Misa Diaria,
Ciclo C
MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda
la vida cristiana" (LG 11)
Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
25 años en
Internet
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La edición
de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más
antigua de Internet, comenzó en el año 1998
Se envía
desde Santiago de Chile. Si desea comunicar algo, escriba al correo
electrónico: caminandoconjesus@vtr.net
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subsidio está publicado todos los días en la página WEB en este link: MISA DIARIA
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25-11-2023
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Nº MD 9.196
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LITURGIA DE LAS HORAS
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Misa a elección:
Feria. Verde.
Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir. (ML). Rojo.
Catalina
fue una jovencita noble de la ciudad de Alejandría (Egipto). Por ser
cristiana quiso consagrarse completamente como esposa a Cristo, y por esto
rehusó el matrimonio. Cuenta una leyenda que reunieron a cincuenta
filósofos para que la convencieran de la falsedad del cristianismo, pero ella
respondió con sabiduría, dejándolos desconcertados. Protestó contra las
persecuciones que sufrían los cristianos, y por esto fue decapitada. Es
patrona de los jóvenes y de los filósofos.
ANTÍFONA Cf. Jer 29, 11-12. 14
Dice
el Señor: “Yo tengo designios de paz y no de aflicción. Invóquenme y los
escucharé y pondré fin a su cautiverio”.
ORACIÓN
COLECTA
Señor
y Dios nuestro, concédenos vivir siempre con alegría bajo tu mirada, ya que
la felicidad plena y duradera consiste en servirte a ti, fuente y origen de
todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
O
bien: de santa Catalina
Dios
todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo el testimonio del martirio de
santa Catalina, virgen, por su intercesión, fortalece nuestra fe y
constancia y concédenos trabajar generosamente por la unidad de la Iglesia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA
1Mac 6,1-13
COMENTARIO: Se puede encontrar
además de este, otro relato (Cfr. 2Mac 9) de la muerte de Antíoco Epífanes.
Estos dos escritos son como el “trofeo” del “fin” de los “perseguidores”.
Dios hace justicia, y quien hace el mal tarde o temprano lo pagará.
Lectura del primer libro de los Macabeos.
El
rey Antíoco recorría las provincias de la meseta. Allí se enteró de que en
Persia había una ciudad llamada Elimaida, célebre por sus riquezas, su
plata y su oro. Ella tenía un templo muy rico, donde se guardaban armaduras
de oro, corazas y armas dejadas allí por Alejandro, hijo de Filipo y rey de
Macedonia, el primero que reinó sobre los griegos. Antíoco se dirigió a esa
ciudad para apoderarse de ella y saquearla, pero no lo consiguió, porque
los habitantes de la ciudad, al conocer sus planes, le opusieron
resistencia. El tuvo que huir y se retiró de allí
muy amargado para volver a Babilonia. Cuando todavía estaba en Persia, le
anunciaron que la expedición contra el país de Judá había fracasado. Le
comunicaron que Lisias había ido al frente de un poderoso ejército, pero había
tenido que retroceder ante los judíos, y que éstos habían acrecentado su
poder, gracias a las armas y al cuantioso botín tomado a los ejércitos
vencidos. Además, habían destruido la Abominación que él había erigido
sobre el altar de Jerusalén y habían rodeado el Santuario de altas murallas
como antes, haciendo lo mismo con Betsur, que era
una de las ciudades del rey. Al oír tales noticias, el rey quedó
consternado, presa de una violenta agitación, y cayó en cama enfermo de
tristeza, porque las cosas no le habían salido como él deseaba. Así pasó
muchos días, sin poder librarse de su melancolía, hasta que sintió que se
iba a morir. Entonces hizo venir a todos sus amigos y les dijo: “No puedo
conciliar el sueño y me siento desfallecer. Yo me pregunto cómo he llegado
al estado de aflicción y de amargura en que ahora me encuentro, yo que era
generoso y amado mientras ejercía el poder. Pero ahora caigo en la cuenta
de los males que causé en Jerusalén, cuando robé los objetos de plata y oro
que había allí y mandé exterminar sin motivo a los habitantes de Judá.
Reconozco que por eso me suceden todos estos males y muero de pesadumbre en
tierra extranjera”.
Palabra de Dios.
SALMO Sal
9, 2-4. 6. 16. 19
R. ¡Me alegraré por tu victoria, Señor!
Te
doy gracias, Señor, de todo corazón y proclamaré todas tus maravillas.
Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar himnos a tu Nombre,
Altísimo. R.
Cuando
retrocedían mis enemigos, tropezaron y perecieron delante de ti.
Escarmentaste a las naciones, destruiste a los impíos y borraste sus
nombres para siempre. R.
Los
pueblos se han hundido en la fosa que abrieron, su pie quedó atrapado en la
red que ocultaron. Porque el pobre no será olvidado para siempre ni se
malogra eternamente la esperanza del humilde. R.
ALELUYA
Cfr. 2Tim 1, 10
Aleluya.
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida
mediante la Buena Noticia. Aleluya.
