Misa Diaria, Ciclo C

MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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01-08-2021

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LITURGIA DE LAS HORAS

 

DOMINGO 18° DEL TIEMPO ORDINARIO

Un pan que sacia

Jn 6,24-35

bto18Como los judíos, también nosotros nos quedamos con demasiada frecuencia en el alimento material. Pero Dios nos ofrece otro alimento. El pan que el Padre nos da es su propio Hijo; un pan bajado del cielo, pues es Dios como el Padre; un pan que perdura y comunica vida eterna, es decir, vida divina; un pan que es la carne de Jesucristo.

Y precisamente porque es divino es el único alimento capaz de saciarnos plenamente. Al fin y al cabo, las necesidades del cuerpo son pocas y fácilmente atendibles. Pero el verdadero hambre de todo hombre que viene a este mundo es más profunda. Es hambre de eternidad, hambre de santidad, hambre de Dios. Y esta hambre sólo la Eucaristía puede saciarla. Cristo se ha quedado en ella para darnos vida, de modo que nunca más sintamos hambre o sed.

A la luz de esto, hemos de examinar nuestra relación con Cristo Eucaristía. ¿Agradezco este alimento que el Padre me da? ¿Soy bastante consciente de mi indigencia, de mi pobreza? ¿Voy a la Eucaristía con hambre de Cristo? ¿Me acerco a Él como el único que puede saciar mi hambre? ¿Le busco como el pan bajado del cielo que contiene en sí todo deleite? ¿O busco saciarme y deleitarme en algo que no sea Él?

Para ver la Reflexión completa de las lecturas de la Liturgia de este domingo XVIII, pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I. RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA

Líbrame, Dios mío. Señor, ven pronto a socorrerme. Tú eres mi ayuda y mi libertador; no tardes, Señor.

ACTO PENITENCIAL

·     Porque nos transformas en un hombre nuevo. Señor, ten piedad.

·     Porque sacias nuestra sed de eternidad. Cristo ten piedad

·     Porque eres el Pan de Vida. Señor, ten piedad.

SE DICE GLORIA A DIOS

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

ORACIÓN COLECTA

Derrama, Padre, tu misericordia sobre tu pueblo suplicante, y ya que nos gloriamos de tenerte por Creador y Señor, renueva en nosotros tu gracia y consérvala en tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA, EXODO 16,2-4.12-15

Dios alimenta a su pueblo en el desierto como signo de su constante protección. "Yo haré llover pan del cielo"

En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: "¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad." El Señor dijo a Moisés: "Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: "Hacía el crepúsculo comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios."" Por la tarde, una banda de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor de campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas dijeron: "¿Qué es esto?" Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Es el pan que el Señor os da de comer."

Palabra de Dios

COMENTARIO: Yo haré llover pan del cielo. Peregrinos los israelitas por el desierto hacia la tierra de promisión, el alimento providencial del maná fue signo permanente del amor divino sosteniendo su indigencia de emigrantes. San Gregorio Magno dice:

-Truena Dios maravillosamente con su voz, porque con fuerza oculta penetra incomparablemente nuestros corazones y, cuando con secretos impulsos los oprime en el terror y los reforma en el amor, publica de alguna manera calladamente con cuánto ardor debe ser seguido; y hácese en el alma una grandeza de ímpetu, aunque no suena nada en la voz. La cual tanto más fuertemente resuena en nosotros cuanto hace ensombrecer el oído de nuestro corazón de todo sonido exterior.-

-Por lo cual el alma, recogida luego en sí misma por esta voz interior, se maravilla de lo que oye, porque recibe la fuerza de la compunción no conocida. La admiración de la cual fue bien figurada en Moisés cuando el maná vino de arriba (Ex 16,15). Porque aquel dulce manjar es llamado maná que quiere decir :“¿Qué es esto?” Y entonces decimos: ¿qué es esto, cuando, no sabiendo lo que vemos nos maravillamos- (Tratados morales sobre el libro de Job 27,42

SALMO RESPONSORIAL: 77

Consiente de la maravilla obrada por Dios, el salmo recuerda las glorias del Señor.

