MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana"
(LG 11)
Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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17-02-2021
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Edición N.º MD
8.166
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LITURGIA DE LAS HORAS
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Miércoles de Ceniza, CUARESMA Ciclo B
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MIERCOLES
CENIZA
La
imposición de las cenizas no es un rito mágico, sino una invitación a la
reflexión sobre nuestra vida y el regreso a Dios por la muerte y la
resurrección. Es una invitación a discernir entre lo que nos lleva a
nuestro verdadero destino, el paraíso eterno: los valores y obras que
perviven después de la muerte; y lo que nos aparta del mismo: todo lo que
la muerte convierte en polvo sin valor eterno. Las lecturas de este día y
de toda la cuaresma son una invitación insistente a la conversión.
Conversión de todo lo que nos hace daño a nosotros y a los demás, y
conversión a todo lo que nos hace bien y proporciona la verdadera y
duradera felicidad en el tiempo y en la eternidad. Conversión hacia Dios y
conversión hacia el prójimo, los únicos amores que pueden hacernos felices
en esta vida y en la eterna. Una invitación apremiante y amorosa a no tomar
el camino ancho de la no-salvación, sino el camino estrecho y costoso que conduce
al éxito total de la vida: la resurrección y la gloria eterna.
En la
Misa de
este día se bendicen e imponen las cenizas de los ramos de olivo o de otros
árboles, bendecidos el año precedente.
Para ver más, en este link: CUARESMA
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ANTÍFONA
Sab 11, 24-25. 27
Señor,
tú eres misericordioso con todos y no aborreces nada de lo que has hecho, cierras
los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan y los
perdonas porque tú eres el Señor, nuestro Dios.
Se
omite el acto penitencial, ya que hace sus veces la imposición de las
cenizas.
ORACIÓN
COLECTA
Señor
nuestro, concédenos iniciar con el santo ayuno cuaresmal un camino de
verdadera conversión y afrontar con la penitencia la lucha contra el
espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos.
PRIMERA
LECTURA Jl 2, 12-18
Lectura
de la profecía de Joel.
Ahora
dice el Señor: Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.
Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios,
porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en amor, y se
arrepiente de sus amenazas. ¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se
arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación
para el Señor, su Dios! ¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno,
convoquen a una reunión solemne, reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea,
congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho!
¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho
nupcial! Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros
del Señor, y digan: “¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia
al oprobio, y que las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de
decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?”. El Señor se llenó de celos
por su tierra y se compadeció de su pueblo. Palabra de Dios.
COMENTARIO: La
cuaresma nos invita a un tiempo de oración y reconocimiento del pecado. El
llamado del profeta convoca a todo el pueblo. Nadie está exento de pedir
perdón, nadie puede quedar fuera de este acto de humildad y de
arrepentimiento. Es el pueblo entero el que ha pecado. Y es el pueblo
entero quien puede gozar con el perdón de Dios.
SALMO
Sal 50, 3-6. 12-14. 17
R.
¡Ten piedad, Señor, porque hemos pecado!
¡Ten
piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis
faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.
Porque
yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra
ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Crea
en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No
me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme
la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga. Abre mis
labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. R.
SEGUNDA
LECTURA 2Cor 5, 20—6, 2
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos:
Nosotros somos embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de
Cristo: déjense reconciliar con Dios. A aquel que no conoció el pecado,
Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros
seamos justificados por él. Y porque somos sus colaboradores, los
exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque él nos dice en la
Escritura: “En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación
te socorrí”. Éste es el tiempo favorable, éste es el día de la salvación.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: San
Pablo exhorta a los corintios a volver su corazón a Dios. La comunidad debe
dejarse reconciliar con Dios, porque es Dios quien, en definitiva, otorga
el perdón. Es Dios quien quiere llegar con su amor para restablecer las
relaciones y la comunión.
VERSÍCULO
Cfr. Sal 94, 8. 7
No
endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor.
