MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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11-09-2022
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Edición Nº 9.375
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LITURGIA DE LAS HORAS
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Domingo XXIV del Tiempo
Ordinario Ciclo C
ACOGER LOS
PECADORES, COMO LO HIZO JESUS
Para la lógica de los fariseos – y quizás también
para la nuestra –, los pecadores han de ser señalados con el dedo, han de
ser puestos aparte y despreciados. Y, sin lugar a dudas, lo peor que se nos
ocurre hacer, es criticarlos y muchas veces desprestigiarlos ante los
demás, sin embargo, “Este hombre (Jesús) recibe a los
pecadores y come con ellos”. Jesús introduce en el mundo otra
lógica. Él nunca considera bueno al pecador. Él nunca dice que la oveja
descarriada no esté descarriada. Y lo que Jesús hace, a diferencia de los
hombres que se sienten justos, en
lugar de rechazarla, ir a buscarla, y cuando la encuentra se llena de
alegría, la carga sobre sus hombros, la venda las heridas, la cuida, la
alimenta.... Así es el corazón de Cristo. Su amor vence el mal con el bien.
Para hasta rehacer por completo al pecador, hasta sacarle de su fango y
devolverle la dignidad de hijo de Dios.
Lo que ocurre es que en la categoría de pecadores
estamos todos y, delante de Dios, tenemos que ser capaces de reconocer lo
que somos y confiar en su misericordia. Frente al orgullo altanero y
despreciativo de los fariseos de ayer, y tanto arrogantes que creen tener
el derecho de juzgar a los demás e incapaces de reconocerse pecadores, san
Pablo afirma categóricamente: “Jesucristo vino al mundo para salvar a
los pecadores, y yo soy el peor de ellos”. (2ª lectura). Todos
necesitamos ser salvados. Y si no hemos caído más bajo ha sido por pura
gracia. Ello no es motivo de orgullo y el desprecio de los demás, sino para
la humildad y el agradecimiento.
Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la
Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE
DIOS
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ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Ecli
36, 18
Señor, concede la paz en
(os que esperan en ti, para que se compruebe la veracidad de tus profetas.
Escucha la oración de tu servidor y la de tu pueblo Israel.
ACTO PENITENCIAL
·
Tú viniste
a buscar y salvar lo que estaba perdido. Señor, ten piedad.
·
Tú
recibías a los pecadores y comías con ellos. Cristo, ten piedad.
·
Tú no
viniste a condenar sino a perdonar. Señor, ten piedad.
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Míranos, Dios nuestro,
creador y Señor del universo, y concédenos servirte de todo corazón, para
experimentar los efectos de su amor Por nuestro Señor Jesucristo, - tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios,
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Éx 32,7-11.13-14
COMENTARIO: El
pueblo olvidó que había prometido hacer todo lo que el Señor mande, sin
embargo, cae en la infidelidad y el rechazo al Dios que le había dado la
vida. Frente al merecido castigo, el pueblo cuenta con un mediador, Moisés,
que logra aplacarla ira de Dios, que le conceda su perdón lo acoja
nuevamente.
Lectura
del libro del Éxodo.
El Señor dijo a
Moisés: «Baja en seguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de
Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que
Yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido.
Después se postraron delante de él, le Ofrecieron sacrificios y exclamaron:
“Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto”». Luego le siguió
diciendo: «Ya veo que éste es un pueblo obstinado. Por eso, déjame obrar,
mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré
una gran nación». Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras:
“Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que Tú mismo
hiciste salir de. Egipto con gran firmeza y mano poderosa?; Acuérdate de
Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti
mismo diciendo: “Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del
cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan
siempre como herencia”». Y el Señor se arrepintió del mal con que había
amenazado a su pueblo.
Palabra
de Dios
SALMO Sal 50, 3-4. 12-13. 17.
19
R.
Iré a la casa de mi Padre.
¡Ten piedad de mí,
Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame
totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.
Crea en mí, Dios mío,
un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos
de-tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Abre mis labios,
Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. Mi sacrificio es un espíritu
contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R. –
SEGUNDA LECTURA l Tim 1, 12-17
COMENTARIO: Pablo
da testimonio ante Timoteo, que Jesucristo vino al mundo para salvar a los
pecadores entre los que se encuentra, de mostrando así la gran misericordia
con que Dios actúa en favor de sus hijos, al punto de hacerlo pasar de
pecador a hombre de confianza, de perseguidor a servidor.
