MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
24 años
en Internet
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19-11-2022
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Edición Nº 9.438
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LITURGIA DE LAS HORAS
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En
Chile, comenzamos el Mes de María, un mes de Santo Rosario y oración a la
Madre de Dios, que culmina con la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la
Virgen María del 8 de Diciembre, Los invito a
reflexionar sobre la figura de la
Virgen María en mi página WEB www.caminando-con-maria.org ahí
encontraran entre otros temas este link: BIBLIOTECA MARIANA PREGUNTAS SOBRE
MARIA y en especial en este
link: REFLEXIONES
Y LECTURA ESPIRITUAL PARA El MES DE MARIA
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ANTÍFONA DE EN TRADA Cf. Jer 29, 11.12.14
Dice el Señor: yo tengo designios
de paz y no de aflicción. Invóquenme y los escucharé y pondré fin a su
cautiverio.
ORACIÓN COLECTA
Señor y Dios nuestro, concédenos
vivir siempre con alegría bajo tu mirada, ya que la felicidad plena y
duradera consiste en servirte a ti, fuente y origen de todo bien. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA
Apoc 11, 4-12
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo,
Juan, oí una voz que me decía: “Estos dos testigos son los dos olivos y los
dos candelabros que están delante del Señor de la tierra. Si alguien quiere
hacerles daño, saldrá un fuego de su boca que consumirá a sus enemigos: así
perecerá el que se atreva a dañarlos.
Ellos
tienen el poder de cerrar el cielo para impedir que llueva durante los días
de su misión profética; y también, tienen poder para cambiar las aguas en
sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que
quieran. Y cuando hayan acabado de dar testimonio, la Bestia que surge del
Abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará.
Sus
cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad –llamada simbólicamente
Sodoma y también Egipto–, allí mismo donde el Señor fue crucificado.
Estarán expuestos durante tres días y medio, a la vista de gente de todos
los pueblos, familias, lenguas y naciones, y no se permitirá enterrarlos.
Los habitantes de la tierra se alegrarán y harán fiesta, y se
intercambiarán regalos, porque estos dos profetas los habían atormentado”.
Pero después de estos tres días y medio, un soplo de vida de Dios entró en
ellos y los hizo poner de pie, y un gran temor se apoderó de los
espectadores. Entonces escucharon una voz potente que les decía desde el
cielo: “Suban aquí”. Y ellos subieron al cielo en la nube, a la vista de
sus enemigos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: Los dos testigos, que toman en
su ministerio, rasgos de Moisés y Elías (cf. Ex 17, 7; 1 Rey 17, 1), los
mismos que acompañaron a Jesús en el momento glorioso de la
transfiguración.
Dos
testigos es lo mínimo que exige la legislación (cf. Deut 19,15), pero los
dos representan a la comunidad en su función profética y martirial. En
nuestro episodio, representan a la Iglesia enfrentada al Imperio Romano,
que es la Bestia, en su poder político y religioso. La Iglesia es también
consciente de que los poderes del mal ponen su punto de mira, especialmente
en sus miembros “más testigos” por resultar los más incómodos. Morirán bajo
los golpes de la Bestia, pero el Señor los resucitará.
Así
evoca Juan la persecución y el martirio que sufrirán los cristianos, pero
también la victoria prometida a los que vivan en la fe la prueba del
misterio pascual.
Estos
dos testigos son hoy, los hombres y mujeres que, portando el escudo de
Cristo Camino, Verdad y Vida, se atreven a luchar contra todo poder
arbitrario.
SALMO
Sal 143, 1-2. 9-10
R. ¡Bendito sea el Señor, mi roca!
Bendito
sea el Señor, mi roca, el que adiestra mis brazos para el combate y mis
manos para la lucha. R.
Él
es mi bienhechor y mi fortaleza, mi baluarte y mi libertador; él es el
escudo con que me resguardo, y el que somete los pueblos a mis pies. R.
Dios
mío, yo quiero cantarte un canto nuevo y tocar para ti con el arpa de diez
cuerdas, porque tú das la victoria a los reyes y libras a David, tu
servidor R.
ALELUYA
Cfr. 2Tim 1, 10
Aleluya.
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida
mediante la Buena Noticia. Aleluya.
EVANGELIO
Lc 20, 27-40
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas.
Se
acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le
dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: «Si alguien está casado y muere
sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la
viuda».
Ahora
bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El
segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete
sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten
los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por
mujer?”. Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se
casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de
la resurrección, no se casan.
Ya no
pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al
ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha
dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor --el Dios
de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob--. Porque él no es un Dios
de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”. Tomando la
palabra, algunos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”. Y ya no
se atrevían a preguntarle nada.
Palabra del Señor.
COMENTARIO; Los saduceos no creen en la
resurrección de los muertos y recurren al caso de una viuda que se casa
sucesivamente con los seis hermanos de su primer marido. Muere el marido y
mueren los seis hermanos que se casaron con la mujer sin dejar
descendencia.
