MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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12-07-2020

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LITURGIA DE LAS HORAS

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Domingo XV, Ciclo A

¿POR QUÉ NO HAY FRUTO?

ato15Cristo es el sembrador que siembra su palabra en nosotros. Y la semilla tiene fuerza para dar fruto abundante – ¡el ciento por uno! Por malo que venga el año, la semilla da fruto..., a no ser que algo lo impida.

Si nosotros estamos recibiendo continuamente la semilla de la palabra de Cristo, ¿a qué se debe que no demos fruto o que no demos todo lo que teníamos que dar? La culpa no es del sembrador –Cristo no puede fallar al sembrar –, ni de la semilla –que tiene poder de germinar –, sino de la tierra en que cae esa semilla. ¿Qué hay en nosotros que nos impide dar fruto? Jesús mismo lo explica claramente. Es, en primer lugar, el no entender la Palabra, el no pararnos a asimilarla, a meditarla, a orarla; la superficialidad hace que el Maligno se lleve lo que ese tal ha recibido. Y este no tener raíces hondas hace también que cualquier dificultad acabe con todo.

Otra causa de no dar fruto es el tener miedo a los desprecios y burlas; el que busca quedar bien ante todos y ser aceptado por todos y no está dispuesto a ser despreciado por causa de Cristo y de su Evangelio, ese tal no puede agradar a Cristo ni acoger su Palabra.

Y la otra causa son las preocupaciones y afanes de la vida y el apego a las cosas de este mundo; sin un mínimo de sosiego para escuchar a Cristo y sin un mínimo de desprendimiento, de austeridad y de pobreza, la palabra sembrada se ahoga y queda estéril. El que no da fruto es el único culpable de su propia esterilidad. Al que no quiere escuchar porque endurece su corazón, Jesús no se molesta en explicarle. Es inútil intentar aclarar al que no es dócil, pues oye sin entender: “El que tenga oídos que oiga”.

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 16, 15

Por tu justicia, yo contemplaré tu rostro, y al despertar me saciaré de tu presencia.

ACTO PENITENCIAL

·         Tú eres la Palabra eterna de Dios: Cuando tu palabra apenas nos interesa. Señor, ten piedad.

·         Tú eres él Sembrador: Cuando tu palabra apenas influye en nosotros. Cristo, ten piedad.

·         Tú eres Camino, Verdad y Vida: Cuando tu palabra apenas nos entusiasma. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que iluminas a los extraviados con la luz de tu verdad, para que puedan volver al buen camino; danos, a quienes hacemos profesión de cristianos, la gracia de rechazar todo lo que se opone a este nombre y comprometernos con todas sus exigencias. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA Is 55,10-11

Los dones de Dios sembrados en su pueblo esperan el momento oportuno para dar sus frutos. La fecundidad está garantizada por la misma acción de Dios, pero es necesario presentarse ante él como tierra dispuesta y generosa.

Lectura del libro de Isaías.

Así habla el Señor: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que Yo quiero y cumple la misión que Yo le encomendé”.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 64,10-14

R. La semilla cayó en tierra fértil y dio fruto.

Visitas la tierra, la haces fértil y la colmas de riquezas; los canales de Dios desbordan de agua, y así preparas sus trigales. R.

Riegas los surcos de la tierra, emparejas sus terrones; la ablandas con aguaceros y bendices sus brotes. R.

Tú coronas el año con tus bienes, y a tu paso rebosa la abundancia; rebosan los pastos del desierto y las colinas se ciñen de alegría. R.

Visitas la tierra, la haces fértil. Las praderas se cubren de rebaños y los valles se revisten de trigo: todos ellos aclaman y cantan. R.

SEGUNDA LECTURA Rom 8, 18-23

Los cristianos compartimos la misma esperanza de un mundo nuevo sin injusticias ni guerras. El dolor y el sufrimiento, por tanto, deben verse como un parto hacia el nacimiento de una nueva vida.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando la plena realización de nuestra filiación adoptiva, la redención de nuestro cuerpo.

Palabra de Dios.

ALELUYA

Aleluya. La semilla es la palabra de Dios, el  sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre. Aleluya.

EVANGELIO Mt 13, 1-23

Muchas cosas pueden provocar el fracaso de la siembra, pero eso no impide que sigamos esparciendo la semilla de un mundo nuevo y más humano.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces Él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: “El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!”. Los discípulos se acercaron y le dijeron: ¿“Por qué les hablas por medio de parábolas?”. Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: ‘Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los sane’. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: éste es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”.

