MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

25 años en Internet

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13-08-2023

 MD 8.993

LITURGIA DE LAS HORAS

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DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO

ECHAR RAÍCES EN DIOS

ato19Son numerosas las ocasiones en que los evangelistas nos repiten que Jesús se retiraba a solas a orar. Un gesto vale más que mil palabras. Con ello nos enseña también a nosotros la necesidad que tenemos de esa oración silenciosa, de ese estar con el Padre a solas, sabiendo que nos ama y nos cuida. Sin una vida profunda de oración, nuestra existencia será como esa barca zarandeada por las olas, alborotada por cualquier dificultad, sin raíces, sin estabilidad.

El que ora de verdad va alimentando su vida de fe, va echando raíces en Dios. La oración le da ojos para conocer a Jesús y descubrirle en todo, incluso en medio de las dificultades, del sufrimiento y de las pruebas: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”. La falta de oración, en cambio, hace que se sienta a Jesús como un “fantasma”, como algo irreal; el que no ora es un hombre de poca fe, duda y hasta acaba perdiendo la fe.

El que trata de manera íntima y familiar con Dios experimenta la seguridad de saberse acompañado, de saberse protegido por un amor que es más fuerte que el dolor y que la muerte. El que no ora se siente solo. El que ora convive con Cristo y experimenta la fuerza de sus palabras: “Tranquilícense, soy Yo; no teman”. Es necesario volver a descubrir entre los cristianos la dicha de la oración. Cristo no quiere siervos, sino amigos que vivan en íntima familiaridad con Él.

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 73, 20.19.22.23

Acuérdate, Señor, de tu alianza, y no olvides para siempre a tus pobres. Levántate, Señor, defiende tu causa y no desoigas el clamor de los que te invocan.

ACTO PENITENCIAL

·        Tú nos llamas hacer silencio en el tumulto de nuestra vida para reconocerte, cuando pasas cerca de nosotros. Señor, ten piedad

·        Tú nos llamas a confiar en ti, cuando la barca de nuestra vida es sacudida por las olas. Cristo, ten piedad

·        Tú nos pides no olvidarnos de tu presencia en el corazón de nuestra vida, cuando se levanta el viento de las pasiones. Señor, ten piedad

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, a quien, movidos por el Espíritu Santo, nos animamos a llamar Padre; confirma en nuestros corazones la condición de hijos tuyos, para que podamos entrar en la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA 1 Rey 19,9. 11-13

COMENTARIO: ¿Dónde reconocerla presencia de Dios? El profeta está atento al encuentro con Dios. Hay signos que pueden ser contradictorios, pero el profeta no desiste en su búsqueda. Dios se revelará y será posible dialogar con él.

Lectura del primer libro de los Reyes.

Habiendo llegado Elías a la montaña de Dios, el Horeb, entró en la gruta y pasó la noche. Allí le fue dirigida la palabra del Señor. El Señor le dijo: “Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor”. Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 84, 9-14

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia, y danos tu salvación.

Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.

El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.

El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de Él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.

SEGUNDA LECTURA Rom 9, 1-5

COMENTARIO: Para el apóstol Pablo es un enigma que el pueblo de Israel, tras siglos esperando al Mesías, no lo haya acogido. Lo que nos da a entender que también muchos cristianos de la comunidad de Roma participan de esta ansiedad reflejada en la carta del apóstol.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo. Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza. Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas. A ellos pertenecen también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén.

Palabra de Dios.

ALELUYA Sal 129,5

Aleluya. Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Aleluya.

EVANGELIO Mt 14, 22-33

COMENTARIO: El relato de Mateo presenta el progresivo reconocimiento de los Apóstoles de ver a Jesús como el Hijo de Dios, de creer que él viene hasta nosotros por encima de todas las agitaciones y temores para tendernos su mano salvadora.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: “Tranquilícense, soy Yo; no teman”. Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua”. “Ven”, le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante Él, diciendo: “Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios”.

Palabra del Señor.

Se dice el Credo

ORACION DE LOS FIELES

S. Hoy todavía, como en tiempo del Evangelio, la barca de Pedro está sacudida en medio de tempestades. Oremos para que el Señor Jesús la guarde bajo la constante protección de su amor.

