Misa Diaria,
Ciclo C
MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda
la vida cristiana" (LG 11)
Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
23 años en
Internet, desde 1998
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la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral, enviada por
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13-09-2021
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Nº MD 9.017
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La liturgia de las horas:. liturgiadelashoras.inf
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ANTÍFONA DE
ENTRADA Cf. Eclo 36, 18
Señor, concede la paz a
los que esperan en ti, para que se compruebe la veracidad de tus profetas.
Escucha la oración de tu servidor y la de tu pueblo Israel.
ORACIÓN
COLECTA
Míranos, Dios nuestro,
creador y Señor del universo, y concédenos servirte de todo corazón, para
experimentar los efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por
los siglos de los siglos.
LECTURA 1 Tim 2, 1-8
COMENTARIO: La
oración es un punto de unidad y encuentro para la comunidad, según el
apóstol Pablo, por eso les da a conocer una metodología, en la carta a
Timoteo, que los ayude a no descuidar nada ni nadie al momento de elevar
las súplicas, peticiones, intercesiones y acciones de gracias al Padre.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
Querido hijo: Ante
todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones
de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las
autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar
una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro
salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de
la verdad. Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres:
Jesucristo, hombre él también, que se entregó a sí mismo para rescatar a
todos. Éste es el testimonio que él dio a su debido tiempo, y del cual fui
constituido heraldo y apóstol para enseñar a los paganos la verdadera fe.
Digo la verdad, y no miento. Por lo tanto, quiero que los hombres oren
constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin
arrebatos ni discusiones.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 27, 2. 7-9
R.
¡Oye la voz de mi plegaria, Señor!
Oye la voz de mi
plegaria, cuando clamo hacia ti, cuando elevo mis manos hacia tu santuario.
R. ¡Oye la voz de mi
plegaria, Señor!
El Señor es mi fuerza
y mi escudo, mi corazón confía en él. Mi corazón se alegra porque recibí su
ayuda: por eso le daré gracias con mi canto.
R. ¡Oye la voz de mi
plegaria, Señor!
El Señor es la fuerza
de su pueblo, el baluarte de salvación para su ungido. Salva a tu pueblo y
bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre.
R. ¡Oye la voz de mi
plegaria, Señor!
ALELUYA Jn 3, 16
Aleluya.
Dios
amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único; todo el que cree en él
tiene vida eterna. Aleluya.
EVANGELIO Lc 7, 1-10
COMENTARIO: “Señor,
no soy digno que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme” es la expresión del centurión del relato evangélico y que hacemos
propio en cada eucaristía, reconociendo así que todos somos llamados a
construir una fe humilde y sincera en Jesús y su Palabra.
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús entró en
Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto
de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a
unos ancianos judíos para rogarle que viniera a sanar a su servidor. Cuando
estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: “Él
merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha
construido la sinagoga”. Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de
la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: “Señor, no te
molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me
consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y
mi sirviente se sanará. Porque yo – que no soy más que un oficial
subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes – cuando digo a uno: “Ve”, él
va; y a otro: “Ven”, él viene; y cuando digo a mi sirviente: “¡Tienes que hacer
esto!”, él lo hace”. Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y,
volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni
siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. Cuando los enviados regresaron
a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.
Palabra
del Señor.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Escucha, Padre,
nuestras súplicas y recibe con bondad estas ofrendas de tu Pueblo, a fin de
que los dones presentados por cada uno en honor de tu Nombre aprovechen a
todos para su salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE
COMUNIÓN Cf. 1Cor 10, 16
¡Qué inapreciable es tu
misericordia, Señor! Los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Dios
nuestro, que el don celestial que hemos recibido impregne nuestra alma y
nuestro cuerpo, para que nuestras obras no respondan a impulsos puramente
humanos sino a la acción de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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“Basta que digas una palabra y mi sirviente se
sanará”
Lc 7, 1-10
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
"ÉL MERECE QUE LE HAGAS ESTE FAVOR”
Jesús
entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo,
a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús,
envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a sanar a su
servidor.
