ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 47,10-11
En tu santo templo, Señor, evocamos tu
misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra.
Tu derecha está llena de justicia.
ACTO PENITENCIAL
— En
ti confiamos: Cuando la mansedumbre nos parece cobardía. Señor, ten piedad.
— A
ti acudimos: Cuando nos dejamos atrapar por los criterios del mundo.
Cristo, ten piedad.
— A
ti esperamos: Cuando nos cuesta practicar la humildad. Señor, ten piedad.
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que por la humillación de tu Hijo
levantaste a la humanidad caída; concédenos una santa alegría, para que,
liberados de la servidumbre del pecado, alcancemos la felicidad que no
tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos
PRIMERA LECTURA Zac 9, 9-10
El profeta proclama un
tiempo de alegría y fiesta para el pueblo. Dios ha cumplido sus promesas,
se acerca el tiempo en que cambiará las armas por la paz.
Lectura de la profecía de Zacarías.
Así habla el Señor: ¡Alégrate mucho, hija de
Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene
hacia ti; Él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un
asno, sobre la cría de una asna. Él suprimirá los carros de Efraím y los caballos
de Jerusalén; el arco de guerra será suprimido y proclamará la paz a las
naciones. Su dominio se extenderá de un mar hasta el otro, y desde el Río
hasta los confines de la tierra.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 144, 1-2. 8-11.13-14
R. Bendeciré tu Nombre eternamente.
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y
bendeciré tu Nombre eternamente; día tras día te bendeciré, y alabaré tu
Nombre sin cesar. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para
enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene
compasión de todas sus criaturas. R.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y
tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu
poder. R.
El Señor es fiel en todas sus palabras y
bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y
endereza a los que están encorvados. R.
SEGUNDA LECTURA Rom 8,9. 11-13
La vida en el Espíritu se
presenta no como un simple acto de abandono, sino como una actitud y una
tarea. San Pablo exhorta por tanto a los cristianos de Roma a vivir de
acuerdo al Espíritu que habita en cada uno.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los
cristianos de Roma.
Hermanos: Ustedes no están animados por la
carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes.
El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Y si el
Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a
Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo
Espíritu que habita en ustedes. Hermanos, nosotros no somos deudores de la
carne, para vivir de una manera carnal. Si ustedes viven según la carne,
morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la carne por medio del
Espíritu, entonces vivirán.
Palabra de Dios.
ALELUYA Cfr. Mt 11, 25
Aleluya. Bendito eres, Padre, Señor del cielo y
de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños.
Aleluya.
EVANGELIO Mt 11,25-30
En tiempos de Jesús se
llamaba “yugo” a los preceptos de la Ley, los que eran muy difíciles de
practicar, especialmente para el común de la gente. Jesús viene a liberar
de esas pesadas cargas y, desde ahora, el único “yugo”, la única ley, es ir
hacia él y estar con él en el amor.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo.
Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y
de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los
prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has
querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el
Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo
se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y
agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de
mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Señor, haz nuestro
corazón semejante al tuyo.
— Para que la Iglesia no se deje engañar por las
argucias de los poderosos de este mundo. Oremos.
— Para que las naciones rechacen con firmeza el
empleo de la violencia en la solución de los conflictos. Oremos.
— Para que cuantos se sientan afligidos y
agobiados por la lucha cotidiana encuentren alivio y descanso en Jesús y en
nuestra fraternidad. Oremos.
— Para que aprendamos de Jesús la mansedumbre y
la humildad llevando unos las cargas de los otros. Oremos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Padre del cielo, que este sacrificio consagrado
a tu nombre nos purifique y nos encamine, cada día más, hacia la vida
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DOMINICAL
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 33, 9
Gusten y vean qué bueno es el Señor. Feliz el
hombre que espera en Él.
O bien: Cfr. Mt 11, 28
Vengan a mí todos los que están afligidos y
agobiados, y yo los aliviaré, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con tan grandes dones, te pedimos,
Padre, recibir sus frutos de salvación y no dejar nunca de alabarte. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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“aprendan de mí, porque soy paciente y humilde
de corazón, y así encontrarán alivio”
Mt 11, 25-30:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. TE ALABO, PADRE, SEÑOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA
Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los
sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños”.
Cuando menciona a los sabios, está refiriéndose
a los fariseos y a los escribas que eran los intérpretes de la ley, cuando
habla de los prudentes, son aquellos que eran instruidos por los escribas.
Así sabio se llama al que enseña y prudente al que aprende. El Señor llama
pequeños o párvulos a sus discípulos, porque los eligió, no de entre los
doctores de la ley, sino de entre la gente del pueblo y los pescadores; los
cuales se llaman párvulos, pequeños o niños, porque no son hombre que tiene
en su intención el hacer daño a sus semejantes.