Palabra del Señor.

Se dice el Credo

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Haznos dóciles a tu palabra.

·         Por todos los que en la Iglesia tienen el privilegio y la responsabilidad de sembrar la palabra de Dios. Oremos.

·         Por todas las Iglesias cristianas que aceptan, veneran y practican la palabra de Dios. Oremos.

·         Por los que sufren en el cuerpo, la mente o el espíritu, en las cárceles, los hospitales y los geriátricos. Oremos

·         Por los círculos bíblicos y por cuantos animan y propagan dichos encuentros. Oremos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor y Dios nuestro, mira con bondad los dones de tu Iglesia en oración y concede que, al recibirlos, se acreciente la santidad de los creyentes. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DOMINICAL

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 83, 4-5

Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones: junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios. Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar.

O bien: Cfr. Jn 6, 56

Dice el Señor: el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Padre, que por la celebración frecuente de este misterio crezca en nosotros el fruto de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

La Palabra es como una Semilla

Mt 13, 1-23

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    UNA GRAN MUCHEDUMBRE SE REÚNE PARA OÍR A JESUS

Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Jesús está en Cafarnaúm. Una gran multitud se reunió junto a él, haciéndonos ver el atractivo que produce el Señor en las gentes. Luego agrega que: de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Nos imaginamos una gran muchedumbre que se reúne cerca de El para oírle, y debe haber sido quizás todo el día, porque el fragmento del evangelio dice: Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Y nos preguntamos ahora, ¿cuánto tiempo disponemos para Jesús? ¿Qué atractivo tiene para nosotros oír sus enseñanzas? ¿Tenemos interés en conocer su palabra?, me hago la pregunta en razón de que es cierto que conocemos a personas que muestran antipatía por saber que decía el Hijo de Dios.

2.    "EL SEMBRADOR SALIÓ A SEMBRAR”

Jesús les decía: "El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. En aquella época, en las costumbres agrícolas eran sembrar primero y luego se araba todo el terreno, incluidos los pequeños caminos de las parcelas, por eso dice el Señor que algunas cayeron al borde de él. La misma explicación vale para la frase: Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; se está precisando bien la profundidad de la tierra fértil, para luego indicar que: cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.

He leído, de que los cardos palestinos crecen junto al Lago, y luego alcanzan en pocos meses un metro de altura, por tanto concretamente “ahogan” la semilla al desarrollarse. Es así como la parábola sigue: Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron. Pero también hay semillas que tienen más éxito y cae en buena tierra, y así dice Jesús: Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto”. Los que hayan vivido en el campo, saben mejor que otros cuanto rinde un sembrado, en aquellas tierra se decía que rendía de tres a cuatro por uno, y era bueno obtener un diez por uno, pero en la parábola Jesús dice: unas cien, otras sesenta, otras treinta.

3.    ¡EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA!

Jesús les dice: ¡El que tenga oídos, que oiga! Para algunos puede significar el esmero con el cual se oye la Palabra del Señor. Para llamar la atención a alguien se le dice te entra por un oído y sale por el otro. Pero la frase de Jesús es más bien, un anticipo, un toque de alerta. Un llamado a meditar. Entonces, con la parábola del sembrador, tenemos que preguntarnos como somos nosotros en cuanto a tierra de cultivo, sabemos que la semilla es de primera calidad, y germinará según se comporte el suelo que la reciba.

Entonces se hace necesario que nuestro terreno de cultivo este bien preparado, para que la siembra sea eficaz en nosotros, esto es, sensible en el espíritu a esa semilla, a esa Palabra. ¡El que tenga oídos, que oiga!" El que tenga disposición, esto es voluntad de oír, el que esté dispuesto a recibir lo que el Señor nos ofrece, el que sea limpio de corazón, el que viva de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, el que cumpla con su compromiso con nuestra fe cristiana, el que haga méritos para recibir el Espíritu de Dios, ése, entenderá la Palabra de Dios.

