MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

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"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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24-1-2023

Edición  9.498

LITURGIA DE   LAS HORAS

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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65,4

El Señor lo colmo de espíritu de sabiduría y de inteligencia, y lo revistió de su gloria, para que anunciara su palabra en medio de la Iglesia.

ORACIÓN COLECTA

Señor y Dios nuestro, que para la salvación de los hombres quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para todos, concédenos que, a ejemplo suyo, manifestemos siempre la mansedumbre de tu amor en el servicio a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

 LECTURA Heb 10, 1-10

Lectura de la carta a los Hebreos.

Hermanos: La Ley, al no tener más que la sombra de los bienes futuros y no la misma realidad de las cosas, con los sacrificios repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios. De lo contrario, no se hubieran ofrecido más esos sacrificios, porque los que participan de ellos, al quedar purificados una vez para siempre, ya no tendrían conciencia de ningún pecado. En cambio, estos sacrificios renuevan cada año el recuerdo del pecado, porque es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados.

Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: «Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios.

Entonces dije: Dios, aquí estoy, yo vengo —como está escrito de mí en el libro de la Ley— para hacer tu voluntad». Él comienza diciendo: «Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley». Y luego añade: «Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad». Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

Palabra de Dios.

COMENTARIO; La prueba del destierro da origen a un nuevo tipo de sacrificio, despojado, a la medida de la miseria del tiempo, pero enriquecido de acción de gracias, de penitencia y de humildad. Desde ahora Dios es alcanzado por la obediencia y el amor. El salmo 39 se hace eco de esta profundización y el autor lo pone en labios de Cristo buscando con ello identificar la verdadera naturaleza del sacrificio de la cruz, no ya la inmolación de una víctima, aún escogida, sino sobre todo la expresión de la comunión de Cristo con su Padre en una aceptación plena de la condición humana.

SALMO Sal 39, 2. 4. 7-11

R. ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!

Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: “Aquí estoy”. R.

“En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón”. R.

Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor. R.

No escondí tu justicia dentro de mí, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no oculté a la gran asamblea tu amor y tu fidelidad. R.

ALELUYA Cfr. Mt 11, 25

Aleluya. Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.

EVANGELIO Mc 3, 31-35

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Llegaron la madre y los hermanos de Jesús y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La multitud estaba sentada alrededor de Él, y le dijeron: “Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera”. Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de Él, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO; Los lazos familiares condicionan actitudes y comportamientos. Pero una fe auténtica procede de la escucha atenta y libre de la Palabra de Dios y puede llevar consigo dolorosas rupturas de solidaridades anteriormente contraídas. El ámbito de la fe y el universo de comunión que él engendra, escapan radicalmente a los datos de la sociología. La frialdad con que Jesús trata a su madre no expresa un mal parentesco. Lo que Jesús enseña es la primacía del Padre: ante él no cuentan las recomendaciones, sino el amor traducido en obras.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por esta víctima de salvación que te ofrecemos, enciende, Señor, en nuestro corazón aquel fuego del Espíritu Santo con el cual inflamaste admirablemente el corazón paciente y humilde de San Francisco de Sales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN

La Virgen engendró al Dios y hombre; Dios nos devolvió la paz reconciliando el cielo y la tierra.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por estos sacramentos recibidos concédenos, Dios todopoderoso, que imitando en la tierra la caridad y la mansedumbre de San Francisco de Sales, alcancemos también nosotros la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Mc 3, 31-35

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.           HERMANOS” DE CRISTO

La doctrina que Cristo enseña aquí es clara. Los lazos familiares, sagrados, han de estar subordinados al bien superior del cumplimiento de la voluntad de Dios. No son los lazos de “la carne y de la sangre” los que regulan el amor de Cristo a los hombres. Son de naturaleza superior, sobrenatural. Los regula por el cumplimiento de la voluntad de Dios en los seres humanos (Mt 7:21-24; Lc 13:25-27).

También es bueno aclarar que la forma “hermanos” de Cristo es semitismo de “parientes.” El hebreo usa el término “hermano,” para expresar normalmente todo tipo de parentesco. Es el contexto el que ha de precisar esto.

2.           TU MADRE Y TUS HERMANOS ESTÁN AHÍ AFUERA

Jesús estaba hablando a la multitud, Alguien le dijo: Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte. Ante la presencia de estos vínculos familiares, Jesús aprovecha la oportunidad para dar una gran lección, señalando con la mano a sus discípulos, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre. No niega el amor a su madre ni a sus familiares, y habla de esa otra gran familia cristiana. No queda atado al solo amor humano de una familia. Hay otra familia espiritual a la que ama, en un orden espiritual y sobrenatural, con amor más entrañable y profundo que el amor humano con que se ama a la madre y a los hermanos.

3.           JESÚS, ES UN HIJO EJEMPLAR DE MARÍA

Sin embargo, Jesús, es un hijo ejemplar de María, la enaltece, la elogia, la alaba, la pone como ejemplo total de mujer y de Madre, ella escucho la palabra divina, y dijo: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". (Lucas 1, 36-38), por eso Jesús dice: Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ésa es mi madre. Una vez, estando hablando Jesús a la gente, alzó la voz una mujer y dijo: “Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron.” Y Jesús le respondió: “Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 11,27-28).No es tal vez María la primera entre aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen? Sin lugar a dudas, María es digna de bendición por el hecho de haber sido para Jesús Madre según la carne, pero también y sobre todo porque ya en el instante de la anunciación ha acogido la palabra de Dios, porque ha creído, porque fue obediente a Dios, porque guardaba la palabra y la conservaba cuidadosamente en su corazón. Esa es mi Madre nos Dice Jesús, ella es modelo, María, amorosamente y obedientemente hizo la voluntad de su Padre, nadie como ella fue tan fidelísima esclava del Señor, en la encarnación y en cada momento de su vida.