Lectura
de la primera carta del Apóstol san Pablo a Timoteo. -
Querido hijo: Doy
gracias a nuestro Señor, Jesucristo, porque me ha fortalecido y me ha
considerado digno de confianza, llamándome a su servicio a pesar de mis
blasfemias, persecuciones e insolencias anteriores. Pero fui tratado con
misericordia, porque cuando no tenía fe, actuaba así por ignorancia. Y
sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, junto con la fe y el amor de
Cristo Jesús. ‘Es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al
mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos. Si encontré
misericordia, fue para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia,
poniéndome como ejemplo de los que van a creer en Él para alcanzar la Vida
eterna, i Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y
único, honor y gloria por los siglos de los siglos Amén.
Palabra
de’ Dios.
ALELUYA 2 Cor 5,19
Aleluya. Dios estaba
en Cristo reconciliando al mundo consigo, confiándonos la palabra de la
reconciliación. Aleluya.
EVANGELIO Lc 15,1 32
COMENTARIO: Las
parábolas que presenta este relato van dirigidas a los fariseos, incapaces
de alegrarse por los pecadores que se acercaban a Jesús. De allí que la
parábola del hijo pródigo pone como protagonistas al padre llenó de
misericordia hacia el hijo perdido, y a su vez al hermano insensible e
incapaz de acoger al hermano y alegrarse por su regreso.
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Todos los publicanos y
pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los fariseos y los
escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come
con ellos». Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien
ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a
buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra,
la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a
sus amigos y vecinos, y-les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la
oveja que se me había perdido”. Les aseguro que, de la misma manera, habrá
más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por
noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
Y les dijo también:
«Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la
lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo,
porque encontré la dracma que se me ‘había perdido”. Les aseguro que, de la
misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se
convierte».
Jesús dijo también:
«Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame
la parte de herencia que me corresponde”. Y el padre les repartió sus
bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se
fue aun país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya
había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó
a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes
de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera
deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie
se las daba. Entonces recapacitó y dijo: “i Cuantos jornaleros de mi padre
tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo
iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra
ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros”. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía
estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su
encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Padre, pequé contra el
Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo”. Pero el padre dijo a
sus servidores: “Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un
anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y
mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo esteba muerto y ha vuelto a
la vida, estaba perdido y fue encontrado”. Y comenzó la fiesta. El hijo
mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y
los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le
preguntó qué significaba eso. Él le respondió: “Tu hermano ha regresado, y
tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo haré cobrado sano y
salvo”. Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que
entrara, pero él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo, sin haber
desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca mediste un cabrito
para hacer una fiesta con mis amigos. iY ahora que ese hijo tuyo ha vuelto,
después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el
ternero engordado!”. Pero el padre té dijo: “Hijo mío, tú estás siempre
conmigo, y todo lo mío es tuyo: Es justo que haya fiesta y alegría, porque
este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha
sido encontrado”’.
Palabra
del Señor.
Se dice el credo
ORACION DE LOS FIELES
A cada intención,
pedimos: Padre compasivo, perdónanos.
·
Para que
todos los hijos de la Iglesia vean en ella el signo de la misericordia de
Dios en medio del mundo. Oremos.
·
Para que
los medios de comunicación social no fomenten la idolatría del dinero, el
exotismo y el placer. Oremos.
·
Para que
todos los que se sienten atormentados por problemas de conciencia descubran
la inmensidad del amor de Dios. Oremos.