R: El Señor les dio como alimento un trigo celestial

Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder. R.

Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste. R.

Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido. R.

COMENTARIO: –Con el Salmo 77 decimos: “El Señor les dio como alimento un trigo celestial”... Dio orden las altas nubes, abrió las compuertas del cielo. Hizo llover sobre ellos maná, les dio pan del cielo. El hombre comió pan de ángeles, el Señor les mandó provisiones hasta la satisfacción»...

SEGUNDA LECTURA: EFESIOS 4, 17.20-24

"Vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios" , San Pablo nos exhorta a seguir a Cristo despojándonos del hombre viejo

Hermanos: Esto es los que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios. Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es él a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús; es decir, a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

Palabra de Dios

COMENTARIO: Vestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios. En la Nueva Alianza Cristo mismo es el misterio de la vida divina que nos vivifica y nos transforma en hijos suyos. El paso de una situación a otra se denomina «nueva creación» No se trata de un cambio exterior, como el que tendría lugar en quien cambia de vestido, sino de una renovación interior, por la que el cristiano, al ser hecho nueva criatura en Jesucristo, puede vivir la justicia y la santidad con una profundidad y verdad que superan las fuerzas de la propia naturaleza humana.

EVANGELIO: JUAN 6,24-35

A los que comieron el pan material, Jesús los exhorta a conformarse con ello y buscar el alimento de la vida Eterna.  "El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará sed"

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús contesto: "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado." Le replicaron: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."

Palabra del Señor

SE DICE EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Celebrante: Dejemos que el Espíritu renueve nuestra mentalidad, y, vestidos de su gracia, oremos con confianza al Padre diciendo: Mira a tu Hijo y escúchanos.

·     Para que a nadie falte el pan de la Palabra de Dios y el alimento de su Cuerpo y Sangre. Oremos con fe.

·     Para que el Pueblo de Dios se vea siempre acompañado por pastores que encarnen la misericordia y la bondad de Dios. Oremos con fe.

·     Para que todos los esfuerzos por garantizar un orden de justicia, paz y convivencia lleguen a buen fin. Oremos con fe.

·     Para que los misioneros, los teólogos, los catequistas y todos los que anuncian la Palabra de Dios lo hagan con criterios evangélicos y no hagan acepción de personas. Oremos con fe.

·     Para que los que son esclavos del vicio y del pecado se dejen transformar por la gracia y Cristo viva en sus corazones. Oremos con fe.

·     Para que Jesús, el Pan de la Vida, sea el alimento de nuestra fe y la fuerza que nos impulse a ser solidarios, generosos y desinteresados. Oremos con fe.

Celebrante: Mira a tu Hijo, que dio su vida por amor, y escucha las oraciones que en su nombre te hemos dirigido, Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

III. LITURGIA EUCARISTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación es nuestra gran ofrenda al Padre. Por eso, junto a él, presentemos al Padre el firme propósito de buscar los bienes eternos fortalecidos por Jesús, Pan de Vida.

Santifica los dones que te presentamos, Señor, y, al aceptar este sacrificio espiritual, conviértenos en ofrenda eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DOMINICAL VIII

El que viene  a mí, jamás tendrá hambre, dice Jesús. Por eso con aclamaciones y el canto, compartimos este himno de alabanza al padre que nos invita a mantenernos siempre firmes en el seguimiento de su Hijo.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Nos diste, Señor, el pan del cielo, que tiene un sabor incomparable; satisface todos los gustos.

Comunión: Jesús responde a nuestro pedido y nos da su Pan para alimentar nuestra fe. Con alegría, nos acercamos a recibir el Pan de Vida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Acompaña y protege siempre, Señor, a quienes has renovado con este don celestial, y ya que nos reconfortas constantemente concédenos participar de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

IV.-RITOS DE CONCLUSIÓN

BENDICION

Canto final: Con la alegría de haber hallado a Jesús el pan del cielo que satisface todos los gustos, nos retiramos cantando

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."

