MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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21-01-2022

Edición Nº MD 9.198

LITURGIA DE LAS HORAS

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Santa Inés, virgen y mártir. (MO). Rojo.

ANTÍFONA DE ENTRADA

Feliz santa Inés, que, negándose a sí misma y tomando la cruz, siguió al Señor, esposo de las vírgenes y príncipe de los mártires.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que eliges la debilidad del mundo para confundir a los fuertes, concede a quienes celebramos la fiesta de tu mártir santa Inés, imitar su constancia en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA. I Sam 24, 3-21

Lectura del primer libro de Samuel.

Saúl reunió a tres mil hombres seleccionados entre todo Israel y partió en busca de David y sus hombres, hacia las Peñas de las Cabras salvajes. Al llegar a los corrales de ovejas que están junto al camino, donde había una cueva, Saúl entró a hacer: sus necesidades. En el fondo de la cueva, estaban sentados David y sus hombres. Ellos le dijeron: “Este es el día eh que el Señor te dice: «Yo pongo a tu enemigo en tus manos; tú lo tratarás como mejor te parezca». Entonces David se levantó y cortó sigilosamente el borde del manto de Saúl. Pero después le remordió la conciencia, por haber cortado el borde del manto de Saúl, y dijo a sus hombres:

« ¡Dios me libre de hacer semejante cosa a mi señor, el ungido del Señor! ¡No extenderé mi mano contra él, porque es el ungido del Señor!» Con estas palabras, David retuvo a sus hombres y no dejó que se abalanzaran sobre Saúl. Así Saúl abandonó la cueva y siguió su camino. Después de esto, David se levantó, salió de a cueva y grito detrás de Saúl: ¡Mi señor, el rey! «Saúl miró hacia atrás, y David, inclinándose con el rostro en tierra, se postró y le dijo»: ¿Por qué haces caso a los rumores de la gente, cuando dicen que David busca tu ruina? Hoy has visto con tus propios ojos que el Señor te puso en mis manos dentro de la cueva. Aquí se habló de matarte, pero yo tuve compasión de ti y dije: «No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido del Señor». I Mira, padre mío, sí, mira en mi mano el borde de tu manto! Si yo corté el borde de tu manto y no te maté, tienes que comprender que no hay en mí ni perfidia ni rebeldía, y que no he pecado contra ti. ¡Eres tú el que me acechas para quitarme la vida! Que el Señor juzgue entre tú y yo, y que El me vengue de ti. Pero mi mano no se alzará contra ti. «La maldad engendra maldad», dice el viejo refrán. Pero yo no alzaré mi manó contra tí ¿Detrás de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién estás persiguiendo? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga! ¡Que el Señor sea el árbitro y juzgue entre tú y yo; qué El examine y defienda mi causa, y me haga justicia, librándome de tu mano!. Cuando David terminó de dirigir estas palabras a Saúl, éste exclamó: “¿No es esa tu voz, hijo mío, David?”, y prorrumpió en sollozos. Luego dijo a David: “La justicia está de tu parte, no de la mía. Porque tú me has tratado bien y yo te he tratado mal. Hoy sí que has demostrado tu bondad para conmigo, porque el Señor me puso en tus manos y tú no me mataste. Cuando alguien encuentra a su enemigo, ¿lo deja seguir su camino tranquilamente? ¡Que el Señor te recompense por el bien que me has hecha hoy” Ahora se muy bien que tu serás rey y que la realeza sobre Israel se mantendrá firme en tus manos”.

Palabra de Dios

COMENTARIO

Lo que resalta en este episodio es el respeto de David por el ungido del Señor. En efecto, Saúl había sido ungido por Samuel El perseguido (David) confía en la justicia divina, sin rencor. Reconoce que sólo Dios es dueño de la historia.

SALMO Sal 56, 2-4. 6. 11

R. ¡Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad!

Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad, porque mi alma se refugia en ti; yo me refugio a la sombra de tus alas hasta que pase la desgracia. R.

Invocaré a Dios, el Altísimo, al Dios que lo hace todo por mí: El me enviará la salvación desde el cielo y humillará a los que me atacan. ¡Que Dios envíe su amor y su fidelidad! R.

¡Levántate, Dios, por encima del cielo, y que tu gloria cubra toda la tierra! Porque tu misericordia se eleva hasta el cielo y tu fidelidad hasta las nubes. R.