La
pregunta es: ¿de quién será legítima esposa la mujer cuando los muertos
resuciten? El Maestro responde con un argumento que se refiere a la
naturaleza misma de la Alianza. Si Dios es el Dios de los vivientes, no ha
podido prorrogar su alianza con unos muertos. La respuesta del Maestro es
clara y concisa, cambia además los conceptos humanos de vida: los hombres
serán semejantes a los ángeles. No serán ángeles, sino que seguirán siendo
hombres. El Maestro hace entender que el lenguaje humano es incapaz de expresar
la condición concreta del Resucitado. La dificultad para creer puede
consistir en no saber desprenderse de las categorías de la materia y de los
conceptos humanos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que está ofrenda
sea agradable a tus ojos, nos otorgue la gracia de servirte con amor, y nos
obtenga los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUN IÓN Sal 72, 28
Mi dicha es estar cerca de Dios, y
poner mi refugio en el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de haber recibido los dones
pascuales te pedimos humildemente, Señor, que la Eucaristía que
tu Hijo nos mandó celebrar en su memoria aumente la caridad en todos
nosotros. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“DIOS,
ES DIOS DE LOS VIVOS, NO DE LOS MUERTOS”
Lc
20, 27-40
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
LA HEREJÍA DE LOS SADUCEOS
Habiéndose retirado los enviados de
los fariseos, que intentaron tenderle una trampa a Jesús, se acercan ahora
los saduceos. Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los
fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones -y por esto el
pueblo los llamaba divididos-; y la otra de los saduceos, que quiere decir
justos, atribuyéndose lo que no eran. Los saduceos eran ciertas personas,
que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la
inmortalidad del alma. La herejía de los saduceos no sólo niega la
resurrección de los muertos, sino que además dice que el alma muere con el
cuerpo. Estos, poniendo asechanzas a Jesús, le propusieron esta cuestión
precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca
de la resurrección.
La verdad es que los saduceos,
inventaron esta historia que se narra en el Evangelio, con el propósito de
poner en ridículo a los que dicen que es verdad la resurrección de los
muertos. Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la
verdad de la resurrección.
En efecto, a ellos no les interesa
mayormente el problema de la resurrección, que para ello está resuelto negativamente,
solo pretenden desprestigiar a Jesús ante el pueblo, es decir la gente
sencilla.
2.
DIOS, ES DIOS DE LOS VIVOS, NO DE LOS
MUERTOS.
Jesús les responde confirmado la fe
en la resurrección, y les hace ver que Dios, es Dios de los vivos, no de
los muertos.
Jesús les manifiesta que después de
la resurrección no habrá vida material, destruyendo así sus doctrinas y sus
frágiles fundamentos.
Lo cual no debe entenderse de tal
modo que creamos que únicamente resucitarán los que sean dignos o los que
no se casen, sino que también resucitarán todos los pecadores, y no se
casarán en la otra vida.
Lo que no entienden los saduceos, y
se los aclara bien el Señor, es que no habiendo muerte, no tiene razón de
ser el matrimonio.
3.
SERÁN IGUALES A LOS ÁNGELES Y A LOS
HIJOS DE DIOS
Dice Jesús: En este mundo los hombres
y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del
mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque
son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la
resurrección.
Serán iguales a los ángeles y a los
hijos de Dios, porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo
alguno a la muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de
la vida material, gozarán de la presencia constante de Dios.
Los que estén con Jesús en una muerte
semejante a la suya, es decir, dispuestos a perder la vida por amor, serán,
“como los ángeles”, llamados a la gloria de los que viven en Dios. Gozarán
de la condición de hijos en el esplendor del Reino. Como los ángeles,
vivirán para Dios, para su gloria, eternamente.
4.
LA MUERTE NO ALCANZA A DIOS, NI A LOS
HIJOS DE DIOS.
También Jesús añadió a la razón ya
dicha, el testimonio de la Escritura, diciendo: Que los muertos van a
resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando
llama al Señor «el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob».
Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto,
viven para Él”.
Por tanto, aunque hayan muerto, viven
en El con la esperanza de resucitar. La afirmación que hace Jesús, “no es
un Dios de muertos, sino de vivientes”, nos debe alegrar mucho, nos debe
llenar de gozo nuestro corazón, porque nos ratifica que para Dios, todos
vivimos.
La muerte no alcanza a Dios, ni a los
hijos de Dios. Los que están muertos, lo están para el mundo. Para Dios no
existe la muerte ni los muertos.
El que está muerto para Dios, es
aquel que no acepta abrirse a la Vida de la gracia que nos trae el Señor
Jesús, Vida que nos asegura la gloria. Vida que vence a la muerte en la
esperanza de la resurrección.
5.
NUESTRA FE, SABE QUE EXISTE LA
RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS.
Así es como Jesús resucitó de entre
los muertos. Así los muertos resucitaran también, pero con una forma de
vida completa y definitiva.
Así, el cristiano sabe que la muerte
no solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la
verdadera vida, la vida eterna.
