MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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20-11-2022

Edición Nº 9.439

LITURGIA DE   LAS HORAS

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Domingo XXXIV Tiempo Ordinario

 

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

image002Jesús es proclamado Rey ante la cruz. ¡Qué paradoja! Cristo agonizante manifiesta su realeza sobre la muerte y el pecado. A un hombre agonizante como él, a un hombre que es un hombre agonizante como él, aun hombre que es un gran malhechor –recibe en el suplicio el pago justo por lo que ha hecho –, le dice con aplomo: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso». Así es como reina Cristo. Ejerce su soberanía salvando. Basta una súplica humilde y confiada para que desencadene todo su poder salvador.

Por la sangre de Cristo hemos sido redimidos. La segunda lectura comenta este hecho. Dios Padre nos ha introducido en el reino de su Hijo gracias a que por la sangre de Cristo hemos sido redimidos, hemos quedado libres de nuestros pecados.

Esta sangre que fluye del costado de Cristo inunda todo, lo purifica, lo regenera, lo fecunda, extiende por todas partes su eficacia salvífica. El dominio de Cristo sobre nosotros es para ejercer su influjo vivificador. Como cabeza que es, toda la vida de cada uno de los miembros del Cuerpo depende de que acoja el señorío de Cristo en sí mismo. Más aún, el universo entero sólo alcanzará su plenitud cuando el reinado de Cristo sea total y perfecto y Dios sea todo en todos.

Nunca hemos de olvidar que nuestro Rey es un rey crucificado. En vez de salvarse a sí mismo del suplicio, como le pide la gente, prefiere aceptarlo para salvar multitudes para toda la eternidad. Mirando a este Rey crucificado entendemos que también nuestra muerte es vida y nuestra humillación victoria. Entendemos que el sufrimiento por amor es fecundo, es fuente de una vida que brota para la vida eterna. Mirando a este Rey crucificado se trastocan todos nuestros criterios de eficacia, de deseo de influir, de dominio.

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Apoc 5, 12; 1, 6

El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el poder para siempre.

ACTO PENITENCIAL

·        Tú que eres testigo fiel del amor del Padre. Señor, ten piedad.

·        Tú que nos amaste y nos purificaste. Cristo, ten piedad.

·        Tú que viniste a dar testimonio de la verdad. Señor, ten piedad.

SE DICE GLORIA A DIOS

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste restaurar todas las cosas por tu amado Hijo, Rey del universo, te pedimos que la creación entera, liberada de la esclavitud del pecado, te sirva y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA 2 Sam 5, 1-3

COMENTARIO: David fue elegido por Dios para reinar sobre su pueblo. Sin embargo el mismo pueblo tuvo que aceptarlo y reconocerlo como tal, pues para Israel la misión del rey era muy distinta a la de los reyes de los otros pueblos. El rey de Israel debía cuidar al pueblo como un pastor, atendiendo en forma preferencial a las ovejas más débiles y necesitadas.

Lectura del segundo libro de Samuel.

Todas las tribus de Israel se presentaron a David en Hebrón y le dijeron: « ¡Nosotros somos de tu misma sangre! Hace ya mucho tiempo cuando aún teníamos como rey a Saúl, eras tú el que conducía a Israel. Y el Señor te ha dicho: ‘Tú apacentarás a mi pueblo Israel y tú serás el jefe de Israel’». Todos los ancianos de Israel se presentaron ante el rey en Hebrón. El rey estableció con ellos un pacto en Hebrón delante del Señor y ellos ungieron a David como rey de Israel.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 121, 1-2. 4-5

R. ¡Vamos con alegría a la casa del Señor!

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor!». Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. R.

Allí suben las tribus, las tribus del Señor, según es norma en Israel, para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. R.

SEGUNDA LECTURA Col 1, 12-20

COMENTARIO: Este canto de exaltación a Cristo confirma varios conceptos de la enseñanza del primer siglo. Entre otros, se destaca el reconocimiento de que gracias al misterio pascual, hemos ingresado al Reino de Cristo, que es de reconciliación y perdón. Es, por tanto, el Reino de la Gracia, del don infinito de Dios. Es el Reino donde reina el amor.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.

Hermanos: Demos gracias al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos. Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el reino de su Hijo muy querido, en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados. Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él. Él existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. Él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. Él es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo, porque Dios quiso que en él residiera toda la plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz. Palabra de Dios

ALELUYA Mc 11, 9-10

Aleluya. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David! Aleluya.

