MISA DIARIA DE CAMINANDO
CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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15-1-2023
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Edición Nº 9.488
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LITURGIA DE LAS HORAS
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II
Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo “A”
Iglesia
de Dios (1Cor 1,1-3)
A partir de hoy, durante los
próximos domingos, leeremos la primera carta a los corintios. Intentaremos
recoger algunas de las indicaciones que San Pablo hace a esta joven
comunidad, llena de vitalidad, pero también con problemas y dificultades de
crecimiento. Esas indicaciones, el Espíritu Santo nos las hace también a
nosotros hoy.
“Llamado a ser apóstol de Cristo
Jesús por voluntad de Dios” Llama la atención la profunda conciencia que San
Pablo tiene de haber sido llamado personalmente al apostolado. Si ha
recibido esta misión no es por iniciativa suya, sino por voluntad de Dios.
Por eso la realiza en nombre de Cristo, con la autoridad del mismo Cristo,
como embajador suyo (2 Cor 5, 20). También nosotros hemos de considerarnos
así. Cada uno ha recibido una llamada de Cristo y una misión dentro de la
Iglesia para contribuir al crecimiento de la Iglesia. Debe sentirse apóstol
de Cristo Jesús, colaborador suyo, instrumento suyo (1 Cor 3,9).
“A la Iglesia de Dios”. Cualquier comunidad,
por pequeña que sea, es Iglesia de Dios. Así debe considerarse a sí misma.
Esta es nuestra identidad y a la vez la fuente única de nuestra seguridad:
somos Iglesia de Dios, a Él pertenecemos, somos obra suya, construcción
suya (1 Cor 3,9). No somos una simple asociación humana.
“A los que han santificados en
Cristo Jesús, y llamados a ser santos”. Es casi una definición de lo
que significa ser Iglesia de Dios: Los santificados llamados a ser santos.
Por el bautismo hemos sido santificados, consagrados; pertenecemos a Dios,
hemos entrado en el ámbito de lo divino, formamos parte de la casa de Dios.
Pero este don conlleva el impulso, la llamada y la exigencia a «completar
nuestra consagración», a «ser santos en toda nuestra conducta». Esta es la
voluntad de Dios (1 Tes 4,3). La Iglesia es santa. La santidad es una nota
esencial e irrenunciable de la Iglesia. Si nosotros no somos santos,
estamos destruyéndonos a nosotros mismos... y estamos destruyendo la
Iglesia.
Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la
Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4
Toda la tierra se postra ante ti, Señor, y
canta en tu honor, en honor de tu nombre.
ACTO PENITENCIAL
· Cordero de Dios, que llevas la
salvación lasta los confines de la tierra. Señor, ten piedad.
· Cordero de Dios que nos llamas a ser
santos. Cristo, ten piedad.
· Cordero de Dios que quitas el pecado
del mundo. Señor, ten piedad.
Se dice Gloria a Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas
el cielo y la tierra, escucha las súplicas de de tu pueblo y concede tu paz
a nuestro tiempo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
PRIMERA LECTURA Is 49, 3-6
El - canto del siervo
- que la liturgia nos acerca en este día nos presenta la elección de parte
de Dios de un personaje, que puede ser misterioso a primera vista. Israel
siempre ha interpretado este canto aplicándolo a sí mismo. Es el mismo
pueblo, elegido por Dios, para anunciar al resto del mundo lo que Dios ha
hecho, hace, y hará por su intermedio.
Lectura del libro de Isaías.
El Señor me dijo: -Tú eres mi Servidor,
Israel, por ti Yo me glorificaré -. Pero yo dije: - En vano me fatigué,
para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza -. Sin embargo, mi derecho
está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, habla el
Señor, el que me formó desde el vientre materno para que Yo sea su
Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy
valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: - Es
demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y
hacer volver a los sobrevivientes de Israel; Yo te destino a ser la luz de
las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra
- .
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 39, 2. 4. 7-10
R. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé confiadamente en el Señor: Él se
inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Puso en mi boca un canto nuevo, un
himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me
diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije:
-Aquí estoy--. R.
