Misa Diaria, Ciclo C

MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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20-11-2021

Nº MD 9.082

La liturgia de las horas:liturgiadelashoras.i

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Jer 29, 11-12. 14

Dice el Señor: “Yo tengo designios de paz y no de aflicción. Invóquenme y los escucharé y pondré fin a su cautiverio”.

ORACIÓN COLECTA

Señor y Dios nuestro, concédenos vivir siempre con alegría bajo tu mirada, ya que la felicidad plena y duradera consiste en servirte a ti, fuente y origen de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA 1Mac 6,1-13

COMENTARIO: Se puede encontrar además de este, otro relato (Cfr. 2Mac 9) de la muerte de Antíoco Epífanes. Estos dos escritos son como el “trofeo” del “fin” de los “perseguidores”. Dios hace justicia, y quien hace el mal tarde o temprano lo pagará.

Lectura del primer libro de los Macabeos.

El rey Antíoco recorría las provincias de la meseta. Allí se enteró de que en Persia había una ciudad llamada Elimaida, célebre por sus riquezas, su plata y su oro. Ella tenía un templo muy rico, donde se guardaban armaduras de oro, corazas y armas dejadas allí por Alejandro, hijo de Filipo y rey de Macedonia, el primero que reinó sobre los griegos. Antíoco se dirigió a esa ciudad para apoderarse de ella y saquearla, pero no lo consiguió, porque los habitantes de la ciudad, al conocer sus planes, le opusieron resistencia. El tuvo que huir y se retiró de allí muy amargado para volver a Babilonia. Cuando todavía estaba en Persia, le anunciaron que la expedición contra el país de Judá había fracasado. Le comunicaron que Lisias había ido al frente de un poderoso ejército, pero había tenido que retroceder ante los judíos, y que éstos habían acrecentado su poder, gracias a las armas y al cuantioso botín tomado a los ejércitos vencidos. Además, habían destruido la Abominación que él había erigido sobre el altar de Jerusalén y habían rodeado el Santuario de altas murallas como antes, haciendo lo mismo con Betsur, que era una de las ciudades del rey. Al oír tales noticias, el rey quedó consternado, presa de una violenta agitación, y cayó en cama enfermo de tristeza, porque las cosas no le habían salido como él deseaba. Así pasó muchos días, sin poder librarse de su melancolía, hasta que sintió que se iba a morir. Entonces hizo venir a todos sus amigos y les dijo: “No puedo conciliar el sueño y me siento desfallecer. Yo me pregunto cómo he llegado al estado de aflicción y de amargura en que ahora me encuentro, yo que era generoso y amado mientras ejercía el poder. Pero ahora caigo en la cuenta de los males que causé en Jerusalén, cuando robé los objetos de plata y oro que había allí y mandé exterminar sin motivo a los habitantes de Judá. Reconozco que por eso me suceden todos estos males y muero de pesadumbre en tierra extranjera”.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 9, 2-4. 6. 16. 19

R. ¡Me alegraré por tu victoria, Señor!

Te doy gracias, Señor, de todo corazón y proclamaré todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar himnos a tu Nombre, Altísimo. R.

Cuando retrocedían mis enemigos, tropezaron y perecieron delante de ti. Escarmentaste a las naciones, destruiste a los impíos y borraste sus nombres para siempre. R.

Los pueblos se han hundido en la fosa que abrieron, su pie quedó atrapado en la red que ocultaron. Porque el pobre no será olvidado para siempre ni se malogra eternamente la esperanza del humilde. R.

ALELUYA Cfr. 2Tim 1, 10

Aleluya. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida mediante la Buena Noticia. Aleluya.

EVANGELIO Lc 20, 27-40

COMENTARIO: Los saduceos no creen en la resurrección de los muertos y recurren al caso de una viuda que se casa sucesivamente con los seis hermanos de su primer marido. Muere el marido y mueren los seis hermanos que se casaron con la mujer sin dejar descendencia.

