MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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03-08-2021

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LITURGIA DE LAS HORAS

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ANTÍFONA DE ENTRADA Cf r. Sal 69,2.6

Líbrame, Dios mío. Señor, ven pronto a socorrerme. Tú eres mi ayuda y mi libertador; no tardes, Señor.

ORACIÓN COLECTA

Derrama, Padre, tu misericordia sobre tu pueblo suplicante, y ya que nos gloriamos de tenerte por Creador y Señor, renueva en nosotros tu gracia y consérvala en tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA        Núm 12, 1-13

Lectura del libro de los Números.

En aquellos días, Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus. “¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?”. Y el Señor oyó todo esto. Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra. De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: “Vayan los tres a la carpa del encuentro”. Cuando salieron los tres, el Señor descendió en la columna de la nube y se detuvo a la entrada de la carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron, y el Señor les dijo: “Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño. No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa. Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y él contempla la figura del Señor. ¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?”. Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó. Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa, dijo a Moisés: “Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad. No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne”. Moisés invocó al Señor, diciendo: “¡Te ruego, Dios, que la sanes!”.

Palabra de Dios.

Comentario: El autor de este texto nos habla claramente de una preferencia de Dios hacia Moisés. Así lo ha entendido siempre la tradición del pueblo de Dios. Moisés ha vivido una intimidad con Dios incomparable con la de cualquier otro profeta. No ha sido Moisés quien se arrogó este privilegio, por eso no se lo puede cuestionar, sino al mismo Dios. Por esta razón, Aarón se arrepintió de sus murmuraciones.

SALMO 50, 3-7. 12-13

R. ¡Piedad, Señor, porque pequé contra ti!

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.

Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. R.

Por eso, será justa tu sentencia y tu juicio será irreprochable; yo soy culpable desde que nací; pecador me concibió mi madre. R.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.

ALELUYA        Jn 1, 49b

Aleluya. Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Aleluya.

EVANGELIO     Mt 14, 22-36

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y, llenos de temor, se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: “Tranquilícense, soy yo; no teman”. Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua”. “Ven”, le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: “Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios”. Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron, quedaron sanados.

Palabra del Señor.

Comentario: Jesús nos da seguridad de que estará siempre con nosotros. Quizá tengamos la experiencia de hundirnos o de no ver sus proyectos claramente, pero, aun en medio de las tormentas, su voz sigue sonando: “No temas”. Él nos tiende su mano para mostrarnos su presencia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Santifica los dones que te presentamos, Señor, y, al aceptar este sacrificio espiritual, conviértenos en ofrenda eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sab 16,20

Nos diste, Señor, el pan del cielo, que tiene un sabor incomparable; satisface todos los gustos.

O bien: Cfr.  Jn 6;35

Dice el Señor: Yo soy el pan de vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre, y el que cree en mí  jamás tendrá sed.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Acompaña y protege siempre, Señor, a quienes has renovado con este don celestial, y ya que nos reconfortas constantemente concédenos participar de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Tranquilícense, soy yo; no teman”

Mt 14, 22-36:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.  SI ESTÁ UN ALMA EN TODA LA TRIBULACIÓN

Si está un alma en toda la tribulación y alboroto interior que queda dicho y oscuridad del entendimiento y sequedad; con una palabra de éstas que diga solamente: no tengas pena, queda sosegada y sin ninguna, y con gran luz, quitada toda aquella pena con que le parecía que todo el mundo……y si esta toda llena de temor: y con una palabra que se le diga sólo: Yo soy, no hayas miedo, se le quita del todo, y queda consoladísima, y pareciéndole que ninguno bastará a hacerla creer otra cosa….( Castillo Int. O Las Moradas 6, 3, Santa Teresa de Jesús)

2.  JESÚS NO DEJA NUNCA DE ORAR

Relata el Evangelio, (Mt 14, 22-36), que después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas.

Jesús no deja nunca de orar, los Evangelios nos muestran muchas situaciones donde Él se retira a orar, y busca la soledad para hacerlo.

Muchas veces hablamos mucho, somos inquietos, queremos hacer muchas cosas, pero la actividad más importante es orar, es la mejor forma de utilizar el tiempo, y no se puede considerar como algo secundario.

Cuando planifiquemos la actividad del día, incluyamos unos minutos para la oración, y dejemos esos instantes para dedicarnos con constancia a comunicarnos con nuestro Padre y que nada nos aparte de esta intención.