Jn 6,24-35

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.      "YO SOY EL PAN DE VIDA"

Luego de la multiplicación de los panes, el evangelista Juan se refiere a la búsqueda de Jesús por parte del gentío. Y así es como lo encuentran junto a Cafarnaúm y le dirigen esta pregunta: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?"  Jesús no responde a lo que le preguntan, pero revela las verdaderas intenciones que han impulsado a la gente a buscarle, desenmascarando una mentalidad demasiado material; "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. Todos siguen a Jesús por el pan material, sin comprender la señal hecha por el profeta. Buscan más las ventajas materiales y pasajeras que las ocasiones de adhesión y de amor. Ante esta ceguera espiritual, Jesús proclama la diversidad que existe entre el pan material y corruptible y ese otro; “perdura para la vida eterna”. Jesús entonces, invita a la gente a superar el angosto horizonte en el que vive, para pasar a la fe. Los interlocutores de Jesús le preguntan entonces: “¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”. Jesús pide una sola cosa: la adhesión al plan de Dios, es decir, "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado”.

La muchedumbre no está satisfecha y pregunta: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?”. El milagro de los panes no es suficiente; quieren un signo particular y más estrepitoso, el nuevo milagro del maná (c f. Sal 78,24), para reconocer al profeta de los tiempos mesiánicos. Jesús, en realidad, da verdaderamente el nuevo maná, porque su alimento es muy superior al que comieron los padres en el desierto: él da a todos la vida eterna. Pero sólo el que tiene fe puede recibir ese don. El verdadero alimento no está en el don de Moisés; Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, ni en la ley, sino en el don del Hijo, que el Padre ofrece a los hombres, él es el verdadero pan del cielo; "Yo soy el pan de vida”. La muchedumbre parece haber comprendido: “Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Entonces Jesús, evitando todo equívoco, precisa: El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."  Es el don amoroso hecho por el Padre a cada hombre. Él es la Palabra que han de creer: quien se adhiere a él da un sentido a su propia vida y consigue su propia felicidad.

2.      EN BUSCA DE JESUS

El milagro que Jesús ha hecho multiplicando los panes es extraordinario, entonces no quieren separarse de Él. Después que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, despidió a la multitud después de la multiplicación de los panes. Esto fue la misma tarde, al embarcarse los discípulos. El Evangelio dice que: Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla, es decir un pequeño grupo se habría quedado allí, a la espera de Jesús, que no había embarcado, y que acaso ese a lo que alude san Juan, es decir, en la región de et-Batiha, donde multiplicó los panes.

Las gentes que se habían retirado, lo mismo que la que se había quedado, habían constatado esto: que Jesús no había embarcado con los discípulos, con eso queda ratificado que Jesús hizo su caminata milagrosa sobre las aguas, y que no había quedado allí más que una barca.

Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan Pero al siguiente día de la multiplicación de los panes vinieron a este lugar diversas barcas procedentes de Tiberíades, sin que se diga el motivo de esta arribada. Acaso en busca de Jesús, avisados por algunos de los que hubiesen retornado la víspera, o por el rumor de que se hallase allí. Tiberíades era capital y, situada en el lago, era el puerto principal de Galilea. Josefo, historiador judío, hace ver el gran movimiento de naves que en él había en ese lugar.

Como estas gentes que había quedado allí se dieron cuenta que no podían encontrar a Jesús, aunque no lo vieron embarcar; y como vieron que los discípulos se dirigieron a Cafarnaúm, aprovecharon la oportunidad de estas barcas que acababan de llegar de Tiberíades, se embarcaron en ellas, dice san Juan: subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Aquí lo van a encontrar, y en esta villa tendrá lugar el discurso sobre el “Pan de vida.”

