Misa Diaria,
Ciclo C
MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda
la vida cristiana" (LG 11)
Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
25 años en
Internet
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La edición
de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más
antigua de Internet, comenzó en el año 1998
Se envía
desde Santiago de Chile. Si desea comunicar algo, escriba al correo
electrónico: caminandoconjesus@vtr.net
Este
subsidio está publicado todos los días en la página WEB en este link: MISA DIARIA
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20-11-2023
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Nº MD 9.191
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LITURGIA DE LAS HORAS
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ANTÍFONA
DE ENTRADA Jer 29, 11-12. 14
Dice
el Señor: “Yo tengo designios de paz y no de aflicción. Invóquenme y los
escucharé y pondré fin a su cautiverio”.
ORACIÓN
COLECTA
Señor y Dios nuestro, concédenos vivir siempre con
alegría bajo tu mirada, ya que la felicidad plena y duradera consiste en
servirte a ti, fuente y origen de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es
Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA
1Mac 1,10-15.41-43.54-57.62-64
COMENTARIO: El que corre al ritmo
de una moda se queda pronto atrás, porque el tiempo corre más veloz. En
algunos llega a ser obsesión la preocupación por estar sincronizados con el
último grito de la moda. Muchos judíos se dejaron deslumbrar por el brillo
de la cultura griega y cerraron los ojos a las tradiciones nacionales en
una pugna por la supremacía de valores. En el pueblo judío hubo apostasías.
La familia de los Macabeos juega un importante rol de liderazgo en la
defensa de las tradiciones religiosas.
Lectura del primer libro de los Macabeos.
En
aquellos días: Surgió un vástago perverso, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco,
que había estado en Roma como rehén y subió al trono el año ciento treinta
y siete del Imperio griego. Fue entonces cuando apareció en Israel un grupo
de renegados que sedujeron a muchos, diciendo: “Hagamos una alianza con las
naciones vecinas, porque desde que nos separamos de ellas, nos han
sobrevenido muchos males”. Esta propuesta fue bien recibida, y algunos del
pueblo fueron en seguida a ver al rey y éste les dio autorización para
seguir las costumbres de los paganos. Ellos construyeron un gimnasio en
Jerusalén al estilo de los paganos, disimularon la marca de la circuncisión
y, renegando de la santa alianza, se unieron a los paganos y se entregaron
a toda clase de maldades. El rey promulgó un decreto en todo su reino,
ordenando que todos formaran un solo pueblo y renunciaran a sus propias
costumbres. Todas las naciones se sometieron a la orden del rey y muchos
israelitas aceptaron el culto oficial, ofrecieron sacrificios a los ídolos
y profanaron el sábado. El día quince del mes de Quisleu, en el año ciento
cuarenta y cinco, el rey hizo erigir sobre el altar de los holocaustos la
Abominación de la desolación. También construyeron altares en todas las
ciudades de Judá. En las puertas de las casas y en las plazas se quemaba
incienso. Se destruían y arrojaban al fuego los libros de la Ley que se
encontraban, y al que se descubría con un libro de la Alianza en su poder,
o al que observaba los preceptos de la Ley, se lo condenaba a muerte en
virtud del decreto real. Sin embargo, muchos israelitas se mantuvieron
firmes y tuvieron el valor de no comer alimentos impuros; prefirieron la
muerte antes que mancharse con esos alimentos y quebrantar la santa
alianza, y por eso murieron. Y una gran ira se descargó sobre Israel.
Palabra de Dios.
SALMO SaI
118, 53. 61. 134. 150. 155.158
R. ¡Dame vida, Señor, y guardaré tus mandamientos!
Me
lleno de indignación ante los pecadores, ante los que abandonan tu ley. Los
lazos de los malvados me rodean, pero yo no me olvido de tu ley. R.
Líbrame
de la opresión de los hombres, y cumpliré tus mandamientos. Se acercan a mí
los que me persiguen con perfidia, los que están alejados de tu ley. R.
