MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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Fecha: 15-08-2020

Edición N.º MD 7.998

LITURGIA DE LAS HORAS

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LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA. (S), BLANCO

María, victoria de Cristo

“Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios”. La fiesta de hoy resalta el triunfo de María. O mejor, el triunfo de Dios en ella. Jesús había comenzado su predicación diciendo: “El reino de Dios está aquí”. Pues bien, en la Virgen de Nazaret se cumplen las palabras del Apocalipsis : en ella Dios reina totalmente; el influjo de Dios ha alcanzado incluso a su cuerpo, que queda inundado por la gloria de Dios. En ella Dios ha vencido definitivamente el mal, el pecado, la muerte. Por eso esta fiesta es también motivo de esperanza para nosotros: el triunfo de María es prenda de nuestro propio triunfo total y definitivo.

“Por Cristo todos volverán a la vida”. Toda la acción vivificadora de Dios se realiza “por Cristo, con Él y en Él”. El triunfo de María testimonia esta solidaridad con Cristo, esta unión profunda con Él. Unida a todo su misterio, unida a su cruz y a su sufrimiento, partícipe de su humillación, es también arrastrada por Él en su victoria. Igual para nosotros: la garantía de nuestro triunfo es la unión con Cristo, y sólo ella, pues no podemos vencer el mal, el pecado y la muerte por nuestras propias fuerzas. “Si morimos con Él, viviremos con Él. Si sufrimos con Él, reinaremos con Él” (2 Tim 2,11-12).

Dichosa tú que has creído”. La asunción de María testimonia igualmente el alcance de su fe. Testimonia que su fe no ha quedado sin fruto, que “los que confían en el Señor no quedan defraudados” (Dan 3,40). Un día se confió al Señor; durante toda su vida mantuvo esta entrega en la oscuridad de la fe; y ahora contemplamos el resultado de su confianza. El Señor no ha fallado nunca ni fallará jamás. Sí, dichosa tú, porque te has fiado de Él.


ANTIFONA DE ENTRADA

Apareció eh el cielo un gran signo: una mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.

O bien:

Alegrémonos todos en el Señor, al celebrar esta solemnidad en honor de la Santísima Virgen María. Los ángeles se regocijan por su asunción al cielo y alaban al Hijo de Dios.

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos que, tendiendo siempre hacia los bienes celestiales, merezcamos participar con ella de la gloria del cielo. Por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA Apoc 11, 19; 12, 1-6. 10

COMENTARIO: Muchos creyentes ven en estas imágenes del Apocalipsis la presencia de la Virgen María, sin embargo, también podemos ver reflejada en ellas la imagen de la Iglesia que da vida a Jesús y que tiene muchos hijos que sufren la persecución y siguen la misma suerte del Hijo de Dios.  

Lectura del libro del Apocalipsis.

Se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de la Alianza. Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz. Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo corno el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio. .Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: “Ya llegó la salvación, el podar y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías”.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 44, 10-12. 15-16.

R. ¡De pie a tu derecha está la Reina, Señor!

Una hija de reyes está de pie a tu derecha: es la reina, adornada con sus joyas y con oro de Ofir. R.

iEscucha, hija mía, mira y presta atención! Olvida tu pueblo y tu casa paterna, y el rey se prendará de tú hermosura. Él es tu señor: inclínate ante él. R.

Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían, con gozo y alegría entran al palacio real. R.

SEGUNDA LECTURA 1Cor 15, 20-27

COMENTARIO: Pablo presenta sólidos argumentos ante quienes niegan la resurrección, pues sí Cristo no resucitó entonces nuestra fe carece de objeto y fundamento. El dolor y la muerte santa opuesta al plan de Dios, así promedio de Cristo queda restablecida la vida.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como todos mueren eh Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde:

Cristo, el primero de todos; luego, aquéllos que estén unidos a Él en el momento de su Venida. En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte, ya que Dios “todo lo sometió bajo sus pies”.

Palabra de Dios.

ALELUYA

Aleluya. María fue llevada al cielo; se alegra el ejército de los ángeles. Aleluya.