·
Para que
todos nosotros nos sintamos como oveja perdida a la que Dios busca con
incansable amor. Oremos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Escucha nuestras
súplicas, Señor, y recibe con bondad la ofrenda de tu pueblo, para que los
dones presentados en honor de tu nombre sirvan para la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DOMINICAL DURANTE EL
AÑO
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Sal
35,8
¡Qué inapreciable es
tu misericordia, Señor! Los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogarnos, Dios
nuestro, que el don celestial que hemos recibido impregne nuestra alma y
nuestro cuerpo, para que nuestras obras no respondan a impulsos puramente
humanos sino a la acción de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Habrá
más alegría en el cielo por un solo pescador que se convierta”
Lc
15, 1-32
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. SOBRE LA PERSONALIDAD DE JESUCRISTO
Ninguno de nosotros ha visto a Jesucristo, y todas
las imágenes que de Él existen, son una creatividad que en muchos casos,
son parte del amor que le tenemos, entonces pensamos que debe haber sido
así o parecido. Pero si nos ponemos a reflexionar sobre la personalidad de
Jesucristo, de cómo era, como hablaba o se acercaba a las gentes, tenemos
que concluir que debe haber sido muy atrayente, y haber tenido unos ojos
cautivantes, considerando que los evangelios revelan que miraba el corazón
de los hombres. Jesús, debió de tener una presencia agradable, amable para
que muchos acudieran a Él, y le llevaran niños para que les impusiera las
manos; unos modales dignos que inspiraban el afecto de personas de toda
condición; una mirada que removió a los Apóstoles para que lo siguieran
dejando todas las cosas.
2. ESTE ACOGE A LOS PECADORES Y COME CON ELLOS.
En efecto, la forma de hablar y dirigirse a las
gentes debe haber sido impactante y con un gran atractivo, con un especial
magnetismo para las personas y, por lo que hemos leído en los Evangelios,
todos querían acercársele, tocar su manto e incluso se conformaban con
tocar la sombra del Señor. Aún más, Jesucristo buscaba estar con las gentes
y sin ninguna discriminación. Es así, como se acercaban a Él todos los
publícanos y pecadores para oírle, y los fariseos y escribas murmuraban,
diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”.
3. ACUDÍAN A CRISTO PARA OÍRLE, PARA APRENDER, PARA
SABOREAR LA PALABRA DEL SEÑOR
En estos dos versículos, y con una amplificación
manifiesta, “todos los publícanos,” dice Lucas, se acercan a quien es
solo misericordia. Estos publícanos y pecadores — gentes que no se
preocupaban de la pureza “legal” farisaica — acudían a Cristo para oírle,
para aprender, para saborear la Palabra del Señor y, esto levantó, una vez más,
la censura de los fariseos y escribas para murmurar de Él, porque comía y
acogía a los pecadores. Pero la respuesta de Cristo la articula Lucas en
estas parábolas, que con desarrollo distinto, tienen la misma finalidad: la
misión y el gozo de Cristo por salvar a los pecadores.
4. JESÚS BUSCA AL PECADOR
Del mismo modo como en esta bella parábola el
pastor busca la oveja perdida, Jesús busca al pecador, es la prueba clara
de que es voluntad de Dios que no se pierda ninguno de sus hijos. El tema
directamente es la misericordia de Dios sobre el pecador. Esta es tal, que
Dios no sólo ofrece el perdón, sino que tiene sobre él una misericordia
dinámica: lo “busca” de mil maneras, “hasta”
que halle a esta oveja perdida. Y se confirma por el “alegría en el cielo”.
Luego el traerla sobre sus hombros es un detalle
más del gozo de Dios por el pecador convertido. El rasgo de llamar a “amigos
y vecinos,” para que se “alegren” con él por el
hallazgo, es un rasgo parabólicamente irreal, pero que en su mismo uso
indica una finalidad superior. Y ésta es la solicitud y gozo de Dios en la
busca y conversión del pecador. Como en los grandes éxitos familiares se
convida, para celebrarlos, a la vecindad y los amigos.
5. EN EL CIELO “SERÁ MAYOR LA ALEGRÍA
Esta parábola no solo subraya la idea de buscar,
es más profundo, se quiere destacar la alegría de encontrar. Y aun este
gozo por la conversión del pecador cobra un nuevo rasgo y una nueva
perspectiva: su eco en el cielo. La frase que en el cielo “habrá
más alegría” por un pecador que se convierta que “por
noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”, es una
paradoja. Sin duda, Dios no ama menos a los justos que al pecador
arrepentido; pero a este pecador Dios lo ha buscado, perseguido con su
gracia, como el pastor ha hecho con su oveja, y el resultado, la
conversión, da a Dios una ocasión de alegría que no le ofrecen los justos.
Hasta se diría que, usándose aquí de un antropomorfismo, “la fidelidad de
los justos produce una alegría discreta, completamente íntima; pero la
conversión de los pecadores causa un alegría inmensa”.