EVANGELIO
Mt 6, 1-6. 16-18
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús
dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de no practicar su justicia delante
de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán
ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto,
cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los
hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des
limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu
limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos
les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles,
para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su
recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la
puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste,
como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres
noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que
tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Palabra
del Señor.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
Imploremos,
hermanos y hermanas, a quien tiene pleno poder en el cielo y en la tierra,
y pidámosle que escuche benignamente las súplicas de su pueblo penitente:
(Respondemos a cada petición: Señor, ten piedad).
· Para que el Espíritu Santo, con su
fuerza, rasgue los corazones de los pecadores, de manera que,
convirtiéndose de sus culpas, busquen sinceramente el rostro del Señor,
roguemos al Señor.
· Para que Dios ilumine a nuestros
hermanos que viven en la indiferencia, les infunda el deseo de buscarlo y
les dé la fuerza necesaria para convertirse, roguemos al Señor.
· Para que el Señor, que tan
generosamente nos concede empezar hoy la Cuaresma, nos dé también en estos
días de gracia el don de convertirnos a él y afirmarnos en la fidelidad
cristiana, roguemos al Señor.
Escucha,
Señor, nuestras oraciones y extiende tu mano misericordiosa sobre el pueblo
penitente, para que estos días de Cuaresma te busquemos con todo corazón y
veamos atendidas nuestras plegarias. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
COMENTARIO: ¿Cómo
vivir el tiempo de arrepentimiento y penitencia? La respuesta del evangelio
de Mateo es: en la intimidad con Dios. Nuestra espiritualidad penitencial
tiene que estar marcada por la austeridad, la humildad. No sea que
agravemos nuestra condición con la soberbia de querer mostrarnos
--perfectos penitentes--.
BENDICIÓN
DE LAS CENIZAS
Después
de la homilía el sacerdote, de pie, con las manos juntas dice:
Queridos
hermanos: oremos a Dios, nuestro Padre, para que se digne bendecir con su
gracia estas cenizas que vamos a imponer sobre nuestras cabezas en señal de
penitencia.
Y después
de una breve oración en silencio, prosigue con las manos extendidas:
Dios
nuestro, que te conmueves ante quienes se humillan y hacen penitencia,
escucha con bondad nuestra súplica y derrama la gracia t de tu bendición
sobre estos hijos tuyos que van a recibir las cenizas, para que sean fieles
a las prácticas cuaresmales y así lleguen a celebrar, con un corazón puro,
el misterio pascual de tú Hijo. Que vive y reina por los siglos de los
siglos.
R.
Amén.
O
bien:
Señor
y Dios nuestro, que no quieres la muerte del pecador sino que se
arrepienta, escucha con bondad nuestra oración y bendice j estas cenizas
que vamos a imponer sobre nuestras cabezas, reconociendo que somos polvo y.
al polvo hemos de volver, y concédenos, por medio de las prácticas cuaresmales,
el perdón de nuestros pecados y la vida nueva a imagen de tu Hijo
resucitado. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R.
Amén.
Y
rocía con agua bendita las cenizas, sin decir nada.
Seguidamente,
todos los fieles se acercan al sacerdote que impone la ceniza sobre ellos;
a cada uno le dice: Conviértete y cree en el Evangelio. Ctr. Me 1,15
O
bien:
Recuerda
que eres polvo y en polvo te convertirás. (Cf r. Gn 3,19)
Mientras
tanto se canta:
ANTÍFONA
1
Revistamos
el hábito de la penitencia con la ceniza y el cilicio; ayunemos y lloremos
delante del Señor, porque nuestro Dios es compasivo y misericordioso para
perdonar nuestros pecados.
ANTÍFONA
2 Cfr. JI 2,17; Est 4,17
Entre
el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo:
Perdona, Señor, a tu pueblo; no permitas que callen quienes te alaban.
ANTÍFONA
3 Sal 50.3
Borra
mi culpa, Señor.
Esta
antífona puede repetirse después de cada uno de los versículos del salmo
50.
RESPONSORIO
Cfr. Bar 3,2; SaI 78, 9
R. Reparemos
el mal que cometimos por nuestra ignorancia, no sea que, sorprendidos por
la muerte, busquemos el tiempo para hacer penitencia y no lo encontremos.
