DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
23 años en
Internet
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de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral, enviada por
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14-09-2021
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Nº MD 9.018
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La liturgia de las horas:. liturgiadelashoras.inf
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EXALTACIÓN DE LA
SANTA CRUZ
La cruz no sólo es instrumento y símbolo del sufrimiento, sino que, a
partir de la crucifixión y resurrección de Cristo, la cruz se ha convertido
a la vez en símbolo y causa de perdón, salvación, resurrección y gloria
eterna. El sufrimiento por sí solo no tiene valor. De hecho Cristo mismo
pasó la vida arrancando cruces. Y no concedía el perdón en atención al solo
sufrimiento, sino por la fe y el amor, como dijo de una gran pecadora: “Se
le ha perdonado mucho, porque ha amado mucho”, y no “porque ha sufrido
mucho”. En el Calvario el buen ladrón fue perdonado por su fe y amor a
Cristo, mientras que el otro, que sufría el mismo tormento y desafiaba al
Salvador, murió en la desesperación. Cristo no nos redimió por el solo
sufrimiento, sino por la fidelidad en el amor al Padre y al hombre incluso
en el sufrimiento. San Pablo afirma en su himno al amor: “Aunque entregara
mi cuerpo a las llamas, si no lo hago por amor, de nada me sirve”. El
sufrimiento es fuente de salvación si se acoge y ofrece con amor,
asociándolo al de Cristo. Así se convierte en el máximo amor: “Nadie tiene
un amor más grande que el de quien da la vida por los que ama”, por su
salvación, a imitación del Redentor. La cruz de Cristo, y la del cristiano,
no es una maldición, sino una victoria y una bendición. La vida tenemos que
entregarla, sea como sea. Ofrezcámosla con amor desde ya en cada
Eucaristía, junto con todo sufrimiento inevitable. Y ofrezcamos también las
cruces de los demás, de la humanidad, para así compartir con el Redentor la
obra de la salvación.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Gál 6,14
Debemos gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo: en Él está
nuestra salvación, nuestra vida y nuestra resurrección; por El hemos sido
salvados y redimidos.
Se dice Gloria a Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que has querido que tu Hijo unigénito sufriera el
tormento de la Cruz para salvar al género humano, concédenos que, después
de haber conocido este misterio en la tierra, podamos alcanzar en el cielo
el premio de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos
de los siglos.
PRIMERA LECTURA Núm 21, 4b -
9
Lectura
del libro de los Números.
En
el camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y
contra Moisés: “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir
en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta
comida miserable!”. Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes
abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El
pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado hablando contra el Señor y
contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas
serpientes”. Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: “Fabrica
una serpiente abrasadora y colócala sobre una asta. Y todo el que haya sido
mordido, al mirarla, quedará curado”. Moisés hizo una serpiente de bronce y
la puso sobre una asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente,
miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: La murmuración del pueblo, es
semejante a cuando en nuestro corazón decimos: ¡Porqué a mí!, pensamos en
el fondo que Dios se ha equivocado. Hacer la voluntad de Dios y heredar sus
promesas implica humildemente aceptar el dolor, el desierto. Pero muchas
veces nos rebelamos y queremos volver atrás.
SALMO SAL 77, 1-2. 34-38
R. ¡No olviden las proezas del
Señor!
O bien: Aleluya.
Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de
mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a Él ansiosamente:
recordaban que Dios era su Roca, y el Altísimo, su libertador. R.
Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su
corazón no era sincero con él y no eran fieles a su alianza. R.
El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos;
una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor. R.
ALELUYA Jn 14, 6. 9
Aleluya. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu cruz has
redimido al mundo. Aleluya.
EVENGELIO Jn 3, 13-17
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del
cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que
Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario
que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen
en Él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su
Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida
eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que
el mundo se salve por Él”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO: ¿Por qué a Mí? ¿Dónde está
Dios? Así murmura nuestro corazón. El miedo y el dolor que visitan nuestras
vidas nos hacen sentir que Dios no se preocupa de nosotros. Pero esto no es
así. Su Hijo al entregarse en la cruz nos reveló una verdad muy profunda:
Dios no nos salva del dolor, sino en el dolor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDÁS
Te pedimos, Señor, que este sacrificio, ofrecido sobre la cruz para
borrar los pecados del mundo, nos purifique de todas nuestras culpas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA VICTORIA DE L CRUZ GLORIOSA
y. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justó y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderosos y
eterno.