2. LOS PEQUEÑOS Y SENCILLOS, A LOS HUMILDES
Los más excelsos misterios son revelados a los
pequeños y sencillos, a los humildes, es decir a esos que se tienen por
pequeños, pero que en el fondo son los únicos grandes a los ojos del Padre.
Sin embargo lo más secreto del amor del Padre no está a la vista de los
soberbios, en especial aquellos que tienen por grandes a los poderosos.
Es así como los fariseos y a los escribas,
soberbios y autosuficientes, no fueron capaces de comprender la mesianidad de Jesucristo, sin embargo, sencillos
pescadores, hombres pobres, humildes, exentos de presunción, pero limpios y
sanos de corazón tuvieron el privilegio de ser los amigos íntimos de
Cristo.
3. "DIOS SE RESISTE A LOS SOBERBIOS, A LOS HUMILDES LES DA LA
GRACIA" (Stgo 4,6)
Dios no cambia sus modos de obrar; sigue
ocultándose a los soberbios y sigue revelándose a los humildes”.
Ciertamente, si Dios valoriza enormemente la humildad, es porque es algo
bueno, y no significa ser humilde no tener auto estima, o no tener ideas de
superación, o no amarse a sí mismo. Al contrario, la humildad da mucha
fuerza, en especial porque ella abre las puertas que Dios nos tiene para
vivir en el Reino. “Soy paciente (manso) y humilde de corazón”,
nos ha dicho el Señor.
La humildad tiene una gran importancia en
nuestra relación con Dios y con todos los hombres, el cristiano está
llamado a ser un eterno buscador de esta virtud y vivir con ella todos los
días de su vida temporal.
Y como todo este edificio va fundamentado en
humildad, cuanto más nos vamos acercando a Dios mayor ha de ser esta virtud
y si no, todo se viene abajo (Santa Teresa de Jesús Vida 12, 5).
4. TODO ME HA SIDO DADO POR MI PADRE
Dice el Señor: “Sí, Padre, porque
así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al
Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a
quien el Hijo se lo quiera revelar.”
Solamente el Padre puede entender y manifestar
la profundidad del misterio de Jesús, y él ha querido abrir este secreto a
los humildes (1 Cor 1,26). Jesús es el único que puede conocer al padre y
solo el padre puede conocerlo a Él. Jesús se coloca en una comunión con el
Padre totalmente única.
El Hijo vino para dar a conocer al Padre, para
esto él nos pide sencillez, humildad en el corazón, estar vacíos y
despojados de nosotros mismos. Él ha querido abrir este secreto a los
humildes.
5. GRACIA AMADO JESUCRISTO, POR LO QUE NOS HAS REVELADO
Bendito sea por siempre Señor, porque nos
elegisteis a pesar de nuestra miseria espiritual, para darnos a conocer al
Padre, entonces esta dignidad que nos disteis, nos debe hacer permanecer en
humildad, a fin de continuar siendo dignos de ti Señor Jesús y nos sigas
mostrando al Padre. Que esto sea un gran estímulo, para que el conocimiento
del Padre sea en nuestras vida cada vez más intenso, por eso todo los días
de nuestras vidas queremos darte las gracias, por toda tu gran bondad.
Te damos gracia amado Jesucristo, por lo que
nos has revelado, por darnos a conocer a un Padre amoroso; amado Jesús nos
has dicho y nos ha mostrado como es de bueno nuestro Padre, como es de
misericordioso con sus hijos, como nos ama y se preocupa por nosotros, como
los santifica por su espíritu, como los eleva por su gracia.
6. TODOS LOS PUEBLOS VENDRÁN, A POSTRARSE EN TU PRESENCIA
Entonces nosotros somos los grandes afortunados
porque hemos recibido esa revelación. Ahora nos corresponde a nosotros
responder a todo los que el Señor nos ha dado y nos da, es así como si queremos
penetrar en el amor divino de Cristo, debemos dejarnos llevar por el amor,
por la acción del Espíritu Santo, por eso, no pretendamos tanto hacer
nosotros, como dejarnos llevar por el Espíritu.
Todos los pueblos vendrán, a postrarse en tu
presencia, Señor; bendecirán tu nombre: "Grande eres tú, y haces
maravillas; tú eres el único Dios". (Salmo 85 (6))
Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu
verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre. (Salmo 85 (6))
7. VENGAN A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁN AFLIGIDOS Y AGOBIADOS
“Vengan a mí todos los que están afligidos y
agobiados, y Yo los aliviaré.” Con estas palabras, que resuenan de un modo
dulce y tierno en nosotros, Jesús hace una invitación a todos los que
trabajan con cansancio y están con una carga que los agobia, pero no se
está refiriendo a la labor física, sino que a esa presiones a las que
estamos sometidos por alguna condición especial de la vida cotidiana,
aunque tomar el yugo, es una expresión conocida y que aparece en el Antiguo
Testamento, y significa que el hombre está sometido a ellos como el esclavo
a su trabajo (cf. Jer c.28; Is 58:6; etc.).