EVANGELIO Lc 23, 35-43

COMENTARIO: Muchos judíos esperaban que el Reino de Dios se presentara desde el poder humano. Otros esperaban que irrumpiera violentamente sobre la historia humana imponiéndose frente al mal y la justicia. El Reino de Dios era, sin dudas, el triunfo definitivo de Dios sobre el mal. Sin embargo, hoy contemplamos el verdadero camino del Reino de Dios: la cruz. Es desde esa cruz que triunfa el amor por encima del odio y el perdón por encima del pecado. Cristo Rey triunfa desde la cruz como el máximo gesto de amor por la humanidad.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Después que Jesús fue crucificado, el pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes burlándose decían: «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!». También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!». Sobre su cabeza había una inscripción: «Éste es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: « ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: « ¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Él le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor.

Profesión de fe

EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

(Después de la invitación del celebrante), A cada intención, pedimos: Enséñanos a trabajar por la verdad y la vida.

·        Por el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas: para que vivan la alegría de ser testigos fieles del evangelio. Oremos.

·        Por todos los pueblos de la tierra: para que experimenten la alegría de reconocer a Jesucristo, como Rey universal Oremos.

·        Por los que padecen graves necesidades económicas: para que les llegue la alegría de nuestra solidaridad. Oremos.

·        Por todos nosotros: para que descubramos la alegría de trabajar por el Reino de Dios. Oremos.

III. LITURGIA EUCARISTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de la reconciliación de los hombres, y te pedimos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO

CRISTO, REY DEL UNIVERSO

VI. El Señor esté con ustedes. R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque consagraste Sacerdote eterno y Rey del universo a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, ungiéndolo con óleo de alegría para que, ofreciéndose a sí mismo en el altar de la cruz como víctima inmaculada y pacificadora, consumara el misterio de la redención humana; y sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu soberana grandeza el reino eterno y universal: reino de la verdad y la vida, reino de la santidad y la gracia, reino de la justicia, del amor y de la paz.

Por eso con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y las dominaciones y con toda la milicia del ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...

Santo, Santo, Santo..

RITO DE COMUNION

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 28, 10-11

El Señor reinará eternamente, él bendecirá a su pueblo con la paz.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Después de recibir el alimento de la inmortalidad, te pedimos, Padre, que quienes nos alegramos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el Reino de los cielos. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

IV. RITOS DE CONCLUSION

Bendición

Con alegría porque el Señor es nuestra herencia, nos retiramos, cantando.

Canto final

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Éste es el rey de los judíos”

Lc 23, 35-43

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.     LA MISERICORDIA DE CRISTO VOLCÁNDOSE POR LOS SERES HUMANOS

En versículo anterior, (v.34), Lucas recoge la primera palabra de Cristo en la cruz: “Padre, perdónales, porque no saben qué hacen”. Que impresionante la conducta de Cristo. Esta palabra debió de ser pronunciada por Cristo en diversos momentos de su crucifixión e incluso ya crucificado. El perdón que Cristo pide a su “Padre”

— la mejor invocación que podía hacer, ya que estaba siendo crucificado por haber revelado que era su “Hijo” — se refiere probablemente a los cabecillas de Israel, los verdaderos culpables de su muerte.

Los soldados romanos no sabían quién era Cristo; se limitaban a cumplir una ordenanza. Pero, si los cabecillas sabían quién era Cristo, ¿cómo dice que “no saben qué hacen”? Cristo sólo presenta al Padre un hecho: el hecho actual pasional de su ceguera. No alude a su acto voluntario “en causa.” San Pablo dirá que, si lo hubiesen conocido como tal, nunca le hubiesen crucificado (1 Cor 2:8). Pero no lo conocieron culpablemente. Y Cristo sólo presenta esta ceguera pasional como hecho actual. Es la misericordia de Cristo volcándose por los seres humanos (Hech 3:17; 13:27).

2.     HA SALVADO A OTROS: ¡QUE SE SALVE A SÍ MISMO, SI ES EL MESÍAS DE DIOS, EL ELEGIDO!

Sin embargo, parece que esta palabra tiene en el intento de Cristo un mayor alcance. Pide perdón por todos los hombres, ya que el pecado de todos es la causa real de su crucifixión. Pues en todas las palabras de Cristo en la cruz, excepto en la segunda, al buen ladrón, que tiene un carácter más personal, todas las demás tienen, directa o indirectamente, un sentido universal por todos los hombres. En el “sentido pleno” de ella, probablemente, tiene este sentido universal.

Lucas pone todavía ante el cuadro de los que escarnecen a Cristo a los “soldados” de la custodia, que repetían lo que oían a los príncipes de los sacerdotes: que, si era el Mesías, bajase de la cruz. Era el odio del soldado — romano o samaritano — al judío.