6. SOLICITUD Y GOZO DE DIOS POR LA CONVERSIÓN DE UN PECADOR
En la segunda parábola de la moneda perdida,
(dracma) dice que será la alegría entre “los ángeles de Dios por un
solo pecador que se convierte”. Con la misma finalidad de la
solicitud y gozo de Dios por la conversión de un pecador se expone por
Cristo esta parábola. La descripción es minuciosa, viva. La moneda de plata
perdida es el dracma, que tenía un valor equivalente al denario. La mujer
barre y revuelve todo para encontrarla; en las casas pobres, el suelo era
de tierra pisada. Tal es el gozo de esta pobre mujer por aquella dracma que
para ella le era cosa tan preciada — como para Dios el pecador convertido
—, que convoca a la vecindad para que la feliciten y se alegren con ella.
Así habrá alegría “entre los ángeles de Dios”
por un pecador que se convierta. Los “ángeles de Dios” es una forma
sinónima de la “alegría que hay en el cielo” de la parábola anterior. El
pecador convertido pertenece a la familia del cielo, y hay gozo cuando el
pecador vuelve a esta familia.
7. JESÚS PERDONA DE CORAZÓN, A TODO AQUEL QUE SE ARREPIENTE
Cristo ha venido a establecer y a instituir la
gracia, él sabe de misericordia, ha venido a reconciliarnos con el Padre,
Jesús perdona de corazón, a todo aquel que se arrepiente, y como sabemos el
solo pide, no pecar más. Pidámosle al Señor, contagiarnos de esa natural
inclinación a la bondad, a la compasión y a la misericordia que él tiene, y
aprendamos de Él, que se sienta a comer con todos si discriminar a los
hombres por su origen o por su faltas. Él es el único maestro del cual
debemos aprender, al él debemos seguir y nosotros somos todos hermanos
iguales ante los ojos de Dios.
8. EL AMOR DE DIOS Y LA INGRATITUD DEL PECADOR
Es de común acuerdo, que la parábola del hijo
pródigo es una de las más bellas del Evangelio, algunos dicen que es un
“clásico” de Lucas, porque ha entrado a formar parte de la tradición por su
importancia y por su calidad en los Evangelios y, porque expresa más
efusivamente la misericordia de Dios sobre el pecador arrepentido. No hay
otra parábola que muestre tan hermosamente el amor de Dios y al mismo
tiempo la ingratitud del pecador y la indigencia en la que cae por el
pecado. Todos los elementos de su desarrollo están mostrando esta solicitud
de Dios por el pecador para perdonarlo. Los detalles de esta solicitud son
acusadísimos.
9. ¿A QUIÉNES REPRESENTAN LOS HIJOS “MAYOR” Y “MENOR”?
Es evidente que este “padre” de la parábola es Dios.
Pero ¿a quiénes representan los hijos “mayor” y “menor”?
Es seguro que el “hijo menor” estaba
alegóricamente por los “publícanos y pecadores,” ya que éstos eran gentes
que no se preocupaban gran cosa de no incurrir en la impureza “legal,” o
acaso, máxime en la proyección de Lucas “moralizante,” que mira a la
gentilidad, a los pecadores en general, sin estas especificaciones judías.
“El hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue
aun país lejano”. Se
separó de Dios, no por el lugar, pues Dios está en todas partes, sino por
el afecto; así huye el pecador de Dios y se pone lejos de Él.
Pero el “hijo mayor,” ¿a quién
representa? Algunos piensan que a los fariseos, esto no es posible, porque
en esta parábola el “hijo mayor,” que está siempre
en la casa de su padre y en todo le obedece, por eso, resulta más lógico
identificarlo con “los justos,” que en esta redacción de Lucas se extiende
a los cristianos. Podrá extrañar que éstos protesten, personificados en el “hijo
mayor,” de la conducta misericordiosa de Dios con el pecador. No
olvidemos que es un rasgo pedagógico de la parábola para más resaltar estos
planes de Dios. El “hijo mayor” está “por los
justos que, al modo humano, muestran no comprender los misterios de la
divina misericordia”. En esto, puede haber una cierta ironía contra los
cristianos. Pero también, los dos hijos pueden estar, sin más matices de
ambiente judío, por justos y pecadores.
10. EL QUE VUELVE A EL, (DIOS) EN BUSCA DEL PERDÓN, ENCONTRARA LO QUE
BUSCA.