4.    ¿CUÁL ES NUESTRA DISPOSICIÓN AL OÍR LA PALABRA DEL SEÑOR?,

Puede que la semilla no llegue a nosotros; algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron, nuestro caminar materialista, inspirado en la soberbia, vanidad, avaricia o envidia y el nulo interés en oír lo bueno, nos incapacita para recibir la semilla de la Palabra. Otras brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron, ¿Cuál es nuestra disposición al oír la palabra del Señor?, si somos como una roca, la semilla no echará raíces, si nuestro suelo no se riega no germinará la semilla, y este se riega con lo esencial, el amor, porque el amor es contrario a la muerte, es vida, y este amor busca habitar en nuestro corazón, por tanto si la semilla que es la Palabra , no haya ambiente en nuestro corazón, no fecundará. Otras cayeron entre espinas, y éstas las ahogaron; en efecto, en un corazón rencoroso la Palabra no alcanza a fecundar, en un alma odiosa, dominada por las pasiones humanas, no es eficiente, entonces es preciso que el alma este liberada y por encima de esas tensiones. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta; Jesús, nos aclara que depende de la disposición que tengamos, es como da frutos la semilla, es así como, siempre dependerá de cómo sea aceptada, de cómo sea oída, de cómo están nuestros sentimientos.

5.    "¿POR QUÉ LE HABLAS A LA MULTITUD POR MEDIO DE PARÁBOLAS?".

Los discípulos se acercaron y le dijeron: ¿“Por qué les hablas por medio de parábolas?”. Jesús nos enseñas a través de narraciones de sucesos sencillos, “La Parábolas”, con ellas aprendemos enseñanzas de alguna verdad importante, especialmente en el aspecto moral, estos relatos fáciles de comprender generalmente llegan fácilmente al corazón de los hombres.

Los ejemplos que nos pone Jesús, están siempre vivos en nosotros, especialmente porque nos exige a nosotros mismos tomar conciencia de lo que es ser cristiano, es así como no solo debemos tener oídos atentos a las parábolas, además debemos tener preparado el corazón para comprender la sensibilidad de la enseñanza y alejar toda soberbia en nosotros para aceptarla.

La sutileza de la parábola, y me refiero a la delicada, suave e interesante forma que utiliza Jesús para penetrar en nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida conducentes al pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma más desvergonzada de vida del hombre.

Es entonces en consecuencia, la parábola, una perfecta enseñanza de moral cristiana, es interesante saber descubrir en ella el llamado de salvación y conversión a Dios.

6.    HABRÁ ALGUNOS QUE LA ACEPTEN, OTROS NO LA ENTIENDAN

En el Evangelio según san Mateo 13, 1-53, Jesús a través de sencillas parábolas, utiliza el mismo lenguaje de las actividades laborales y rutinarias de los hombres, es así como lo hace con ejemplos de las tareas del campo, de la vida hogareña, del mercader y de los pescadores, de esta forma Jesús hacia comparaciones para hacerlas fácilmente inteligibles las verdades espirituales.

De todos los que oyen la Palabra de Dios, habrá algunos que la acepten, otros no la entiendan y algunos la rechazarán, entre nosotros hay sensibles y duros de corazón. Jesús, nos muestra una docencia salvadora, sus enseñanzas tienen el fin de salvar al hombres, nos muestra que a eso ha venido y nos ofrece todos los medios para recibirla. A nosotros nos cabe la facultad de reconocer y aceptar la salvación que nos ofrece el Señor. “No he venido para condenar al mundo, sino para salvar al mundo” (Jn 12,47). Así es, como hemos sido beneficiados por la misericordia de Dios.

7.    SE LES HA CONCEDIDO CONOCER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS

Dice Jesús: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no, esto es porque se han dispuesto a recibir los secretos del Reino, pero no por sus méritos, es porque fueron elegidos por la bondad infinita del Señor.

Si somos sinceros con nosotros mismos, podremos descubrir en que momento parece que no estamos muy dispuestos a sentir o recibir las influencias de la gracia, talvez sea por falta de humildad o por falta de sinceridad con Dios. Entonces es bueno que sepamos que la luz que nos hace falta para ver con claridad viene de Dios y que la conseguiremos por medio de la oración, siempre nos hará bien el diálogo con Dios.

No es Dios quien endurece el corazón de los hombres, y si el nuestro no está endurecido, sentirá las cosas de Dios y sabremos oír su Palabra. Esto nos hará feliz y la gracia del Señor hará cosas maravillosas en nosotros, por tanto debemos responder con mucha generosidad a sus requerimientos. No olvidemos que somos sus hijos predilectos. Pero también consideremos que muchos podrían haber dado una mejor respuesta si hubieran recibido la misma gracia que se nos ha dado, nosotros no tenemos que considerarnos mejor que otros, no podemos saber cómo hubieran respondido los demás, solo nos consta nuestra propia respuesta.