En boca de los príncipes de los sacerdotes pone, como sinónimo del Mesías, el “Elegido”.

En cambio, deja para lo último, para darle un desarrollo especial, la escena de los dos ladrones crucificados con Él; los otros dos Evangelios sinópticos sólo aluden a que estos “bandidos” le ultrajaban. En efecto, los que van a ser crucificados con Cristo eran “malhechores” y “salteadores,” bandidos que asaltan a mano armada.

3.     ¿NO ERES TÚ EL MESÍAS? SÁLVATE A TI MISMO Y A NOSOTROS.

Cuando Cristo estaba en la cruz, el mal ladrón le injuriaba y le insultaba con las palabras que oye a los asistentes.

La injuria era que, si era el Mesías, que había de estar dotado de poderes prodigiosos, que bajase de la cruz y que los bajase con El. Así sería más espectacular su triunfo. Era iniquidad. Pero probablemente también servilismo, a ver si lograba una conmiseración en los presentes, y que, excepcionalmente, un movimiento de masas le perdonase la vida (Hech 7:56-58; Lc 4:28-30).

Pero el buen ladrón le reprende, y, reconociendo la justicia de la pena a sus culpas, proclama la inocencia de Cristo, al tiempo que, por los insultos que el otro dirige a un inocente, demuestra no temer a Dios, que le aguarda ya en su tribunal. Seguramente el buen ladrón había oído hablar de Cristo: de su vida de portentos y de su mesianismo. Y ahora, ante su majestad y conducta en la cruz, se confirmaba en ello. Aquella conducta era sobrehumana.

4.     JESÚS, ACUÉRDATE DE MÍ CUANDO LLEGUES A TU REINO.

Y, volviéndose a Cristo, le pidió que se “acordase de él,” La respuesta de Cristo es prometerle, con gran solemnidad, “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Este disponer por parte de Cristo de la suerte eterna de los seres humanos le presenta dotado de poderes divinos.

No es un profeta que anuncia una revelación tenida; es Cristo que aparece disponiendo él mismo de la suerte eterna de un hombre. Y esto es poder de Dios.

El “paraíso,” palabra persa, significa jardín. Los judíos conocían éste como lugar de las almas justas bajo el nombre de “Gran Edén,” “Jardín del Edén.”

Es así como la escena culmina en la inauguración solemne del Reino en el hoy: el “buen ladrón” —como le llamamos tradicionalmente roba el paraíso en el último instante de su vida, confiándose a Jesús, del mismo modo que éste se entregará confiadamente en los brazos del Padre.

5.     CRISTO ES UN REY CRUCIFICADO

Estamos invitados a vigorizar en nosotros el deseo de que Cristo reine verdaderamente en nuestra vida. Para que esto ocurra, es necesario revivir siempre en nosotros una adhesión plena a él, que nos amó primero y libró por nosotros la gran batalla hasta dejarse herir de muerte para destruir en su cuerpo clavado en la cruz nuestro pecado. Cristo venció así. Su triunfo es el triunfo del amor sobre el odio, sobre el mal, sobre la ingratitud. Su victoria es, en apariencia, una derrota: el modo de vencer del amor es, en efecto, dejarse vencer.

Cristo es un rey crucificado; sin embargo, su poder está precisamente en la entrega de sí mismo hasta el extremo: es un rey coronado de espinas, colgado en la cruz, y sigue como tal para siempre, incluso ahora que está en la presencia del Padre, a donde ha vuelto después de la resurrección. Se trata de una realeza difícil de comprender desde el punto de vista humano, a no ser que emprendamos el camino del amor humilde, de la vida que se hace servicio y entrega. Si emprendemos ese camino, el mismo Espíritu nos hará capaces de configurarnos con el humilde rey de la gloria, de quien todo cristiano está llamado a ser discípulo enamorado.

6.     LA DULZURA DE ESTE REINO DE LUZ INFINITA

Esto traerá consigo, necesariamente, una sombra de muerte, de muerte a todo un mundo de egoísmos, de pasiones, de vanos deseos y de arrogancias indebidas: una muerte que, sin embargo, se traduce en libertad para nosotros mismos y en crecimiento para los otros, en vida verdadera y en plenitud de alegría.

Nuestro camino en la historia prosigue con sus cansancios, pero nuestro corazón puede saborear de manera anticipada la dulzura de este Reino de luz infinita en el que sólo se entra por la puerta estrecha de la cruz.