*Míranos
Señor, y ten piedad de nosotros, porque hemos pecado contra ti.
V. Ayúdanos,
Dios salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos, Señor.
*
Míranos, Señor.
Puede
cantarse también otro canto apropiado.
Acabada
la imposición de las cenizas, el sacerdote se lava las manos; el rito
concluye con la oración universal y la Misa continúa como de costumbre.
No
se dice Credo.
LITURGIA
EUCARÍSTICA
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Señor,
al ofrecerte el sacrificio, con el que iniciamos solemnemente la
Cuaresma, te pedimos que por las obras de penitencia y caridad, dominemos
nuestras pasiones y, limpios de pecado, podamos celebrar con fervor la
Pasión de
tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
III o IV DE CUARESMA
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Sal 1, 2-3
El
que medita la ley del Señor de día y noche, da fruto a su debido tiempo.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Fortalécenos
Señor Dios, con los sacramentos recibidos, para que nuestro ayuno te sea
agradable a tus ojos y cure nuestros males. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN
SOBRE EL PUEBLO (facultativa).
El
sacerdote con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente
oración de despedida:
Infunde
el espíritu de arrepentimiento sobre los que se inclinan ante ti, Dio nuestro,
para que merezcan conseguir por tu misericordia, los premios prometidos a
los que hacen penitencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
La
bendición e imposición de las cenizas se puede hacer también fuera de la
Misa. En este
caso, es conveniente que preceda una Liturgia de la
Palabra, utilizando la antífona de entrada, la oración colecta, las
lecturas con sus cantos, como en la Misa. Sigue después
la homilía y la bendición e imposición de las cenizas. El rito concluye con
la oración universal (oración de los fieles).
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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San
Mateo 6, 1-6.16-18:
“Tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. JESÚS
NO ENSEÑA CUALES SON LAS BUENAS ACTITUDES DE LOS CRISTIANOS Y CUALES SON
PROPIAS DE LOS FARISEOS.
Jesús
dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar su justicia delante
de los hombres para ser vistos por ellos”: Estar atentos para evitar hacer
justicia con ostentosidad, es decir no se ha de practicar las buenas obras
para ser vistos por los hombres. La virtud se practica por amor a Dios.
Sólo así se tendrá “premio,” “recompensa” Pues “el que quiere hacer
ostentación de su virtud, no trabaja por la virtud, sino por la fama.” Por
eso los que así obran “recibieron” ya su recompensa.
2. Y
CUANDO DES LIMOSNA, NO LO VAYAS PREGONANDO
“Y
cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los
hombres.”
El
cuidado de los pobres era carga de la comunidad. En tiempo de Jesús, los
sábados se recogían en todas las sinagogas a la salida de las mismas las
aportaciones voluntarias. Este sistema era anónimo. Aparte de esta colecta
semanal se admitían dones voluntarios. Los fariseos solían dar limosna con
gran ostentación a los pobres encontrados en los caminos o reunidos en
plazas con motivo de alguna solemnidad. Y hasta parece que para excitar la
generosidad se había introducido la costumbre de proclamar los nombres de
los donantes, sea en las reuniones sinagogales, sea en las calles o plazas
con ocasión de alguna solemnidad especial, ante las gentes reunidas (Eclo
31:11).
3. CUANDO
TÚ DES LIMOSNA QUE TU MANO IZQUIERDA IGNORE LO QUE HACE LA DERECHA,
“Cuando
tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para
que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.”
Rabí
Eleazar (c.270 d.C.), decía: “Quien da limosna en lo oculto es más grande
que nuestro maestro Moisés.” No se trata de la “vida interior” frente a la
exterior. Es el “espíritu” de la obra lo que se destaca. El espíritu
cristiano de la enseñanza no exige naturalmente el cumplimiento material de
lo que se expresa. No es tanto la materialidad de la realización lo que se
censura, sino la intención con que se hace. En otro pasaje que recoge
Mateos, Jesús hará ver que el mérito de la limosna no está tanto en la
cantidad de ésta cuanto en el espíritu y amor a Dios que en ella se ponga
(Mt 12:41-43).
