MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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08-03-2021

Edición N.º MD 8.189

LITURGIA DE LAS HORAS

        

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LUNES TERCERA SEMANA DE CUARESMA

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 83, 3

Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor. Mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.

ORACIÓN COLECTA

Tu misericordia, Señor, purifique y proteja a tu Iglesia, y ya que sin ti no puede subsistir, guíala siempre con tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA 2 Rey 5, 1-15

Lectura del segundo libro de los Reyes.

Naamán, general del ejército del rey de Arám, era un hombre prestigioso y altamente estimado por su señor, porque gracias a él, el Señor había dado la victoria a Arám. Pero este hombre, guerrero valeroso, era leproso. En una de sus incursiones, los arameos se habían llevado cautiva del país de Israel a una niña, que fue puesta al servicio de la mujer de Naamán. Ella dijo entonces a su patrona: “¡Ojalá mi señor se presentara ante el profeta que está en Samaría! Seguramente, él lo libraría de su lepra”. Naamán fue y le contó a su señor: “La niña del país de Israel ha dicho esto y esto”. El rey de Arám respondió: “Está bien, ve, y yo enviaré una carta al rey de Israel”. Naamán partió llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez trajes de gala, y presentó al rey de Israel la carta que decía: “Junto con esta carta, te envío a Naamán, mi servidor, para que lo libres de su lepra”. Apenas el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y dijo: “¿Acaso yo soy Dios, capaz de hacer morir y vivir, para que este me mande librar a un hombre de su lepra? Fíjense bien y verán que él está buscando un pretexto contra mí”. Cuando Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, mandó a decir al rey: “¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que él venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel”. Naamán llegó entonces con sus caballos y su carruaje, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Eliseo mandó un mensajero para que le dijera: “Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarás limpio”. Pero Naamán, muy irritado, se fue diciendo: “Yo me había imaginado que saldría él personalmente, se pondría de pie e invocaría el nombre del Señor, su Dios; luego pasaría su mano sobre la parte afectada y sanaría la lepra. ¿Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Parpar, no valen más que todas las aguas de Israel? ¿No podía yo bañarme en ellos y quedar limpio?”. Y dando media vuelta, se fue muy enojado. Pero sus servidores se acercaron para decirle: “Padre, si el profeta te hubiera mandado una cosa extraordinaria ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si él te dice simplemente: Báñate y quedarás limpio!”. Entonces bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio. Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: “Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor”.

Palabra de Dios.

COMENTARIO: La curación de Naamán ocupa un lugar especial entre los milagros obrados por intercesión de Eliseo. Fácilmente descubrimos en ella una configuración anticipada del Bautismo, que purifica del pecado. Naamán era un hombre importante, pero nada podía hacer contra la lepra. Quiere renovarse dejando su piel contaminada, y se le ofrece un camino de esperanza y una oportunidad. La curación de la lepra efectuada por intercesión de profeta Eliseo a un extranjero, sirvió para que ambos reyes, tanto de Israel como de Siria, superaran sus rivalidades.

SALMO Sal 41, 2-3; 42, 3-4

R. ¡Mi alma tiene sed del Dios viviente!

Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. R.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios? R.

Envíame tu luz y tu verdad: que ellas me encaminen y me guíen a tu santa Montaña, hasta el lugar donde habitas. R.

Y llegaré al altar de Dios, el Dios que es la alegría de mi vida; y te daré gracias con la cítara, Señor, Dios mío. R.

VERSÍCULO Cfr. Sal 129, 5. 7

Espero en el Señor y confío en su palabra, porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia.

EVANGELIO Lc 4, 24-30

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

Palabra del Señor.

COMENTARIO: Ya terminó el tiempo de las promesas y de las profecías. Dios empieza a mostrarse a los hombres tal como es: Jesús da a conocer al Padre, y el Padre da a conocer a su Hijo mediante las señales y milagros que él hace. El paso de Jesús trae una verdadera liberación para todos y su acción tiende a que cada uno de nosotros viva en la verdad.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, estos dones como expresión de nuestra entrega; conviértelos para nosotros en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 116, 1-2

Alaben al Señor, todas las naciones, porque es inquebrantable su amor por nosotros.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Padre, que la comunión de tu sacramento nos purifique de nuestras faltas y nos conceda la unidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino”

Lc 4, 24-30

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    "LES ASEGURO QUE NINGÚN PROFETA ES BIEN RECIBIDO EN SU TIERRA.”