ALELUYA 2Cor 5, 19

Aleluya Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo confiándonos la palabra de la reconciliación. Aleluya.

EVANGELIO Mc 3, 13-19

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce, a los que les dio el nombre de Apóstoles, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

El Maestro subió a la montaña y llamó a los que él quiso, instituyéndolos sus discípulos y apóstoles. En el espíritu del Mesías y en continuidad con la tradición, los Doce serán los patriarcas del nuevo pueblo y los jueces, a quienes se les confiará el juicio sobre los ciudadanos del Reino futuro. Pero, ¿qué aptitud, preparación o marcas presentaban los Doce en su haber? Nada notable. Quizás ni siquiera eran hombres muy piadosos. Lo que el Maestro vio fue unos hombres capaces de escuchar, entusiasmarse y ponerse en camino hasta dar la vida por él.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la conmemoración de santa Inés, así como quisiste aceptar su glorioso martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Apoc 7, 17

El Cordero que está en medio del trono los conducirá hacia los manantiales de agua viva.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor y Dios nuestro, que has querido contar a santa Inés entre tus elegidos por la doble victoria de la virginidad y del martirio, concéde­nos, por este sacramento, la gracia de superar con valentía todos los males y alcanzar la gloria celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso”

Mc 3, 13-19

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Fue un momento trascendental, a los doce patriarcas se les van a contraponer otros doce fundadores. Los apóstoles van a ir a extender por el mundo el nuevo Israel. Jesús los elige con plena libertad. Jesús los elige para que lo acompañen, y en esa compaña el los forma para enviarlos a predicar el Reino, y les da poder de expulsar demonios. San Marcos destaca este poder sobre los “espíritus impuros.” Ello habla de la grandeza de Cristo y de la llegada del Reino (Mt 12:28).

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

Jesús, al elegir a estos doce amigos íntimos como sus discípulos, establece los cimientos del nuevo Israel o pueblo de Dios. Ahora estos discípulos, acompañaran y aprenderán el modo de vida de su maestro, y le darán su apoyo, le tendrán fe, le entregarán su adhesión total, para luego ser los apóstoles, que como enviados han de continuar la misión entregada por Jesús.

JUAN: "el discípulo amado", autor del Cuarto Evangelio, tres Cartas, y el Apocalipsis. Pescador de Betsaida, hijo de Zebedeo, hermano de Santiago, discípulo del Bautista y apodado "hijo del trueno", participó con Pedro y Santiago de los episodios más significativos de la vida de Jesús, y en la Última Cena recostó su cabeza en el pecho del Señor (por ello es llamado en griego "Epistehios": el que está sobre el pecho). Estuvo con María "junto a la cruz" (Jn. 19, 25-27), y fue testigo junto a Pedro del sepulcro vacío: "vio y creyó" (Jn. 20, 8). Los Hechos lo nombran nuevamente junto a Pedro, y San Pablo lo menciona entre las "columnas de la Iglesia" (Gal. 2, 9). Es llamado "el Teólogo" por la profundidad de su Evangelio, que difiere en no pocos aspectos de los sinópticos.

PEDRO: Pedro figura en primer lugar en todas las enumeraciones de Apóstoles que aparecen en el Nuevo Testamento, y tiene entre los Doce, un lugar absolutamente singular, siendo protagonista de numerosos episodios en el Evangelio. Por ello, tenemos abundantes datos acerca del Príncipe de los Apóstoles; y a los que figuran en los Evangelios, los Hechos y las Cartas apostólicas, hay que sumar, asimismo, los que nos dan la tradición y la leyenda (especialmente los "Hechos de Pedro", apócrifo del siglo II, y los "Hechos de Pedro y Pablo", del siglo V), que han aportado lo suyo para dar como resultado una abundante y variada iconografía.

FELIPE: El apóstol Felipe -que no debe ser confundido con el diácono de igual nombre, que aparece en los Hechos de los Apóstoles (cfr. 6, 5)- figura en quinto lugar en las listas de los Doce. El Evangelio señala expresamente que "era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro" (Jn. 1, 44). Esa circunstancia, sumada al hecho de que Andrés y él son los únicos apóstoles que tienen nombres griegos, y la intercesión conjunta de ambos por los griegos que querían ver a Jesús (cfr. Jn. 12, 21-22), hace suponer a algunos autores que Felipe y Andrés eran parientes o amigos.