La pregunta es: ¿de quién será legítima esposa la mujer cuando los muertos resuciten? El Maestro responde con un argumento que se refiere a la naturaleza misma de la Alianza. Si Dios es el Dios de los vivientes, no ha podido prorrogar su alianza con unos muertos. La respuesta del Maestro es clara y concisa, cambia además los conceptos humanos de vida: los hombres serán semejantes a los ángeles. No serán ángeles, sino que seguirán siendo hombres. El Maestro hace entender que el lenguaje humano es incapaz de expresar la condición concreta del Resucitado. La dificultad para creer puede consistir en no saber desprenderse de las categorías de la materia y de los conceptos humanos.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo hadado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Porque El no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él”. Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”. Y ya no se atrevían a preguntarle nada.

Palabra del Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que está ofrenda sea agradable a tus ojos, nos otorgue la gracia de servirte con amor, y nos obtenga los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN SaI 72, 28

Mi dicha es estar cerca de Dios y poner mi refugio en el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Después de haber recibido los dones pascuales te pedimos humildemente, Señor, que la Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en su memoria aumente la caridad en todos nosotros. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Dios, es dios de los vivos, no de los muertos”

Lc 20, 27-40

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.           LA HEREJÍA DE LOS SADUCEOS

Habiéndose retirado los enviados de los fariseos, que intentaron tenderle una trampa a Jesús, se acercan ahora los saduceos. Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones -y por esto el pueblo los llamaba divididos-; y la otra de los saduceos, que quiere decir justos, atribuyéndose lo que no eran. Los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma. La herejía de los saduceos no sólo niega la resurrección de los muertos, sino que además dice que el alma muere con el cuerpo. Estos, poniendo asechanzas a Jesús, le propusieron esta cuestión precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca de la resurrección.

La verdad es que los saduceos, inventaron esta historia que se narra en el Evangelio, con el propósito de poner en ridículo a los que dicen que es verdad la resurrección de los muertos. Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la verdad de la resurrección.

En efecto, a ellos no les interesa mayormente el problema de la resurrección, que para ello está resuelto negativamente, solo pretenden desprestigiar a Jesús ante el pueblo, es decir la gente sencilla.

2.           DIOS, ES DIOS DE LOS VIVOS, NO DE LOS MUERTOS.

Jesús les responde confirmado la fe en la resurrección, y les hace ver que Dios, es Dios de los vivos, no de los muertos.

Jesús les manifiesta que después de la resurrección no habrá vida material, destruyendo así sus doctrinas y sus frágiles fundamentos.

Lo cual no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán los que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán todos los pecadores, y no se casarán en la otra vida.

Lo que no entienden los saduceos, y se los aclara bien el Señor, es que no habiendo muerte, no tiene razón de ser el matrimonio.

3.           SERÁN IGUALES A LOS ÁNGELES Y A LOS HIJOS DE DIOS

Dice Jesús: En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

Serán iguales a los ángeles y a los hijos de Dios, porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo alguno a la muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de la vida material, gozarán de la presencia constante de Dios.

Los que estén con Jesús en una muerte semejante a la suya, es decir, dispuestos a perder la vida por amor, serán, “como los ángeles”, llamados a la gloria de los que viven en Dios. Gozarán de la condición de hijos en el esplendor del Reino. Como los ángeles, vivirán para Dios, para su gloria, eternamente.

4.           LA MUERTE NO ALCANZA A DIOS, NI A LOS HIJOS DE DIOS.

También Jesús añadió a la razón ya dicha, el testimonio de la Escritura, diciendo: Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor «el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él”.

Por tanto, aunque hayan muerto, viven en El con la esperanza de resucitar. La afirmación que hace Jesús, “no es un Dios de muertos, sino de vivientes”, nos debe alegrar mucho, nos debe llenar de gozo nuestro corazón, porque nos ratifica que para Dios, todos vivimos.

La muerte no alcanza a Dios, ni a los hijos de Dios. Los que están muertos, lo están para el mundo. Para Dios no existe la muerte ni los muertos.

El que está muerto para Dios, es aquel que no acepta abrirse a la Vida de la gracia que nos trae el Señor Jesús, Vida que nos asegura la gloria. Vida que vence a la muerte en la esperanza de la resurrección.

