MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

25 años en Internet

La edición de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más antigua de Internet, comenzó en el año 1998

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17-09-2023

 MD 9.127

LITURGIA DE LAS HORAS

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DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

ato24GRAN CONTRADICCION

Nuestro Dios es el Dios del perdón y la misericordia. Perdona siempre a aquel que se arrepiente de verdad. Y nosotros, como hijos suyos, nos parecemos a Él. “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”. No puede ser de otra manera. Por eso Jesús dice que hemos de perdonar “hasta setenta veces siete”, es decir, siempre.

La parábola expresa la contradicción atroz en ese hombre a quien le ha sido perdonada una deuda inmensa, pero que no perdona a su compañero una cantidad insignificante, llegando incluso a meterle en la cárcel. Ahí estamos dibujados todos nosotros cada vez que nos negamos a perdonar. En el fondo, las dificultades para perdonar a los demás vienen de no ser conscientes de lo que se nos ha dado y de lo que se nos ha perdonado. El que sabe que le ha sido perdonada la vida es más propenso a perdonar a los demás.

El perdón de Dios es gratuito: basta que uno se arrepienta de verdad. También el nuestro ha de ser gratuito. Pero prestemos atención a la parábola: ¿con qué derecho puede acercarse a solicitar el perdón de Dios quien no está dispuesto a perdonar a su hermano? El que no quiere perdonar al hermano ha dejado de vivir como hijo; el que no está dispuesto a perdonar al otro está cerrado y es incapaz de recibir el perdón de Dios.

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ecli 36,18

Señor, concede la paz a los que esperan en ti, para que se compruebe la veracidad de tus profetas. Escucha la oración de tu servidor y la de tu pueblo Israel.

ACTO PENITENCIAL

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.

·  Tú que nos ha venido a condenar, sino a perdonar. Señor, ten piedad.

·  Tú que ofreces tu perdón a condición de que también nosotros perdonemos. Cristo, ten piedad.

·  Tú que perdonas a quien mucho ama. Señor, ten piedad.

   GLORIA

ORACIÓN COLECTA

Míranos, Dios nuestro, creador y Señor del universo, y concédenos servirte de todo corazón, para experimentar los efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA Ecli 27, 30—28,7

Lectura del libro del Eclesiástico.

El rencor y la ira son abominables, y ambas cosas son patrimonio del pecador. El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados. Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados. Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados! Él, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará sus pecados? Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en la corrupción y en la muerte, y sé fiel a los mandamientos; acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.

Palabra de Dios.

El autor del Eclesiástico es un “Sabio” de mediados del siglo III antes de Cristo. Su contenido algunos lo consideran como las enseñanzas del rey Salomón. Preanuncian el lenguaje de perdón de Jesús que se lee en el evangelio de este domingo.

SALMO Sal 102, 1-4. 9-12

R. El Señor es bondadoso y compasivo.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.

No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.

Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. R.

SEGUNDA LECTURA Rom 14,7-9

En consonancia con el evangelio, la carta a los Romanos expresa que la raíz del amor y del perdón está en Cristo.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos.

Palabra de Dios.

ALELUYA Jn34

Aleluya. “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como Yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO Mt 18,21-35

La venganza era una ley y el perdón resultaba inconcebible. En este contexto, Jesús responde a Pedro enseñándole que Dios siempre está dispuesto a perdonar... Se vale del “cuento” de los deudores. Esa deuda era impagable y el acreedor tenía incluso derecho sobre la familia del deudor. No obstante, escucha y perdona todo. ¿Hemos perdonado de verdad? o ¿Somos incapaces de perdonar las deudas más insignificantes?

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Se acercó Pedro y dijo a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” Jesús le respondió:

“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: “Dame un plazo y te pagaré todo”. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: “Págame lo que me debes”. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó:

“Dame un plazo y te pagaré la deuda”. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: “Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?” E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.

Palabra del Señor.

CREDO

ORACION DE LOS FIELES

·  Para que la Iglesia brille por la práctica de la acogida y comprensión. Oremos.

·  Para que creamos que el perdón nos hace más humanos. Oremos.

·  Para que seamos capaces de pedir perdón y generosos para darlo. Oremos.

·  Para que desaparezca el espíritu de venganza y violencia entre familias y pueblos enfrentados. Oremos.

·  Para que en nuestra comunidad parroquial podamos celebrar la reconciliación entre personas y grupos desunidos. Oremos.

S. Que tu misericordia convierta nuestro corazón y nos haga valientes para perdonar y humildes para pedir perdón. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Escucha nuestras súplicas, Señor, y recibe con bondad la ofrenda de tu pueblo, para que los dones presentados en honor de tu nombre sirvan para la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Sal 38

¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor! Los hombres se refugian a la sombra de tus alas.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Dios nuestro, que el don celestial que hemos recibido impregne nuestra alma y nuestro cuerpo, para que nuestras obras no respondan a impulsos puramente humanos sino a la acción de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

"¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano?”