Los fariseos de aquellos tiempos, con sus
prácticas doctrinarias llenas de preceptos asfixiantes, hacían una vida
insoportable. Esta forma de ser era una intolerable servidumbre, con
tratados y prescripciones minuciosas. Así era como, se encontraban
imposibilitados de dejar su casa, tomar alimento, hacer una labor
cualquiera sin exponerse a un sinnúmero de contravenciones. Vivian llenos
de temor de caer en infracciones, que se les paralizaba el espíritu.
Entonces su religión degeneraba en un formalismo miserable. De este modo,
estaban fatigados y agobiados de toda esa absurda e inaguantable
reglamentación. Entonces Jesús, bondadoso, magnánimos, compasivo por
naturaleza, les dice que vengan a Él, y El, con su doctrina de amor, les
aliviará, concretamente descansarán, con un descanso restaurador.
8. YO LOS ALIVIARÉ
Jesús llama al corazón, cuando hace el llamado
con el “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y
yo los aliviaré”, Él nos muestra que conoce bien el corazón de los
hombres, es así como estas son unas palabras muy alentadoras, muy
gratificante. Jesús sabe que es allí donde se vive la fatiga, la aflicción,
el dolor y la desesperanza.
Con el vengan a mí, Jesús nos invita de esa
manera a todos los oprimidos, a los que tienen pesar, a los que sufren de
la miseria, ¿Dónde más puede el hombre encontrar palabras tan
esperanzadoras como estas? ¿Dónde podríamos encontrar más alivio y
consuelo?
9. CARGUEN SOBRE USTEDES MI YUGO Y APRENDAN DE MI
“Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de
mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán
alivio”. Frente
a este fastidio, Jesús les invita a tomar su yugo, una expresión usual
entre los judíos como sinónimo de la Ley, pero en este caso, el yugo de
Jesús es su doctrina, por eso les dice aprendan de mí, de sus enseñanzas,
de su escuela, que se dejen instruir por EL, que es y se proclama Maestro.
Como tal, les ofrece paciencia y humildad de corazón, afecto, conducta
suave y amorosa, mansedumbre, oposición a la ira y la soberbia.
Jesús les ofrece a los tomen su yugo, el
descanso para sus almas, porque no sólo su yugo es suave y su carga
liviana, sino que da vida abundante (Jn 10:10), y, con ella, la gracia, la
vida se restaura, se expansiona, se hace sobrenaturalmente gozosa.
10. SER CRISTIANO ES QUERER VIVIR COMO CRISTO
Ser cristiano es querer vivir como Cristo,
tener sus mismos sentimientos, ¿existe un plan de vida mejor?, respondamos
amorosamente que no, entonces dispongámonos a vivir como es Jesús, tener
sus mismos sentimientos, mirar a los hombres con sus ojos, aprender de su
corazón a vivir del amor del Padre y a entregar ese amor a nuestros
hermanos en gestos pequeños y humildes.
Es este un hermoso texto del Evangelio, son
hermosas palabras para la meditación y para acogerlas plenamente en
nuestras vidas, el Vengan a mí, es buscar una frecuente intimidad con
Jesús, es querer sanar nuestras heridas, es pedir perdón, es querer la
reconciliación, es estar preparados para recibir la gracia.
11. VAYAMOS A JESÚS, CON INTENSOS MOMENTOS DE ORACIÓN
Vengan a mí, una gran invitación para disfrutar
la compañía de Jesús, para encontrar paz, para aliviar nuestros dolores y
penas, son palabras suaves, pero con gran calor de comprensión y afecto.
Vayamos a Jesús, con intensos momentos de
oración, digámosle nuestros proyectos y necesidades, presentémosle nuestros
anhelos y contémosle nuestras angustias.
Jesús busca y quiere hacernos partícipes de su
misma vida: “Aprendan de mí”. Es una oportunidad
para experimentar el gozo de la Trinidad, el gozo de saberse el Hijo amado
del Padre, el gozo del Espíritu Santo que consuela y anima y
fortalece. “Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”.
“Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí”, dulce oportunidad para poner el hombro bajo
la cruz, tomar la propia cruz, cargar con los sufrimientos que nos agobian
y nos afligen, la misma Cruz que cargó el Señor, entonces estaremos
sostenidos por su Espíritu y que llevaremos su misma vida. El sentido de la
cruz, es el fin del mal, allí el Señor venció la muerte, y no regaló una
vida nueva.
Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Domingo Semana XIV del Ciclo A
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