3.      ME BUSCAN, NO PORQUE VIERON SIGNOS, SINO PORQUE HAN COMIDO PAN HASTA SACIARSE

Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: Maestro, - cuándo llegaste - . La pregunta que le hacen con el título honorífico de Maestro, Rabí, lleva un contenido sobre el modo extraordinario como vino. Sabían que no se había embarcado ni venido a pie con ellos. Deben haber estado maravillados, al pensar como había venido Jesús. Era un volver a admitir el prodigio en su vida.

La respuesta de Jesús pasa por alto aparentemente la cuestión para ir directamente al fondo de su preocupación. No le buscan por el milagro como signo que habla de su grandeza y que postula, en consecuencia, obediencia a sus disposiciones, sino que sólo buscan el milagro como provecho, Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse”.

Que busquen, pues, el alimento no temporal, aun dado milagrosamente, sino el inmortal, el que permanece para la vida eterna, y éste es el que dispensa el Hijo del hombre, por eso le dice;  Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; y cuya garantía es que el Padre”, que es al que ellos llaman Dios, el Padre, marcó con su sello. La credencial del que lo envía, son los milagros, los signos.

4.      BUSCAN A DIOS NO POR DIOS, SINO POR LA AYUDA QUE PUDIERAN CONSEGUIR DE EL

En nuestra realidad de hoy, con cierta pena vemos como sucede que hay personas que buscan en la religión algo que les resulte conveniente, entonces buscan a Dios no por Dios, sino por la ayuda que pudieran conseguir de Él, y además exigen rapidez, luego suceden que la respuesta les tarda en llegar, entonces, pierden la fe y le dan la espalda la Señor. No es el alimento material el que debemos buscar, sino el que permanece por siempre, hasta la Vida Eterna.

Hasta aquí las multitudes, y sobre todo los que los guiaban, no tienen dificultad mayor en admitir lo que Jesús les dice, principalmente por la misma incomprensión del hondo pensamiento de Jesús. Por eso, no tienen inconveniente en admitir, como lo vieron en la multiplicación de los panes, que Jesús esté sellado por Dios para que enseñe ese verdadero y misterioso pan que les anuncia, y que es alimento que permanece hasta la vida eterna.

5.      LA OBRA DE DIOS ES QUE USTEDES CREAN EN AQUEL QUE ÉL HA ENVIADO

De ahí el preguntar qué - Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios - es decir, para que Dios les retribuya con ese alimento maravilloso. Piensan, seguramente, que puedan ser determinadas formas de sacrificios, oraciones, ayunos, limosnas, que eran las grandes prácticas religiosas judías.

Pero la respuesta de Jesús es de otro tipo y terminante. En esta hora mesiánica es que - Jesús les respondió: - La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado - Fe que, en San Juan, es con obras (San Juan 2:21; cf. San Juan 13:34). La multitud comprendió muy bien que en estas palabras de Jesús no sólo se exigía reconocerle por legado de Dios, sino la plena entrega al mismo.

Esto es lo que nos dice con mucha claridad Jesús, no está Dios para servir al hombre, al contrario, el hombre está para servir a Dios. Dios atiende nuestras plegarias y necesidades, todo esto por el gran amor que les tiene a los hombres, pero debemos estar siempre dispuestos a servirle, haciendo su voluntad, viviendo una vida y una conducta agradable a Dios, y a Él le dejamos su misericordioso auxilio.  Jesús, le dijo a Catalina de Siena: Tu preocúpate de Mí, Yo me preocupare de tí y de tus cosas

6.      ¿QUÉ SIGNOS HACES PARA QUE VEAMOS Y CREAMOS EN TI?

La gente preguntó a Jesús: "¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti?”, Los que le preguntaban esto a Jesús, aún no están convencidos, en el capítulo anterior de este evangelio, había comentado que las gentes estaban impresionadas, maravilladas con Jesús, el milagro que él hizo multiplicando los panes fue extraordinario, entonces no querían separarse de Él. Sin embargo, estos que preguntan vienen, por una lógica insolente, a pedirle un nuevo milagro, y preguntan casi despectivamente: “¿Qué obra realizas?”