En cierta manera, desde que por los
Sacramentos gozamos de la Vida Divina en esta tierra, estamos viviendo ya
la vida eterna. Nuestro cuerpo tendrá que rendir su tributo a la madre
tierra, de la cual salimos, por causa del pecado, pero la Vida Divina de la
que ya gozamos, es por definición eterna como eterno es Dios.
Llevamos en nuestro cuerpo la sentencia
de muerte debida al pecado, pero nuestra alma ya está en la eternidad y al
final, hasta este cuerpo de pecado resucitará para la eternidad. San Pablo
(Rom.8:11) lo expresa magníficamente: “Mas ustedes no son de la carne, sino
del Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera
el Espíritu de Cristo, no sería de Cristo. En cambio, si Cristo está en
ustedes, aunque el cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el
espíritu vive por estar en Gracia de Dios. Y si el Espíritu de aquel que
resucitó a Cristo de entre los muertos está en ustedes, el que resucitó a
Jesús de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales; lo
hará por medio de su Espíritu, que ya habita en ustedes".
6.
EL CRISTIANO ILUMINADO POR LA FE, VE
PUES LA MUERTE CON OJOS MUY DISTINTOS
Jesús se propone a sí mismo como
verdadera imagen del Hijo que ha recibido la vida del Padre, que entrega la
vida al Padre en su muerte y que será llamado por el Padre a la vida- en la
resurrección. Su muerte es un acto de amor y obediencia, pues realiza el
proyecto divino de redención de la esclavitud de la muerte. La cruz es el
lecho en el que el Esposo ha dado la vida por la esposa. De la muerte nace
la vida.
Es así como el cristiano iluminado
por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del mundo. Si
sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la muerte, puede
ésta llegar a hacerse deseable.
El mismo San Pablo, enamorado del
Señor, se queja "del cuerpo de pecado" pidiendo ser liberado ya
de él. "Para mí la vida es Cristo y la muerte ganancia"
(Flp.1:21) "Cuando se manifieste el que es nuestra vida, Cristo,
ustedes también estarán en gloria y vendrán a la luz con El" (Col.3, 4
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
UNA VICTORIA DE LA VIDA SOBRE LA MUERTE
De las dos lecturas que
la liturgia de la Palabra nos presenta hoy brota la perspectiva de la vida
eterna: es una ocasión óptima para reflexionar sobre este momento de
nuestra vida que la caracterizará de modo pleno y definitivo.
Por un lado, se nos
invita a purificar nuestras ideas sobre el modo como viviremos eternamente.
Lo que afirma el evangelio a este respecto debe ser recibido como una
invitación a callar más que a chacharear sobre lo que nos espera. Es
incluso demasiado fácil trivializar el discurso sobre el paraíso, tanto en
un sentido negativo como en un sentido positivo. En ciertas ocasiones,
además, como los saduceos del evangelio, nos sentiremos tentados a reducir
la vida eterna a las proporciones -engrandecidas-de la vida terrena, no
permitiendo ni siquiera a Dios hacer «cosas nuevas» o, mejor, «unos cielos
nuevos y una tierra nueva». Sabemos, sin embargo, con seguridad que la vida
eterna será una pascua plena y definitiva, participación en la de Jesús.
También nosotros, como los «dos testigos» de los que nos habla el libro del
Apocalipsis, sabemos que la pascua es un acontecimiento extraordinario
cuyas características abren la tierra al cielo y por eso marcarán nuestra
vida para siempre.
A la vida eterna se accede mediante la resurrección,
participación en el gran acontecimiento de la resurrección de Jesús. Tanto
para nosotros como para él, se trata de una victoria de la vida sobre la
muerte: es Dios quien triunfará definitivamente en nuestra vida: «El Dios
de Abrahán, de Isaac y de Jacob, un Dios de vivos y no de muertos». Es ésta
una expresión extremadamente lúcida para hacernos comprender que, aunque
hayan muerto, también Abrahán, Isaac y Jacob viven en Dios, y como ellos
cada uno de nosotros, porque «todos viven por él».
|
ORACION
(3)
|
Te doy gracias, Señor,
·
por los apóstoles de todas las naciones que, obedeciendo
tu invitación, ofrecen al mundo tu Evangelio;
·
por los misioneros conocidos o no que, incluso a
riesgo de su propia vida, llevan tu mensaje de salvación allí donde todavía
no eres conocido;
·
por todos aquellos que en cualquier momento
histórico han recordado a tu Iglesia el gran mandato de la evangelización.
Te doy gracias, Señor,
·
por los misioneros y fieles que, con el
testimonio de su vida, se han unido al ejército de los mártires;
·
por todos aquellos que glorifican tu nombre en
cada lengua y en cada nación, en cada pueblo y en cada cultura, en todas
las partes del mundo;
·
por los obreros que vendrán a trabajar en tu
mies, porque, al responder con fidelidad y firmeza a su llamada, saborean
la alegría del servicio.
Oh Señor, asiste con tu presencia, guía con tu
consejo y sostén con tu fuerza a todos aquellos a quienes has enviado a las
naciones.
|
La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia
de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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