Porque estableciste la salvación del género humano en el madero de la
cruz, para que donde tuvo origen la muerte, allí resurgiera la vida, el que
venció en un árbol fuera en un árbol vencido, por Jesucristo, Señor nuestro
Por él, los ángeles alaban tu grandeza; te adoran las dominaciones,
se estremecen las potestades el l cielo te aclaman con alegría las virtudes
celestiales y los santos serafines. Permítenos asociarnos a sus voces,
cantando humildemente tu alabanza.
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 12,32
Dice el Señor: cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos
hacia mí.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Jesucristo, alimentados con tu sagrada eucaristía, te
pedimos humildemente que lleves a la gloria de la resurrección a los que
redimiste en el madero salvador de la cruz. Que vives y. reinas por los
siglos de los siglos.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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“Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo Único para que
todo el que cree en él no muera”
Jn 3, 13-17
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
“Miremos al Traspasado”, para ser salvado y liberado, hay que contemplar
a Cristo levantado en la Cruz,
esto es, creer con mucha Fe, que él es Hijo de Dios, así, seremos
purificado por el agua del costado del traspasado.
El dueño absoluto de la vida, nuestro amado Dios Padre, ha trasmitido
su autoridad al hijo, Cristo mismo es la vida, y él la dará a los que creen
en él. Dice el Señor: “En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi
Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en
juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. (Juan 5, 24)
La palabra de Jesús, es la
palabra de Padre, y Él nos pide
creer en ella, permanecer y atesorarla, esto es guardarla con fidelidad,
así seremos fieles apóstoles de nuestro hermano Jesús. Para que todos los
que creen en el tengan vida eterna. Así es, Jesús es testimonio de la
verdad, y nos da testimonio de nuestro Padre Dios, amando, aceptando,
conociendo a Jesús, amamos, aceptamos y conocemos al Padre Dios, nuestra fe
en Jesús, y así, nos llevara a la vida que tanto esperamos.
Nuestra fe, consiste en recibir a Jesús, en conocerlo y en El conocer
al Padre, en conocer en El al enviado del Padre. Jesús mismo nos dice en
este fragmento del evangelio, para que todos los que crean en él tengan
vida eterna.
Dios, todo bueno y bondad en
El, absolutamente
misericordioso, lleno de amor por los hombres, y por el gran amor que nos
tiene, sabiendo de nuestras faltas, fue tan bueno que nos trajo a Jesús, y
nos ha hecho vivir con Él. Pero no solo hizo eso, además, nos entregó a su
propio hijo para que nos salváramos.
Si fuéramos capaces de poder entender bien lo que hizo Dios por
nosotros, si pudiéramos sentir de verdad en nuestro corazón todo el amor
que Dios nos tiene, sería entonces más sencillo darse cuenta de su amor
infinito y su gran ideal de salvarnos. Para eso nos mandó a Jesús, su buen
Hijo, no para condenarnos, sino que todo lo contrario, para el que crea en
El, no muera.
El evangelio nos está diciendo
con mucha claridad, el que desprecia
el amor de Dios, se condena a sí mismo, es decir Dios no tiene interés en
condenarnos, porque El puro amor, amor total, es tan extremo que llega a
entregar a su hijo al mundo por ese amor. Ahora el resto está en nosotros,
si aceptamos o no ese amor, o si ante la luz que vino al mundo, preferimos
la oscuridad y ocultarnos en ella. Si así fuera, el preferir la oscuridad,
es detestar la Luz,
esto es no querer recibir el verdadero amor que se nos ofrece, y por este
motivo, ya estamos condenados, pero no por Dios, sino que por nosotros
mismos.