MATEO: "Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: 'Sígueme'. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores y se sentaron a comer con él y sus discípulos" (Mt. 9, 9). Así narra Mateo su propia vocación. El episodio, que concluye con una célebre frase de Jesús "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" (Mt. 9, 13) aparece también en los otros dos sinópticos, pero protagonizado por Leví. Marcos especifica: "Leví, hijo de Alfeo" (cfr. Mc. 2, 14ss); Lucas, por su parte, subraya que la comida era "un gran banquete" que "Leví ofreció a Jesús... en su casa" (cfr. Lc 5, 27ss). Leví y Mateo, sin lugar a dudas, son la misma persona.

SANTIAGO EL MAYOR: Santiago, hijo de Zebedeo y Salomé (cfr. Mc. 15, 40; Mt 27, 59), es llamado "el Mayor" para distinguirlo del otro Santiago, hijo de Alfeo. Santiago es hermano de Juan (probablemente su hermano mayor), y ambos fueron testigos, junto con Pedro, de momentos muy especiales de la vida de Jesús: entre ellos la transfiguración y la agonía. A él y a su hermano -por su carácter impetuoso- Jesús los llamaba "hijos del trueno" Después de los relatos del Evangelio que lo mencionan en varias ocasiones, hay una laguna en la historia de Santiago, hasta su muerte, que nos narran los Hechos de los Apóstoles. Pero un episodio sumamente importante de su vida que recoge la tradición, viene a llenar esa laguna: su viaje a España. Allí habría anunciado el Evangelio y organizado la Iglesia.

SANTIAGO EL MENOR: "Santiago, hijo de Alfeo" (Mc. 10, 3 y paralelos; Hech. 1, 13) que aparece en noveno lugar en todas las listas de los Doce, es apodado "Santiago el Menor" (Mc. 15, 40) -probablemente porque era de baja estatura-, para distinguirlo del otro Santiago, el hijo de Zebedeo y hermano de Juan. La tradición cristiana siempre lo ha identificado con el "hermano del Señor" (Mc. 6, 3) que se entrevistó con Pablo (Gal. 1, 19); con el Santiago mencionado en la misma Carta a los Gálatas como una de las "columnas de la Iglesia" (Gal. 2, 9); con aquél que toma la palabra durante el "concilio" de Jerusalén (Hech. 15, 13ss), obviamente un líder de la comunidad, al que Pedro había mandado anunciar su liberación (cfr. Hech. 12, 17); con quien quedó a cargo de la Iglesia de dicha ciudad cuando la dispersión de los apóstoles por el mundo y fue su primer Obispo; con aquél Santiago a quien -según cuenta Pablo- se apareció el Señor Resucitado (1 Cor. 15, 7); y con el autor de la Carta de Santiago.

ANDRÉS: Muchos títulos justifican la extraordinaria devoción de que, desde tiempos muy antiguos, es objeto San Andrés, tanto en la Iglesia de Oriente como en la de Occidente. En efecto, es "el primer llamado" (en griego "Protocleto") por Jesús al ministerio apostólico, y hermano carnal de Pedro, cuya profesión de pescador compartía. Andrés, además, introduce a su hermano en el seguimiento de Cristo (cfr. Jn. 1, 35-42). Por otra parte, el haber muerto crucificado, y el amor por la cruz que le atribuye la tradición, lo hacen particularmente cercano al Maestro.

JUDAS TADEO: El Evangelio lo menciona como "hijo de Santiago" (Lc. 6, 16) y como "hermano" (primo) del Señor, de Santiago, de José y de Simón (Mc. 6, 13; Mt. 13, 55). Ocupa el último lugar en la enumeración de los Doce que figura en Hech. 1, 13. Es el autor de una Epístola canónica, en la que se presenta a sí mismo como "servidor de Jesucristo", y "hermano de Santiago" (el Menor), (Jds. 1, 1). Según la tradición -que es más bien tardía, y que fue recogida desde el siglo VIII en el Martirologio Romano- predicó el Evangelio en Mesopotamia y luego marchó con Simón a Persia, donde ambos sufrieron juntos el martirio.

