MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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04-01-2022

Edición N.º MD 9.181

LITURGIA DE LAS HORAS

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PREFACIO DE EPIFANÍA.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 117, 26-27

Bendito el que viene en nombre del Señor. El Señor es Dios, él nos ilumina.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, tu Hijo unigénito se ha manifestado en la realidad de nuestra carne; ya que lo reconocemos semejante a nosotros exteriormente concédenos que él nos transforme interiormente. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA 1Jn 4, 7-10

Lectura de la primera carta de san Juan.

Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.

Palabra de Dios.

COMENTARIO: ¿Cómo podremos amarnos entre nosotros como Cristo nos amó? Esto sólo es posible porque él nos amó primero. Dejémonos inundar de ese amor que el Padre y Cristo nos regalan, y así podremos amarnos entre nosotros.

SALMO Sal 71, 1-4ab. 7-8

R. ¡Pueblos de la tierra, alaben al Señor!

Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al descendiente de reyes, para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus pobres con rectitud. R.

Que las montañas traigan al pueblo la paz, y las colinas, la justicia; que él defienda a los humildes del pueblo, socorran a los hijos de los pobres. R.

Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna; que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.

ALELUYA Lc 4, 18

Aleluya. El Señor me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos. Aleluya.

EVANGELIO Mc 6, 34-44

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: -Éste es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer-. Él respondió: -Denles de comer ustedes mismos-. Ellos le dijeron: -¿Tendríamos que ir a comprar doscientos denarios de pan para dar de comer a todos?-. Jesús preguntó: -¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver-. Después de averiguarlo, dijeron: -Cinco panes y dos pescados--. Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.

Palabra del Señor.

COMENTARIO: Los discípulos comparten la misión de Jesús, por lo que les corresponde a ellos aprender a saciar el hambre y la sed del desvalido mediante los cinco panes y los dos peces, signos del amor fraterno que se comparte entre hermanos, como Jesús, imagen del Padre, que se reparte para la salvación del mundo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta con bondad, Señor las ofrendas de tu pueblo, y por este sacramento celestial, haz que se haga vida en nosotros cuanto proclamamos por la fe. Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Ef 2, 4; Rom 8, 3

Dios, por el gran amor con que nos amó, envió a su propio Hijo, en una carne semejante a la del pecado.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, que sales a nuestro encuentro en la participación de la Eucaristía, obra en nuestros corazones su poderosa eficacia, para que al recibirla, nos hagas cada día más dignos del don que nos haces. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

Denles de comer ustedes mismos

San Marcos 6, 34-44:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

1.    PORQUE ERAN COMO OVEJAS SIN PASTOR

Al desembarcar vio Jesús una gran muchedumbre y se compadeció de ellos, “porque eran como ovejas sin pastor.” Esta expresión aparece en el ambiente bíblico (Núm 27:17; 1 Re 22:27; 2 Par 18:16; Ex 34:5). Pero este pasaje, puesto en el evangelio, tiene, sin duda, una evocación de valor mesiánico. En el Antiguo Testamento, el pueblo había sido comparado a un rebaño, y el Mesías al pastor. Dios dice en Ezequiel: “Suscitaré para ellos un pastor único, que las apacentará. Mi siervo David (el Mesías), él las apacentará, él será su pastor” (Ez 34:23). Y Cristo, en la última Cena, se identificó con el pastor, y los apóstoles — pueblo — con el rebaño, conforme a la profecía de Zacarías (Zac 13:7). Y se proclamó el Buen Pastor (Jn 10:11ss).

2.    JESÚS SE COMPADECE DE LOS HOMBRES

Jesús se nos muestra en todos los Evangelios, como la expresión plena del amor por los hombres. Su carácter está lleno de sentimientos por todos y cada uno de los hijos de Dios. El siente una profunda pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento ajeno. El nunca deja de conmoverse, siempre nos enseña esa natural inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos, siempre motivado por un auténtico sentimiento de afecto, cariño y solidaridad, como lo hace ahora hacia aquella gente que estaba cansada y hambrienta, por querer estar en su compañía, es así como sintió una gran compasión y les estuvo regalando sus bellas enseñanzas por largo rato.

3.    EL SEÑOR, ESPERA DE NOSOTROS, UN CORAZÓN COMPASIVO

Dios, tiene una gran ilusión con todos nosotros, esta es que tengamos la manera de ser con todos sus hijos como la que tuvo Jesús con sus hermanos, que siempre se preocupó de ellos incluso hasta de la necesidad del descanso. El corazón de un apóstol, no puede permanecer indiferente ante las necesidades de sus hermanos, sean estas espirituales o de otra índole. Sepamos como Jesús, mirar alrededor nuestro y veremos que hay mucho que necesitan oír una palabra de esperanza y que les hablemos del amor del Padre.