Escribe Teresa de Jesús: ¿Es posible, Señor, que exista algún alma que
haya llegado a que ti le hagas mercedes semejantes y regalos y haya
entendido que tu gozas con ella, que te haya vuelto a ofender después de
tantos favores y de tan grandes muestras del amor que le tienes, de lo cual
no puede dudar, pues las obras se han visto claras? (Libro Vida 14, 11)
En una ocasión, alguien me dijo que conocía algo de Dios, y que oía
mucho que Él nos amaba, pero no había creído que fuera para tanto, entonces
él no quería acercarse a Dios, porque se reconocía un gran pecador,
entonces si se dejaba ver mucho por Dios, pensaba que iba a ser castigado,
en otras palabras, sus faltas eran un obstáculo para buscar recibir un poco
de amor de Dios, pero luego en una situación de peligro, puso toda su fe en
mirar al Señor, y sintió que Dios, no le quitaba su mirada, y que recibió
tanta misericordia ante su necesidad, que descubrió que Dios solo sabe
perdonar, y que el al alejarse de Dios, sólo se castigaba a sí mismo.
Dios es esperanza. Dios se fía de nosotros, nos espera más que
nosotros a Él, nos ama más que nosotros a Él. Todos somos hijos de Dios, se
ha hecho uno con nosotros y nos ama lo mismo que El ama a su Hijo
Jesucristo. Dios no nos ha pedido que pensemos en El, nos ha dicho que le
amemos. El deseo de Dios es engrandecer el alma.
Nosotros debemos agradecer esta fineza del amor de Dios, y una gran
forma de dar gracias, es aprovechar todo el cariño que nos ofrece, y amarlo
del mismo modo que él nos ama. El por amor nos entregó a su propio hijo,
nosotros por amor nos entregamos a Él.
Reza Teresa de Jesús: ¡Oh, Señor mío! ¡Qué delicada y fina y
sabrosamente sabes tratar a quienes te aman! ¡Quién nunca se hubiera
entregado a amar a nadie sino a Tí! Parece, Señor, que pruebas con rigor a
quien te ama, para que en la mayor intensidad del sufrimiento se manifieste
la mayor intensidad de Tú amor (Libro Vida 25, 17).
¡Oh, Jesús y Señor mío! ¡Cuánto nos ayuda aquí Tú amor!, porque éste
tiene tomado al nuestro, que no le deja libertad para amar en aquel momento
a nadie y nada, más que a Tí! (Libro Vida 14, 2).
Que Cristo Jesús María y José,
vivan es sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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PARA QUE “TODO EL QUE CREA EN ÉL TENGA LA VIDA ETERNA”.
Los hombres deben dar
crédito a Cristo, aunque ninguno de ellos haya subido al cielo para captar
los misterios celestiales, ya que sólo él, que ha bajado del cielo, está en
condiciones de anunciar la realidad del Espíritu, y es el verdadero puente
entre el hombre y Dios. Sólo Jesús es el lugar ideal de la presencia de
Dios. Y esta revelación tendrá su cumplimiento en la cruz, cuando Jesús sea
ensalzado a la gloria, para que “todo el que crea en él tenga la vida
eterna”.
La humanidad podrá
comprender el escandaloso y desconcertante acontecimiento de la salvación
por medio de la cruz y curar de su mal, como los judíos curaron en el
desierto de las picaduras de las serpientes mirando la serpiente de bronce
(cf. Núm 21,49). El simbolismo de la serpiente de Moisés afirma la verdad
de que la salvación consiste en someternos a Dios y dirigir nuestra mirada
al Crucificado, verdadero acto de fe que comunica la vida eterna (cf. In
19,37).
La revelación puesta en
marcha antes continúa subiendo en este fragmento y llega hasta la fuente de
la vida: es el amor del Padre el que entrega al Hijo para destruir el
pecado y la muerte. Entrevemos aquí concadenadas dos categorías joaneas
clásicas: el amor y el juicio. Los vv. 16s expresan una idea muy entrañable
para Juan: el carácter universal de la obra salvífica de Cristo, que tiene
su origen en la iniciativa misteriosa del amor de Dios por los hombres. El
envío y la misión del Hijo, fruto del amor del Padre por el mundo, son la
manifestación más elevada de un Dios que “es amor” (cf. 1 Jn 4,8-10). Esta
es la elección fundamental del hombre: aceptar o rechazar el amor de un
Padre que se ha revelado en Cristo. Sin embargo, este amor no juzga al
mundo; es más, lo ilumina (v 17).