EVANGELIO
Lc 20, 27-40
COMENTARIO: Los saduceos no creen
en la resurrección de los muertos y recurren al caso de una viuda que se
casa sucesivamente con los seis hermanos de su primer marido. Muere el
marido y mueren los seis hermanos que se casaron con la mujer sin dejar
descendencia.
La
pregunta es: ¿de quién será legítima esposa la mujer cuando los muertos
resuciten? El Maestro responde con un argumento que se refiere a la
naturaleza misma de la Alianza. Si Dios es el Dios de los vivientes, no ha
podido prorrogar su alianza con unos muertos. La respuesta del Maestro es
clara y concisa, cambia además los conceptos humanos de vida: los hombres
serán semejantes a los ángeles. No serán ángeles, sino que seguirán siendo
hombres. El Maestro hace entender que el lenguaje humano es incapaz de expresar
la condición concreta del Resucitado. La dificultad para creer puede
consistir en no saber desprenderse de las categorías de la materia y de los
conceptos humanos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Se
acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le
dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere
sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la
viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin
tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así
murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la
mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete
la tuvieron por mujer?”. Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y
las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del
mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque
son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la
resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo hadado a entender
en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor “el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Porque El no
es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él”.
Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado
bien”. Y ya no se atrevían a preguntarle nada.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, que esta ofrenda sea agradable a tus ojos, nos otorgue la gracia de
servirte con amor, y nos obtenga los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Sal 72, 28
Mi
dicha es estar cerca de Dios, y poner mi refugio en el Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después
de haber recibido los dones pascuales te pedimos humildemente, Señor, que
la Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en su memoria aumente la
caridad en todos nosotros. Él que vive y reina por los siglos de los
siglos.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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“Dios, es dios de los
vivos, no de los muertos”
Lc 20, 27-40
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1.
LA
HEREJÍA DE LOS SADUCEOS
Habiéndose
retirado los enviados de los fariseos, que intentaron tenderle una trampa a
Jesús, se acercan ahora los saduceos. Había dos clases de herejías entre
los judíos: la de los fariseos, que preferían la rectitud de las
tradiciones -y por esto el pueblo los llamaba divididos-; y la otra de los
saduceos, que quiere decir justos, atribuyéndose lo que no eran. Los
saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia
sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma. La herejía de los
saduceos no sólo niega la resurrección de los muertos, sino que además dice
que el alma muere con el cuerpo. Estos, poniendo asechanzas a Jesús, le
propusieron esta cuestión precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar
a sus discípulos acerca de la resurrección.
La
verdad es que los saduceos, inventaron esta historia que se narra en el
Evangelio, con el propósito de poner en ridículo a los que dicen que es
verdad la resurrección de los muertos. Oponen, por tanto, la torpe
invención de esta fábula para negar la verdad de la resurrección.
En
efecto, a ellos no les interesa mayormente el problema de la resurrección,
que para ello está resuelto negativamente, solo pretenden desprestigiar a
Jesús ante el pueblo, es decir la gente sencilla.
2.
DIOS,
ES DIOS DE LOS VIVOS, NO DE LOS MUERTOS.
Jesús
les responde confirmado la fe en la resurrección, y les hace ver que Dios,
es Dios de los vivos, no de los muertos.
Jesús
les manifiesta que después de la resurrección no habrá vida material,
destruyendo así sus doctrinas y sus frágiles fundamentos.
Lo
cual no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán
los que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán
todos los pecadores, y no se casarán en la otra vida.
Lo
que no entienden los saduceos, y se los aclara bien el Señor, es que no
habiendo muerte, no tiene razón de ser el matrimonio.
3.
SERÁN
IGUALES A LOS ÁNGELES Y A LOS HIJOS DE DIOS
Dice
Jesús: En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son
juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se
casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos
de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Serán
iguales a los ángeles y a los hijos de Dios, porque renovados por la gloria
de la resurrección, sin miedo alguno a la muerte, sin mancha de corrupción
y sin ninguna circunstancia de la vida material, gozarán de la presencia
constante de Dios.
Los
que estén con Jesús en una muerte semejante a la suya, es decir, dispuestos
a perder la vida por amor, serán, “como los ángeles”, llamados a la gloria
de los que viven en Dios. Gozarán de la condición de hijos en el esplendor
del Reino. Como los ángeles, vivirán para Dios, para su gloria,
eternamente.
4.
LA
MUERTE NO ALCANZA A DIOS, NI A LOS HIJOS DE DIOS.
También
Jesús añadió a la razón ya dicha, el testimonio de la Escritura, diciendo:
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje
de la zarza, cuando llama al Señor «el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y
el Dios de Jacob». Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes;
todos, en efecto, viven para Él”.
Por
tanto, aunque hayan muerto, viven en El con la esperanza de resucitar. La
afirmación que hace Jesús, “no es un Dios de muertos, sino de vivientes”,
nos debe alegrar mucho, nos debe llenar de gozo nuestro corazón, porque nos
ratifica que para Dios, todos vivimos.