Así es, como esta parábola, nos muestra el modo y
la forma que siguen los hombres al caer en el pecado. También nos hace ver
con mucha claridad, la vida miserable que alcanza el pecador. Pero hay algo
muy importante, que debe destacarse, esto es, el regreso del pecador a
Dios, y cuando así sucede, nos encontramos con la infinita bondad y con la
mayor de todas las misericordias, con la que Dios recibe a los arrepentidos
de sus faltas y pecados. El que vuelve a EL, (Dios) en busca del perdón,
encontrara lo que busca.
El hijo menor había despreciado a su padre
marchándose de su lado y había disipado su patrimonio; pero cuando hubo
pasado tiempo y se vio abrumado por los trabajos, viéndose convertido en un
criado y alimentándose de lo mismo que los cerdos, volvió castigado a la
casa de su padre. Al haberse alejado de su padre, se encontró consigo
mismo, pero con su propio yo vacío y se sometió a los sufrimientos de la
indigencia material y espiritual que lo humilló, entonces se desesperó y sintió
la necesidad del regreso a casa.
11. SU PADRE LO VIO Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE
Dice Jesús; “Cuando todavía estaba lejos, su padre lo
vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo
besó”, sale su padre, y, lo compadecido, corrió a él, llenándole de
cariño, es alegoría de la providencia misericordiosa de Dios. El beso es
signo de perdón. La misericordia de Dios, no solamente no castiga al
pecador, sino que lo espera, le ofrece el perdón. Cuando vuelve al Padre,
este, lo recibe brazos abiertos y no le pregunta nada, no le echa en cara
su mala conducta anterior, no le recuerda que fue ingrato, al contrario,
siente compasión y lo hace antes del arrepentimiento de su hijo.
Sigue el Evangelio; “Pero el padre dijo a sus
servidores: en el dedo y sandalias en los pies”. El mandar ponerle el vestido, el anillo y
las sandalias, expresa, probablemente y globalmente, su restitución al
estado de hijo en la casa, pero con atuendo festivo y de honor.
12. PADRE SALIÓ PARA ROGARLE QUE ENTRARA
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya
cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y
llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. Él le
respondió: “Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero
engordado, porque lo haré cobrado sano y salvo”. Él se enojó y no
quiso entrar. El hermano mayor, que era el pueblo de Israel, tuvo envidia
del hijo menor (esto es, del pueblo gentil), por el beneficio de la
bendición paterna, lo mismo que los judíos cuando Jesucristo comía con los
gentiles.
Pero su padre salió para rogarle que entrara,
pero él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo, sin
haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca mediste un
cabrito para hacer una fiesta con mis amigos”. Todavía sigue
indignándose y no quiere entrar. Pero cuando haya entrado la totalidad de
los gentiles, saldrá oportunamente su Padre para la salvación de todo el
pueblo de Israel. Esto sucederá cuando sean llamados abiertamente los
judíos a la salvación del Evangelio, cuya manifiesta vocación está figurada
por la salida del padre a rogar al hijo mayor.
13. HIJO MÍO, TÚ ESTÁS SIEMPRE CONMIGO
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de
haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero
engordado!"
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre
conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque
tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido
encontrado"".
La bondad de Dios, con los pecadores es inmensa,
— sin distinción de gravedades — tiene sobre sí el perdón de Dios, “su
Padre.” Así como el tema central es “el hijo pródigo,” es también el
permanente perdón de Dios.
Siempre que nos alejemos de Dios, nos estamos
alejando de la felicidad, de la fuente del amor, entonces luego caemos.
Cuantas veces Dios, nuestro Padre, nos ha
recibido como el hijo pródigo, con los brazos abiertos a la reconciliación,
al perdón, a la paz y a su bondad. En verdad, no podemos hacer esperar más
tiempo a Dios, dejemos abrazarnos por sus brazos, pidamos perdón con
sencillez, humildad y confianza.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO C
|
PARA LA LECTIO DIVINA
|
LA MISERICORDIA
INFINITA DEL PADRE
El fragmento del evangelio celebra también, a través de las palabras
y de las actitudes de Jesús, la misericordia infinita del Padre. Así es
como Lucas introduce y da relieve a las tres bellísimas parábolas de Jesús
sobre la misericordia. Se trata de una imagen sorprendente, que produce
fascinación: « Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para
oírle. Los fariseos y los maestros de la Ley murmuraban: “Este anda con
pecadores y come con ellos”» (15,lss). Como es patente, no conocen el amor
de Dios, no tienen idea de la superabundancia de su amor. Esta
superabundancia recibe en la Escritura el nombre de «misericordia». Se
revela sobre todo a aquellos que rechazan a Dios, como por ejemplo la oveja
que se pierde o el hijo que le abandona y se marcha lejos. Dios tendría
todo el derecho a airarse y castigar, pero este sentimiento ni siquiera le
roza. Dios deja hacer, no interviene; al contrario, corre al encuentro del
hijo: «Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, profundamente conmovido,
salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos» (15,20).