3.  DOCE ÍNTIMOS AMIGOS DEL SEÑOR, AVANZA ENTRE LAS DIFICULTADES

Después de navegar casi toda la noche, la barca donde navegan los Doce íntimos amigos del Señor, avanza entre las dificultades ocasionadas por la violencia de las olas y el viento en contra, podemos imaginar la fatiga que llevaban al remar así.

Es como le sucede hoy a nuestra Iglesia, que avanza por Cristo en una mar de dificultades, remando contra la irreverencia y el descaro de aquellos que imponen leyes contrarias a las enseñanzas del Señor.

4.  “TRANQUILÍCENSE, SOY YO; NO TEMAN”.

A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre las aguas, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Sin embargo la palabra de Nuestro Señor Jesucristo viene a tranquilizar a sus almas y les dice: “Tranquilícense, soy yo; no teman”. De todos ellos, Pedro es el más audaz, ya es el líder  entre sus amigos, y le dice a Jesús: “Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua” y lo hace porque él no duda de que el Señor tiene ese poder y a una palabra “Ven”, baja de la barca y camina sobre las aguas. Pero a causa de la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. La reacción del Apóstol es muy humana, es un contraste entre la fe y su intuitivo temor.

5.  FRENTE A LAS TORMENTAS POR LA CUAL LA IGLESIA PASA, TODOS TENEMOS QUE ANIMARLA

Quizás distinto hubiera sido si sus amigos desde la barca le hubieran entre todos animados, “Pedro, avanza con confianza”, “Pedro si se puede, ten fe”, y es posible pensar que entre tanto ánimos de sus amigos él no hubiera tenido el normal temor de hundirse. Esto nos enseña, comparando este suceso, que la barca es como nuestra Iglesia y Pedro como nuestro Papa,  es decir, frente a las tormentas por la cual la Iglesia pasa, todos tenemos que animarla a que siga adelante al encuentro con el Señor.

6.   “HOMBRE DE POCA FE, ¿POR QUÉ DUDASTE?”.

Pedro, esta colmado de entusiasmo y ardor por su Maestro, pero también expuesto a los miedos, al cansancio, por cuanto necesita que el Señor venga en su ayuda para sostenerlo. Caminando sobre las aguas turbulentas, el Dios de Jesucristo, se muestra como persona humana y divina, él se hizo hombre y fue hermano para sus discípulos, es parte de la familia de sus amigos, El los ánima pero también los reprende, el calma sus tormentas, pero al mismo tiempo les tiende su mano. Frente al peligro, EL se hace presente para salvarlos. Así es como en seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: “Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios”.

7.  SU PRESENCIA NOS PROTEGE DEL PELIGRO

El encogimiento de la fe, nos hace temer frente al peligro, como también nos hace sentir desanimado en las dificultades, y parece que  naufragamos. Pero donde la fe es viva, es cuando no dudamos del poder de Jesucristo, por cuanto su presencia nos protege del peligro y nuestra Iglesia estará por siempre a salvo, la mano del Señor se extenderá amorosamente para salvarla de cualquier tormenta.

Y cuando estemos solos, o cuando nos veamos solo, aprendamos a sentir la presencia del Señor, Él siempre quiere estar con nosotros, lo hemos visto que no deja de preocuparse por sus apóstoles y esta justamente ahí, donde el peligro asecha, para animarnos y darnos confianza. Es lógico asustarse si no tenemos a Jesús junto a nosotros, es normal que nos sintamos solo si no tenemos su compañía. Pero ahí está Jesús diciéndonos "Tranquilícense, soy yo; no teman".

8.  NOS CUESTA MUCHO RECONOCER SU PRESENCIA

En muchas ocasiones perdemos la tranquilidad, y tenemos a nuestro alrededor una tormenta de preocupaciones y nos sucede que no identificamos la voz de calma que nos da el Señor o nos cuesta mucho reconocer su presencia, seguramente esto es porque estamos algo alejados de Dios, y entonces no hundimos en la inseguridad que está bajo nuestros pies. Cuando esto suceda busquemos tomar la mano salvadora de Jesús que se extiende hacia nosotros, y hagámoslo poniendo mucho de nuestra parte.

