos en esta virtud de ser
“hacedores de paz”. El Señor busca aquí reconocer, a todo el que buscase
difundir y trabajar por la paz.
A los
cristianos, nos corresponde trabajar por vivir en la ausencia de guerra, no
debemos escatimar esfuerzos por conseguir hacer efectivo los tratados o
convenio por el que las partes enfrentadas en una guerra ponen fin a la
misma, es decir: firmar la paz. La paz es estado de tranquilidad y de
entendimiento entre las personas: La Paz es sosiego, calma o ausencia de
agitaciones. La paz permite la reconciliación, salda las deudas, da por
terminado los conflictos, nos hace más hermanos y más amistosos.
La paz
está pedida en los pasajes bíblicos, en el que este término tiene sentido
de reconciliación con los enemigos. El que busca la paz es misericordioso,
compasivo y ama a su prójimo y es reconocido como hijo de Dios. El premio
es que “serán llamados hijos de Dios.” “Ser llamados,” significa ser
reconocido por tal, ser verdad lo que se dice de uno. Dios es Dios de paz;
los “hacedores de paz” tendrán una relación especial con Dios, por eso
serán reconocidos por el Padre como “hijos de Dios”.
Jesús, nos
está enseñando, que el modo de establecer el Reino, no es por el ruido de
armas, sino espiritualmente: “haciendo la paz” del reino entre los seres
humanos. Jesús nos trajo y nos dejó la paz, para que podamos convivir y
vivir en armonía, pero él nos pide que no seamos pasivos ni permisivos con
los que atentan contra ella, es decir debemos trabajar en forma permanente
por la paz, así podremos caminar al encuentro con el Padre, con la
confianza de ser reconocidos como sus hijos.
8. FELICES LOS QUE SON PERSEGUIDOS POR CAUSA DEL
BIEN, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS
Jesús no
se refiere a los que huyen porque son seguidos por cualquier causa, es
preciso, es por causa del bien. Perseguido es aquel que es molestado, aquel
que se le hace sufrir, al que se le busca hacerle daño por el solo hecho de
ser hombre de bien.
Cuando
Jesús dice por causa, está considerando el origen o el motivo incluso el
fundamento por el cual se es perseguido. Y el fundamento no es otra cosa
que hacer el bien, buscar lo bueno para sí y los demás en el sentido moral
y espiritual. El perseguido por trabajar por la paz, por el amor de los
hombres, por los valores morales enseñados por Jesucristo, por vivir en
armonía, por estar al lado de los que sufren, por hacer que el hombre sea
bueno, posee el Reino de los Cielo.
Durante la
historia del hombre, mucho han sido perseguidos por causa del bien, muchos
han sido martirizados, encarcelados, y han entregado la vida por una buena
causa. Del mismo modo otros han sido perseguido por una causa religiosa,
por esto, ellos deben estar felices, porque de ellos es el Reino de los
Cielos
9. FELICES USTEDES, CUANDO POR CAUSA MÍA LOS
INSULTEN, LOS PERSIGAN Y LES LEVANTEN TODA CLASE DE CALUMNIAS
Bienaventurados
son los injuriados, ofendidos, insultados, acusados dañados y menoscabados
a causa de promover y motivar las enseñanzas de Jesús y por defender su
amor hacia Él. Jesús nuevamente es preciso, se refiere “a causa de mí”,
“por causa mía”, es decir “por amor del Hijo del hombre”. Esto supone la
lealtad absoluta a Jesucristo, a la fe, porque fe es estar
incondicionalmente adherido a Jesús.
Jesús nos
invita a estar felices si por él nos acosan, nos persiguen y nos hacen
sufrir. Así lo experimentaron primeramente los apóstoles. Así fue como
también fueron leales servidores de Cristo, con la esperanza cierta de que
así recibirían la recompensa del Cielo.
Jesús, nos
promete la felicidad y nos da seguridad de llegar a ella, solo necesitamos,
seguir el camino que a ella conduce, esto es, siendo leales con sus
enseñanzas, viviendo conforme a como nos instruyó, a esto nos está
animando, él nos ha dado una pauta de vida y por si vivir de esta forma, si
por cumplir ineludiblemente el camino trazado por El, tengamos que pasar
por grandes dificultades, nos insulten, nos persigan, nos calumnien,
seremos bienaventurados porque hemos llevado fuertemente en nuestro corazón
la proclamación de su mensaje y que por nada dejaremos de cumplir.