·        Oremos por la Iglesia de Jesucristo, Como el profeta Elías, que vaya a tu encuentro, Señor, y sepa reconocer tú pasó.

·        Oremos por el pueblo de Israel de quien nació Jesús según la carne. Condúcelo a la plenitud de la redención. Concédele reconocer en Jesús a su Mesías, el Dios que es bendito eternamente.  (Rom 9,5)

·        Oremos por los que, en medio de la violencia de la tempestad están angustiados por la duda y creen ver fantasmas en todas partes. Hazles oír la voz de Jesús que les dice: "Tranquilícense, soy Yo! No teman!" (Mt 14,27)

·        Oremos por los que tienen miedo de hundirse y luchan en medio de las olas y del viento. Concédeles coger la mano que Jesús les tiende. (Mt 14,31) Sálvalos en nombre de tu amor.

·        Oremos por nuestra comunidad que reúne tu amor. Enséñanos, Señor, a saber apartarnos a imitación de Jesús, y a recogernos para orar. (Mt 14,23)

S. Dios nuestro Padre, tu eres bendito eternamente. (Rom 9,5) ¡A ti la alabanza y el amor de nuestra vida por los siglos de los siglos!

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Padre de bondad, acepta los dones que misericordiosamente has dado a tu Iglesia y que, con tu poder, conviertes en sacramento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DOMINICAL

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sa1147,12.14

Jerusalén, glorifica al Señor tu Dios, que sacia con lo mejor del trigo.

O bien: Cfr. Jn 6, 51

Dice el Señor: el pan que yo daré, es mi carne para la vida del mundo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, que la comunión de tus sacramentos nos alcance la salvación y nos confirme en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Tranquilícense, soy yo; no teman”.

Mateo 14,22-33

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1  JESÚS NO DEJA NUNCA DE ORAR

“Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo”.  Relata el Evangelio, que después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas.

Jesús no deja nunca de orar, los Evangelios nos muestran muchas situaciones donde Él se retira a orar, y busca la soledad para hacerlo.

Muchas veces hablamos mucho, somos inquietos, queremos hacer muchas cosas, pero la actividad más importante es orar, es la mejor forma de utilizar el tiempo, y no se puede considerar como algo secundario.

Cuando planifiquemos la actividad del día, incluyamos unos minutos para la oración, y dejemos esos instantes para dedicarnos con constancia a comunicarnos con nuestro Padre y que nada nos aparte de esta intención.

2  DOCE ÍNTIMOS AMIGOS DEL SEÑOR, AVANZA ENTRE LAS DIFICULTADES

“La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos”. Después de navegar casi toda la noche, la barca donde navegan los Doce íntimos amigos del Señor, avanza entre las dificultades ocasionadas por la violencia de las olas y el viento en contra, podemos imaginar la fatiga que llevaban al remar así.

Es como le sucede hoy a nuestra Iglesia, que avanza por Cristo en una mar de dificultades, remando contra la irreverencia y el descaro de aquellos que imponen leyes contrarias a las enseñanzas del Señor.

3  “TRANQUILÍCENSE, SOY YO; NO TEMAN”.

“A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar”. Los discípulos, al verlo caminar sobre las aguas, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Sin embargo la palabra de Nuestro Señor Jesucristo viene a tranquilizar a sus almas y les dice: “Tranquilícense, soy yo; no teman”. De todos ellos, Pedro es el más audaz, ya es el líder  entre sus amigos, y le dice a Jesús: “Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua” y lo hace porque él no duda de que el Señor tiene ese poder y a una palabra “Ven”, baja de la barca y camina sobre las aguas. Pero a causa de la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. La reacción del Apóstol es muy humana, es un contraste entre la fe y su intuitivo temor.