EVANGELIO Lc 1, 39-56

COMENTARIO: Los protagonistas de este relato están a la vista, María e Isabel, dos mujeres que en medio de una sociedad machista y patriarcal son objeto de la mirada de Dios; dos niños que aún sin nacer llaman la atención; y el Espíritu Santo, que llena de gozo a Isabel para bendecir a María, quien canta las grandezas del Señor.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “i Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el-niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. María dijo entonces:

“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza do su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de este trono y elevó a los humildes. Colmo de bienes a los hambrientos y despidió los ricos con las manos vacías. Socorrió  a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Llegue hasta ti, Señor, la ofrenda de nuestro servicio, y, por la intercesión de la santísima Virgen María, elevada al cielo, haz que nuestros corazones, encendidos en el fuego de tu amor, tiendan incesantemente hacia ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

LA GLORIA DE MARÍA ELEVADA AL CIELO

y. El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.

Porque hoy fue elevada al cielo la Virgen Madre de Dios, como anticipo e imagen de la perfección que alcanzará tu Iglesia, garantía de consuelo y esperanza para tu pueblo peregrino.

Con razón, Tú no quisiste que ella sufriera la corrupción del sepulcro, ya que había engendrado en su seno a tu Hijo, el autor de la vida, Por eso, unidos a todos los ángeles, te alabamos, llenos de alegría:

Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 1,48-49

Todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: su nombre es santo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Hemos recibido, Padre, el sacramento de la salvación; te pedimos que por la intercesión de la santísima Virgen María, elevada al cielo, alcancemos la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

BENDICIÓN SOLEMNE

Dios, que por su bondad quiso redimir al género humano mediante la maternidad de la Virgen María, derrame sobre ustedes una abundante bendición. R. Amén.

Que experimenten siempre y en todas partes la protección de la Virgen María, por quien recibieron al autor de la vida. R. Amén.

Y todos ustedes, reunidos para celebrar con amor esta fiesta en su honor, reciban los dones de la alegría espiritual y los premios eternos. R. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. R. Amén.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Feliz de ti por haber creído”

Lc 1, 39-56

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.      MARIA VA VISITAR A SU PRIMA ISABEL

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Poco después de los días de la encarnación, como ya sabemos por el sexto mes de Isabel, se puso en camino sin demora a la casa de su prima. No eran motivos de curiosidad lo que lleva a María a visitar a su pariente, lo hace por amor y por atender a su familiar, que es más anciana. Pero, sobre todo, era por el entusiasmo de felicitarla y la alegría de verla.

El evangelista, nos relata que Isabel vivía en la región montañosa de Judá, no cita el pueblo, pero por la tradición, sabemos que es cercano a Jerusalén, en el actual Kain Karim, a siete kilómetros al oeste, aunque esto no es muy seguro. En todo caso, para llegar hasta allí desde Galilea, se empleaban de tres a cuatro días.

El fragmento del Evangelio, nos muestra que a la llegada de María a casa de Isabel, la saludó primero. Podemos imaginar que por el parentesco debían saludarse muy cordialmente, esto es con muestras de afecto y de mutuo cariño. Por el modo como hace el relato san Lucas, nos hacemos la idea de cómo es María, por eso podemos decir que con un gesto de delicadeza, ella se daría por enterada del hecho de su gozosa maternidad. Es en este bello ambiente, con una agradable y dulce exquisitez espiritual, como se suceden las escenas de la visitación.

2.    ISABEL, ILUMINADA POR EL ESPÍRITU SANTO, SE CONVIERTE EN PROFETISA AL DESCUBRIR EL MISTERIO DE MARÍA

Al oír Isabel el saludo de María, Apenas esta oyó el saludo de María, suceden dos bellísimos hechos, el niño, (Bautista), saltó en su seno de gozo, y ella fue llena del Espíritu Santo, y bendice a María y al Niño que guardaba en su seno.

Isabel, iluminada por el Espíritu Santo, se convierte en profetisa al descubrir el misterio de María y conocer que en su seno estaba el que era esperado a través de toda la historia del pueblo de Israel; El esperado por los Patriarcas y vaticinado por los Profetas.

Lucas, nos hace comprender que la bendición a María la hace con emoción y con una fuerte voz y la proclama bendita entre las mujeres, en otras palabras, quiere decir que es la más bendita de todas. Isabel, por revelación del Espíritu Santo, sabe que se halla ante la madre de mi Señor. Es la proclamación de hallarse ante el Mesías.