Con todo, el amor que
se revela entre los hombres, los juzga. Los hombres, situados frente a la
propuesta de salvación, deben tomar posición manifestando sus libres
opciones. Quien cree en la persona de Jesús no es condenado, pero quien lo
rechaza y no cree en el nombre del Hijo de Dios hecho hombre ya está
condenado (v. 18). Y la causa de la condena es una sola, a saber: la
incredulidad, mantener el corazón cerrado y sordo a la Palabra de Jesús.
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ORACION (3)
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Debo convencerme,
Señor, de que, cuando tú quieres algo, eres irresistible. Pero no debo
inquietarme ni tener miedo, ni deprimirme, ni rendirme. Cuando tu Palabra
parece encadenada, cuando tus anunciadores parecen encarcelados en un
gueto, no puedo perder la confianza en tu poder, aunque ésta sea quizás la
tentación más peligrosa de hoy.
Concédeme la certeza
interior de que tú estás con tus anunciadores y los asistes; la certeza
interior de que yo debo anunciar; de que me pides el anuncio, no el éxito.
Y es que el éxito te lo reservas para ti mismo, cuando quieres abrir las
puertas de los corazones, cuando quieres preparar un nuevo público y un
nuevo pueblo, cuando decides que tu Palabra debe reemprender la carrera por
el mundo, el mundo geográfico y el mundo de los corazones.
Concédeme, Señor, no
dudar nunca de tu ilimitado poder, estar convencido de que debo sembrar
siempre tu Palabra, sin “adaptarla” demasiado, para que quizás sea mejor
aceptada y acogida. Hazme humilde, confiado, fiel dispensador de tu Palabra
en todo momento y circunstancia, incluso cuando siembro encerrado en la
cárcel de mi aislamiento.
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SANTORAL (4)
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FELIZ
FIESTA DE LA SANTA CRUZ
(3 de mayo)
El 14 de septiembre del año 337 se consagraron en
Jerusalén las basílicas del Gólgota (el Martyrium) y del Santo Sepulcro (la Anástasis). La Beata Egeria, que
visitó la Ciudad
Santa a finales del s. IV cuenta que las celebraciones en
honor de la Santa Cruz
eran tan importantes como las de Navidad y Pascua y que ningún cristiano,
que no estuviera legítimamente impedido, debería dejar de participar al
menos una vez en su vida. Dice así: “Las fiestas duran ocho días, pero
desde mucho antes comienzan a llegar turbas de monjes desde Mesopotamia,
Siria, Egipto y la Tebaida,
donde son muy numerosos. No hay ninguno que no viaje a Jerusalén en esos
días, para gozar de tantas alegrías y tan espléndidas jornadas. También los
seglares, hombres y mujeres, vienen a Jerusalén desde todas las provincias
del Imperio. Los obispos, cuando son pocos, llegan a 40 o 50, y con ellos
viajan muchos de sus clérigos”. Como en las solemnes celebraciones se
ofrecía a la celebración de los fieles la reliquia de la Santa Cruz, desde
el siglo VI, la fiesta se llamó “Exaltación de la Santa Cruz”. Pronto
se comenzaron a celebrar fiestas parecidas en todas las Iglesias que tenían
el gozo de poseer una reliquia del Santo Madero. En Roma está testimoniada
desde mediados del s. VII.