4.           HOY FORMAMOS LA GRAN FAMILIA CRISTIANA

Así es como también, extendiendo sus brazos hacia sus discípulos dice estos son mis hermanos, porque sus íntimos reconocen al seguir a Jesús quien es el único Padre, y nos enseña que somos la gran familia de Dios.

Es así como hoy formamos la gran familia cristiana, unidos por el parentesco espiritual.

Este es un reconocimiento de nuestra fraterna unión con todos y nos invita a reflexionar como debemos vivir como verdadera familia comprometidos al proyecto de la construcción del Reino de Dios.

Esta es una invitación a ser parte de la familia de Jesús, compartiendo nuestra vida con El, como buenos hermanos, ayudándonos, siendo solidario, compartiendo las necesidades de esta gran familia, apoyándonos, a vivir sin egoísmo, a compartir la misma mesa, y a obedecer al mismo Padre.

5.           TODO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE MI PADRE, ÉSE ES MI HERMANO

Es infinita la bondad de nuestro Hermano Jesús, ante todo los que hablaba, muestra su divina inclinación a hacer el bien, como en todo y siempre dispuesto a señalar cual es nuestro camino para el Reino, esto es, haciendo la voluntad del Padre, y nos llama con dulzura, suavidad y amabilidad hermanos, para que aprendamos a tratarnos como tal y para vivir unidos por el amor del Padre.

Hoy más que nunca, nos urge comprender este llamado que nos hace Jesús, formamos una comunidad cristiana, unidos por lazos de parentesco espiritual, unida entre sí por el amor al Padre que está en los cielos, y cumpliendo su voluntad, Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano, Es así, como debemos tener entre nosotros un trato de hermanos, viviendo fraternalmente, con amor de hermanos, con gran respeto entre sí, afectuosos y en comunión

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

LA VOLUNTAD DE DIOS

“aquí estoy, yo vengo —como está escrito de mí en el libro de la Ley— para hacer tu voluntad” (Hebreos 10, 1-10); “ Porque el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”. (Mc 3, 31-35)

Sólo dos versículos, pero contienen todo el misterio de nuestra salvación. La liturgia de la Palabra de hoy presenta dos lecturas que tienen que ver con el punto más profundo de la vida cristiana; dos lecturas que, unidas de este modo, parecen escogidas para liberar el corazón del hombre de una visión estrecha de la obediencia y de extraños preconceptos sobre la voluntad de Dios, entendida, con excesiva frecuencia, casi como el capricho de un tirano o como una ley férrea y anónima. Para descubrir el verdadero significado de estas dos luminosas afirmaciones, preguntemos, aunque sólo sea por medio de brevísimas alusiones, a la Sagrada Escritura. En el salmo 17 leemos: «El día de mi desgracia me asaltaron, pero el Señor fue mi apoyo. Me liberó, me dio respiro, me salvó, porque me amaba», y la versión latina -fiel al original hebreo-dice simplemente: quia me voluit, «porque me quiso»: la voluntad de Dios es su quererme.

En la plenitud de su revelación, Jesús declarará: “Y su voluntad es que yo no pierda a ninguno de los que él me ha dado, sino que los resucite en el último día” (Jn 6,39). Si la voluntad de Dios consiste en el deseo de nuestro bien, ¿qué será, entonces, la obediencia? Desde el aquí estoy de Abrahán (cf. Gn 22,2) hasta el aquí estoy de María, desde el aquí estoy de Jesús al aquí estoy de todos los que han seguido sus huellas, la obediencia se revela como un canto nupcial que brota de un corazón deseoso de cooperar con el designio divino de salvación. La obediencia no es la fría ejecución de unas órdenes severas, sino un apasionado compromiso de toda la persona en un confiado abandono a aquel que es, a buen seguro, omnipotente, pero también Padre; Altísimo, pero también Emmanuel, Dios-con-nosotros. El hombre y la mujer obedientes encontrarán momentos de cansancio en su camino, pero siempre sentirán junto a ellos los pasos de aquel que nos precede llevando por amor a nosotros su (nuestra) cruz.

ORACION (3)

 

Señor Jesús:

Hijo obediente del Padre, atraídos por la misteriosa fascinación de tu persona y cautivados por la fuerza penetrante de tu Palabra, nos apretamos a tu alrededor, míseros y pobres, mendigando la paz y el perdón.

Somos muchos, pero nos sentimos solos; quisiéramos mirarte a la cara, pero la vergüenza nos hace bajar la cabeza.

Estamos aquí con el peso de nuestra nada, con la esperanza de una vida nueva. Posando tu mirada sobre nosotros, nos dices; “el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre...”.

Estábamos solos, ahora somos tu familia, somos hermanos entre nosotros; nos sentimos unidos entre nosotros con una dulce y fuerte solidaridad. Que tu amor nos sostenga y nos impulse siempre a vivir contigo para todos.

Amén.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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