La
muerte no alcanza a Dios, ni a los hijos de Dios. Los que están muertos, lo
están para el mundo. Para Dios no existe la muerte ni los muertos.
El
que está muerto para Dios, es aquel que no acepta abrirse a la Vida de la
gracia que nos trae el Señor Jesús, Vida que nos asegura la gloria. Vida
que vence a la muerte en la esperanza de la resurrección.
5.
NUESTRA
FE, SABE QUE EXISTE LA RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS.
Así
es como Jesús resucitó de entre los muertos. Así los muertos resucitaran
también, pero con una forma de vida completa y definitiva.
Así,
el cristiano sabe que la muerte no solamente no es el fin, sino que por el
contrario es el principio de la verdadera vida, la vida eterna.
En
cierta manera, desde que por los Sacramentos gozamos de la Vida Divina en
esta tierra, estamos viviendo ya la vida eterna. Nuestro cuerpo tendrá que
rendir su tributo a la madre tierra, de la cual salimos, por causa del
pecado, pero la Vida Divina de la que ya gozamos, es por definición eterna
como eterno es Dios.
Llevamos
en nuestro cuerpo la sentencia de muerte debida al pecado, pero nuestra
alma ya está en la eternidad y al final, hasta este cuerpo de pecado
resucitará para la eternidad. San Pablo (Rom.8:11) lo expresa
magníficamente: “Mas ustedes no son de la carne, sino del Espíritu, pues el
Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera el Espíritu de
Cristo, no sería de Cristo. En cambio, si Cristo está en ustedes, aunque el
cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu vive por estar
en Gracia de Dios. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Cristo de entre
los muertos está en ustedes, el que resucitó a Jesús de entre los muertos
dará también vida a sus cuerpos mortales; lo hará por medio de su Espíritu,
que ya habita en ustedes".
6.
EL
CRISTIANO ILUMINADO POR LA FE, VE PUES LA MUERTE CON OJOS MUY DISTINTOS
Jesús
se propone a sí mismo como verdadera imagen del Hijo que ha recibido la
vida del Padre, que entrega la vida al Padre en su muerte y que será
llamado por el Padre a la vida- en la resurrección. Su muerte es un acto de
amor y obediencia, pues realiza el proyecto divino de redención de la
esclavitud de la muerte. La cruz es el lecho en el que el Esposo ha dado la
vida por la esposa. De la muerte nace la vida.
Es
así como el cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy
distintos de los del mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez
transpuesto el umbral de la muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable.
El
mismo San Pablo, enamorado del Señor, se queja "del cuerpo de
pecado" pidiendo ser liberado ya de él. "Para mí la vida es
Cristo y la muerte ganancia" (Flp.1:21) "Cuando se manifieste el
que es nuestra vida, Cristo, ustedes también estarán en gloria y vendrán a
la luz con El" (Col.3, 4
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant
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PARA
LA LECTIO DIVINA
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PLENA Y ETERNA SEGÚN EL PROYECTO DEL
CREADOR
La muerte es la línea divisoria que separa, sin posibilidad de
confusión, lo verdadero de lo falso. Es el momento culminante de la vida,
más importante que el mismo nacimiento, del que no éramos conscientes,
crisol en el que se templan las decisiones fundamentales que determinan
nuestro destino.
La vida de cada uno de nosotros dura lo necesario para prepararnos a
morir, y el modo como lo hayamos hecho decidirá la calidad de la vida nueva
que nos está preparada desde siempre.
La
«novela» de los Macabeos lo muestra a su manera, con la tardía toma de
conciencia de Antíoco IV: «Por eso me han venido estas desgracias y me
muero de tristeza en tierra extraña», reconocimiento de una justicia cruel,
pero irreprochable. La palabra liberadora del Evangelio le ha quitado a la
muerte su «aguijón» (cf. 1 Cor 15,55), restituyéndole su auténtica
característica de paso de una vida imperfecta y precaria a la vida plena y
eterna según el proyecto del Creador.
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ORACION
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Señor, ayúdame a vivir esperándote.
Tengo miedo de la muerte, Señor Tengo miedo de
la muerte de los otros, de las personas queridas de las que no podré
prescindir. Dame unos ojos puros para que sea capaz de ver más allá de las
apariencias, más allá del “muro de sombra” que me separa de ti. Concédeme
un corazón sencillo para que no sucumba ante las preguntas sin respuesta.
No busco, Señor, razonamientos profundos ni
soluciones geniales. Pero tengo necesidad de encontrar un sentido a la vida
y a la muerte, la tengo cada vez que la mirada de un hermano que sufre se
cruza con la mía. Ayúdame a aceptar el silencio y la falta de respuestas.
Ayúdame a creer que eres tú el Señor de la vida, aun cuando la vida sea una
cosa frágil y se me escape de las manos.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Página de la Misa
Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde
Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor
Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda
mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto
nos ama.
Nota: Para la Liturgia
de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el
estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia
Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3) Para la Lectio
Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier
Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd.
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