El Bautista saltó de gozo en el seno de Isabel Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre, como indicando el privilegio de hallarse el Precursor ante el Mesías. Algunos teólogos han pensado que en este momento fue la santificación del Bautista, y se plantearon problemas sutiles y gratuitos relativos a su libertad y conocimiento por razón del gozo.

Isabel está inspirada por el Espíritu Santo, ella ve en María el instrumento providencial de la salvación que vendrá a través del Fruto de su vientre, el Salvador y Redentor de Israel, al que no se puede aclamar menos que bendito.

3.    FELIZ DE TI POR HABER CREÍDO QUE SE CUMPLIRÁ LO QUE TE FUE ANUNCIADO DE PARTE DEL SEÑOR.

Nuevamente beatifica Isabel a María. En efecto, Isabel, elogia a María, que creyó, por lo que se realizarán en ella los misterios anunciados de parte de Dios. Con ello se exalta la fe de María.

Porque María creyó, ésta fue su grandeza, este es el fundamento de toda su alegría y felicidad, su fe, es decir María, es la Maestra de la fe. María, sin poder explicarse el modo como se iba a realizar el Plan de Dios, lo acepta cuando se le anuncia. María con su fe, hizo que la obra de Dios fuera una realidad.

María es La que ha creído y el acto de fe en el ángel, la constituye en María, Madre de todos los creyentes en Jesús, nuestro Salvador. Esto no fue oculto a Isabel, por eso llama a María, Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? En otras palabras, reconoce a María como la Madre Dios.

Bella enseñanza la de María, ella es feliz, es dichosa, porque ha creído, porque ha aceptado la Palabra de Dios que llegó a su corazón.

Ojala, la palabra de Dios, lleguen en estas fechas tan entrañables, a los corazones de todos los hombres y sea aceptada con amor, y así poder recibir las bendiciones del Señor.

4.    EL “MAGNÍFICAT”

María dijo: Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.

El fragmento del evangelio, nos presenta el cántico de María, “El Magníficat”, responde a una explosión de júbilo en Dios, incubada desde que se había realizado en ella el misterio de la encarnación. “El himno de María no es ni una respuesta a Isabel ni propiamente una plegaria a Dios; es una elevación y un éxtasis” y una profecía.

5.    MI ALMA CANTA LA GRANDEZA DEL SEÑOR

María dijo entonces; “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador”, este canto es la una expresión elevadísima del alma de María, donde las lágrimas de alegría, gozo y esperanzas, se encierran en el Corazón de la Virgen María.

Podemos observar, en este cántico, la alabanza de María a Dios por la elección que hizo de ella, el reconocimiento de la providencia de Dios en el mundo y como con esta obra se cumplen las promesas hechas.

“Porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora”. La humildad de la Virgen María, es la causa de su grandeza, como ella, se humilla hasta en lo más ínfimo y Dios la eleva a lo más alto de la dignidad.

La alabanza que hace María a Dios por la elección que hizo en ella, engrandeciendo a Dios, ella está profundamente agradecida, así es como le bendice y le celebra.

Este gozo de María es en Dios “mi Salvador.” Nunca como aquí cobra esta expresión el sentido mesiánico más profundo. Ese Dios Salvador es el Dios que ella lleva en su vientre, y que se llamará Jesús, Yehoshúa, es decir, Yahvé salva. Y ella se goza y alaba a Dios, su Salvador.

María atribuye esta obra a la pura bondad de Dios, que miró la “humanidad” de su “esclava.” Fue pura elección de Dios, que se fijó en una mujer de condición social desapercibida, aunque de la casa de David. Pero por esa mirada de elección de Dios, “desde ahora” es decir, en adelante, la van a llamar “bienaventurada todas las generaciones.”

6.    “EN ADELANTE TODAS LAS GENERACIONES ME LLAMARÁN FELIZ”

“En adelante todas las generaciones me llamarán feliz”, por esa dignidad tan grande a la cual María fue elevada. Como vemos hoy, todas las generaciones cristianas de todos los siglos, han cantado las glorias de esta Virgen humilde y amorosa, que fue hecha la Madre de Dios.

Es la eterna bendición a la Madre del Mesías. Profecía cumplida ya por veinte siglos. Y todo es debido a eso: a que hizo en ella “maravillas”, cosas grandes — la maternidad mesiánica y divina en ella —, el único que puede hacerlas, Dios.

“Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas”. Esta obra sólo podía ser obra de la omnipotencia de Dios. Y “cuyo nombre es Santo.” Es, pues, obra de la santidad de Dios. ¡Su Nombre es santo!, Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. El pensamiento progresa, haciendo ver que todo este poder es ejercido por efecto de su misericordia. Esta es una de las “constantes” de Dios en el Antiguo Testamento. Ya al descubrir su nombre a Moisés se revela como el Misericordioso (Ex 34:6).

7.    Y NINGUNA OBRA ERA DE MAYOR MISERICORDIA QUE LA OBRA DE LA REDENCIÓN.

Pero se añade que esta obra de misericordia de Dios, que se extiende de generación en generación, es precisamente “sobre los que le temen.” Era el temor reverencial a Dios. Así, en el A.T., cuando el pueblo pecaba, Dios lo castigaba; pero, vuelto a él, Dios lo perdonaba.

“Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.”, Con esta metáfora, se expresa el poder de Dios, que aplasta a los soberbios y exalta a los humildes.

“Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes.”, como enseñándonos a todos, que si queremos ser grande a los ojos de Dios y ser amados por El, debemos ser humildes ante los hombres, reconociendo nuestra pequeñez y miseria. Esta imagen celebra cómo Dios quita a los “poderosos” de sus tronos y “ensalza” a los que no son socialmente poderosos.

8.    MARÍA: A UNA VIRGEN, LA HACE MADRE MILAGROSAMENTE; Y A UNA “ESCLAVA,” MADRE DEL MESÍAS.

“Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.” Así María, se coloca en la línea de todos los que son pequeños y humildes, los hambrientos de Israel, los que están vacíos de sí mismos, pero llenos de Dios.

“Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.”

A María la elige para enriquecerla “mesiánicamente.” Es lo mismo que canta luego: los bienes prometidos a Abraham, que eran las promesas mesiánicas. Al fin, todo el Antiguo Testamento giraba en torno a estas promesas. Con esta Obra cumple Dios las Promesas, hechas a los Padres.

Con este hermoso himno, María, alaba a Dios por la elección que hizo en ella, reconoce la Providencia de Dios en el gobierno del mundo y nos recuerda como Dios cumplió las promesas hechas a los Patriarcas.

Nada será más agradable a Dios, que lo alabemos como lo hizo María, con las hermosas palabra que el Espíritu divino la inspiró.

La Santísima Virgen María, viva en nuestros corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

MARIA, VIVE EL GOZO Y LA ALABANZA AGRADECIDA

María, vive el gozo y la alabanza agradecida por el don de la vida que está en ellas, signo de la bondad de Dios y se confía con un corazón sencillo en el Señor, porque «es misericordioso siempre con aquellos que le honran» ¿Somos nosotros conscientes de que la pobreza y la sencillez de corazón son las condiciones esenciales para agradar a Dios y ser colmados de su riqueza? Los frutos de las obras de Dios se desarrollan no en la agitación ni con violencia, sino lentamente y en silencio. Dios actúa siempre en el secreto y no con ostentación, sin que por ello el resultado deje de ser eficaz y extraordinario.

No se puede obligar a una planta a que florezca por la fuerza; precisa germinar lentamente e ir creciendo hasta su punto de madurez y esplendor. Tampoco se pueden forzar los tiempos del Espíritu. Dios sabe ir llevando a la madurez el proyecto de cada uno, de acuerdo con los tiempos y momentos que sólo él conoce. Como Maria, se nos invita compartir esta ternura del Señor confiando nuestros proyectos y nuestra misma vida a aquel que nos ha amado primero y sólo desea nuestro bien, dirigiéndole nuestra alabanza porque «ha escogido lo que el mundo considera necio para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes... de este modo, nadie puede presumir delante de Dios» (l Cor 1,27-29).

ORACION (3)

 

Señor misericordioso y fiel, tú has puesto en labios de María, la oración de alabanza y agradecimiento, haciendo germinar en su corazón la alegría, fruto de tu visita amorosa y paternal: concédenos también a nosotros, deseosos de recorrer el mismo camino, descubrir en la oración la actitud de alabanza agradecida, por los múltiples beneficios que nos concedes sin mérito alguno de nuestra parte, y el agradecimiento gozoso por las maravillas que continuamente permites pregustar en tu Iglesia y en el contacto con nuestros hermanos en la fe.

