MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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16-10-2022
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Edición Nº 9.405
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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XXIX
Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
EL PODER DE LA ORACIÓN
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Por tercer domingo consecutivo el evangelio nos remite
a la fe como realidad fundamental de nuestra vida cristina: “Cuando
venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”. En
este caso, se trata de una fe que converge en oración, de una oración
empapada de fe. Para inculcarnos la necesidad de orar siempre sin
desfallecer, Jesús nos propone la parábola del juez inmoral: Si este hombre
sin sentimientos atiende a los ruegos de la viuda sólo para que le deje en
paz, “Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y
noche, aunque los haga esperar?”
En consecuencia, la eficacia de la oración
garantizada por el lado de Dios, pues la súplica se encuentra con un Padre
infinitamente amoroso que siempre escucha a sus hijos, atiende a sus
necesidades y acude en su socorro. Pero del lado nuestro requiere una fe
firme y sencilla, que suplica sin vacilar, convencida de que lo que pide ya
está concedido (Mc 11,24). Es esta fe la que hace orar con insistencia
–clamando “día y noche”– y con perseverancia –“siempre sin
desanimarse”–, aunque a veces parezca que Dios no escucha, con la certeza
de que “el auxilio me viene del Señor”.
Una ilustración de este poder de la oración lo
tenemos en la primera lectura: “Mientras Moisés tenía los brazos
levantados, vencía Israel”. La oración es el arma más poderosa que
nos ha sido dada. Ella es capaz de transformar los corazones y cambiar el
curso de la historia. Una oración hecha con fe es invencible; ninguna
dificultad se le resiste.
Para ver la Reflexión
completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo
pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 16, 6.8
Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes:
inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras. Protégeme como a la pupila
de tus ojos; escóndeme a la sombra de tus alas.
ACTO PENITENCIAL
·
En ti creemos. Porque el cansancio y
el desaliento nos vencen. Señor, ten piedad.
·
En ti confiamos. Porque nos falta
perseverancia al orar. Cristo, ten piedad.
·
A ti queremos convertirnos. Porque
nos olvidamos que “sin ti nada podemos hacer”. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, concédenos permanecer
fieles a tu santa voluntad y servirte con un corazón sincero. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Éx 17, 8-13
Comentario:
El relato de la lucha entre los israelitas y
sus enemigos nos lleva a una importante reflexión, donde la fuerza de Dios
se hace presente superando a la del hombre, y que es el fruto de la oración
y mediación de Moisés. Cuando Moisés no puede sostener sus brazos, otros
deben ayudarlo a mantenerlos erguidos, pues a pesar de su debilidad, es la
oración de intercesión la que les alcanza el triunfo que viene de Dios.
Lectura del libro del
Éxodo.
Los amalecitas atacaron a Israel en Refidim.
Moisés dijo a Josué: «Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a
combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo
en mi mano el bastón de Dios». Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y
fue a combatir contra los amalecitas. Entretanto, Moisés, Aarón y Jur
habían subido a la cima del monte. Y mientras Moisés tenía los brazos
levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec.
Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la
pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y
Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sus brazos se mantuvieron
firmes hasta la puesta del sol. De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a
sus tropas al filo de la espada.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 120, 1-8
R. Nuestra ayuda está
en el Nombre del Señor.
Levanto mis ojos a las montañas: ¿de dónde me
vendrá la ayuda? La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la
tierra. R.
Él no dejará que resbale tu pie: ¡tu guardián
no duerme! No, no duerme ni dormita el guardián de Israel. R.
El Señor es tu guardián, es la sombra
protectora a tu derecha: de día, no te dañará el sol, ni la luna de noche.
R.
El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tu vida.
Él te protegerá en la partida y el regreso, ahora y para siempre. R.
SEGUNDA LECTURA 2Tim 3, 14-
4, 2
Comentario:
El texto recuerda la importancia de la
transmisión de generación en generación que se hace de la Palabra de Dios.
Esta Palabra es capaz de cambiar los corazones de los hombres cuando se
siembra y cultiva desde la niñez al interior de la familia.
Lectura de la segunda
carta del Apóstol san Pablo a Timoteo.
Querido hijo: Permanece fiel a la doctrina que
aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la
has recibido. Recuerda que desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras:
ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación, mediante la fe
en Cristo Jesús. Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para
enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de
que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el
bien. Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a
los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino:
proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye,
reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar.
Palabra de Dios.
ALELUYA Heb 4, 12
Aleluya. La Palabra de Dios es viva y eficaz,
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Aleluya.
EVANGELIO Lc 18, 1-8
Comentario: La perseverancia, la fe y la confianza, se
hacen presente en esta parábola. Los cristianos también podemos sentirnos
cansados y agobiados a lo largo de nuestra vida, y nuestra fe también se
puede debilitar cuando creemos que Dios se ha olvidado de nosotros. Por eso
esta parábola insiste en que la fe debe ser animada para que nos ayude ante
las adversidades cotidianas, pues no sabemos cuándo Dios responderá a
nuestras súplicas ni de qué modo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas.