Mt 18, 21-35

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1     ¿CUÁL DEBE DE SER LA ACTITUD CRISTIANA ANTE LAS FALTAS REITERADAS DE NUESTRO PRÓJIMO Y DE NOSOTROS CON ELLOS?

El Evangelio de hoy, nos viene a tratar un tema importante en la vida de todo cristiano, la caridad, la misericordia, la compasión, la piedad, para ello, ¿Cuál debe de ser la actitud cristiana ante las faltas reiteradas de nuestro prójimo y de nosotros con ellos?

La vida está llena de reincidencias en culpas perdonadas, entonces ¿a cuantas recaídas va a estar sometida la voluntad de perdonar? ¿Importa el número?, ¿existe la actitud sincera de perdón ante Dios?

2     UN PADRE DIOS QUE ES DIOS DEL PERDÓN Y LA MISERICORDIA

Lo que no podemos olvidar, es que tenemos un Padre Dios que es Dios del perdón y la misericordia y que sabemos muy bien que perdona siempre a aquel que se arrepiente de verdad. A nosotros se nos ha pedido parecernos a Él, somos sus hijos. “Sean misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” y no puede ser de otra manera. Es así como el mismo Jesús nos ha pedido que debemos de perdonar “hasta setenta veces siete”, es decir, siempre.

La parábola del Evangelio de Mateo (18 21, 35), nos presenta una gran contradicción en ese hombre a quien le ha sido perdonada una deuda inmensa, pero que no perdona a su colaborador una cantidad insignificante, llegando incluso a meterle en la cárcel. En ese personaje estamos todos representados cada vez que nos negamos a perdonar. En el fondo, las dificultades para perdonar a los demás vienen de no ser conscientes de lo que se nos ha dado y de lo que se nos ha perdonado. El que sabe que le ha sido perdonada la vida está más predispuesto a perdonar a los demás.

3     PERDONAR COMPORTA, EN CIERTO SENTIDO, PARTICIPAR DE LA PACIENCIA DIVINA DEL DIOS

Por tanto se trata de abrir las puertas de nuestro corazón al amor, para ser más concreto, a la misericordia de Dios, y permitirle que reanime lo que el pecado mata. Se puede decir que la fuerza del perdón es la paciencia, entendida como esperanza, oración y empeño por la conversión propia y del hermano. Perdonar comporta, en cierto sentido, participar de la paciencia divina del Dios paciente, misericordioso, clemente y compasivo: “Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado,  (Éxodo 34,6). Es así, como la primera parte del perdón es tener paciencia, aceptar las imperfecciones propias y ajenas, la segunda parte radica en dar y en estar en actitud de disponibilidad, es decir darse y ofrecerse con el ofensor.

El perdón de Dios es gratuito. Basta que uno se arrepienta de verdad, también  nuestro perdón ha de ser gratuito. Pero prestemos atención a la parábola: ¿con qué derecho puede acercarse a solicitar el perdón de Dios quien no está dispuesto a perdonar a su hermano? El que no quiere perdonar al hermano ha dejado de vivir como hijo; el que no está dispuesto a perdonar al otro está cerrado y es incapaz de recibir el perdón de Dios.

4     SEÑOR, ¿CUÁNTAS VECES TENDRÉ QUE PERDONAR A MI HERMANO?

Pedro, plantea la pregunta a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Es un número simbólico y la pregunta de Pedro es equivalente a saber si tiene que perdonar siempre.

¿Por qué poner límites?, la caridad, el amor no tiene límites, siete es un número indefinido, Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”, esto es, un rechazo de plano a la limitación agregándole un número simbólico aún más indefinido.

5     SEAN MUTUAMENTE BUENOS Y COMPASIVOS, PERDONÁNDOSE

Pablo nos recuerda: “Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros, como Dios los perdonó en Cristo” (Ef 4,32). Esto es, los cristianos debemos perdonarnos siempre, no algunas veces. Pero además Pablo nos dice: Sean mutuamente buenos, invitándonos a tener actitud de buenos, humanos, caritativos, exentos de rencor y le agrega compasivos, es decir piadosos y misericordiosos, porque cuando pecamos u ofendemos y nos arrepentimos, nuestro corazón se colma de paz cuando encontramos comprensión, del mismo modo, si vemos a alguien arrepentido y que por ello sufre, lo natural es que nazca en nosotros sentimientos de pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento de nuestro hermano. Ese es el corazón que el Señor necesita para ser buenos y compasivos. Es así como debemos perdonamos siempre y, como Dios nos perdona a nosotros.

6     ES INDISPENSABLE EL PERDÓN.

Es así, como para que la caridad siempre este viva y reine entre nosotros, es indispensable el perdón. ¿Pero de cualquier tipo de faltas?, ¿También las injurias? Jesús rechaza las limitaciones que quiso poner Pedro, para destacar aún más la necesidad de perdonar y sin límites, nos pide perdonar siempre de corazón. Lo mismo lo exige para el amor, cuando uno ama, ama de verdad, de todo corazón, sin límite y siempre. Así es nuestro Dios Padre con nosotros, así nos ha enseñado, y así debemos ser y actuar, pero no solo perdonar a nuestro prójimo de corazón, además rogar por él, desearle todo bien y hacer que llegue la paz, por sobre cualquier dificultad.