El Señor, espera de nosotros, un corazón compasivo, no dejemos de acudir en auxilio del que necesita, no dejemos de ayudar a los más necesitados por largo rato.

4.    LOS DISCÍPULOS ESTÁN PREOCUPADOS

Marcos relata: “Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: -Éste es un lugar desierto, y ya es muy tarde.”. Los discípulos están preocupados, lo que había llevado como provisiones, no era suficiente para tanta gente. La enseñanza que impartía de Jesús debe haber sido cautivante, se había quedado más tiempo de lo considerado y se habían agotado los víveres. Entonces los discípulos le dicen al Señor: Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer”  Pero Jesús les contestó: “Denles de comer ustedes mismos”. Ellos le explicaron al Señor que tenían solo cinco panes y dos pescados. El Corazón de Jesús, siempre está dispuesto a dar una solución y no titubea en recurrir a lo que Él puede hacer, para ir en ayuda a tanta gente hambrienta. Jesús se preocupa del pan material para las gentes, pero él sabe que también los hombres sienten hambre de Dios, las dos hambres que experimenta el hombre y los dos son urgentes de atender.

5.    MANDÓ QUE LA GENTE SE RECOSTARA EN LA HIERBA.

Luego mandó que la gente se recostara en la hierba. Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran

Jesús elevó los ojos al cielo. Este gesto de Jesús era frecuente en su oración. En cambio, no era usual en las  costumbres rabínicas, porque se decía: “La regla es que el que ora ha de tener los ojos  bajos y el corazón elevado al cielo.” Jesús no enseña nuevamente que todo viene del Padre, Él está con su corazón en ese momento en la tierra, pero levanta los ojos al cielo,  enseñándonos que es allí donde debemos mirar, porque todo viene de Dios y todo nos  debe llevar a Dios. También el relato nos dice que: pronunció una bendición. Jesús sigue la tradición judía. La costumbre rabínica había establecido que no se comiese o bebiese  sin bendecir los alimentos, pues equivalía a un pecado de infidelidad.

6.    PARTIÓ LOS PANES Y SE LOS DIO A LOS DISCÍPULOS

También relata Marcos que: partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran”. El milagro se hizo en las manos de Jesús, y se puede suponer que se fue multiplicando en las manos de los discípulos, porque de lo contrario hubiese sido incesante e inacabable ir y venir a Jesús. Entonces, Jesús no sació directamente el hambre, lo hace a través de sus discípulos, es así como les dios a ellos los panes y estos  a las gentes.

Así han de ser los apóstoles de hoy, en ningún caso indiferente a las necesidades de los demás, siempre dispuestos a atender y acudir en la ayuda de los necesitados, con generosidad y sin pensar muchas veces en el descanso, porque esto se hace por el amor a Cristo, por amor al Padre Bueno y a todos sus hermanos.

Los apóstoles le ofrecieron a Jesús todo lo que tenían, fruto del trabajo y del esfuerzo, solo cinco panes y Jesús hizo todo los demás. El Evangelio continúa: Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres”. El milagro fue tan abundante, que todos se saciaron y luego recogieron doce canastos sobrantes. Era uso judío recoger, después de las comidas, los trozos de comida caídos a tierra. El milagro se constataba bien: las sobras eran más que la materia de cinco panes para el milagro.

7.    LAS GENTES QUE NO TIENEN QUÉ COMER EN EL DESIERTO

En el trasfondo de este hecho está la evocación de Moisés, viniendo a ser ello una tipología de esta obra de Jesús. A las gentes que no tienen qué comer en el desierto (Núm 11:13.14), Moisés, con su oración, logra el maná. En esta época se esperaba que el Mesías saliese del desierto, y aparecieron por entonces varios pseudo Mesías, que llevaban las gentes al desierto, donde las prometían señales prodigiosas y de donde saldrían triunfadores, pero se cuenta que su fin fue desastroso. Igualmente, en los días mesiánicos, como renovación de los días del desierto, se esperaba una lluvia perpetua de maná.

Todo esto podía provocar una explosión de entusiasmo mesiánico en torno a Jesús. Pero Jesús despachó a las gentes y discípulos, para que no se dejasen contagiar de aquel mesianismo, no era el auténtico, ni la hora de su plena proclamación, y El mismo se marchó solo a un monte a hacer oración. La esperanza de las gentes que habían seguido a Jesús, no quedo fallida, ellos recibieron lo que necesitaban, llegaron enfermos y fueron curados, para saciar su hambre les proporcionó pan, para saciar su espíritu, Él les entrego su la Palabra.