8.    LOS QUE ESTÁN CERRADOS A "CONOCER LOS SECRETOS DEL REINO

Por otra parte, también es cierto que el que mejor nos puede explicar una parábola es el mismo Jesús, y el que mejor la entenderá, no es el que sepa más de teología, y que se haya leído la Biblia muchas veces. Para comprender las palabras de Jesús, se debe estar libre de toda arrogancia en la contemplación de las cualidades propias, con menosprecio de las de los demás, porque no entenderán el evangelio los que viven seguros de poseer la verdad, sentados cómodamente en el sillón de la fe, sin ningún compromiso con la justicia y sin interés por amar a su prójimo.

Sólo pueden entender lo que dé la razón a su modo de vivir, lo que les convenga. No pueden entender las palabras de Jesús los que están cerrados a "conocer los secretos del reino". Difícilmente entenderán el mensaje de Jesús, aquellos no les interese vivir de acuerdo a sus enseñanzas, sin embargo los que escuchan, y profundizan sus palabras y la atesoran en el corazón y la ponen en práctica, no la acomodan a su estilo de vida, sino que buscan vivir a semejanza de Jesús, no solo las han entendido de oído, sino que además, de corazón y mente.

9.    PORQUE MIRAN Y NO VEN, OYEN Y NO ESCUCHAN NI ENTIENDEN.

Pero cuidado con esos que aparentan haber recibido bien las palabras de Jesús y que luego pierden de a poco lo que han recibido, que mientras estuvieron bien estaban comprometidos y luego por motivos inspirados por la soberbia o la vanidad la abandonan.

Dice el Señor, que a los demás en cambio les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Lo hace para estimularlos a pensar por sí mismos, para que el corazón le encuentre sentido a la enseñanza. Aunque la parábola es la narración de un suceso fingido, de ella se deduce una enseñanza moral o una verdad y tiene grandes ventajas. La verdad presentada de esta forma queda más grabada en la memoria que una mera exposición didáctica, ninguna enseñanza acerca de la misericordia del Señor hacia los pecadores arrepentidos habría producido el efecto de la parábola del hijo pródigo (Lc. 15:11-32). Por otra parte, cuando un profeta o predicador debía reprender a un personaje importante que no fuera a aceptar su culpabilidad, podían usar una parábola habilidosa para cautivarlos e iluminar su conciencia.

La pedagogía, la habilidad para educar y enseñar, el método para instruir y, aleccionar de Jesús, maravilla y causa admiración por lo extraordinario.

10.  LA PALABRA, ES COMO UNA SEMILLA

A pesar de los problemas que tiene la semilla llega a la cosecha, a pesar de las múltiples dificultades por las que ha de pasar la Palabra del Señor, igualmente el reino llegará a su meta, a pesar de las dificultades y contrariedades que se le opongan al Sembrador, siempre habrá una tierra buena donde la siembra rendirá sus frutos.

La Palabra, es como una semilla, el acoger la palabra de Jesús es lo que distingue a los discípulos de los que nos son capaces de oír. La fe de los primeros revela la ceguera de los segundos y los empuja a buscar más allá de la parábola.

El mismo Jesús se encarga de explicarles a sus discípulos el significado de ésta parábola y lo hace con cuatro tipos de oyentes de la Palabra de Dios. Es así como nos explica que hay tres tipos de personas que no logran entenderla, aunque la escuchen. A uno de ellos “viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón, a otro aunque la acepta con alegría, la inconstancia no le deja que ésta fructifique, más aún ante cualquier dificultad todo lo que había recibido se le extingue, luego un tercer tipo de persona que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo material ahogan esta semilla de espiritualidad, la seducción de las riquezas la asfixian.

11.  LO SEMBRADO SOBRE TERRENO PEDREGOSO

“El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante.” Lo sembrado en terreno pedregoso se pierde. Al tener poca tierra, sin raíces profundas, el sol la secó. Somos un terreno pedregoso si aceptamos la palabra sin profundizarla y cuando nos vienen las dificultades lo dejamos todo. Pero también es necesario destacar que muchos jóvenes en sus escuelas reciben inicialmente su formación religiosa, muchos niños asisten a catecismo a fin de preparase para su primera comunión o para la confirmación, y se saben ciertas cosa que repiten y poco sienten, porque no les hemos enseñado a valorar lo que han recibido, y no profundizan las enseñanzas porque les hemos dejado permisivamente que le den más importancia a otros valores que no son de nuestra fe, no es como dicen algunos por falta de edad madura, porque los retoños se deben cuidar y regar para crezcan fuertes y si no se hace así, seguro que se secaran antes de crecer.