9.  ¡SEÑOR SÁLVAME!,

En efecto tenemos que poner mucho de nosotros y hacerlo en forma habitual cada día, ya que Jesús no pide esfuerzo, y si damos todo de sí, podemos confiar en la ayuda de Jesús, y como ante el grito angustioso de Pedro ¡Señor Sálvame!, Él nos extenderá cariñosamente las manos para hacerlo, pero no hará ver la poca fe, nos echará en cara que si estuvimos en peligro y tuvimos miedo fue por no confiar en El o porque no hemos distanciados de Él.

Todo volvió a la calma en el momento que Jesús tomo la mano de Pedro, y todo es distinto cuando nosotros no tomamos de Jesús, es cuestión de fe, esa fe que debe guiar nuestra vida, nuestro propósitos, nuestros planes, fe que debe mantenerse viva para que ilumine y la fuente de energía que permite que no se apague está en la oración.

10.    ¡OH, QUE BUENO ERES DIOS MÍO, DICIÉNDOLE A ELLOS Y A NOSOTROS ESAS PALABRAS!,

“Tranquilícense, soy yo; no teman”, le dice el Señor a sus discípulos, ¡OH, qué bueno eres Dios mío, diciéndole a ellos y a nosotros esas palabras!, .. Qué débil soy, qué miserable, qué pecador, qué agitado estoy de continuo por el viento de la tentación y cómo estoy a punto de anegarme...! Porque no es tanto que la tentación sea fuerte cuanto que yo soy débil... Sí reconozco; tú no dejas que yo sea muy tentado; siento mano sin cesar sobre mí para protegerme y cualquier tentación grave... Qué bueno eres, Dios mío, diciéndome a mí que bogo sin avanzar un paso, a mí que me siento juguete de las olas e impotente para continuar: No teman. ... iQué bueno eres, no sólo diciéndome esa palabra, sino también dejándome entrever que  la esperanza de que algún día tú mismo subirás a mi barquita..(Carlos de Foucauld)

Cristo Jesús, vivan en nuestros corazones.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

JESÚS SIGNIFICA «DIOS SALVA».

Él, el Hijo de Dios, proclama y realiza la voluntad del Padre: que todos los hombres se salven. La salvación que Dios nos ofrece es una salvación concreta, histórica, comienzo de la vida eterna que será la comunión con él, la experiencia inexpresable del amor, de la alegría, de la fiesta sin fin. Esto nos hace invulnerables contra los distintos tipos de sufrimientos que marcan la vida humana, en virtud de su naturaleza limitada y frágil y, por estar herida por el pecado, amenazada por la angustia.

La presencia de Dios junto a nosotros, en nuestro acontecer terreno, aparece frecuentemente más como una ausencia o, en cualquier caso, no parece ser eficaz. Ante nuestros ojos, empañados por el miedo a vivir, su imagen se confunde con la imagen de los numerosos mercaderes de soluciones fáciles e inmediatas para salir de la angustia. A veces, se interponen entre nosotros y él ritos convencionales y tradiciones de los antiguos. Estamos tan acostumbrados a los sucedáneos de Dios que ya no sabemos reconocerle a él mismo. Más aún, Dios nos desorienta porque no le conocemos como él se da a conocer. Nos espanta porque fácilmente queremos verlo según nuestra imaginación y no tal como él se muestra a nosotros.

En medio del remolino que supone la imposibilidad que sentimos para encontrar vías de escape por nosotros mismos, podemos hacer nuestro el grito de Pedro: « ¡Señor, sálvame!», y tener la esperanza cierta de oírnos repetir lo que somos: gente de poca fe, siempre dispuesta a dudar. Con nuestra débil fe podemos reconocer que Jesús es el salvador, sólo él, y nadie más. Todo instante es el momento oportuno para el encuentro decisivo con él, en lo íntimo y en lo profundo de nuestro ser.

ORACION (3)

 

¿Por qué dudo? Porque tú presencia, Jesús, me resulta en ocasiones incomprensible, tu venida a mi encuentro no pasa por los senderos de mis lógicas y no te veo allí donde tú estás. Te quisiera a mi medida, quisiera que fueras alguien que resuelve mis desgracias, un antídoto contra los infortunios y las posibles calamidades.

¿Por qué dudo? Porque tu salvación abarca mi humanidad y la transfigura a tu semejanza divina, y me produce vértigo. Si sigues apoyándome, Señor, también yo con mi titubeo dubitativo podré confiarme a tu mano. Que pase junto a ti, a través de las oleadas del tiempo, a la dulcísima quietud de la eternidad.

FUENTES DE LA PAGINA

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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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