4. CUANDO
USTEDES OREN, NO HAGAN COMO LOS HIPÓCRITAS
“Cuando
ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los
hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio,
cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre
que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”
Jesús,
censura y expone cuál ha de ser el espíritu cristiano de sus discípulos en
la oración. Todo judío piadoso varón había de orar tres veces al día, sobre
las nueve de la mañana, mediodía y sobre las tres de la tarde; Generalmente
se oraba de pie, pero también era frecuente orar de rodillas. Se solía orar
tendidos los brazos al cielo, e incluso vueltas las palmas de las manos,
como esperando el don que esperaba recibirse.
Más
para el fariseo —“hipócrita” — también la oración era motivo para su
vanidad. Les gustaba orar ostentosamente en las “sinagogas,” en el templo —
también estaba permitida la oración en cualquier lugar puro — y en los
ángulos de las plazas, probablemente para no ser interrumpidos en su
exhibicionista oración por los transeúntes y bestias de carga. Jesucristo
los describe diciendo el modo que oran “estando de pie. “Lo que se censura
no es la posición, máxime cuando generalmente se oraba de pie, sino el modo
exhibicionista con que oraban, es decir en pose. Con ello ya recibieron su
recompensa al ser vistos por los hombres, por quienes lo hicieron.
5. LA
ORACIÓN CRISTIANA EXIGE COMO CONDICIÓN LA SINCERIDAD Y SENCILLEZ
Nuestra
actitud cristiana de orar, en contraste con el estilo de los fariseos, la hacemos
dentro de la “habitación y, cerrada la puerta, oramos al Padre,
íntimamente, El ve en lo secreto, él siempre nos oirá. Lo que Jesús censura
es la oración público-exhibicionista farisaica, y el contraste se presenta
en el retiro privado del hogar. No se trata de censurar la oración pública
— no es éste su objetivo —, que Jesús mismo recomendó en otras ocasiones.
Se busca a Dios, que está en todas partes, no la exhibición.
También
la oración cristiana exige como condición la sinceridad y sencillez, sin la
“charlatanería” en la oración, esto es diciendo cosas vanas o inútiles, sea
pretendiendo recitar unas fórmulas largas o calculadas, como si ellas
tuviesen una eficacia mágica ante Dios. No es ésta la actitud cristiana en
la oración, pues Dios conoce las cosas de las cuales tenemos necesidad
antes de que se las pidamos.” Porque la oración no es locuacidad, sino el
corazón volcado en Dios.
No
pretende Jesús con esta enseñanza condenar la oración larga. No es éste el
propósito de su enseñanza. La censura va contra la mecanización formulista
o semimágica de la oración. Ni va contra la extensión de la oración. El
mismo, en Getsemani, dio ejemplo de oración larga, al permanecer en la
misma “una hora” de oración (Mt 26:39.42.44, par.), lo mismo que al pasarse,
en ocasiones, la noche en oración.
"No
poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber
cuáles escoger, reacciono como los niños; le digo sencillamente al buen
Dios lo que necesito, y Él siempre me comprende." (Santa Teresita de
Lisieux)
6. SOBRE
LA ORACIÓN
Santa
Teresa de Jesús nos dice “quien ha comenzado a hacer oración, no la deje,
pues la oración es el remedio para tornarse a remediar y sin oración será
mucho más difícil.” (V 8, 5).Y luego nos define que la oración como: tratar
de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama
(V 8, 5) y Santa Teresita de Lisieux nos dice que: "Para mí, la
Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un
grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en
medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que
me dilata el alma y me une a Jesús."
"¡Qué
grande es el poder de la oración!. Se diría que es una reina que en todo
momento tiene acceso directo al rey y puede conseguir todo lo que le
pide." (Santa Teresita de Lisieux)
6. JESÚS
NO HABLA DEL ESPÍRITU CRISTIANO A PROPÓSITO DEL AYUNO
Dice
Jesús: “Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los
hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan.
Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.”