En este Evangelio, las palabras de Jesús, advierten la incomprensión y la no aceptación de sus palabras y sus enseñanzas. El Evangelio, comienza “Cuando Jesús llegó a Nazaret”, Ya había corrido mucho su fama de persona que hace milagros y actos extraordinarios, hasta se debió de hablar pensando en su mesianismo. Esto es lo que hace extrañarse a la gente de Nazaret, que le escuchaba en la sinagoga. Las gentes veían en Jesús sabiduría y prodigios. Pero ¿de dónde le venían, puesto que ellos conocían a sus padres y familiares? Acaso flotase ya en ellos no sólo la extrañeza aldeana de no concebir a uno de los suyos superior a ellos, sino que latiesen rumores de su mesianismo. Como el Mesías debería ser de origen desconocido, no podía conciliarse con el conocimiento que ellos tenían de sus padres.

Sin embargo, los milagros están en primer plano, se habían divulgado mucho. La cita de haber hecho muchos milagros en Cafarnaúm pudiera llevar agregado el celo de pueblos rivales. Pero en el fondo de aquella argumentación late estrechez. Es lo que les responde con el proverbio, "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.”

2.    “PERO JESÚS, PASANDO EN MEDIO DE ELLOS, CONTINUÓ SU CAMINO”.

Además va a notificarles el porqué de esto. El profeta obra en nombre de Dios los prodigios, sin que esté, por lo mismo, sujeto a las exigencias de los hombres. Tal fue el doble caso bíblico que les cita de Elías (1 Re 17:18ss) y de Elíseo (2 Re 5:1ss). Ambos profetas fueron a realizar milagros fuera del mismo Israel: uno para remediar un hambre devastadora va a casa de una viuda en Sarepta, en la región de Sidón, y el otro, para curar de lepra a Naamán, de Siria, a pesar de que la lepra era ordinaria en Israel.

Dice el Evangelio: “Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron”. Ante esto, la reacción de los oyentes fue de un hostil tumulto. Veían a Israel pospuesto a gentes no judías, por profetas. Y este rechazo del pueblo escogido, que posiblemente interpretaron como una censura a ellos, les hizo abalanzarse sobre El y sacarle del pueblo. “Y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo” “Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino”.

Podemos observar en este relato del Evangelio, que la actuación de Jesús desagradó sumamente a los oyentes que no querían oír hablar de la buena noticia de su liberación dirigida a los pobres, a los cautivos, a los ciegos y a los oprimidos, de una amnistía general de Dios, del perdón otorgado a la humanidad entera, cancelando para siempre el léxico de la venganza de las relaciones humanas, por eso al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron; aún más, se levantaron, y lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta un barranco de la montaña sobre la cual estaba construida la ciudad, con ánimo de despeñarlo.

3.    “PERO ÉL, PASANDO POR EN MEDIO DE ELLOS, SE ALEJÓ DE ALLÍ”.

Jesús, resucitado, continúa hoy caminando en medio de la humanidad, especialmente entre los pobres con la buena noticia, anunciando la liberación a los cautivos y en la curación de los ciegos, como luz del mundo, dando libertad a los oprimidos y a proclamando el año de gracia del Señor

"Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra”, Jesús se había puesto a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados, sin embargo de entre sus mismos coterráneos, celosas palabras de admiración escandalosa brotan de ellos, recordemos también que en una ocasión ellos le decían; "¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?. Esto que sucede en esta escena sigue siendo habitual, no concebimos posible que alguien que convive con nosotros pueda ser mejor o que tenga cualidades extraordinarias.

Siempre habrá grandes cualidades que admirar en las personas que nos rodean, y no tiene sentido escandalizarse y entristecerse porque son mejores, ya que no podemos ser nosotros los mejores en todos los aspectos, admirar cualidades de los demás es un hermoso sentimiento, y para los envidiosos una amargura.

Entonces, hagamos un esfuerzo por captar lo bueno y positivo que hay en quienes nos rodean, y así, buscar que en nosotros haya capacidad de admiración por la gente a la que conocemos.