En el libro de la Ley, está escrito lo que
tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi
corazón. R.
Proclamé gozosamente tu justicia en la gran
asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor. R.
SEGUNDA LECTURA 1Cor 1, 1-3
Como en la mayoría de
sus saludos a las comunidades, Pablo se define como apóstol de Jesucristo.
Él no fue llamado por Jesús mientras éste vivía, sin embargo, su vocación
es claramente un llamado de Cristo resucitado, que lo ha elegido para
anunciar, primero a los judíos y luego a los paganos, la salvación de Dios.
Por eso, aunque no perteneció al grupo de los Doce, él mismo se considera
apóstol, es decir, enviado de Dios.
Lectura
de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo
por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios que
reside en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y
llamados a ser santos, junto con todos aquéllos que en cualquier parte
invocan el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y
del Señor Jesucristo. Palabra de Dios.
ALELUYA Jn 1, 14. 12
Aleluya. La Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros. A todos los que la recibieron les dio el poder de
llegar a ser hijos de Dios. Aleluya.
EVANGELIO Jn 1, 29-34
El Bautista es
presentado como el –enlace-- entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Es el
último de los profetas y es a quien le toca –señalar-- al Cordero, a Jesús
salvador de la humanidad. Los judíos consideraban que los pecados del
pueblo eran borrados con el sacrificio de un cordero en el Templo de
Jerusalén. A partir de la muerte de Jesús, él paso a ser el verdadero
Cordero de Dios, que ofrece su vida por la salvación del mundo entero.
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Juan.
Juan Bautista vio acercarse a Jesús y dijo:
“Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. A él me refería,
cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía
antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que
él fuera manifestado a Israel. Y Juan dio este testimonio: “He visto al
Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. Yo
no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: - Aquél
sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el
que bautiza en el Espíritu Santo”. “Yo lo he visto y doy testimonio de que
él es el Hijo de Dios”.
Palabra
del Señor.
Se dice el Credo
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad.
·
Para que la
Iglesia pueda cumplir su misión de ser la luz de las
naciones Oremos.
·
Para que los que trabajan por una sociedad más justa se sientan
servidores de Dios. Oremos.
·
Para que los que sufren por sus pecados encuentren el rostro
misericordioso del Cordero de Dios. Oremos.
·
Para que todos nosotros asumamos nuestra vocación de servidores
llamados a la santidad. Oremos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente de
estos misterios, pues cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de
tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro
Señor.
PREFACIO DOMINICAL DURANTE EL
AÑO
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 22, 5
Tú preparas ante mí una mesa, y mi copa
rebosa.
O bien: 1 Jn 4, 16
Nosotros conocemos el amor que Dios nos
tiene y creemos en él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infunde en nosotros, Padre, tu espíritu de
amor, para que, saciados con el único Pan de vida, permanezcamos unidos en
la misma fe. Por Jesucristo nuestro Señor.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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“Este es el Cordero de Dios, el que
quita el pecado del mundo”
Jn
1, 29-34
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
JUAN BAUTISTA, “EL PRECURSOR”, LO RECONOCE COMO
EL MESÍAS
A través de todos los tiempos los profetas habían
hablado de él, sin embargo, hubo uno de un carisma exclusivo, Juan
Bautista, “el precursor”, el lo reconoce como el Mesías, y lo presenta
como, “el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, y dice que él ha
visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre
Él y lo muestra como “ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”.
Para Juan evangelista, la obra principal de Jesús
consiste en “quitar el pecado del mundo”. Y el gran pecado es rechazar la
Luz que ha venido al mundo para iluminar a todos los hombres (Jn 1,9). En
efecto, rechazar a Cristo es el mayor y único pecado. Jesús cumplirá esta magna obra de
reconciliación entre Dios y el hombre porque él mismo es Dios. Es así como
lo expresa además es Evangelio, donde en la escena del bautismo nos muestra
la presencia del Espíritu, que desciende del cielo en forma de paloma sobre
Jesús y permanece sobre El.
2.