5.           NUESTRA FE, SABE QUE EXISTE LA RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS.

Así es como Jesús resucitó de entre los muertos. Así los muertos resucitaran también, pero con una forma de vida completa y definitiva.

Así, el cristiano sabe que la muerte no solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la verdadera vida, la vida eterna.

En cierta manera, desde que por los Sacramentos gozamos de la Vida Divina en esta tierra, estamos viviendo ya la vida eterna. Nuestro cuerpo tendrá que rendir su tributo a la madre tierra, de la cual salimos, por causa del pecado, pero la Vida Divina de la que ya gozamos, es por definición eterna como eterno es Dios.

Llevamos en nuestro cuerpo la sentencia de muerte debida al pecado, pero nuestra alma ya está en la eternidad y al final, hasta este cuerpo de pecado resucitará para la eternidad. San Pablo (Rom.8:11) lo expresa magníficamente: “Mas ustedes no son de la carne, sino del Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera el Espíritu de Cristo, no sería de Cristo. En cambio, si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu vive por estar en Gracia de Dios. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos está en ustedes, el que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales; lo hará por medio de su Espíritu, que ya habita en ustedes".

6.           EL CRISTIANO ILUMINADO POR LA FE, VE PUES LA MUERTE CON OJOS MUY DISTINTOS

Jesús se propone a sí mismo como verdadera imagen del Hijo que ha recibido la vida del Padre, que entrega la vida al Padre en su muerte y que será llamado por el Padre a la vida- en la resurrección. Su muerte es un acto de amor y obediencia, pues realiza el proyecto divino de redención de la esclavitud de la muerte. La cruz es el lecho en el que el Esposo ha dado la vida por la esposa. De la muerte nace la vida.

Es así como el cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable.

El mismo San Pablo, enamorado del Señor, se queja "del cuerpo de pecado" pidiendo ser liberado ya de él. "Para mí la vida es Cristo y la muerte ganancia" (Flp.1:21) "Cuando se manifieste el que es nuestra vida, Cristo, ustedes también estarán en gloria y vendrán a la luz con El" (Col.3, 4

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

“Dios, es dios de los vivos, no de los muertos”

Los saduceos que se acercan a Jesús para plantearle una pregunta tendenciosa.

Ellos no creían en la resurrección, una doctrina surgida hacía poco en la historia de Israel.

La pregunta está planteada de modo que Jesús, que proponga la solución; se hace con el propósito de poner en dificultades a Jesús:

¿De quién será esposa la mujer que se ha casado con siete maridos?

Jesús, como suele hacer con frecuencia, responde trasladando el ámbito de la cuestión a otra dimensión a la suya, la del Reino de los Cielos: después de la resurrección, las relaciones humanas ya no son comparables a las de esta vida. En la segunda parte de su respuesta Jesús expone un argumento bíblico en favor de la resurrección, remitiendo de este modo a los saduceos a lo que ya deberían saber, si leyeran con espíritu puro las palabras de Moisés: el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob no es un Dios de muertos, y esto significa que Abrahán, Isaac y Jacob viven en él.

Ante la respuesta de Jesús, los que le habían interrogado enmudecen y ya no se atreven a dirigirle otras preguntas.

ORACION (3)

 

Señor.
Ayúdame a vivir esperándote.

Tengo miedo de la muerte.

También tengo miedo de la muerte de los otros.

Tengo miedo por las personas queridas de las que no podré prescindir.

Dame unos ojos puros para que sea capaz de ver más allá de las apariencias, más allá del “muro de sombra” que me separa de ti.

Concédeme un corazón sencillo para que no sucumba ante las preguntas sin respuesta.

No busco, Señor, razonamientos profundos ni soluciones geniales.

Pero tengo necesidad de encontrar un sentido a la vida y a la muerte, la tengo cada vez que la mirada de un hermano que sufre se cruza con la mía.

Ayúdame a aceptar el silencio y la falta de respuestas.

Ayúdame a creer que eres tú el Señor de la vida, aun cuando la vida sea una cosa frágil y se me escape de las manos.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

 

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