MATÍAS: Matías fue elegido por los Once, encabezados por Pedro, "para desempeñar el ministerio del apostolado", en el lugar "dejado por Judas" (Hech. 1, 25; cfr. 1, 15-26). Pero después de este episodio, Matías no vuelve a ser mencionado, y nada sabemos a ciencia cierta de su vida. Según Eusebio, era uno de los setenta y dos discípulos (cfr. Lc 10, 1. 17). La literatura apócrifa (por ejemplo los "Hechos de Andrés y Matías") abunda en detalles acerca de su martirio: fue hecho prisionero por antropófagos, cegado, curado y liberado por Andrés, y finalmente decapitado. Esas leyendas le han valido diversos atributos: espada, alabarda, piedras, cruz, hacha. Este último ha prevalecido en general. San Matías no representa un papel importante en la piedad popular.

SIMÓN: Apodado el Zelote (por pertenecer a esa secta) o el Cananeo (por provenir de Caná), aparece en décimo o en undécimo lugar en las listas de apóstoles (Lc. 6, 15 y Mc. 3, 18, respectivamente). Poco sabemos de su vida, pero una tradición señala que predicó el Evangelio en Egipto. Por San Fortunato, obispo de Poitiers (del siglo VI), sabemos que fue sepultado en Persia, donde había sido muerto con su compañero San Judas. Una iglesia antigua dedicada a Simón, existía ya entre el siglo VI y el VIII en Nicopsis, en la costa del Mar Negro.

TOMÁS: Puede resultar paradójico que un apóstol de Jesús sea recordado especialmente por su "incredulidad". Pero eso es precisamente lo que ocurre con Tomás, protagonista del célebre episodio -referido por San Juan- que comenzó en la tarde misma de la resurrección de Jesús y tuvo su coronación el domingo siguiente (cfr. Jn 20, 19-29). Este episodio ha sido abundantemente representado en la iconografía del apóstol, y el texto evangélico es proclamado cada año en el domingo que sigue a la fiesta de Pascua y en la fiesta de Santo Tomás apóstol, que se celebra el 3 de julio.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA

 

HIJOS AMADOS ESCOGIDOS PARA HACER EL BIEN

I Sam 24, 3-21

Mc 3, 13-19

La lectura de Samuel resalta el respeto de David por el ungido del Señor.

En efecto, Saúl había sido ungido por Samuel. Pero David aun siendo perseguido confía en la justicia divina, sin rencor. Reconoce que sólo Dios es dueño de la historia.

En el día a día, no sorprenden las faltas de fidelidad. Incluso, es algo frecuente. Parece común faltar a una promesa hecha. Parece como normal traicionar la confianza y la amistad. Lo triste es que todo ello se hace con desenvoltura, como si formara parte de la naturaleza misma de las cosas.

Y frente a la sospecha en las relaciones humanas, los gestos de lealtad sorprenden. El ideal es que las relaciones sean honestas y duraderas, aun a costa de sacrificios, pero no hemos de faltar a la palabra dada.

Si he sido creado a semejanza del Dios fiel a sus promesas, ¿puedo acaso ser diferente de él?

La primera lectura de hoy me pone a David como ejemplo a quien mirar.

El Evangelio de hoy nos muestra como los apóstoles, llamados a vivir con Jesús y a compartir su misión, aprendieron que la lealtad y la fidelidad implican la entrega de sí.

No son estas prerrogativas exclusivas del cristiano; son cualidades humanas que hacen al hombre persona libre, no esclavo de los instintos caprichosos, de las emociones pasajeras y fluctuantes.

La fe me ayuda en mi formación para la fidelidad precisamente porque me hace conocer al Dios fiel, me hace echar raíces profundas en los valores que no pasan.

Y, de este modo, puedo hacer promesas que duren para siempre.

Y así, como los apóstoles, en virtud de la fidelidad de Jesús, puedo comprometerme a permanecer con él para siempre.

El Señor me invita hoy a redescubrir la belleza de quien compromete toda su vida por valores que ha reconocido como esenciales.

¿No haré yo lo mismo?

ORACION

 

Señor Jesús:

Sabes que deseo estar contigo desde hace tiempo, ayúdame a que mi corazón palpite en sintonía con el tuyo.

Ayúdame a poner siempre tus palabras en práctica.

Ayúdame a que no me dé pereza vencer al mal con el bien.

Que los pensamientos y los deseos de desagravio no ocupen mi vida.

Que el poder del amor que tú me comunicas me anime a vencer al mal de cualquier modo que se manifieste.

Que sea capaz de hacer el bien a quien quiera hacerme mal.

Pedro.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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