La
salvación está lejos de los impíos, porque no buscan tus preceptos. Veo a
los pecadores y siento indignación, porque no cumplen tu palabra. R.
ALELUYA Jn
8, 12
Aleluya.
“Yo soy la luz del mundo. El que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice
el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Lc 18, 35-43
COMENTARIO: El ciego que mendigaba
junto a la puerta de Jericó, notó un insólito murmullo. Le informaron que
Jesús pasaba por allí seguido por una muchedumbre. El ciego no quiso dejar
pasar la ocasión y gritaba con fe: “Jesús, Hijo de David, ten piedad de
mí”. La gente, molesta, lo mandó callar pero él seguía gritando cada vez
con más fuerza su profesión de fe y confesión de esperanza. Los discípulos
eran inicialmente como ciegos que no veían y sordos que no entendían. Luego
su fe fue creciendo y empezaron a ver, enseñar y glorificar a Dios.
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando
Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino,
pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. Le
respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. El ciego se puso a gritar:
“Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí”. Los que iban delante lo
reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “Hijo de David,
ten compasión de mí”. Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo
tuvo a su lado, le preguntó: “Qué quieres que haga por ti?”. “Señor, que yo
vea otra vez”. Y Jesús le dijo: “Recupera la vista, tu fe te ha salvado”.
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús,
glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, que está ofrenda sea agradable a tus ojos, nos otorgue la gracia de
servirte con amor, y nos obtenga los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN SaI 72, 28
Mi
dicha es estar cerca de Dios y poner mi refugio en el Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después
de haber recibido los dones pascuales te pedimos humildemente, Señor, que
la Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en su memoria aumente la caridad
en todos nosotros. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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"¡Jesús, Hijo de
David, ten compasión de mí!"
Lc 18, 35 – 43
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1. "JESÚS, HIJO DE DAVID, TEN
COMPASIÓN DE MÍ".
Cuando
Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino,
pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. El
ciego, no conocía a Jesús, por supuesto él no lo había visto antes. Es así
como él pregunta por qué tanta gente. Así fue como él se enteró que pasaba
Jesús Nazareno. Sin embargo el grita; "Jesús, Hijo de David, ten
compasión de mí".
Quizás
como muchos judíos, sabían que el Mesías nacería de la estirpe de David,
¿pero cómo iba a saber que era El que pasaba por allí? Como sería que los
que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más
fuerte. Pero él no se acobardó, como sabiendo que la fe que lucha, es la
que triunfa por sobre los obstáculos.
2. "¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR
TI?"
Jesús,
oye y se detiene a la voz del que lo llama con fe y así es como mira a los
que lo invocan. Entonces, Jesús deteniéndose manda que le traigan a este
hombre que le había llamado y cuando estuvo cerca le pregunta; "¿Qué
quieres que haga por ti?" La pregunta se la hace por su natural
misericordia y para que los presentes vean que el ciego no pedía limosna,
sino que la gracia divina y lo hacía con fe. Entonces cuando el ciego
expuso su petición, "Señor, que yo vea otra vez". Jesús le dice:
"Recupera la vista, tu fe te ha salvado".
3. SIGUIÓ A JESÚS, GLORIFICANDO A DIOS.
Los
beneficios del Señor se obtienen por la fe y según sea esta es la gracia
que se recibe. Mientras más abras la ventana de tu corazón, más luz
entrará. Las palabra de Jesús, se transforman en luz para los ciegos.
El
Evangelio continúa; En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y
siguió a Jesús, glorificando a Dios. Un doble beneficio gana el ciego, la
vista y la fe en Dios, esto es, termina con su ceguera corporal y aumenta
su fe en el Señor. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.
4. “PERO ÉL GRITABA MÁS FUERTE”,
Muchos
son los que desconocen la luz y viven en las tinieblas, pero quien se
acerca a la verdadera Luz, esto es a Jesús, verá la luz eterna.