ESTE ES EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO
DEL MUNDO
Relata el Evangelio: Este es el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo. A éste me refería yo cuando dije: “Detrás
de mí viene uno superior a mí, porque existía antes que yo”. Yo no
lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que El fuera
manifestado a Israel”.
Este es el Segundo testimonio oficial mesiánico
del Bautista ante un grupo de sus discípulos, comienza el relato diciendo
que Juan Bautista vio acercarse a Jesús, que por esos días vivía en las
proximidades del Jordán, “Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán,
donde estaba Juan bautizando”. (Jn 1,28). Se piensa esto porque no dice que
haya cambiado de lugar y el evangelio relata que al día siguiente ve venir
a Jesús hacia él. Estas son las primeras actividades de Jesús desde el
primer testimonio de Juan; “Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros
está uno a quien no conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy
digno de desatarle la correa de su sandalia” (Jn 1,27), hasta el primer
milagro en las bodas de Cana (2:1-11).
¿A qué concurrencia se dirige? No se precisa,
pero en todo caso no es la comisión venida de Jerusalén la que ya
desapareció de escena, “cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén
sacerdotes y levitas a preguntarle: ¿Quién eres tú? (Jn 1,19). Los discípulos
del Bautista, ante los que también va a dar testimonio, entran
explícitamente en escena más tarde (Jn 1, 35). Es posible que sean parte de
las afluencias que venían a él para ser bautizadas; “Acudía entonces a él
Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él
en el río Jordán, confesando sus pecados.
(Mt 3, 5-6). En todo caso, el tono íntimo, expansivo, gozoso que
usa, en fuerte contraste con las secas respuestas a los representantes del
Sanedrín (Jn 1, 20-21), hace pensar que sitúa la escena en un asistencia
simpatizante y probablemente reducida.
3.
¿PORQUE SE LLAMA AQUÍ A CRISTO EL CORDERO DE
DIOS?
Viendo el Bautista que Jesús se acerca en
dirección a él, aunque podría referirse al momento en que Cristo se acerca
para recibir el bautismo, y posiblemente después del mismo bautismo, hace
ante esta asistencia otro anuncio oficial de quién es Cristo, diciendo: “Este
es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.”
Esta frase, de gran importancia mesiánica, nos
motiva a preguntarnos, ¿Qué significa aquí, o por qué se llama aquí a
Cristo el Cordero de Dios? o ¿Y en qué sentido quita el pecado del mundo?
¿Por su inocencia, por su sacrificio, o en qué forma?
En primer lugar conviene precisar que el verbo
usado aquí por quitar significa estrictamente quitar, esto es, hacer
desaparecer, y no precisamente llevar, Pero la razón más decisiva es su
paralelo conceptual con la primera epístola de San Juan: “Sabéis que Cristo
apareció para quitar los pecados” (1 Jn 3:5).
Cristo aquí es, pues, presentado como el “Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo”. Puede ser que el Bautista querría
referir así a Cristo al cordero pascual que era el símbolo de liberación
del pueblo de Israel.
Como sabemos, el cordero era la victima común en
todo sacrificio oficial o particular, así es como el cordero pascual era un
verdadero sacrificio, de allí que Juan considera al cordero como un símbolo
de redención y sacrificio por los pecados.
4.
CRISTO SE OFRECIÓ POR LOS PECADOS DE TODOS
Podemos pensar además se refiere al Siervo de
Yahvé de Isaías, que va a la muerte como cordero llevado al matadero, que
llevó sobre él los pecados de los hombres: “Como un cordero al degüello era
llevado” (Is 53:6-8). Del mismo modo querría indicarse la inocencia de
Cristo. El cordero, como símbolo de inocencia, es usado en estas
circunstancias; “con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin
mancilla, Cristo”, (1 Pe 1:18).
Además, se pone esto en función de la primera epístola de San Juan, donde
se dice: Sabéis que (Cristo) apareció para quitar los pecados y que en El
no hay pecado” (1 Jn 3:5).