Otro
de los casos en que Jesús no habla del espíritu cristiano es a propósito
del ayuno, de tanta importancia en el judaísmo y cristianismo.
En
aquel tiempo los judíos tenían prescrito un ayuno obligatorio para todos en
el día de Kippur, día de la gran expiación (Lev 16:29), día del ayuno por
excelencia (Hech 27:9). Pero había también otros ayunos supererogatorios,
que vinieron a incorporarse a la práctica colectiva de la vida piadosa.
Algunos fariseos ayunaban todo el año. En los días más severos estaba
prohibido saludar, y por eso se caminaba con la cabeza baja y, a veces,
velada. En otros ayunos secundarios se prohibía trabajar, tomar baños,
ungirse con perfumes y llevar calzado. En este ambiente, todavía había
quienes, deseosos de ser vistos por los hombres y cobrar fama de virtuosos
por sus ayunos, querían acusar esto en la cara, ensombreciendo ésta y
presentándose “entristecidos.” Este ayuno era total hasta la puesta del
sol.
Nuevamente
ante este cuadro exhibicionista de los fariseos, Jesús nos presenta el
espíritu del ayuno cristiano. Y lo presenta con las hipérboles orientales
de contraste, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que
tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Hecho sólo por
Dios, Él lo verá y “premiará.”
7. NUESTRA
BUENAS OBRAS LA HACEMOS POR AMOR A DIOS
Jesús
nos ha enseñado a través de este evangelio, un principio importante, no
debemos buscar la recompensa en la opinión de los hombres, Él lo repite
insistentemente, por tanto, nuestra buenas obras la hacemos por amor a
Dios, sin preocuparnos si los demás la aprueban o no. Obramos por Dios, por
amor y por fidelidad a EL, si lo hacemos así en conciencia, podremos
esperar la recompensa del Padre por nuestro buen actuar.
Nuestro
Buen Padre, está presente en toda nuestra vida, él sabe lo que hacemos y
por qué lo hacemos.
La
Paz de Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
|
PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
"EN TU LUZ VEREMOS LA LUZ"
La liturgia de la Palabra de hoy nos
lleva de la mano por el camino de la verdadera alegría, viniendo a
buscarnos en los callejones sin salida donde nos metemos y donde no podemos
avanzar. Penitencia y arrepentimiento no son sinónimos de abatimiento,
tristeza o frustración; por el contrario, constituyen una modalidad de
apertura a la luz que puede disipar las oscuridades interiores, hacernos
conscientes de nosotros mismos en la verdad y hacernos gustar la
experiencia de la misericordia de Dios. El siempre ve y conoce nuestras
mezquindades y suciedades interiores y, sin embargo, ¡qué diferente es su
juicio del nuestro!
"En tu luz veremos la luz"
(Sal 35,10b): admirados notamos que desde el momento en que nos ponemos en
camino, él nos envuelve con un amor más grande, nos despoja de nuestro mal
y nos reviste de una inocencia nueva.
El Señor había asignado al profeta
la misión de convocar al pueblo para suscitar nueva esperanza a través de
un camino penitencial; a los apóstoles les confía el ministerio de la
reconciliación; a la Iglesia hoy, le encarga proclamar que ¡ahora es tiempo
favorable, ahora es el día de la salvación! Volvamos al camino del Señor
con todo su pueblo, dejémonos reconciliar con Dios permitiendo a Cristo que
asuma nuestro pecado: sólo él puede conocerlo y expiarlo plenamente.
Renovados por el amor aprenderemos a vivir bajo la mirada del Padre,
contentos de poder cumplir humildemente lo que le agrada y ayuda a nuestros
hermanos. Su presencia en el secreto de nuestro corazón será la verdadera
alegría, la única recompensa esperada y ya desde ahora pregustada.
|
ORACION
(3)
|
Padre
mío, tú que ves en lo escondido, sabes cómo rehúyo de lo escondido del
corazón y cómo busco la admiración de los hombres, pobre recompensa al
orgullo de mi "yo" que recita su papel en la comedia de la piedad
humana.