El
ciego nos demuestra que mientras más se clame o más se pida, más se recibe.
Así como cuando insistimos en la oración con toda nuestra vehemencia, Dios
se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista perdida.
“Pero
él gritaba más fuerte”, dice el Evangelio, para que se oiga por sobre el
ruido que produce el tumulto, así nuestra oración debe oírse por sobre todo
lo demás, con insistencia, por encima de la ceguera que nos rodea, para que
el mundo sea testigo de la luz de Cristo.
5. JESÚS, SIEMPRE ESTARÁ ESPERANDO QUE
ACUDAMOS A EL
Jesús,
siempre estará esperando que acudamos a Él, si le llamamos siempre vendrá
nosotros a iluminarnos. La fe salvo al ciego, y la fe puede salvarnos a
nosotros, siempre que nuestra fe sea como la del ciego, confiada, firme y
perseverante.
Y
cuando recibamos beneficios del Señor, seamos como el ciego de Jericó, que
recobro la vista y siguió glorificando a Dios.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA
LA LECTIO DIVINA
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SEGUIR
A JESÚS Y ALABAR A DIOS
Entre el ciego de Jericó y Jesús de Nazaret se
entabla un diálogo que, si nos fijamos bien, va más allá de la situación
histórica particular. En efecto, antes de pedir el don de la vista, el
ciego exclama dos veces: «Ten compasión de mí». No le interesa únicamente
resolver un problema fisiológico, sino que desea obtener una curación
completa. En este sentido, demuestra que ha intuido desde el principio
quién es Jesús. Por su lado, Jesús, el gran maestro, comienza su diálogo
con el ciego a partir de su necesidad física para llegar al don de la fe:
“¿Qué quieres que haga por ti?”.
En efecto, Jesús el Nazareno es el salvador del
hombre, de todo el hombre, considerado en la indivisible unidad de su
persona. Es importante que le dé la vista de los ojos, pero es igualmente
importante, e incluso más, que lo disponga para reconocer el misterio de
aquel que tiene ahora delante.
La fe del ciego de Jericó se traduce de
inmediato en dos opciones de vida: empieza a seguir a Jesús y a alabar a
Dios. La oración de alabanza expresa lo que este pobre ciego siente en lo
más profundo de su corazón y su deseo de comprometer a la gente que está
presente en la misma actitud. Por otra parte, no puede dejar de seguir al
que le ha restituido la vista, al que le ha liberado de su ceguera
espiritual, al que se le ha revelado como Mesías y Señor.
Del don recibido al don comunicado. Éste es el
itinerario del ciego de Jericó y el de cada uno de nosotros. Un itinerario
que, si quiere ser seguro y eficaz, no puede dejar de realizarse en
términos de seguimiento.
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ORACION
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¡Oh Señor, verdadera luz de mi conciencia, haz
que yo vea!
Para desarrollar mi misión en el presente sin
titubeos, con coherencia y libertad, resistiendo a las lisonjas de la
popularidad, ¡haz, Señor, que yo vea!
Para continuar sirviéndote en las controversias
sin cansarme nunca por acordarme de un tiempo más favorable, ¡haz, Señor,
que yo vea!
Para hacer frente y, así lo espero, para superar
acontecimientos alegres o tristes, siempre enrocado en tu ley, consciente
de que rara vez lo que brilla está en condiciones de dar alimento y vida,
¡haz, Señor, que yo vea!
Para cantar por siempre tu bondad tantas veces
probada, seguro de que este árbol mío dejado marchitar dará fruto a su
tiempo, ¡haz, Señor, que yo vea!
¡Oh Señor, verdadera luz de mi conciencia, haz
que yo vea!
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Página de la Misa
Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde
Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor
Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda
mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto
nos ama.
Nota: Para la Liturgia
de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el
estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia
Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3) Para la Lectio
Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier
Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd.
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