Eres Padre de todos y no quieres que ninguno viva sumido en la tristeza sin experimentar tu amor: haz que, sobre todo los pobres de cuerpo y espíritu, los últimos y los pecadores, experimenten tu presencia misericordiosa y sepan confiar en ti en los momentos difíciles de su vida sin descorazonarse o alejarse de ti.

Te pedimos además que cada uno de nosotros pueda escribir en su vida su propio Magníficat siguiendo el modelo del de María, para poder descubrir en la oración que las riquezas que nos confías superan en mucho nuestra pobreza y que los dones que pones en nuestras manos y en las de nuestros hermanos son un signo de que siempre cuidas de nosotros con amor de Padre.

SANTORAL (4)

 

LA ESCLAVA DEL SEÑOR, ASUNCIÓN EN CUERPO Y ALMA

El día 1 de noviembre de 1950, Pío Xll anunció, que la Esclava del Señor y que está en el cielo y goza de la felicidad eterna, fue asunta en cuerpo y alma, con la declaración siguiente: «Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste»

La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo

El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:

1-La inmunidad de María de todo pecado

2-Su Maternidad Divina

3-Su Virginidad Perpetua

4-Su participación en la obra redentora de Cristo

Por consecuencia del pecado original, recibimos una sentencia, “Porque polvo eres y al polvo Volverás” (Génesis 3-19), en consecuencia, la descomposición del cuerpo es a consecuencia del pecado original, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en cuerpo y alma, en la gloria del cielo.

Como el cuerpo de Cristo se formó del cuerpo de María y así participó la suerte del cuerpo de Cristo. María concibió a Jesús, le dio a luz, le amanto, le nutrió, le cuido, le estrecho contra su pecho, es así como su hijo no permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción.

Como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, pureza e María que permitió que después de la muerte no sufriera la corrupción.

María, la Madre del Redentor, que participo en forma intima en la obra redentora de su Hijo, cumplido el curso de su vida terrena, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación del cuerpo y del alma.

De todo lo que está escrito con relación a la fecha, día y año y de qué modo murió la Virgen María, se puede concluir en muchos casos hermosas intenciones, pero no existe certeza de cuando y como fue, hay alguna referencia literarias muy antiguas, pero el conocimiento de este misterio no está resuelto. Hay variaciones en la fechas que van desde 3 a 15 años después de la Ascensión de Cristo y las ciudades que se dividen el hecho es Jerusalén y Éfeso, de estas dos, hay más opiniones favorables a la primera, pero a pesar de que se señala una tumba, durante los primeros seis siglos nunca se supo de esta sepultura en Jerusalén.

La idea de la asunción del cuerpo de María se funda en algunos tratados apócrifos del siglo IV o V, como el De Obitu S. Dominae, que lleva el nombre de San Juan. También se encuentra en el libro De Transitu Virginis, falsamente imputado a San Melito de Sardes, y en una carta apócrifa atribuida a San Dionisio el Aeropagita.

También estos hechos son mencionados en algunos sermones de San Andrés de Creta, San Juan Damasceno (se incluye más adelante), San Modesto de Jerusalén y otros. En Occidente, San Gregorio de Tours (De gloria mart., I, iv) es el primero que lo menciona. Los sermones de San Jerónimo y San Agustín para esta fiesta, de todos modos, son apócrifos.

San Juvenal, Obispo de Jerusalén, en el Concilio de Calcedonia (451), hace saber al Emperador Marciano y a Pulqueria, quienes desean poseer el cuerpo de la Madre de Dios, que María murió en presencia de todos los Apóstoles, pero que su tumba, cuando fue abierta, a pedido de Santo Tomás, fue hallada vacía; de esa forma los apóstoles concluyeron que el cuerpo fue llevado al cielo.

Hoy, la creencia de la asunción del cuerpo de María es Universal tanto en Oriente como Occidente; de acuerdo a Benedicto XIV.

San Juan Damasceno, Padre de la Iglesia en Oriente nació en Damasco entre. los años 650 y 674 y el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente:

"Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios."