Al oriente
de Galilea, junto al Lago de Galilea, esta Cafarnaún, lugar donde sucedió
este acontecimiento de extraordinaria fe de un oficial romano, un centurión
que amaba al Pueblo de Dios, soldado modelo de ecumenismo, ya que había
construido una sinagoga, sin ser judío.
Cuando
estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole:
"Él merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos
ha construido la sinagoga".
El oficial
es un hombre abierto a los demás, considerado con su prójimo, por lo que
declaran su empleados, favorece a sus creencias y mantiene buenas
relaciones, incluso es bien calificado, ya que el servidor dice “él merece”
2. NO
SOY DIGNO DE QUE ENTRES EN MI CASA
Jesús fue
con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir
por unos amigos: Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres
en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente
Sin ser
discípulo de Jesús, el centurión, sabe y admite el poder de Cristo y admite
su condición de que no tiene categoría moral, que no tiene mérito o calidad
suficiente. El centurión tenía conciencia de no pertenecer al Pueblo de
Dios, por eso creía que no tenía derecho a pedir algo a Jesús.
3.
BASTA QUE DIGAS UNA PALABRA Y MI SIRVIENTE SE SANARÁ.
Basta que
digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que
un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a
uno: "Ve", él va; y a otro: "Ven", él viene; y cuando
digo a mi sirviente: ""¡Tienes que hacer esto!", él lo
hace".
El
oficial, manteniendo su condición jerárquica de su grado, explica la
obediencia de sus sub-alternos, y muestra como los estima y como reconoce
que ellos tienen calidad humana, y merecen ser cuidados, pero al mismo
tiempo reconoce el facultad de realizar milagros o actos extraordinarios de
Jesús, incluso de forma especial, porque no le pide a Jesús que toque al
enfermo.
4.
"YO LES ASEGURO QUE NI SIQUIERA EN ISRAEL HE ENCONTRADO TANTA
FE"
Al oír
estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo
seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado
tanta fe". Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al
sirviente completamente sano.
Es la fe
del centurión la que hace el milagro, una fe que no había encontrado Jesús
en los judíos, esa fe que otras veces les había expresado “Les aseguro que
si tuvieran fe como un grano de mostaza le dirían a aquella montaña que
viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible” (Mt 17,20).
Una fe,
capaz de admitir que Jesús era dueño de la salud y de la enfermedad, de la
vida y de la muerte, por eso Jesús podía dar la salud, y aún más, la vida a
su sirviente.
5.
BASTA CON SU PALABRA PARA TRANSFORMARNOS
Nos enseña
Jesús, como la Palabra de Dios, nos produce vivir en buena salud y en el
bien de nuestro espíritu, nos muestra como basta con su Palabra para transformarnos,
como es de eficaz, Palabra, que nos debe llevar al amor de Dios, al amor de
nuestro prójimo, quien quiera que sea, de nuestro mismo pueblo o
extranjero. El centurión no era Israelita, pero amaba al Pueblo de Dios,
ese amor fue causa del milagro que hizo Jesús con el sirviente enfermo.
La fe, de
todas formas es amor, y no es propiedad de nadie ni por su intelectualidad,
ni por su conocimiento de mucha teología, ni por su cultura o actividad,
porque no es el que más conoce, o sabe el que tiene más fe, si no el que
más ama al Señor. Es así como muchos humildes y sencillos, de mínima
formación educacional, llegan a profundizar en el amor al Señor, sin dejar
de comprender que además, fe y humildad van tomadas de la mano. La fe crea
humildad y es condición indispensable para exista fe.
6.
CONSIDERÁNDOSE COMO INDIGNO APARECIÓ COMO DIGNO
San
Jerónimo nos explica: Así como admiramos la fe en el centurión, porque
creyó que el paralítico pudo ser curado por el Salvador, así se manifiesta
también su humildad, en cuanto se considera indigno de que el Señor entre
en su casa”
Sin duda
creyó el centurión que más bien debía ser rechazado por Jesús por ser
gentil, que no ser complacido, porque aunque ya estaba lleno de fe.