Muy
distinto, mucho más desconcertante, es el misterio de tu piedad, pero cómo
lo ignoro todavía, vagando lejos... Hazme volver, te suplico, a la hondura
de mí ser donde tú moras: en la luz nueva del arrepentimiento exultaré de
gozo en tu presencia.
Padre
nuestro, que estás en los cielos, tú conoces el mal del mundo y cómo yo lo
aumento cada día. Ayúdame hoy a acoger el día de salvación; concédeme ahora
el mirar a tu Hijo, tratado como pecador por nosotros, crucificado por
nosotros, por mí. Reconciliado por el Amor infinito, viviré en el humilde amor
que no busca otra recompensa fuera de ti.
|
SANTORAL
(4)
|
EL
MIÉRCOLES DE CENIZA
P. Eduardo
Sanz de Miguel, o.c.d.
La
imposición de las cenizas proviene del gesto que hacían en los primeros
siglos los que estaban obligados a la «penitencia pública», imitando una
práctica frecuente en el Antiguo Testamento: Los que habían cometido
pecados graves eran apartados de la comunión eclesial durante un tiempo, en
el que tenían que hacer penitencia con la cabeza cubierta de cenizas. La
congregación para el culto divino recuerda que el rito está muy arraigado
en el pueblo cristiano y lo explica así: «[La] ceniza tiene el sentido de
reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por
la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la
Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que
cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal» (Directorio
125).
En
camino hacia la Patria. No es por casualidad que la fórmula de imposición
de las cenizas se tomara del libro del Génesis, en donde se narra la
expulsión del Paraíso, después del pecado: «Eres polvo y al polvo volverás.
Y el Señor Dios lo expulsó del jardín del Edén» (Gn 3,19ss). Durante la
Eucaristía, los pecadores tenían que permanecer en el atrio del templo,
expulsados de la Iglesia (verdadero Paraíso) y privados del Cuerpo de
Cristo (fruto del verdadero árbol de la vida). Se sentían como si hubieran
vuelto a la situación anterior a su bautismo. Cuando eran reconciliados
regresaban al hogar, a la compañía de los Santos, anticipo e imagen de la
Jerusalén celestial. También los catecúmenos debían abandonar el templo
después de la liturgia de la Palabra, con la esperanza de poder permanecer
dentro cuando recibieran el bautismo. Catecúmenos y pecadores públicos se
sentían excluidos del Paraíso y de la tierra de promisión, que es la
Iglesia. A medida que avanzaba la Cuaresma, crecían sus deseos de que
llegara la Pascua, para incorporarse plenamente a la comunidad.
Con
estos ritos expresaban que la vida es un camino, no exento de peligros,
pero con una meta clara. A diferencia de los que no saben adónde se
dirigen, se consideraban peregrinos, deseosos de llegar a su destino, que
es la patria verdadera, «el descanso definitivo reservado al pueblo de
Dios» (Heb 4,9). La Carta a Diogneto, citando a san Pablo, afirma que los
cristianos no podemos identificarnos totalmente con el lugar donde nacimos,
porque «somos ciudadanos del cielo» (Flp 3,20): «Los cristianos no se
distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su lengua, ni por
sus costumbres […] Toda tierra extraña les es patria, y toda patria les es
extraña […] Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo».
El
actual himno de laudes (versión española), tomado de las Coplas a la muerte
de su padre de Jorge Manrique, cumbre de la poesía española del s. XV,
recuerda que la vida mortal es un camino hacia la eterna: «Este mundo es el
camino / para el otro, que es morada / sin pesar; / mas cumple tener buen
tino / para andar esta jornada / sin errar». Aquélla no es camino, sino
ciudad permanente. Pero añade que hay que tener cuidado, porque hay
peligros en el recorrido que pueden desviarnos. Para no perderse, propone
seguir los pasos de Cristo, que ya nos ha precedido y nos espera en la
meta. Benedicto XVI también la presenta como un camino de seguimiento de
Cristo y de identificación con Él: «La Cuaresma es un camino, es acompañar
a Jesús que sube a Jerusalén […] Recuerda que la vida cristiana es un
“camino” por recorrer, que no consiste tanto en una ley que debemos
observar, sino en la persona misma de Cristo, a quien hemos de encontrar,
acoger y seguir» (Audiencia general, 09-03-2011).