4.    JESÚS NOS HACE VER COMO NUESTRA CEGUERA ESPIRITUAL NO NOS DEJA VER

Pero no podemos amar al Señor, si sentimos desprecio por algún hermano, especialmente, si en el miramos su condición social, económica o racial. Hagamos un esfuerzo para no juzgar a los demás por las apariencias, y sepamos ver en otros su coherencia de vida, la rectitud de su espíritu, su calidad humana, capacidad de justicia, su sabiduría y que sea para nosotros un ejemplo su camino de santidad.

Cuando estamos falto de fe, Jesús nos hace ver como nuestra ceguera espiritual no nos deja ver su obras salvadora, Él nos está mostrando su voluntad y no somos capaces de verla, ¿será porque está contrariando nuestros gustos?, ¿o nos está delatando nuestra soberbia? Muchas veces el hombre busca a Jesucristo para servirse de Él, especialmente de su nombre, y cuando no le es útil, lo rechaza. Jesús rompe todos los esquemas de esta vida temporal. “Jesús, paso por medio de ellos”, porque prefirió la antipatía antes que ceder en su mensaje de salvación, y reprende a todo el que anda falto de fe.

Así, con la actitud de Jesús, aprendemos y nos animamos hoy, porque encontraremos oposición en nuestro apostolado, pero no debemos desistir ni desanimarnos, al contrario, con amor y gran caridad, mantengamos la adhesión incondicional a Cristo, sin dejar de mantener la verdad del mensaje de Jesús, manteniendo integro su mensaje, dejando de lado los halagos y complacencia a los que nos escuchan, pero siendo firme con sus enseñanzas.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

FIARSE DE LOS SENCILLOS MEDIOS DE SALVACIÓN QUE NOS OFRECE DIOS

"Pero este hombre, guerrero valeroso, era leproso" (2 Re 5,1), "...pero ninguno de ellos fue curado, sino únicamente Naamán el sirio" (Lc 4,27).

Pero: conjunción adversativa que entre ambos fragmentos indica un cambio de situación. En el primer caso, de una situación de "esplendor" a una extrema pobreza; en el segundo, de una negativa a la experiencia de la salvación.

Cuántos "peros", también, en nuestra vida personal y comunitaria. A veces, señalando nuestra propia condición de límite y de pecado; a veces, introduciendo una intervención inesperada de gracia.

El itinerario de Naamán de un "pero" al otro puede señalar también nuestro camino de curación, que en etapas sucesivas nos conduce a la salvación. Este camino sólo se realiza tras el paso de una actitud inicial de orgullo y presunción a otra de humildad que posibilita el fiarse de los sencillos medios de salvación que nos ofrece Dios.

ORACION (3)

 

Señor Jesús, aquí me tienes. No tengo otra esperanza. Tú me conoces. Ante ti está mi miseria. Ante ti están también todos mis deseos. Sólo tú puedes curarme. Tú eres el único que tienes palabras de vida eterna. Espero en ti, Jesús, espero en tu Palabra, porque tu misericordia es inmensa.

No te pido signos maravillosos y desconcertantes. Te pido el don de un corazón humilde y dócil que se deje convencer por la fuerza persuasiva de tu Espíritu, que, junto con el Padre, está sobre todos, actúa por medio de todos y está presente en todos. Te pido el don de un corazón sencillo capaz de contemplar -maravillado- la grandeza de tu amor oculto en los humildes signos del pan y el vino, de la luz y el agua, en la voz y el rostro de cada hermano. Te pido el "milagro" de una fe sin reservas que acepte -sobre todo en el momento de las dudas, la impotencia y el pecado- el fiarse totalmente de ti.

SANTORAL (4)

 

SAN JUAN DE DIOS 1495-1550

La presencia de los Hermanos de San Juan de  en tantos hospitales o centros psiquiátricos ha difundido por el mundo entero el nombre de aquel que les confirió el impulso de su caridad, sin haber imaginado nunca él mismo que fundaba una Orden religiosa.

«Si se perdiese la misericordia, se hallaría en vos», le dijo alguien cierta vez, y el comentario le define, pero antes de descubrirse a sí mismo Juan Ciudad, porque éste era su nombre, iba a vivir en el aturdimiento de quien busca lo que no sabe que anda buscando.

Nacido de padres menestrales en la población portuguesa de Montemayor el Nuevo, en la diócesis de Évora, a los ocho años dejó a los suyos para ver mundo, es pastor en Oropesa, provincia de Toledo, quieren casarle con la hija del amo, y él vuelve a echarse a los caminos prefiriendo la aventura de la guerra.