En el año 635, los persas invadieron la Tierra Santa,
robaron sus tesoros y destrozaron todas sus Iglesias, menos la de Belén
(porque a la entrada estaban representados los 3 reyes magos vestidos de
persas, y la respetaron porque allí se honraba a unos antepasados de su
pueblo). Entre los tesoros, se llevaron la reliquia de la Santa Cruz, que
estaba adornada con un estuche de oro y piedras preciosas. El emperador de
Bizancio, Heraclio Augusto, hizo guerra contra los persas y logró
vencerlos, recuperando la
Cruz, que llevó en procesión a Jerusalén. Parece ser que
llegó el 3 de mayo, por lo que se empezó a hacer una fiesta en honor de la Cruz cada año en esa
fecha. Con el tiempo, esta fiesta también se universalizó. En España, era
costumbre levantar una Cruz adornada con flores, velas y otros adornos en
las plazas y en las puertas de las Iglesias. En algunos lugares, como
Granada o Valencia, se conserva la tradición. Caravaca de la Cruz fijó en esta fecha
la fiesta en honor de su patrona. Y se sigue celebrando con numerosos ritos
(ofrenda floral, procesiones, bendición del agua, de las flores y del vino,
carrera de los caballos del vino, desfiles de moros y cristianos…) Os
adjunto un pequeño artículo sobre la Cruz, que me pidieron para la revista de las
fiestas. Que el amor de Cristo, llevado hasta el extremo en la Cruz, nos guíe y nos
guarde. Amén.
P. Eduardo Sanz de Miguel ocd.
Por la Cruz a la luz
El título de mi colaboración es uno de los Dichos
de luz y amor de San Juan de la
Cruz, que visitó en 7 ocasiones la ciudad de Caravaca y
que estaba convencido de que sólo abrazándonos a la Cruz de Cristo podemos
llegar a la plenitud de la vida y del amor; ya que, como dice San Juan
evangelista, únicamente en la
Cruz se revela cuánto nos ama Jesús: “En esto hemos
conocido lo que es el amor: en que Él ha dado su vida por nosotros” (1Jn
3,16).
Puestos a citar pensamientos sobre la Cruz, recuerdo que en los
comedores de muchos conventos carmelitanos se puede leer la siguiente
inscripción: Ad mensam sicut ad Crucem. Ad Crucem sicut ad mensam. Significa
que hay que ir “A la mesa como a la
Cruz” (con moderación y recogimiento) y “A la Cruz como a la mesa” (con
alegría). Es decir, no debemos huir de la Cruz, sino abrazarnos a ella con confianza,
porque es el signo del inmenso amor de Cristo, que fue capaz de entregarse
a la muerte para salvarnos y nos recuerda que Él nunca nos deja solos en
nuestros sufrimientos. Por su parte, a la entrada de los monasterios
benedictinos normalmente se puede leer: Stat Crux dum volvitur orbis, que
significa: Mientras el mundo gira, la Cruz permanece firme. Es decir, que cambian
las costumbres y las personas, pero el amor de Dios a los hombres permanece
estable. Un amor que se manifiesta en la Cruz, porque, como dice Santa Teresa de Jesús
en una de sus poesías, “Después que se puso en Cruz / el Salvador, / en la Cruz está la vida / y el
honor […] y ella sola es el camino / para el cielo”.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI recuerda que
“la Cruz
significa la salvación de Dios, ofrecida como gracia a toda criatura”. Ofrecida,
pero no impuesta, porque Dios respeta nuestra libertad. Cristo nos regala
la salvación, pero nosotros tenemos que acogerla en nuestras vidas. Ya San
Pablo insistía en que la Cruz,
cuando es acogida en la fe, nos da la vida eterna. Pero también nos advertía
de que puede ser rechazada, e incluso despreciada: “La Cruz es una necedad para
los que se pierden; mas para los que se salvan -para nosotros- es fuerza de
Dios [...] Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan
sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los
judíos, necedad para los gentiles” (1Cor 1,18-23). Lo que quiere decir San
Pablo es que las personas religiosas de su época (los judíos) buscaban
milagros, favores de Dios, pero rechazaban que Dios se hiciera pobre y
débil hasta morir por amor. Por su parte, los que se tenían por científicos
y sabios (los griegos) buscaban que Dios los iluminara en su camino de
conocimiento del mundo, pero les parecía una necedad que Dios se hubiera
hecho pequeño, que fuera capaz de sufrir y que se revelara a los
ignorantes.