Recuerdo
de nuestra fragilidad. A partir del s. IX empezó a abandonarse la
penitencia pública sacramental, que fue sustituida por la confesión como
hoy la conocemos. La imposición de las cenizas se generalizó en el s. XI
con un significado nuevo: el de la fragilidad de la vida, por lo que se
convirtió en una invitación a estar preparados para cuando llegue la
muerte. El himno del Oficio de Lectura (versión española), recoge las
estrofas más estremecedoras de la misma poesía que en laudes, que subrayan
la brevedad de nuestra existencia. Empieza así: «Recuerde el alma dormida,
/ avive el seso y despierte / contemplando / cómo se pasa la vida, /cómo se
viene la muerte / tan callando». El Papa recuerda que las cenizas siguen
evocando «la precariedad de la condición humana» (Homilía, 21-02-2007).
Desde
el s. XII, la ceniza proviene de la quema de los ramos y palmas que se
usaron el Domingo de Ramos del año anterior para aclamar a Cristo como rey.
Los ramos convertidos en ceniza denuncian que hasta nuestros mejores deseos
se quedan muchas veces solo en palabras, en propósitos que no se
materializan, en polvo y ceniza.
El
ministro impone la ceniza mientras dice: «Acuérdate de que eres polvo y al
polvo volverás» (Gn 3,19), o bien: «Conviértete y cree en el Evangelio» (Mc
1,15). El Pontífice afirma que «ambas fórmulas recuerdan la verdad de la
existencia humana: somos criaturas limitadas, pecadores que siempre
necesitamos penitencia y conversión» (Audiencia general, 06-02-2008). Este
rito subraya, al mismo tiempo, la fragilidad del hombre y la confianza que
Dios tiene en él, dándole una nueva oportunidad. San Clemente afirma que,
en todas las épocas, Dios ha concedido una oportunidad de conversión, un
tiempo de penitencia. Sucedió en tiempos de Noé y en tiempos de Jonás, de
ello hablaron los profetas y los evangelistas. De tan variados testimonios
hemos de aprovecharnos en este tiempo de gracia: «Emprendamos otra vez la
carrera hacia la meta de paz que nos fue anunciada desde el principio y
fijemos nuestra mirada en el Padre y Creador del universo, acogiéndonos a
los magníficos dones y beneficios de su paz» (Oficio de lectura del
Miércoles de Ceniza). Así pues, la Cuaresma es un «camino» (o una
«carrera», en palabras de san Clemente, que evoca 2Tim 4,7) que comienza
con la imposición de la ceniza y termina con la renovación pascual. Se
parte de la aceptación de nuestra fragilidad moral (expuestos al pecado) y
física (sujetos a la enfermedad y a la muerte), para llegar a participar en
la victoria de Cristo. En palabras de san Pablo, es el paso del hombre
carnal al espiritual, de guiarse por los instintos a seguir las mociones
del Espíritu Santo. El pecador es desobediente, como el viejo Adán; pero
está llamado a vivir en comunión con Dios, como Jesús, nuevo Adán. Ése es
el proceso de conversión que caracteriza la Cuaresma.
A
todos los que este Miércoles de Ceniza comienzan su camino hacia la Pascua
les deseo la paz de Cristo. Que Él les acompañe y les dé los dones
necesarios para alcanzar la meta de su caminar. ¿Qué mejor inicio de la
Cuaresma que escuchar el Attende Domine? En él decimos: «Escucha, Señor y
ten misericordia porque hemos pecado contra ti. A ti, rey soberano,
redentor de todos, levantamos nuestros ojos con lágrimas; escucha, Cristo,
las plegarias de los que te suplican».
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por
Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de
apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les
ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando
gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota:
Para la Liturgia
de la Palabra,
utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y
comentario de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini
y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd,
(4)
Santoral preparado por la
Parroquia de la Sagrada Familia
de Vigo.
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