Cuando asistimos a la celebración de la
eucaristía, oímos antes de la comunión: “Este es el Cordero de Dios
que quita los pecados del mundo”, y así fue como sucedió, Cristo se
ofreció por los pecados de todos, en especial los nuestros, por todo lo que
ofende a Dios, por ese mundo que vivimos a diario, por el sacrificio de ese
Cordero, sacrificado en la cruz, Jesucristo.
En la primera epístola de San Juan además dice:
Todo el que permanece en El, no peca; y todo el que peca, ni le ha visto ni
le ha conocido” (1 Jn 3:5-6). Y luego nos
hace ver aún más profundamente el modo cómo ejercerá Cristo, el
Mesías, esta obra de purificación de pecado para lograr la plenitud de la
santidad. “Quien ha nacido de Dios no peca, porque la simiente de Dios está
en él” (1Jn 3:9).
5.
Y NO HABRÁ EN ÉL PECADO ALGUNO
Esto es lo que se lee en el libro apócrifo del
Testamento de los doce patriarcas en uno de los relatos: “Después de estas
cosas, un hombre será suscitado de su raza, como el sol de justicia, y no
habrá en él pecado alguno. Y los cielos se abrirán sobre él, derramando el
Espíritu, la bendición del Padre Santo; y él mismo derramará sobre vosotros
el Espíritu de gracia, y vosotros seréis por él hijos en verdad, y
caminaréis en sus mandamientos, desde el primero al último”.
Tanto interpretando esta frase a la luz del mismo
San Juan, evangelio y primera epístola, como en función del Antiguo
Testamento y ambiente pre-cristiano del judaísmo, se ve que esta obra de
Cristo es obra, al menos en un sentido directo, no de expiación, sino de
purificación y santificación de los seres humanos, por obra del Mesías, al
comunicarles el Espíritu, del que El está lleno y sobre el que reposa.
Jesucristo bautiza al mundo en el Espíritu,
comunicándole la Vida, de este modo es antítesis del pecado.
6.
ES EL QUE BAUTIZA EN EL ESPÍRITU SANTO
Los evangelios, nos hablan del Bautismo en
Espíritu y de Fuego, contraponiendo al bautismo del Bautista, con agua, lo
que pretende dar a entender que será el Espíritu de Dios quien les hará
tener una vida nueva más justa y más santa; la obra del Espíritu en los
hombres es obra de purificación por una parte y por otra de santificación.
De este modo, no debemos descuidar nuestra
devoción al Espíritu Santo, más aún si sabemos que de Él vine la Vida, la
verdadera Vida, la Vida de Gracia.
Relata este Evangelio: Y Juan dio testimonio
diciendo: Yo he visto que el Espíritu bajaba desde el cielo como una paloma
y permanecía sobre él. Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a
bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas que baja el
Espíritu y permanece sobre él, ése es quien bautizará con Espíritu Santo”.
7.
“Después de mí viene un
hombre que me precede, porque existía antes que yo”
Juan Bautista ha conocido la divinidad de Jesús,
al conocer su pre-existencia. También Juan era una persona predestinada ya
antes de nacer. De aquí el destacarse que Cristo es de quien dijo el
Bautista: “Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes
que yo”
Aunque el seguir a otro es condición de
inferioridad, aquí sucede al revés; pues si Cristo vino temporalmente, en
su ministerio público, después del Bautista, sin embargo, lo sobrepasó, no
sólo por su ministerio, sino también porque era primero que él por su
preexistencia, por su dignidad, pues el Bautista se confesó indigno de
prestarle servicios de esclavo: “a quien yo no soy digno de desatarle la
correa de su sandalia,” (Jn 1, 27)
8.
EL ELEGIDO DE DIOS
El Bautista, dotado de un prestigio excepcional,
dio testimonio de Cristo, diciendo que él era su precursor. Y él, al ver
cumplirse la señal del cielo, lo proclamó “el Elegido de Dios,” (Jn 1,34),
que es el Mesías, con la evocación Isaiana del “Siervo de Yahvé,” sobre el
que estaba el Espíritu, posando sobre El, y acusando así la plenitud de sus
dones en el Mesías.