San
Agustín nos comenta sobre esto “Considerándose como indigno apareció como
digno, no de que entrase el Verbo entre las paredes de su casa, sino en su
corazón. Y no hubiera dicho esto con tanta fe y humildad si no hubiese
llevado ya en su corazón a Aquel de quien temía que entrase en su casa,
pues no era una gran felicidad que Jesús hubiese entrado en su casa y no en
su pecho”.
7. LA
FE EXIGE SACRIFICIO DE SI MISMO Y ACEPTACIÓN TOTAL A DIOS.
Hemos
observado que la falta de fe, impidió en alguna ocasión al Señor hacer
alguna de sus maravillosas obras, así nos dice Mateo 13,58, “Y no hizo allí
muchos milagros, a causa de la falta de fe”. Es así como debemos vivir en
gran profundidad la fe, de esa manera serían aún más visibles las obras de
la gracia del Señor.
Tal como
este centurión, que gracias a su fe, obtuvo del Señor Jesús ese milagro de
la curación de uno de sus hombres, no le cerremos a Él, ese deseo de poner
sus manos en nosotros por nuestra falta de fe.
El ejemplo
de este centurión, es que él era pagano y en ese entonces supero la fe del
pueblo de Dios, ¿y nosotros?, que nos decimos creyentes, ¿nos damos cuenta
que a veces somos superados en la fe por otros hermanos que no se dicen
practicantes o católicos?, la fe exige sacrificio de sí mismo y aceptación
total a Dios.
El Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA
LA LECTIO DIVINA (3)
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“QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SE SALVEN Y
LLEGUEN AL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD”.
La liturgia de la
Palabra nos enseña hoy, en primer lugar, la importancia de la oración
litúrgica, oración de la Iglesia por “todos los hombres”, en particular por
aquellos que ejercen el poder, a fin de que estén al servicio de la
tranquilidad social. Dios Padre “quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad”. La salvación es conocimiento de la
verdad (cf 2 Tim 2,25; 3,7). Cristo, testigo del Padre con su vida, lo fue
en grado supremo con su muerte. El siervo del centurión —señala Lucas—
estaba enfermo y a punto de morir. Jesús, con la autoridad que le viene de
la obediencia al Padre hasta la muerte en la cruz, le libera de la muerte,
le cura (cf 7,10). La fe humilde del centurión se encuentra con la Palabra
autorizada de Jesús, su conciencia de pobreza con la Palabra eficaz del
Maestro. Y la confianza del oficial pagano media en la curación de su
criado.
La oración litúrgica,
recomendada en la primera lectura, intercede, dondequiera que se encuentre
la Iglesia, junto al mediador Jesucristo y cura de las iras y de las
contiendas, para “que podamos gozar de una vida tranquila y sosegada
plenamente religiosa y digna”. El conocimiento de la verdad se convierte
entonces en salvación integral de la persona, que en su vida diaria da
testimonio de una vida colmada de piedad y transparente de dignidad humana,
una dignidad madurada por su conciencia cristiana.
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ORACION (3)
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Oh Padre, liberador poderoso y guía seguro de nuestra historia,
concédenos a través del hombre Jesucristo, muerto y resucitado en rescate
por todos, reconocer los signos de tu Palabra incluso en las condiciones a
veces paganas de nuestra vida cotidiana y social. Haznos capaces de recibir
tu visita, de experimentar y dar testimonio de la eficacia curadora de la
Palabra de nuestro único Maestro y Señor. Haznos comprender que la eficacia
de la Palabra de Cristo se debe a su obediencia a tu voluntad, porque tú y
él sois “una sola cosa”. Y que, curados cada día por la Palabra tuya y
suya, podamos ser testigos gratos y alegres de aquella fe que hace
“levantar al cielo manos limpias”
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FUENTES
DE LA PAGINA
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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