En ellos, está presente el hecho del Éxodo. El desierto, la multiplicación de los panes en él, contra el que evocará la multitud el maná y dicen a Jesús: “Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”. La murmuración de estos judíos contra Jesús, como Israel en el desierto, y, por último, la Pascua próxima, es un nuevo vínculo al Israel en el desierto. Ya el solo hecho de destacarse así a Jesucristo es un modo de superponer planos para indicar con ello, una vez más, la presentación de Jesús como nuevo Moisés: Mesías.

7.      PAN DEL CIELO LES DIO A COMER.

Los judíos exigían fácilmente el milagro como garantía. La multiplicación de los panes les evocaba fácilmente, máxime en aquel lugar desierto en el que habían querido proclamarle Rey-Mesías, el milagro del maná. Y esto es a lo que aluden y alegan. Los padres en el desierto comieron el maná (Ex 16:4ss). La cita, tal como está aquí, evocaba, sobre todo, el relato del maná, pero magnificado en el Salterio, en el que se le llama pan del cielo (Sal 105:40; Neh 9:15; Sal 16:20). La cita era insidiosa. Pues era decirle: Si Moisés dio el maná cuarenta años, y que era pan del cielo, y a una multitud inmensamente mayor, pues era todo el pueblo sacado de Egipto, y, a pesar de todo, no se presentó con las exigencias de entrega a él, como tú te presentas, ¿cómo nos vamos a entregar a ti? Por lo que le dicen que, si tiene tal presunción, lo pruebe con un milagro proporcionado.

Estaba en el ambiente que en los días mesiánicos se renovarían los prodigios del Éxodo (Miq 7:15). El Apocalipsis apócrifo de Baruc dice: “En aquel tiempo descenderá nuevamente de arriba el tesoro del maná, y comerán de él aquellos años.” Y el rabino Berakhah decía, en síntesis, “El primer redentor (Moisés) hizo descender el maná. E igualmente el último redentor (el Mesías) hará descender el maná.”

8.      LES ASEGURO QUE NO ES MOISÉS EL QUE LES DIO EL PAN DEL CIELO

Si el Mesías había de renovar los prodigios del Éxodo, no pasaría con ello de ser otro Moisés. ¿Por quién se tenía a Jesús? ¿Qué señal tenía que hacer para probar su pretensión? Pero la respuesta de Jesús desbarata esta argumentación, entonces respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo”. Jesús es muy claro con ellos, así se los hace ver.

En primer lugar, no fue Moisés el que dio el maná, puesto que Moisés no era más que un instrumento de Dios, así Jesús les dice: “mi Padre les da el verdadero pan del cielo porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”. Es decir, aquel pan venía de otra realidad y no era el pan verdadero, porque sólo alimentaba la vida temporal; pero el verdadero pan es el que da la vida eterna; ni el maná tenía universalidad: sólo alimentaba a aquel grupo de israelitas en el desierto, mientras que el pan verdadero es el que desciende del cielo y da la vida al mundo.

9.      EL QUE VIENE A MÍ JAMÁS TENDRÁ HAMBRE; EL QUE CREE EN MÍ JAMÁS TENDRÁ SED

Si directamente alude a la naturaleza del verdadero pan del cielo, no está al margen de él su identificación con Jesús. Si la naturaleza del verdadero pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo, entonces es Jesucristo el que se identificará luego, explícitamente, con este pan. Los judíos, impresionados o sorprendidos por esta respuesta, tan categórica y precisa, pero interpretada por ellos en sentido de su provecho material, le piden que él les dé siempre de ese pan, como la Samaritana (Jn 4:15).

Es así como ellos le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed".