12.  LO SEMBRADO ENTRE LAS ESPINAS

“El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, La semilla que cae entre las espinas, se ahoga, las espinas la asfixian. Quizá la tierra era fecunda y profunda, en ella la semilla podía haber germinado, sin embargo, también se secó. Las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan. Es decir, si tenemos mucho que dejar para poder ser cristianos: riquezas, criterios de clase, placeres, posición social, por estos motivos nos apresuramos a ahogar la simiente, ¿por qué? por miedo a las complicaciones que podrían ocasionarnos. ¿Están los que pretenden engañarse compaginando los valores de Dios con los que representa el dinero?, ¿Están los que los que suelen gozar de buena reputación y gustan de ocupar puestos preferentes en la Iglesia. ¿Estamos nosotros dentro de estos?

13.  LO SEMBRADO EN TIERRA BUENA

“Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”. Sin embargo, hay un tipo de persona distinta y es como la tierra fértil, escucha la Palabra y la comprende, está dispuesta y produce fruto abundante. Lo sembrado en buena tierra, da los frutos esperados. Esto nos representa si hemos escuchado, entendido plenamente y hemos puesto en práctica lo enseñado en la Palabra. La buena tierra está en el corazón de los hombres y si la semilla echa raíces dentro del corazón humano podremos hacer frente a las dificultades que han de llegar inevitablemente.

No tengamos dudas, Jesús vino a nosotros a sembrar la semilla de la Palabra de Dios y la vino a colocar en nuestro corazón.

En efecto, el mejor lugar para recibir la Palabra es el corazón, ¿tenemos otra opción para atesorarla?, ese en ese lugar donde habita el amor, es allí donde Jesús nos quiere depositar sus enseñanzas, y si no tenemos disposición a recibirla en ese lugar, es cuando el maligno la arrebata.

Pero además, Jesús nos pide que nosotros seamos buenos sembradores, El espera que nos encarguemos de llevar la semilla evangélica a todo lugar, es decir que repartamos con generosidad la semilla. Dependerá de nosotros cuanto produzca 100, 60 o 30 por ciento de efectividad.

Cristo Jesús viva en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Domingo Semana XV del Ciclo A

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

DIOS “PONE EN COMÚN” SU REALIDAD MEDIANTE SU PALABRA.

Si, como sugieren los Padres del desierto, antes de hablar nos preguntásemos con qué intención lo hacemos, en seguida enmudeceríamos: a menudo, nuestras palabras son charlatanería o, aún peor, maledicencia. La Palabra de Dios es diferente: está en todo y siempre; es comunicación de su proyecto, de sus deseos. ¿No significa comunicar poner en común? Dios “pone en común” su Realidad mediante su Palabra.

Una comunión ofrecida es como una semilla esparcida: lleva en sí misma la vida que nacerá, si bien sólo es una propuesta hasta que no encuentre un terreno donde germinar: el corazón del hombre. Si éste se endurece, como un camino trillado, la Palabra no penetrará: nos encontraremos más encerrados y egoístas, pues estamos rechazando la comunión con Dios. Si nuestro corazón es superficial, la Palabra no echará raíces: estaremos más solos, pues no dejamos hueco a la presencia del Señor. Si nuestro corazón se inquieta con afanes mundanos y preocupaciones fútiles, la Palabra no crecerá: la verdadera alegría quedará asfixiada, ahogada por ilusiones y espejismos. Sin embargo, seremos dichosos si nos presentamos ante Dios con un corazón dispuesto a escuchar. Entonces, vendrá el Hijo, Palabra viviente, y crecerá en nosotros “tomando cuerpo” en nuestra vida, en nuestras relaciones y en nuestras múltiples acciones. El grano de trigo que ha muerto produciendo fruto abundante (cf Jn 12) hará que demos el ciento por uno, hasta poder afirmar con Pablo: “y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Ahora, en mi vida mortal, vivo creyendo en el Hijo de Dios...” (Ga12, 20).

ORACION (3)

 

Jesús, divino Sembrador, ven y siembra el campo que somos nosotros. Prepara el terreno, límpialo de espinos y piedras, rotura con profundos surcos la tosca tierra, allana los terrones y, después, atravesando el campo con pasos largos, con gesto grandioso, solemne, desparrama a voleo la semilla con tus admirables manos.