8.    PONGAMOS EN MANOS DE LOS DEMÁS COMPARTIENDO SOLIDARIAMENTE

El que sigue resueltamente a Jesucristo, encuentra todo lo que necesita para sí, en esta vida terrenal y luego en la vida eterna. Nuestro amado Padre Bueno, ya nos ha regalo su amor. En Cristo nos ha dado todo, se ha dado a sí mismo. ¿Qué otro poder será más fuerte que este amor generoso y apasionado que el Padre manifestó en Jesús? Este amor nos sostiene en medio de toda circunstancia adversa. Así lo comprendió también San Pablo; ¿Quién podrá separamos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? (Rom 8, 35).

Así como Pablo, que convencido de que en el amor de Cristo tiene la fortaleza para vencer cualquier dificultad, así también sea para nosotros el mismo convencimiento. Así como las gentes dejaron todo por seguir al Señor hasta el desierto, y sin importarle el hambre no se apartaron de Él, que ninguna adversidad nos contenga para seguirle.

Así como el Señor pone en nuestras manos muchos bienes, pongamos en manos de los demás compartiendo solidariamente lo que tenemos, para que le demos a otros nosotros mismos.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA

 

ES JESÚS, PAN DE VIDA, QUE DA LA INMORTALIDAD A QUIEN SE ALIMENTA DE ÉL

El milagro de la multiplicación de los panes nos introduce simbólicamente en el gran y extraordinario misterio del pan de vida. El relato es importante y todos los evangelistas lo refieren y lo ponen en el centro de la actividad pública de Jesús. El Maestro realiza el milagro porque tiene compasión de la multitud, pero se trata también de un signo querido por el Cristo para revelarse a sí mismo. Estamos frente al nuevo milagro del maná realizado por Jesús, nuevo Moisés, revelador escatológico y mediador de los signos de Dios, en un nuevo éxodo: es el símbolo de la eucaristía, verdadero alimento del pueblo de Dios. Se necesita comer el pan vivo bajado del cielo para sobrevivir y entrar en comunión íntima con Jesús

Es revelación divina que el pan posee la eficacia de comunicar una vida más allá de la muerte. Es Jesús, pan de vida, que da la inmortalidad a quien se alimenta de él, a quien en la fe interioriza su Palabra y asimila su vida. La escucha interior de Jesús es alimentarse con el pan celestial y saciar el hambre que todo hombre tiene en sí mismo. Como el Padre es la fuente de la vida del Hijo, y en él toda obra de salvación encuentra su origen en el Padre, así el que participa de la eucaristía encuentra en Cristo la vida divina. Jesús recibe la vida del Padre y la da al creyente no sólo en el tiempo presente, sino al final de la historia, con aquella vida eterna que es amor, participación en el misterio pascual de Cristo, en el misterio de una carne vivificada por el Espíritu, que permite establecer un vínculo profundo con Dios, como el que existe entre el Padre y el Hijo.

 

ORACION

 

Señor, tú eres un Dios que nos ha dado infinitas pruebas de amor y de bondad, no sólo creando el universo y el pequeño mundo en el que vivimos, sino también dándonos la vida y la inteligencia, por medio de la cual podemos gustar las bellezas creadas para nosotros y puestas a nuestra disposición. Pero, por encima de todo, te has demostrado Padre, dándonos la mayor prueba de tu inmenso amor al enviarnos a tu Hijo amado como Salvador, don precioso y extraordinario que sólo tu inmensa bondad podía pensar.

Verdaderamente eres un Dios de amor. Has tomado la iniciativa en la vida humana y no has permitido que permaneciéramos alejados de ti para siempre, como enemigos tuyos. Has establecido una estrecha alianza con tu pueblo elegido, a pesar de las muchas traiciones, y además nos has dado definitivamente, por medio de tu Hijo, la Iglesia como madre y lugar de salvación. Te has mostrado grande de corazón ofreciéndonos el don renovado del maná, esto es, del pan de la Palabra y de la eucaristía, sacramentos de tu amor divino. Te has preocupado también de saciar el hambre del hombre en sus necesidades espirituales y materiales, demostrando una predilección especial por los pobres y los que sufren. Nunca has olvidado llamar a ti incluso a aquellos que se sienten suficientes y seguros, porque sólo tú eres la seguridad del hombre y la felicidad que llena el corazón. Gracias por tu amor generoso y sin recato que nos hace descubrir tu verdadera identidad.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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