Probablemente vuelve a ellos el pensamiento de que Cristo es el Mesías, y esperan de El nuevos prodigios. Pero ignoran en qué consistan, y no rebasan la esperanza de un provecho material. Pero ese pan, que aún no habían discernido lo que fuese, se les revela de pronto: “Yo soy el pan de vida”

Nosotros estamos con hambre de verdad, sed de felicidad. Jesús, hace que estas aspiraciones sean verdaderas. En efecto, solo en Jesucristo podremos saciar esta hambre, solo con El podremos calmar nuestra sed. Jesús no solo nos entrega la verdad, el mismo es la Verdad del Padre. Entonces si nuestro corazón busca con desesperación la verdad y la felicidad, no la busquemos en otro lugar más que en Jesús.

San Agustín, escribió: “Señor, nos hiciste para ti y nuestro corazón está inquieto y sin sosiego, mientras no descasa en TI”

El Señor nos Bendiga

    Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

EL PAN DE LA VIDA

Es menester ponerse en el lugar de los interlocutores de Moisés, de Aarón y de Jesús y comprender sus dificultades, unas dificultades reales. Los israelitas estaban cargados de razones para murmurar: ¿qué vida es esta que nos hacéis llevar en el desierto? ¿Valía la pena? ¿No estábamos mejor cuando estábamos peor? ¿Quién podría decir que están equivocados? Se trata de una vida de miseria y sin perspectivas, de una vida que se desarrolla en una inseguridad total. Una vida en la que se juegan la supervivencia.

También los interlocutores de Jesús tenían más de un motivo para mostrarse perplejos, dado que un hombre, aunque fuera prestigioso, se autoproclama «el pan de la vida». ¿No es un poco demasiado? ¿No se está exaltando? ¿No está exagerando, visto el éxito del milagro? Es cierto que es capaz de dar pan para comer; ahora bien, para llegar a considerarse el «pan bajado del cielo», el pan definitivo, queda todavía mucho trecho. Es preciso reconocer que los que murmuraban o se mostraban perplejos tenían sus buenas razones para hacerlo.

Y debo reconocer que también yo, si me hubiera encontrado en las mismas circunstancias, habría tenido más o menos las mismas reacciones, precisamente porque pienso normalmente que es necesario ser concretos, mantenerse con los pies en el suelo, no dejarse fascinar ni arrastrar por fáciles entusiasmos que, después, se revelan ilusorios. Y conmigo, también la gente de hoy, quizás la gran mayoría, habría tenido las mismas reacciones razonables, sensatas, casi obvias. Y tanto más por el hecho de que nuestra sociedad nos ha educado para prever, calcular, usar la razón.   Sin embargo.................................

ORACION (3)

 

Fíjate, Señor, cómo ciertos pasos resultan difíciles. Y tú lo sabes bien, porque has puesto en nosotros el instinto de conservación, que es una de las fuerzas más poderosas que rigen la vida. Hoy te pido que hagas más poderoso aún este instinto, a saber: que lo extiendas a la Vida, a la vida que tú prometes, a la vida que debe durar para siempre, de suerte que pueda sentir dentro de mí las razones del corazón, las razones de la Vida, la pregunta sobre el cómo alimentarla.

Te pido que me hagas percibir este instinto vital superior al menos con la misma fuerza que el natural, para que mis decisiones sean prudentes y sabias, no ligadas sólo al sentido común, y tampoco estén dictadas por la facilidad para creer cualquier propuesta milagrera.

Otra cosa te pido aún: concédeme el espíritu de discernimiento, para que sepa distinguir entre la verdadera fe y las ilusiones, el carácter razonable de mi modo de pensar y la apertura a tu posible acción en el mundo.

Haz, oh Señor, que no desista nunca de ser un hombre bien arraigado en la realidad y, al mismo tiempo, abierto también a tu Realidad, a ti, que puedes sorprenderme y venir a mi encuentro en cualquier momento; a ti, que puedes dar la vuelta en un instante a la marcha normal de las cosas, para plantearme la pregunta radical sobre en qué pongo mi confianza.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

 

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