Jesús, divino Sembrador y semilla de vida eterna, ven, en esta hora de gracia, siembra en nuestros corazones tú Palabra, tú mismo, y que germine, florezca y fructifique la Iglesia peregrina para los graneros del Cielo. Amén.

SANTORAL (4)

 

SAN JUAN GUALBERTO 1073

 San Juan Gualberto era hijo de una acomodada familia de Florencia, dueña de castillos y ricas posesiones. Eran dos hermanos, Juan y Hugo. Una familia feliz, hasta que en una triste ocasión Hugo había sido asesinado.

Juan llevaba esa herida clavada en el corazón. Un pensamiento le torturaba: "Mancha de sangre, con sangre se ha de borrar. Y yo, su hermano, soy el que ha de borrarla. Y mientras no lo haga, no recuperaré la honra”.

La vida de Juan cambió radicalmente el día de viernes Santo de 1003, cuando tenía 18 años. Fue su "camino de Damasco". Juan era un joven despreocupado que asistía a la iglesia sólo en las grandes solemnidades. Juan no sabía explicarse las profundas emociones que había experimentado en la iglesia aquel día, en los oficios solemnes que conmemoraban la muerte del Señor. Al adorar la cruz, todos notaron en él una devoción especial.

Terminados los oficios religiosos partió hacia Siena, bien armado en su caballo. La primavera sonreía en los campos, pero no tanto en su corazón. Borrada de repente la imagen de Jesús en la cruz, que tanto le impresionara hace unas horas, sólo veía la de su hermano desangrándose en tierra, mientras se imaginaba encontrarse con el asesino y enrojecer con la sangre del traidor la espada que llevaba, que era la de su hermano.

Todavía se entretenía su mente con estos pensamientos, cuando en una curva del camino se presentó ante sus ojos, a pie y desarmado y llevando de la mano un niño, precisamente el asesino de su hermano.

Juan saltó del caballo como un rayo, espada en mano. El asesino no intentó huir. Era inútil. Se arrodilló con los brazos en cruz, y sólo le dijo una palabra: "Perdón". Juan no le escuchaba, y se disponía a asestarle un golpe mortal a su enemigo. Viéndose éste perdido sin remisión, aún musitó, entre la vida y la muerte: "Jesús, Hijo de Dios, perdóname tú al menos.

Fue entonces cuando la gracia divina obró en el corazón de Juan. Ya no veía a su enemigo de rodillas ni al niño llorando. Sólo veía a Jesús muerto en la cruz por él, que tanto le había emocionado poco antes en la iglesia. Ya no escuchaba el gemido del que le pedía perdón, sino, las palabras de Jesús: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen". Arrojó la espada, se tiró a tierra, levantó al asesino, le abrazó y le dijo: "Hermano, te concedo el perdón que me pides, por la sangre que hoy derramó Jesús en la cruz". El asesino le besó la mano y se marchó.

Estaba allí cerca, recostado a las orillas del Arno, el monasterio benedictino de San Miniato. Entró Juan en la iglesia y se postró ante Cristo Crucificado. Así pasó varias horas, como fuera de sí. Al marcharse vio que Cristo se inclinaba hacia él y le miraba con dulzura infinita. Por la noche volvió Juan a casa de sus padres. Pero era ya otro hombre.

Pocos días después volvía Juan a San Miniato. Pero esta vez para quedarse. Con todo, al querer hacerle abad, huyó a la Camáldula. Busca aún mayor soledad, y San Romualdo, al decirle adiós, le predice su futura misión de fundador.

Poco después, funda en los bosques de Vallumbrosa, bajo la Regla de San Benito, una nueva Orden, con muchos monasterios en Italia y que desde la casa madre de Vallombrosa, en la Toscana, se extendió por toda la península.

Los monjes de Vallumbrosa practicaban una vida llena de rigores: estrecha clausura, silencio perpetuo, pobreza extremada, severas penitencias. Los monjes, y el mismo fundador, lucharon tenazmente contra el mal del siglo, la simonía, y contra toda clase de cismas y herejías. El 12 de julio de 1073, el siervo bueno y fiel, era llamado al paraíso..

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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

(4) Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

Nota sobre la publicidad: La publicidad que pueda aparecer debajo de esta página, no es de responsabilidad de Caminando con Jesús. Este es un servicio gratuito, no recibe ningún tipo de ayuda económica y no la busca, gratuito hemos recibido mucho, gratuito queremos dar todo lo mejor que podamos, pero sin en esa publicidad no podría llegar hasta sus correos este servicio, que hoy ya llega a más de 19.000 correos.

 

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