Y el Bautista, con su bautismo, vino a ungir
mesiánicamente a Cristo, al tiempo que lo presentó oficialmente a Israel. Y
a este fin redacta así esta sección el evangelista. “Yo no lo conocía, pero
he venido a bautizar con agua para que El fuera manifestado a Israel”. Y
que Juan era el Elías, ambientalmente esperado, tenía a su favor en la
catequesis primitiva las mismas palabras de Cristo, quien, hablando del
Bautista, dijo: “Y si queréis oírlo, él es Elías, que ha de venir” (Mt
11:14).
Y en Cristo Mesías también se cumplían las
concepciones circunstanciales de la época. Hasta su vida de ministerio
público, Cristo había vivido en Nazaret y Cafarnaúm, en una vida
socialmente oscura y desconocida para todos. Tanto, que el evangelista
recoge las palabras del Bautista, que dice aquí: “Yo no le conocía”. Y en
el pasaje anterior dice: “En medio de vosotros está uno a quien vosotros no
conocéis”. Ya vivía entre ellos, pero aún les era desconocido como Mesías.
Los que invocan en cualquier lugar el nombre de
Jesucristo, que es Señor suyo y nuestro, gracia y paz de parte de Dios,
nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. (1 Cor 1, 2-3)
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
II Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo “A”
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO
DE LOS PECADOS, ES EL QUITA LOS PECADOS DEL MUNDO
El texto evangélico muestra la peculiar vocación de Juan, ser el
precursor y mensajero que anuncia la presencia de Jesús. El Bautista no se
limita a una testimonio físico “está aquí, es aquél de allí”. Ofrece un
cuadro teológico de profundo espesor. Esto significa que toda verdadera
vocación, incluida la nuestra, antes de ser testimonio externo, es
descubrimiento interior de la realidad de Cristo. Él es “el Cordero que
quita el pecado del mundo”. Él carga con nuestras miserias y transforma la
iniquidad en santidad. En él, todos podemos esperar un nuevo nacimiento,
del agua y del Espíritu, para construir una sociedad donde la fraternidad
sea el estatuto y el amor la única regla de convivencia.
En Cristo, con Cristo y por Cristo, tiene especio y sentido en
nuestra vocación; conservamos la propia originalidad, que debe
desarrollarse autónoma y completamente; encontramos el tiempo y el modo
apropiado para relacionamos con Dios. Insertados en Cristo, el bautizado se
realiza en la singularidad exclusiva de su ser y en la comunión de una
humanidad que, con Cristo, camina al encuentro del Padre para rendirle
eterna alabanza.
Tú eres en verdad el único Señor; tú, cuyo dominio sobre nosotros es
nuestra salvación, y nuestro servicio a ti no es otra cosa que ser salvados
por ti. ¿Cuál es tu salvación, Señor, origen de la salvación, y cuál tu
bendición sobre tu pueblo, sino el hecho de que hemos recibido de ti el don
de amarte y de ser por ti amados? Por esto has querido que el Hijo de tu
diestra, el hombre que has confirmado para ti, sea llamado Jesús, es decir,
Salvador, porque “él salvará a su pueblo de los pecados”
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ORACION (3)
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ORACION
Para que tuviéramos la luz, te hiciste ciego.
Para que obtuviéramos la unión, experimentaste la separación del
Padre.
Para que poseyéramos la sabiduría, te hiciste “ignorancia”.
Para que nos revistiéramos de la inocencia, te convertiste en
“pecado”.
Para que esperáramos, casi te desesperaste.
Para que estuviera Dios en nosotros, lo sentiste lejos de ti.
Para que fuera nuestro el cielo, sentiste el infierno.
Para darnos una apacible morada en la tierra entre cientos de
hermanos, fuiste excluido del cielo y de la tierra, de los hombres y de la
naturaleza.
Eres Dios, eres mi Dios, nuestro Dios de amor infinito.
(Chiara Lubich, «Perché fosse nostro il cielo»,
en Citta Nuova, 1975/3, p. 35).
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FUENTES DE LA PAGINA
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La
Pagina de
la Misa Diaria,
esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde
Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor
Jesucristo y por la
Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse
este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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