La Cruz está presente en numerosos escudos
(como el del Barça) y banderas (como las de Inglaterra, Noruega, Suecia y
Suiza), porque forma parte de la historia de Occidente. La encontramos en
el remate de las coronas reales, en los cruces de caminos y en la mayoría
de nuestros museos (sea en pintura o en escultura). Para algunos de
nuestros contemporáneos es sólo un elemento decorativo, que pertenece a la
historia, igual que otras realidades, que también forman parte de nuestro
patrimonio cultural, independientemente de su significado original. Así
todos valoramos las esculturas romanas del museo de Mérida, por ejemplo,
aunque no creamos en los dioses a los que representan. También admiramos
las torres y murallas de nuestros castillos, aunque ya no cumplan la
función defensiva para la que se edificaron.
Para los cristianos, la Cruz es mucho más que un
adorno o un elemento cultural. Sigue siendo el signo de la salvación que
Dios nos ofrece. Millones de personas, en el mundo entero, encontramos en
ella la fuerza para nuestro caminar y el consuelo en nuestros sufrimientos.
Tal como he podido comprobar personalmente durante los 6 años que he vivido
entre vosotros, esto se da especialmente en los caravaqueños, que vivís a
la sombra de su basílica-santuario, que la tenéis por patrona y que
disfrutáis en este 2010 de un nuevo año santo jubilar en su honor. Lo mismo
podemos decir de los numerosos peregrinos que se desplazan a Caravaca para
venerarla. Con sus besos depositan en nuestra bendita Cruz sus dolores y
sus esperanzas, sus alegrías y sus sufrimientos, deseando unirse
íntimamente con Cristo, que en la
Cruz derramó su sangre para darnos el perdón de nuestros
pecados y la vida eterna.
Por eso, a los cristianos nos duele el odio que a
veces se manifiesta hacia la
Cruz y hacia lo que esa representa. Algunos querrían
eliminarla totalmente de los espacios públicos, ya que a Cristo no lo
quieren ver ni en pintura, ni vivo ni muerto. Es hiriente que, el año
pasado, una empleada de las líneas aéreas británicas fuera expulsada de su
trabajo por llevar una Cruz al cuello. Como es absurdo que la corte de
derechos humanos de Estrasburgo afirmara hace pocos meses que “la presencia
de la Cruz
en los espacios escolares constituye una violación de la libertad
religiosa” que debe ser eliminada.
En la
Cruz, Cristo nos conquistó la libertad. En la Cruz murió perdonando y
pidiéndonos que perdonemos a nuestros enemigos. En la Cruz nos enseña a amar
hasta el sacrificio. Desde la
Cruz, finalmente, nos dice que nuestra vida no termina en
el sepulcro, porque hemos sido creados para la vida eterna. Estos mensajes,
¿pueden herir alguna sensibilidad? ¿No será que hay otros intereses
escondidos en querer eliminar la
Cruz? Si, además, tenemos presente que ver una Cruz no
obliga a nadie a creer en lo que ella representa, ¿por qué privar del
consuelo que ella ofrece a los creyentes?
En España ya se presentó una polémica similar en
1931. Por entonces, en respuesta a la misma, escribió Miguel de Unamuno:
“¡La presencia del crucifijo en las escuelas no ofende a ningún
sentimiento, ni aún al de los racionalistas y ateos. Y el quitarlo ofende
al sentimiento popular, hasta el de los que carecen de creencias
confesionales. ¿Qué se va a poner donde estaba el tradicional Cristo
agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra? ¿O qué otro
emblema confesional? Porque hay que decirlo claro y de ello tendremos que
ocuparnos: la campaña es de origen confesional. Claro que de confesión
anticatólica y anticristiana. Porque lo de la neutralidad es una engañifa”.
Creo que no hace falta añadir nada a lo que
escribió el gran Unamuno. A pesar de que han pasado 79 años, sus palabras
siguen siendo actuales. Caravaqueños, que vuestro proverbial amor por la Cruz crezca cada día.
Pido a nuestro Señor Jesucristo que os llene de sus bendiciones y que este
año jubilar produzca entre vosotros y entre quienes os visitan numerosos
frutos espirituales. Afectuosamente.
P. Eduardo Sanz de Miguel,
o.c.d.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo.
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