7     "PÁGAME LO QUE ME DEBES".

Luego, para ilustrar mejor su enseñanza, Jesús no enseña una parábola muy hermosa, de aquel servidor que debía diez mil talentos y que se arroja a los pies de su rey diciéndole: "Dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadece y lo deja ir y le perdona la deuda, sin embargo al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes". El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda". Pero él no quiso y se comporta si ninguna misericordia, al contrario lo encarceló hasta que pagara lo que debía. A nosotros no llega al corazón esta parábola, porque nos damos cuenta de la falta de generosidad de aquel que había recibido la benevolencia y la comprensión y luego él se la niega a un hermano.

8     LO ENTREGÓ EN MANOS DE LOS VERDUGOS HASTA QUE PAGARA TODO LO QUE DEBÍA.

Es así como luego al enterarse el rey lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable!" e indignado, lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Esa es la gran diferencia que quiere destacar Jesús y nos pone en contrastes la generosidad de Dios, que nos perdona grandes deudas, contra la mezquindad de los hombres, el cual muchas veces ni siquiera quiere perdonar pequeñísimas cosas. Y no deja de ser cierto la gran diferencia de nuestros pecados contra Dios y la de algunos contra nosotros que comete nuestro prójimo o nosotros contra ellos, por eso Jesús destaca que el servidor debía diez mil y a él tan solo cien.

9     DIOS NO NOS PERDONARÁ, SI NOSOTROS NO PERDONAMOS

Pero debemos tener muy en cuenta, que al final de este Evangelio, Jesús nos dice “Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". Esta deducción es muy clara, Dios no nos perdonará, si nosotros no perdonamos. ¿Es justo esto?, lo que no es justo es que nosotros pidamos perdón, Dios nos conceda misericordia (Perdona nuestras deudas…), y nosotros no seamos capaces de perdonar (...así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden)

Cristo Jesús viva en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 Domingo XXIV del Tiempo Ordinario Ciclo A

PARA LA LECTIO DIVINA 

 

EL PERDON, LA CONDICIÓN -GRATUITAMENTE OFRECIDA- DE ACCESO A LA COMUNIÓN CON DIOS

“Acuérdate de tu fin y deja de odiar” (Eclesiástico 28,6). ¿Cuál es el “fin”, las “cosas últimas”, de las que habla la Escritura? Si nos fijamos en la página del evangelio de Mateo, el fin se refiere al Reino de los Cielos; y si hojeamos la Carta a los Romanos, coincide con el Señor (“Vivimos para el Señor”, 14,8). El Reino de los Cielos es el horizonte último de la historia, Cristo resucitado es el acontecimiento último del hombre. Pues el perdón mira al presente desde el fin, es decir, de lo definitivo que está por venir. El perdón “no se sitúa en un plano ético, sino escatológico. El perdón es la profecía del Reino” (E. Bianchi).

En el texto de Mateo, hay dos dimensiones en tensión: la comunidad cristiana que vive en el tiempo, imperfectamente, y el Reino de los Cielos, que domina el fin de los tiempos. El perdón, como posibilidad ilimitada de relación y convivencia fraterna en el presente, también es la condición -gratuitamente ofrecida- de acceso a la comunión con Dios. Allí donde el pecado es ruptura de la relación, el perdón es restablecimiento, reconstrucción y consolidación de vínculos.

Se trata de abrir las puertas de nuestro corazón al amor -más precisamente, a la misericordia de Dios- y permitirle que vivifique lo que el pecado mata. Se puede decir que la fuerza del perdón es la paciencia, entendida como esperanza, oración y empeño por la conversión propia y del hermano. Perdonar conlleva, en cierto sentido, participar de la paciencia divina: él es el “paciente”, el “clemente”, el “compasivo”, el “misericordioso” y el (“fiel”) (Ex 34,6). El primer movimiento del perdón es tener paciencia, aceptar las imperfecciones propias y ajenas. El segundo consiste en dar: estar en actitud de disponibilidad (darse) y acogida (ofrecerse) con el ofensor.

ORACION

 

¡Santísimo Padre nuestro: creador, redentor, consolador y salvador nuestro!

Perdónanos nuestras deudas: por tu inefable misericordia, por la virtud de la pasión de tu amado Hijo y por los méritos y la intercesión de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos.

Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores: y lo que no perdonamos plenamente, haz tú, Señor, que plenamente lo perdonemos, para que por ti amemos de verdad a los enemigos y en favor de ellos intercedamos devotamente ante ti, no devolviendo a nadie mal por mal (cf 1 Tes 5,15), y para que procuremos ser en ti útiles en todo y no dejes caer en tentación: oculta o manifiesta, imprevista o insistente.

Mas líbranos del mal: pasado, presente y futuro. Gloria al Padre... (Francisco de Asís, «Paráfrasis del padre nuestro», en San Francisco de Asís. Escritos. Biografías. Documentos de la época, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1978, 28-29).

FUENTES DE LA PAGINA

ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y LAS FUENTES DE ORIGEN

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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