4  NO LE QUITEMOS LOS OJOS AL SEÑOR

Si le quitamos los ojos al Señor, no podemos hundir, y quizá Pedro, mientras estaba mirando a los ojos de Jesús, no se hundía y al ver el peligro miro el mar y comenzó a hundirse. Teresa de Jesús, tiene una preciosa expresión, “mira que te mira” (Vida 13,22) y esta sigue siendo válida para nosotros. Todos tenemos ojos para mirarle y conocemos también la mirada de su interior.  Como ya sabemos, la Santa Madre Teresa de Jesús, emplea muchas veces el verbo mirar, mirarle, poner los ojos en El, volver los ojos a mirarle, y es así como nos dice: “Y os mirará Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores para consolar los vuestros, solamente porque vais a consolaros con Él y porque volvéis la cabeza para mirarle”. (Camino de Perfección 26,5). Se trata de volver hacia El los “ojos del alma” (CP 26,3). Ciertamente esto requerirá entrenamiento, hasta poder instalarse uno en su presencia y entrar en comunión con sus sentimientos. Arraigo en las capas hondas de mi interior, para decir con verdad: “juntos andemos, Señor” (CP 26,6). No le quitemos los ojos al Señor, y seguro, que no tendremos miedo de caminar hasta El.

5  FRENTE A LAS TORMENTAS POR LA CUAL LA IGLESIA PASA, TODOS TENEMOS QUE ANIMARLA

Quizás distinto hubiera sido si sus amigos desde la barca le hubieran entre todos animados diciéndole a su amigo; “Pedro, avanza, ten confianza”, “Pedro si se puede, ten fe”, y es posible pensar que entre tanto ánimos de sus amigos él no hubiera tenido el normal temor de hundirse. Esto nos enseña, comparando este suceso, que la barca es como nuestra Iglesia y Pedro como nuestro Papa,  es decir, frente a las tormentas por la cual la Iglesia pasa, todos tenemos que animarla a que siga adelante al encuentro con el Señor.

6  “HOMBRE DE POCA FE, ¿POR QUÉ DUDASTE?”.

Pedro, esta colmado de entusiasmo y ardor por su Maestro, pero también expuesto a los miedos, al cansancio, por cuanto necesita que el Señor venga en su ayuda para sostenerlo. Caminando sobre las aguas turbulentas, el Dios de Jesucristo, se muestra como persona humana y divina, él se hizo hombre y fue hermano para sus discípulos, es parte de la familia de sus amigos, El los ánima pero también los reprende, el calma sus tormentas, pero al mismo tiempo les tiende su mano. Frente al peligro, EL se hace presente para salvarlos. Así es como en seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: “Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios”.

7  SI ESTÁ UN ALMA EN TODA LA TRIBULACIÓN

Si está un alma en toda la tribulación y alboroto interior que queda dicho y oscuridad del entendimiento y sequedad; con una palabra de éstas que diga solamente: no tengas pena, queda sosegada y sin ninguna, y con gran luz, quitada toda aquella pena con que le parecía que todo el mundo……y si esta toda llena de temor: y con una palabra que se le diga sólo: Yo soy, no hayas miedo, se le quita del todo, y queda consoladísima, y pareciéndole que ninguno bastará a hacerla creer otra cosa….( Castillo Int. O Las Moradas 6, 3, Santa Teresa de Jesús)

8  SU PRESENCIA NOS PROTEGE DEL PELIGRO

El encogimiento de la fe, nos hace temer frente al peligro, como también nos hace sentir desanimado en las dificultades, y parece que  naufragamos. Pero donde la fe es viva, es cuando no dudamos del poder de Jesucristo, por cuanto su presencia nos protege del peligro y nuestra Iglesia estará por siempre a salvo, la mano del Señor se extenderá amorosamente para salvarla de cualquier tormenta.

Y cuando estemos solos, o cuando nos veamos solo, aprendamos a sentir la presencia del Señor, Él siempre quiere estar con nosotros, lo hemos visto que no deja de preocuparse por sus apóstoles y esta justamente ahí, donde el peligro asecha, para animarnos y darnos confianza. Es lógico asustarse si no tenemos a Jesús junto a nosotros, es normal que nos sintamos solo si no tenemos su compañía. Pero ahí está Jesús diciéndonos "Tranquilícense, soy yo; no teman".

9  NOS CUESTA MUCHO RECONOCER SU PRESENCIA

En muchas ocasiones perdemos la tranquilidad, y tenemos a nuestro alrededor una tormenta de preocupaciones y nos sucede que no identificamos la voz de calma que nos da el Señor o nos cuesta mucho reconocer su presencia, seguramente esto es porque estamos algo alejados de Dios, y entonces no hundimos en la inseguridad que está bajo nuestros pies. Cuando esto suceda busquemos tomar la mano salvadora de Jesús que se extiende hacia nosotros, y hagámoslo poniendo mucho de nuestra parte.