¡Oh Rey de gloria y Señor de todos los reyes! ¡Cómo no es vuestro reino armado de palillos, pues no tiene fin!........ ¡Oh Señor mío, oh Rey mío! ¡Quién supiera ahora representar la majestad que tenéis! (Santa Teresa de Jesús, Vida, capitulo 6)

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Domingo XXXIV Tiempo Ordinario

PARA LA LECTIO DIVINA

 

TERESA DE JESUS; EDUCAR LA MIRADA, “MIRARLE A EL”, “VOLVER HACIA EL LOS OJOS DEL ALMA”

Enseñando como orar y las dificultades que tenemos, Teresa de Jesús, nos regala una preciosa frase; “Mire que le mira, y le acompañe y hable y pida y se humille y regale con Él”. (Vida 13,22) Para centrar la atención en Cristo, hay que educarse a la presencia de Él, recordando que la oración cristiana es cosa de dos, “amistad de dos amigos”, sabiendo además “quien con quien”. Junto con lo anterior, hay que pasar por educar la mirada, “mirarle a EL”, “volver hacia El los ojos del alma” (Camino de Perfección  26,3). Teresa de Jesús, nos dirá que es muy importante en la oración centrar la mirada en Cristo, acogerse a Él, a su presencia, a su compañía. Dice Teresa: “Si estáis con trabajos o triste, miradle camino del huerto…O miradle atado a la columna, lleno de dolores, todas sus carnes hechas pedazos por lo mucho que os ama......que el uno con el otro os podéis consolar.” (Camino de Perfección 26,5)

Y para abrir el corazón a Cristo, es imprescindible saberse mirado por El. Cuando reflexionamos el relato del “Buen Ladrón”, (Lucas 23, 39-43) observamos que Jesús le mira, y se deja mirar, entonces el “Buen Ladrón” vuelve su mirada hacia Cristo y, luego pronuncia una oración, una plegaria en la que le declara su esperanza de ser aceptado por Dios. Nótese que no le pide al Señor que lo salve de la muerte, todo lo contrario, pide: “acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino”, es decir que lo admita, que piense en él y se dirige al mismo Jesús en una contenida confesión de fe. ¿Pero qué fue lo que hace cambiar de actitud al “Buen Ladrón”?. Para abrir el corazón es imprescindible saberse mirado. Sólo desde la gracia puede el orante paladear y saborear, la amistad. Tenemos que educar la mirada: desde la mirada exterior educar la mirada interior. Teresa de Jesús, por experiencia, nos invita a mirarle, a percibir su misericordia en su mirada poniendo los ojos en El, volver los ojos a mirarle, a no quitarle la vista. El “Buen Ladrón”, vuelve su cabeza para mirar a Cristo, y Teresa nos enseña hablando sobre mirar a Cristo cargado con la cruz; “Y os mirará Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores para consolar los vuestros, solamente porque vais a consolaros con Él y porque volvéis la cabeza para mirarle”. (Camino de Perfección 26,5).

Entonces, creo que podemos suponer que la conversión de este “Buen Ladrón”, nace desde la mirada de Cristo, y desde una cara castigada, maltratada, escupida y demacrada. Es la misma mirada que había puesto sus ojos en tanto hombres y mujeres necesitados de su misericordia, que había realizado tantos prodigios, mirada de un corazón puro que se adentraba en los corazones, mirada que invitaba a seguirlo y a ser su discípulo. Relación de dos amigos. Ojos abiertos, sobre todo los del corazón, para un encuentro. Jesús no está esperando otra cosa sino “que le miremos”. (Camino de Perfección 26,2)

Feliz Domingo

Pedro

ORACION

 

Señor Jesús, hijo del amor de Dios, no por nuestros méritos hemos obtenido en herencia formar parte de tu Reino, sino que nos lo ha concedido el Padre, precisamente él, que mediante ti y por ti creó todas las cosas.

Tú, que padeciste la injusticia humana para encontrar a un condenado a muerte, ayúdanos a realizar hoy la justicia de tu Reino: el perdón del pecador, la fiesta para cada hombre arrebatado al reino de la muerte.

Aleja de nosotros la tentación de la violencia que reprime la violencia, el deseo de venganza, la voluntad de hacernos justicia nosotros mismos.

Haz que nuestros ojos, cegados por los espejismos del beneficio, puedan contemplar el tesoro de tu sabiduría; que nuestras mentes necias puedan intuir políticas de desarrollo y de paz; que nuestros corazones endurecidos se apasionen de nuevo ante el misterio de la vida contenido en el universo; que nuestras manos ensangrentadas trabajen en la construcción de tu Reino.

A ti, Señor, el honor, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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