Por todas
estas bienaventuranzas, alegremos el corazón, mostremos el espíritu
contento, porque será grande la recompensa, esta es recibir el cielo.
El
Señor nos Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA
LA LECTIO DIVINA (3)
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LAS BIENAVENTURANZAS
Mt 4, 25—5, 12
Las
Bienaventuranzas que nos trae el Evangelio de Mateo, también conocido como
el sermón de la montaña, es para nosotros los cristianos como la Carta
Magna, Jesús nos la ha dejado como la regla de vida que nos define como
debe ser la vida cristiana que debemos llevar. Por tanto, podemos decir que
las palabras de Jesús contenidas en este discurso, no son una serie de
consejos, es mucho más, es la condición de vida que hay que tener con Dios,
es la actitud con nosotros mismos y con todos nuestros hermanos.
¿Estas palabras de
Jesús son vigentes ahora?
¿Son estas
palabras solo para un determinado tipo de persona?
Ciertamente, que
el discurso de Jesús ha mantenido su vigencia por 2000 años y será vigente
por siempre, son palabras de vida eterna, como infaliblemente son palabras
para todo aquel que se dispone a oírla.
Felices (o
bienaventurados) dice el Señor.
¿Y quién son los
felices?
Y nuestro Señor
Jesucristo, ratifica quienes son los felices, completando la razón y del
porqué, a modo de ejemplo cuando dice: Felices o bienaventurados los pobres
de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Pero además Jesús
nos está anunciando una felicidad sin límites, ¿Cómo?, para Jesús, todos
podemos ser felices si estamos unidos a Él.
Comenzar este
camino de felicidad que me lleve a encontrar a Dios
En el Sermón de la
Montaña, no hay paradojas, hay que comprenderlo en el contexto que tener a
Dios, es toda la máxima felicidad que podemos aspirar, por eso cuando dice:
“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el
reino de los cielos”, el que tiene el alma de pobre es aquel que se vacía
de sí mismo y sobre todo renuncia a la presunción de construir su vida de
modo independiente, para dejar, por el contrario, más espacio y atención al
propósito de Dios y a su Palabra.
Esto es olvidarme
del camino que llevaba, para comenzar este camino que me lleve a encontrar
a Dios, es decir, desistir de mis planes, en especial esa idea de
planificar por cual camino seguir, buscando que este sea por rutas convenientes
a mi esfuerzo, todo lo contrario, debo estar dispuesto a mentalizarme en un
camino pausado, a fin de sentir el gozo del caminar, pero también empinado,
porque no es fácil llegar arriba.
Dos cosas si debo
tener en mente, y es que debo tener conciencia que para llegar a
encontrarme con Él, debo hacer un largo recorrido, y la otra, que hay una
meta, donde puedo gozar con el Amado.
“Olvido de lo
criado,
memoria del
Criador,
atención a lo
interior,
y estarse amando
al Amado”.
(San Juan de la
Cruz)
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ORACION
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¡Oh almas que ya gozáis
sin temor de vuestro gozo y estáis siempre embebidas en alabanzas de mi
Dios! Venturosa fue vuestra suerte. Qué gran razón tenéis de ocuparos
siempre en estas alabanzas y qué envidia os tiene mi alma, que estáis ya
libres del dolor que dan las ofensas tan grandes que en estos desventurados
tiempos se hacen a mi Dios, y de ver tanto desagradecimiento, y de ver que
no se quiere ver esta multitud de almas que lleva Satanás. ¡Oh
bienaventuradas ánimas celestiales! Ayudad a nuestra miseria y sednos
intercesores ante la divina misericordia, para que nos dé algo de vuestro
gozo y reparta con nosotras de ese claro conocimiento que tenéis. (Santa
Teresa de Jesús: Las exclamaciones del alma a Dios, 13-1)
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Página de la Misa
Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde
Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor
Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda
mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto
nos ama.
Nota: Para la Liturgia
de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el
estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia
Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3) Para la Lectio
Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier
Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd.
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