Jesús enseñó con una
parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: “En una ciudad
había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la
misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: "Te ruego
que me hagas justicia contra mi adversario". Durante mucho tiempo el
juez se negó, pero después dijo: "Yo no temo a Dios ni me importan los
hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no
venga continuamente a fastidiarme".
Y el Señor dijo:
“Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus
elegidos, que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro
que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe
sobre la tierra?”
Palabra del Señor.
SE DICE EL CREDO
ORACION DE LOS FIELES
A cada intención
pedimos: Ayúdanos a orar siempre sin desanimarnos.
·
Por la Iglesia: para que cada comunidad
sea maestra y modelo de oración perseverante. Oremos.
·
Por quienes gobiernan las naciones:
para que también ellos recurran a la oración. Oremos.
·
Por los que no tienen fe, por los que
no oran: para que descubran a Dios. Oremos.
·
Por nosotros: para que aprendamos a
orar con confianza sin desanimarnos. Oremos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, estos dones, con un
corazón libre y generoso, para que tu gracia nos purifique por estos
misterios que ahora celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DOMINICAL DURANTE EL AÑO
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Sal 32, 18-19
Los ojos del Señor están fijos sobre sus
fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de
la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos Padre, que la participación en esta
eucaristía nos ayude para aprovechar los bienes temporales y alcanzar los
bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“orar siempre sin desanimarse”
Lc 18, 1-8
Autor: Pedro Sergio Antnio Donoso Brant
1. UNA INVITACIÓN A PERMANECER EN LA ORACIÓN
Este relato evangélico
nos trae una parábola que es propia de Lucas. El evangelista quiere destacar en su evangelio los aspectos
relativos a la oración, sus singularidades y sus características. Y lo hace
mostrando antes que nada a Jesús como orante por excelencia, pero revelándonos
también a aquel a quien se dirige la oración de Jesús. La parábola que nos
propone deja ver las disposiciones del corazón de Dios hacia “sus elegidos,
que claman al día y noche”. La enseñanza de Jesús —expresada por medio de
una parábola— es una invitación a perseverar en la oración sin detenerse,
con constancia –“siempre sin desanimarse”.
2. ES
NECESARIO ORAR SIEMPRE SIN DESANIMARSE
Como los discípulos
deberán sufrir mucho, para esto les es necesaria la oración, estando alerta
para esta venida. En el lugar paralelo del “Apocalipsis sinóptico” se
vaticina todo esto, y se les recomienda para ello estar atentos,
“vigilantes” y “orar”, “Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que
tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en
pie delante del Hijo del hombre.”
(Lucas 21,36). Esta constante vigilancia por la oración es lo que
inculca esta parábola, cuyo tema se enuncia abiertamente al comienzo de
ella: “es necesario orar siempre sin desanimarse” No se trata de
una oración rigurosamente continua, pero sí muy asidua.
3. LE
HARÉ JUSTICIA PARA QUE NO VENGA CONTINUAMENTE A FASTIDIARME
La parábola se centra
en un juez posiblemente deshonesto que no se molesta en hacer justicia a
una pobre viuda. Ya los profetas clamaban contra este abuso de los
desvalidos. Pero ella urgía le resolviese su asunto, que en el contexto es
favorablemente — “hacer justicia” —, e
insistentemente volvía a la carga. El mismo temió; le estaba molestando
tanta insistencia. Por lo que se decide a hacerle justicia pensando: “pero
como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga
continuamente a fastidiarme”
4.
ESA ORACIÓN PERSISTENTE, HARÁ JUSTICIA, Y PRONTAMENTE
Y Jesús saca la
conclusión con un argumento “a fortiori”, es decir a mayor motivo. Si por
egoísmo los seres humanos hacen justicia, favores, ¡cuánto más Dios hará
justicia!, por alusión a la parábola, pero con el significado de despachar
favorablemente lo que piden, a los “elegidos,” no en contraposición a
condenados, sino en el sentido vulgar y paulino de “fieles,” que
asiduamente claman a él, “aun cuando les haga pacientemente
esperar”. Sí, ante esa oración perseverante, hará justicia, y
prontamente, lo que no está en contradicción con la “espera.” Es un modo
hiperbólico de asegurar la certeza del logro de esa oración.
5. LA
PERSEVERANCIA EN LA ORACIÓN
La parábola nos
recuerda algunas expresiones paulinas como “orad siempre” o “no perdáis ánimos”. Pero lo fundamental
de la parábola, es la enseñanza de la necesidad de una oración
perseverante. Pero, a su vez, en el contexto de Lucas viene situada aquí
por la necesidad de la “vigilancia” ante la venida del Hijo del hombre. A
la hora de esta venida, se “enfriará la caridad de muchos” (Mt 24:12), y
aparecerán falsos profetas y falsos “cristos,” con portentos, que
pretenderán engañar, si fuera posible, a los mismos “elegidos” (Mc 13:22).