10  ¡SEÑOR SÁLVAME!,

En efecto tenemos que poner mucho de nosotros y hacerlo en forma habitual cada día, ya que Jesús no pide esfuerzo, y si damos todo de sí, podemos confiar en la ayuda de Jesús, y como ante el grito angustioso de Pedro ¡Señor Sálvame!, Él nos extenderá cariñosamente las manos para hacerlo, pero no hará ver la poca fe, nos echará en cara que si estuvimos en peligro y tuvimos miedo fue por no confiar en El o porque no hemos distanciados de Él.

Todo volvió a la calma en el momento que Jesús tomo la mano de Pedro, y todo es distinto cuando nosotros no tomamos de Jesús, es cuestión de fe, esa fe que debe guiar nuestra vida, nuestro propósitos, nuestros planes, fe que debe mantenerse viva para que ilumine y la fuente de energía que permite que no se apague está en la oración.

11 ¡OH, QUE BUENO ERES DIOS MÍO, DICIÉNDOLE A ELLOS Y A NOSOTROS ESAS PALABRAS!,

“Tranquilícense, soy yo; no teman”, le dice el Señor a sus discípulos, ¡OH, qué bueno eres Dios mío, diciéndole a ellos y a nosotros esas palabras!,.. Qué débil soy, qué miserable, qué pecador, qué agitado estoy de continuo por el viento de la tentación y cómo estoy a punto de anegarme...! Porque no es tanto que la tentación sea fuerte cuanto que yo soy débil... Sí reconozco; tú no dejas que yo sea muy tentado; siento mano sin cesar sobre mí para protegerme y cualquier tentación grave... Qué bueno eres, Dios mío, diciéndome a mí que bogo sin avanzar un paso, a mí que me siento juguete de las olas e impotente para continuar: No teman. ... ¡Qué bueno eres, no sólo diciéndome esa palabra, sino también dejándome entrever que  la esperanza de que algún día tu mismos subirás a mi barquita..(Carlos de Foucauld)

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Domingo XIX Ciclo A

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

JESÚS SUBIÓ AL MONTE PARA ORAR A SOLAS

Es una imagen que nos transporta fuera del tiempo y del espacio: todo parece pararse en la quietud eterna del silencio del Hijo en el Padre. Como si no hubiese anochecer, ésa es la impresión. Mientras, los discípulos están desconcertados: es de noche y la barca es sacudida por el oleaje. Despunta el alba y Jesús se aproxima. Pero esto no significa el final de la turbación. Al contratiempo de los elementos externos y naturales le sucede ahora un acontecimiento fascinante e imprevisible, aún más estremecedor, que les conmociona interiormente: Jesús se acercó a ellos caminando sobre las aguas.

El evangelio recoge la reacción de los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron y se pusieron a gritar de miedo. El miedo es la antigua esclavitud del hombre y se contrapone a la fe. La réplica del Señor: “Tranquilícense, soy Yo; no teman” y parece calmar la atmósfera.

Pedro emprende un acto atrevido, no por fe, sino por verificación, impulsivo. Contesta: “«Señor, si eres tú”. La iniciativa humana no es suficiente para caminar al encuentro de Jesús. El miedo lo hunde y sólo la humildad de la fe lo salva. El acontecimiento tiene su diagnóstico: “¿por qué dudaste?”. El desenlace final es de adoración coral. A la luz del día le siguió la calma: “El viento se calmó”, es decir, a la luz de la verdad en Cristo, con Cristo y por Cristo, el hombre consigue, después de la prueba, la calma del corazón en Dios.

ORACION (3)

 

Concédenos, Señor, la vista que nos permita ver tu amor en el mundo, a pesar de los chascos humanos. Concédenos la fe para confiar en tu bondad, a pesar de nuestra ignorancia y debilidad. Concédenos el conocimiento, para que sigamos orando con un corazón consciente, y muéstranos lo que cada uno de nosotros tiene que hacer para favorecer la llegada del día de la paz universal (los astronautas del Apolo VIII, desde el espacio, el 24 de diciembre de 1968).

FUENTES DE LA PAGINA

ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y LAS FUENTES DE ORIGEN

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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