Dios no quiere saber nada de nuestras excusas; sólo quiere manifestar su
alegría: «Traed, en seguida, el mejor vestido y ponédselo; ponedle también
un anillo en la mano y sandalias en los pies. Tomad el ternero cebado,
matadlo y celebremos un banquete de fiesta, porque este hijo mío había
muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y lo hemos encontrado» (vv.
22-24). Dios no quiere oír ninguna excusa; sólo quiere recubrimos de su
amor.
Dado que Dios es amor, se hace pequeño ante el hombre pobre y
pecador. Quiere que aparezca únicamente el amor. Se identifica hasta tal
punto con el hombre que también Él se hace pobre, hasta compartir con él la
mesa y la reputación, para hacerse semejante a él en todo, hasta en la
miseria. Precisamente en esto consiste la alegría del amor: en despojarse
de todo, en hacerse pequeño y humilde para ponerlo todo en común. ¡Así es
Jesús! «Tanto amó Dios al mundo que le dio a su único Hijo». El mal, el
sufrimiento y la muerte han sido absorbidos en el amor de Dios. O sea, que
todo ha sido asumido en su inmenso amor. No existe declaración más grande
que la de Pablo a los filipenses: «Dios le exaltó; le dio el nombre que
está sobre todo nombre» (Flp 2,9), es decir, que el Padre le ha dado el
misterio de la profundidad de su amor infinito.
La vida de Jesús no se explica más que por este amor que llega hasta
la cruz. Jesús, al dársenos del todo, nos ofrece la salvación, esa vida
bienaventurada que ahora se encuentra en germen, pero que un día se
consumará en la alegría eterna. No existe la menor duda: Jesús encarna el
amor de Dios que escandaliza a los justos (Mt 11,19): el Hijo pródigo es
abrazado y festejado a su retomo, mientras que el hijo mayor, que ha
permanecido siempre en casa junto al Padre, no tiene ningún derecho a estar
celoso de él (Lc 15,11-32). Por ser bueno, Jesús va a buscar a la única
oveja perdida, y las otras noventa y nueve deben estar contentas de que las
haya dejado solas, puesto que la alegría de Dios por esa única oveja
encontrada es mayor (Mt 18,l2ss).
El evangelio nos invita hoy a mirar ese corazón que perdona las
grandes deudas y que espera que el corazón del hombre se sienta inclinado a
hacer lo mismo en pequeño (Mt 18,23-35).
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ORACION
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Te adoramos y te glorificamos, Padre omnipotente, rico en gracia y misericordia.
Te pedimos que nos hagas conocer en toda su belleza el corazón de tu Hijo,
Jesús, ese corazón que tanto amó al mundo. Concédenos fijar los ojos en
Jesús, contemplarlo, para comprender tu corazón amantísimo y el amor con
que nos has amado a nosotros, que somos pequeños y frágiles. Concédenos
comprender tu corazón para comprender nuestro mismo corazón y el corazón de
los que nos han sido confiados, sobre todo el corazón de los que sufren y
de los que viven sin esperanza. Danos el sentido de la historia, del
pasado, del presente y del futuro. Enséñanos a comprender, a la luz de tu
amor misericordioso, el sentido de los desórdenes y de los sufrimientos que
advertimos cada día en nosotros y en las mujeres y en nuestro mundo. Así
podremos comprender lo que eres y quieres ser para todos nosotros. Te
pedimos, por último, Padre, que nos hagas contemplar, por medio de Jesús,
este ideal, para servir mejor a tu designio de salvación.
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FUENTES DE LA PAGINA
ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA
COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y
LAS FUENTES DE ORIGEN
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada
por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de
apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego
su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando
gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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