Evocada por esto, aparece esta pregunta al final de la parábola, en la que
se pide la perseverancia en la oración, como insinuándose que por no atender
a esta enseñanza, o si no se la atiende, en orden a esta perseverancia, esa
“frialdad de la caridad” podrá afectar a muchos.
6.
“PERO CUANDO VENGA EL HIJO DEL HOMBRE, ¿ENCONTRARÁ FE SOBRE LA TIERRA?”
Dice el Concilio que
"desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con
Dios" (GS, 19). Usa las mismas palabras de Santa Teresa de Jesús
cuando define la oración: "Tratar de amistad estando muchas veces a
solas con quien sabemos nos ama". No le cabe al hombre excelencia mayor
que poder sostener un diálogo con Dios, su Creador que, por la revelación
de Jesús, sabemos que, además, es nuestro Padre.
Diálogo que el mismo
Jesús quiere que sea incesante, como nos apunta San Lucas: "Para explicarles
que tenían que orar siempre y no desanimarse..." Y al final de la
parábola, dice Jesús: “Y Dios, ¿no hará justicia a sus
elegidos, que claman a El día y noche, aunque los haga esperar?”. Y termina con un lamento: "Pero
cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.
7. LA
FE NO SE PUEDE PERDER.
La pregunta que nos
hace Jesús, nos da a entender que la fe no se puede perder. No es
suficiente haber crecido en la fe, no basta que llevemos una vida
cristiana, es preciso estar alerta, vigilante, a fin de que nuestra fe se
convierta en vida, para que se verdadera.
Dice San Agustín, “El
Señor dice esto refiriéndose a la fe perfecta, porque esta fe apenas se
encuentra en la tierra. Llena está de fieles la Iglesia de Dios. ¿Quién vendría
si no hubiera fe? y ¿quién no trasladaría los montes si la fe fuera
perfecta? “
Esto lo añade el Señor
para dar a conocer que si la fe falta, la oración es inútil. Por tanto,
cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la
oración y la oración produce a su vez la firmeza de la fe. Si la fe es luz,
no vivamos en las tinieblas, vivamos en la luz, viviendo la fe.
El Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
Domingo XXIX del Tiempo Ordinario Ciclo C
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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CUANDO VENGA EL HIJO
DEL HOMBRE, ¿ENCONTRARÁ FE EN LA TIERRA?.
Lc 18, 1-8
Jesús enseñó con una parábola
que “era necesario orar siempre sin desanimarse... Pero cuando venga el
Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”
Sabemos que a Jesús
le gustaba llamarse “Hijo del hombre”. Es él, por consiguiente, quien hoy
nos interroga sobre nuestra fe en el momento de su venida. Es también él,
en efecto, “el que era, el que es y el que viene” (Ap 1,4). Debemos
preguntarnos, pues, si, aquí y ahora, creemos en él.
Existe una
comprobación que puede ayudarnos a medir si nuestra fe está viva o bien
languidece: la oración. Esta es, antes que nada, escucha de la Palabra y es
también intercesión por los hermanos.
Nadie que comprenda
el don que ha recibido al acoger el depósito de la fe puede eximirse del
deseo, que se vuelve a veces apremiante, de comunicarlo a todos los
hombres.
La oración es ese
grito que pide al Padre, día y noche, que haga justicia a sus elegidos, es
decir, que intervenga en la historia para liberar del mal a sus hijos y
para hacer que todos reconozcan en Jesús, su Hijo, al Salvador del hombre.
Para que este grito
pueda llegar a ser eficaz y no cese nunca, cada uno de nosotros debe dar su
consentimiento para llegar a ser —en una comunión conscientemente buscada y
amada— una sola cosa con el Hijo inmolado, que extendió sus brazos en la
cruz y sigue estando siempre vivo para interceder por nosotros ante el
Padre. Esto tiene lugar sobre todo a través de la participación en el
misterio eucarístico, que nos llama a configurarnos cada vez más
íntimamente con nuestro Señor y Maestro.
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ORACION
(3)
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Señor Jesús:
En los días de tu vida mortal elevaste una oración con fuertes gritos
y lágrimas.
Conoces, por tanto, la profundidad de la que puede brotar el grito
que sube de nosotros los hombres hacia el rostro del Padre.
Enséñanos una oración perseverante, que no ceda a cansancios y
desánimos, que no se turbe ante el aparente silencio de Dios, ante su
inadmisible indiferencia.
Haz que obtengamos de tu ofrenda la fuerza para perseverar y
mantenernos en la petición.
“Que el mal no sofoque la voz de nuestra oración, sino que la
experiencia misma de tu cruz nos proporcione la certeza de que no hay noche
sin alba de resurrección. Amén.
Pedro
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FUENTES DE LA PAGINA
ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA
COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y
LAS FUENTES DE ORIGEN
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia
de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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