Durante su vida el Venerable Cardenal Inglés John Henry Newman (1801-1890) nos cuenta como sucedió; La Virgen, murió igual que todos, no murió como los demás hombres, pues en virtud de los méritos y la gracia de su Hijo, que en ella se habían anticipado al pecado y la habían llenado de luz y pureza, fue librada de todo lo que marchita y destruye la figura corporal. No había en ella pecado original que mediante el desgaste de los sentidos, la erosión del cuerpo y la decrepitud causada por los años preparara la muerte. La Virgen murió, pero su muerte fue un simple hecho, no el efecto de un proceso; y una vez ocurrida, dejó de ser. Murió para vivir. Murió como una cuestión de forma o una ceremonia en orden a pasar lo que se llama el débito de la naturaleza: no por ella misma o a causa del pecado, sino para someterse a su condición, glorificar a Dios, y hacer lo mismo que había hecho su Hijo. No murió, sin embargo, como su Hijo y Salvador, con sufrimiento físico en orden a un fin especial. No murió la muerte de un mártir, pues su martirio se realizó en vida. No murió como una víctima expiatoria, pues la criatura no podía desempeñar ese papel que sólo Uno podía cumplir por todos. Murió para terminar su curso mortal y recibir su corona.

«Por eso murió privadamente. Convenía que Aquel que murió por el mundo lo hiciera a la vista del mundo. Pero ella, flor del Edén, que vivió siempre escondida, murió en la sombra del jardín, entre las flores donde había vivido. Su tránsito no causó ruido alguno. La Iglesia continuó con sus tareas cotidianas de predicar, convertir y sufrir. Había persecuciones, huidas de una ciudad a otra, y mártires. Poco a poco se extendió el rumor de que la Madre del Señor no estaba ya en la tierra. Peregrinos comenzaron a moverse en busca de sus reliquias, pero nada encontraron. ¿Murió en Éfeso o en Jerusalén? Las opiniones no coincidían, pero en cualquier caso su tumba no fue hallada, y si se halló, estaba abierta. Los que buscaban volvieron a casa sorprendidos y como en espera de más luces. Pronto comenzó a decirse que cuando el tránsito de María se aproximaba y su alma iba a dirigirse al encuentro de su Hijo, los Apóstoles se reunieron en un determinado lugar, quizás en la Ciudad Santa, para asistir al gozoso acontecimiento, y que poco después de enterrarla con los ritos adecuados repararon en que su cuerpo no estaba en la tumba, mientras ángeles cantaban día y noche con voces alegres las glorias de su Reina asunta al Cielo.

Así es, y sin dudar las revelaciones hechas a almas santas, María se encuentra en cuerpo y alma con su Hijo y Dios en el cielo, y que nosotros podemos celebrar hoy 15 de Agosto y siempre, no sólo su tránsito sino también su Asunción

En el Ángelus, el Papa Juan Pablo II, el domingo 15 de agosto de 2002, en Castelgandolfo nos decía: www.vaticano.va

1. La solemnidad de la Asunción de María al cielo en cuerpo y alma nos recuerda, en el corazón del verano, cuál es nuestra morada verdadera y definitiva: el paraíso. Como subraya la carta a los Hebreos, "no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro" (Hb 13, 14). En el misterio que hoy contemplamos se revela claramente el destino de toda criatura humana: la victoria sobre la muerte para vivir eternamente con Dios. María es la mujer perfecta en la que se cumple desde ahora este designio divino, como prenda de nuestra resurrección. Es el primer fruto de la Misericordia divina, porque es la primera partícipe en el pacto salvífico sancionado y realizado plenamente en Cristo, muerto y resucitado por nosotros.

2. "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" (Lc 1, 45). Estas palabras se aplican bien a María, la Virgen del fiat, que con su disponibilidad total abrió las puertas al Salvador del mundo. Grande y heroica fue la obediencia de su fe; precisamente a través de esta fe María se unió perfectamente a Cristo, en la muerte y en la gloria. Al contemplar a María se refuerza también en nosotros la fe en lo que esperamos, y al mismo tiempo comprendemos mejor el sentido y el valor de la peregrinación en esta tierra.

3. Oh María, Madre de la esperanza, con la fuerza de tu ayuda no tememos los obstáculos y las dificultades; no nos desaniman los esfuerzos y los sufrimientos, porque tú nos acompañas a lo largo del camino de la vida y desde el cielo velas sobre todos tus hijos, colmándolos de gracias. A ti te encomendamos el destino de los pueblos y la misión de la Iglesia.

María madre mía eres dueña de mi corazón

Pedro Sergio

 

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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

(4) Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 

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