Aunque triunfa su Tercio, él se ve a punto de ser ahorcado por no haber sabido guardar un depósito militar. Y vuelve a Oropesa.

Cuatro años después se alista en otro Tercio que acude a rechazar de Austria y Hungría al gran turco Solimán II.

Regresa por mar a la Coruña y peregrina a Santiago de Compostela. Llega a Montemor, pero sus padres han muerto. En Ayamonte, atiende a los enfermos del Santo Hospital. Trabaja una temporada en un cortijo de Sevilla y después en la fortificación de Ceuta como peón albañil para ayudar a una familia necesitada.

Finalmente se hace vendedor de libros piadosos y estampas desde Gibraltar y Algeciras a Granada. ¿Será el fin de tanto ir y venir? Sus padres han muerto, y ese hombre inquieto y sin arraigo continúa sus vagabundeos cada vez más movido por la piedad y la caridad.

A los 42 años llega a Granada. Allí se realizó su conversión. "Granada será tu cruz", le dice el Señor. Desde ahora se llamará Juan de Dios. Predicaba en Granada San Juan de Ávila, y con tales colores y tonos predicó sobre la belleza de la virtud y sobre la fealdad del pecado, con tantos ardores habló sobre el amor de Dios, que Juan se sintió como herido por un rayo. Se tiraba por el suelo, mientras repetía: "Misericordia, Señor, misericordia". Quemó los libros que vendía de caballería, repartió los piadosos, lo dio todo, y corrió por las calles de la ciudad descalzo y gritando sus pecados y su arrepentimiento como uno que ha perdido el juicio.

Los niños le seguían burlándose: ¡Al loco, al loco! Nadie entendía aquella divina locura y llegan a internarle en un manicomio. Sólo Juan de Ávila que le animó a encauzar aquellos arrebatos en alguna obra permanente de caridad. Y Juan concentró ahora todo su entusiasmo en una nueva Orden: La Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.

Sus primeros compañeros los reclutó el fundador entre la gente más desarrapada: un alcahuete, un asesino, un espía y un usurero. Esa es la fuerza del amor. Un converso que saca del fango a cuatro truhanes y los hace héroes cristianos. Sobre estas cuatro columnas apoyará su obra.

Peregrina a Guadalupe. Vuelve a Granada y con la ayuda del arzobispo de Granada recoge en un asilo a los desesperados de todas clases: enfermos, viudas, huérfanos, ancianos, inválidos, locos, hambrientos, vagabundos, prostitutas, y va a pedir limosna por las calles con una espuerta y dos marmitas colgadas al cuello, andrajoso y gritando: «Hermanos, haced bien para vosotros mismos», recoge los primeros enfermos. Es el precursor de la beneficencia moderna. Acoge a los enfermos, los cura, los limpia, los consuela, les da de comer. Todo es limpieza, orden y paz en la casa. Por la noche mendiga por la ciudad para los enfermos.

Todos se le abren. Todos le ayudan. Es muy expresivo el cuadro de Murillo: va el Santo con el cesto lleno por la ciudad, carga con un enfermo ulceroso que representa a Jesucristo y un ángel le sostiene y le guía.

Un día se declaró un incendio en el Hospital. Había peligro de que todos los enfermos quedaran abrasados. Juan de Dios, desoyendo a los prudentes, se metió en el fuego, dispuesto a dar la vida, cogió uno a uno sobre sus espaldas y los salvó a todos. A él únicamente se le chamuscaron los vestidos. Las llamas de su amor fueron más fuertes que el fuego.

Los enfermos crecían. Salió Juan a colectar por Andalucía, y por Toledo hasta Valladolid. Felipe II le favoreció regiamente. Al volver enfermó. Se enteró que el Genil arrastraba mucha madera. Bien le vendría para sus enfermos. Se levanto y se lanzó al río. Vio además que un joven se ahogaba. El esfuerzo supremo que hizo por salvarle acabó de agotar sus fuerzas.

Su lecho fue un desfile continuo de gentes que querían ver a su padre y bienhechor, hasta los gitanos del Sacromonte y del Albaicín. Esperó la muerte de rodillas, y mirando al crucifijo dejó de latir su ardiente corazón.

 

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

(4) Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

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