“Al
que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará”
Lc
12, 8-12
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
AQUEL QUE ME RECONOZCA ABIERTAMENTE DELANTE DE
LOS HOMBRES.
El Hijo del hombre lo reconocerá ante
los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los hombres no
será reconocido ante los ángeles de Dios.
La fortaleza que el Señor les ha
entregado a sus íntimos amigos, les llevará a confesarlo delante de los
honores por Mesías e Hijo de Dios, y entonces el Hijo del hombre les
reconocerá por dignos discípulos suyos ante los ángeles de Dios; lo mismo
que negará al que le niegue (Mt 10:32-33).
Esta actuación de Jesús, tiene una
especie de actuación judicial, y los ángeles, que son la corte de Dios,
aparecen como los que estarán prontos a cumplir las órdenes del fallo de
Cristo. Su “confesión” es su sentencia tipo judicial.
2.
ESTAR A FAVOR O EN CONTRA DE JESÚS.
Tenemos como opción estar a favor o
en contra de Jesús, esta es la que decide nuestra existencia temporal y
luego la definitiva, por eso él dice: Les aseguro que aquél que me
reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo
reconocerá ante los ángeles de Dios.
Jesús nos regala a todos la
oportunidad de expresar externamente los verdaderos sentimientos hacia Él.
En efecto el no pide que nuestra fe no solo sea interna, también externa y
que de ella tengamos confianza y gran afecto.
Dice San Pablo (Rom 10,9): “Si
reconoces con tu boca que Jesús es el Señor, y si crees en tu Corazón que
Dios le Levantó de entre los muertos, Serás salvo”
La oportunidad es para todos, “aquel
que me reconozca” dice Jesús, entonces reconocemos que el Verbo nacido de
Dios Padre, es su único Hijo es Jesucristo, y que resucitó de entre los
muertos. Es decir, que el mismo que se hizo hombre padeció, fue
crucificado, muerto y sepultado y resucitó de entre los muertos. A
cualquiera, pues, de nosotros, que reconozca así a Jesucristo delante de
los hombres -esto es, como Dios y como Señor-, Jesucristo le reconocerá
delante de los ángeles de Dios cuando baje con ellos en la gloria de su
Padre al fin del mundo.
3.
“PERO EL QUE NO ME RECONOZCA DELANTE DE LOS
HOMBRES NO SERÁ RECONOCIDO ANTE LOS ÁNGELES DE DIOS.”
Es decir, quien diga que Jesús no existe,
quien diga que Él no es verdad, quien prohíba que se hable de Él, quien
impida que se le conozca, quien lo rechace, no será reconocido por los
ángeles.
Pero como todo en Jesús es honradez y
su corazón refleja su amor y respeto por los hombres, él nos advierte
oportunamente, para que no dejásemos de reconocerle menospreciando la pena
de no ser reconocido por el Hijo de Dios. Lo cual equivale a ser negado por
la sabiduría y a perder la vida eterna, a ser privado de la luz y de todos
los bienes, a sufrir todo esto delante del Padre que está en los cielos y
de los ángeles de Dios.
4.
AL QUE BLASFEME CONTRA EL ESPÍRITU SANTO NO SE LE
PERDONARÁ
Jesús dice; “Al que diga una palabra
contra el Hijo del hombre se le perdonará; pero al que blasfeme contra el
Espíritu Santo no se le perdonará.”
Esto recuerda el perdón del pecado
contra el Hijo del hombre, excepto en el caso de “blasfemia contra el
Espíritu Santo,” que, por otros contextos, es cerrar los ojos a la
evidencia de la obra de Dios. No que no se pueda perdonar, sino que el ser
humano se empeña en no ser perdonado
Esta providencia de Dios, recordada
también por la cita del Espíritu Santo — tipo de encadenamiento semita —,
les asegura que no se preocupen cuando les llevan perseguidos, como
discípulos de Jesús, a las “sinagogas” — persecuciones judías — o ante los
“magistrados” y las “autoridades” —
este vocabulario refleja el de Pablo —, persecuciones paganas, sobre lo que
han de responder, porque esa providencia hará que el Espíritu Santo les
ilumine en aquella hora.
5.
HAY QUE LO NIEGAN POR DEBILIDAD O IGNORANCIA.
En efecto, lo que más vemos en las
personas que nos rodean, es la falta de fe, la fe débil, o la incredulidad,
situación que mueve a algunos a negar a Jesús. También los hay que lo
niegan por debilidad o ignorancia. Pero Jesús, quiere insinuar que, cuando
decimos una palabra injuriosa obtendremos el perdón si nos arrepentimos,
porque Dios es bueno por naturaleza, enmienda a los que quieren
arrepentirse.
Pero las palabras injuriosas no se
deben devolver contra el mismo Jesucristo. Sabemos ciertamente que el Hijo
del hombre es Jesucristo, que fue engendrado por obra y gracia del Espíritu
Santo en la
Virgen María. Él es igualmente santo, pues de la misma
manera que el Padre es Dios y el Hijo Señor, y el Padre Señor y el Hijo
Dios, así también el Padre es santo, el Hijo es santo y santo el Espíritu.
Por tanto, Cristo es uno y otro. Todo esto para comprender que no se
permite negar la divinidad de Jesucristo.
6.
NO SE PREOCUPEN DE CÓMO SE VAN A DEFENDER
También nos dice Jesús; Cuando los
lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se
preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu
Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir.
El Señor les infundió a sus
discípulos temor de lo que les podría suceder a los que reniegan su fe,
pero al mismo tiempo los preparó para resistir con valor el separarse de la
verdadera fe. También les mando que no se cuidasen de sus respuestas.
Porque el Espíritu, que habita en los que están bien dispuestos, les
inspirará lo que deban decir. Entonces Jesús no dice que cuando somos
llevados a causa de EL ante los jueces, únicamente debemos ofrecer nuestra
voluntad por El, porque lo que hemos de responder ya nos lo inspirará el
Espíritu Santo.
7. “A ÉL LE AMÁIS, SIN HABERLE VISTO.
(Pedro 1, 3-5) “Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien Según su grande misericordia nos
ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva por medio de la
Resurrección de Jesucristo de entre los muertos; para una
herencia incorruptible, incontaminable e inmarchitable, reservada en los
cielos para vosotros que sois guardados por el poder de Dios mediante la
fe, para la
Salvación preparada para ser revelada en el tiempo final.”
(Pedro 1, 8-9) “A él le Amáis, sin
haberle visto. En él creéis; y aunque no lo Veáis ahora, creyendo en él os
Alegráis con gozo inefable y glorioso, obteniendo Así el fin de vuestra fe,
la Salvación
de vuestras almas.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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IMPERDONABLES PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO Y LA MISERICORDIA DE DIOS
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