Misa
Diaria, Ciclo B
MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda
la vida cristiana" (LG 11)
Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
22 años en
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03-07-2020
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Nº MD 7.957
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LITURGIA DE LAS HORAS
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Santo Tomás, apóstol. (F).
Rojo
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 117, 28
Tú eres mi Dios, y yo te
doy gracias; Dios mío, yo te glorifico. Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios
todopoderoso, alegrarnos en la fiesta del apóstol santo Tomás, para que
siempre nos ayude con su protección y tengamos vida creyendo en aquél a
quien reconoció como el Señor resucitado, Jesucristo, tu Hijo. Que es Dios
y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de
los siglos.
LECTURA Ef 2, 19-22
COMENTARIO: La carta
a los Efesios es la carta magna del ecumenismo cristiano. La venida de
Cristo ha supuesto un golpe mortal para el legalismo. Desde entonces ya no
es lícito establecer una discriminación en la convivencia humana. Ya no
somos extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros
de la familia de Dios. Es la convicción que Pablo quiere sembrar en
nuestros corazones. Por tanto, en el cristianismo no debería haber nunca
extranjeros, ni siquiera residentes. Todos los nacionalismos religiosos y
todas las religiones nacionalistas deberían ser considerados como
auténticos sacrilegios, porque en Cristo Jesús no hay más que “un solo
hombre nuevo”.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ya no son
extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la
familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los
profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo
Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para
constituir un templo santo en el Señor. En él, también ustedes son
incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el
Espíritu.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 116, 1-2
R. ¡Vayan por el mundo
y anuncien el Evangelio!
¡Alaben al Señor,
todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque es
inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre.
R.
ALELUYA Jn 20, 29
Aleluya. Dice el
Señor: Ahora crees, Tomás, porque me has visto. ¡Bienaventurados los que
creen sin haber visto! Aleluya.
EVANGELIO Jn 20, 24-29
COMENTARIO: La
resurrección es un acontecimiento estrictamente sobrenatural. Nada tiene de
particular que no todos los discípulos estuvieren convencidos de ella.
Mateo nos dice que “algunos dudaron” (Mt 28,17). En cambio, Juan nos ofrece
como ejemplo concreto, a Tomás, que se convierte en el paradigma del que
exige pruebas evidentes para creer. Modelo de incredulidad y de fe. Es la
confesión más adecuada de la fe que hallamos en el evangelio de Juan:
“Señor mío y Dios mío”. La confesión de fe de Tomás es la auténtica
confesión de fe del creyente. Y los creyentes lo hacen sin la exigencia de
pruebas evidentes. Por eso el Maestro los proclama bienaventurados, porque
han creído sin haber visto.
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Tomás, uno de los
Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: “Hemos visto al Señor!”. Él les respondió:
“Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el
lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. Ocho días más
tarde estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con
ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso
en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Luego dijo a
Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en
mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás
respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me
has visto. ¡Bienaventurados los que creen sin haber visto!”.
Palabra
del Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, cumplimos con
el deber de nuestra sumisión suplicándote humildemente que conserves en
nosotros el fruto de estos dones que inmolamos en tu honor, en la fiesta de
santo Tomás, como sacrificio de alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn
20, 27
Acerca tu mano: métela
en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, en este
sacramento hemos recibido realmente el Cuerpo de tu Hijo único; concédenos a
los que como el apóstol Tomás lo reconocimos por la fe como Dios y Señor
nuestro, lo confesemos también con las obras y con la vida. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Felices los que creen sin haber visto”
Jn 20: 24-29:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
LOS DISCÍPULOS SE ENCONTRABAN CON LAS PUERTAS
CERRADAS POR TEMOR A LOS JUDÍOS.
El Evangelio de san
Juan, destaca por su gran importancia, las apariciones de Jesús a los apóstoles.
La primera tiene lugar en la tarde del mismo día de la resurrección. Los
once apóstoles están juntos; acaso hubiese con ellos otras gentes que no se
citan, como tampoco se dice en qué lugar; creíblemente podría ser en el
cenáculo (Hech 1:4.13). Los sucesos de aquellos días, siendo ellos los
discípulos del Crucificado, les tenían temerosos. Por eso les hacía
ocultarse y cerrar las puertas, para evitar una intromisión inesperada de
sus enemigos. Pero la entrega de este detalle tiene también por objeto
demostrar el estado glorioso en que se halla Cristo resucitado cuando se
presenta ante ellos.
2.
“¡LA PAZ ESTÉ CON USTEDES!”
Entonces llegó Jesús y
poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. La paz
es un don Dios, la paz viene de Dios, es allí donde debemos buscarla, y en
su morada favorita, en el corazón de los hombres, en ese lugar debe nacer
la buena disposición para vivir en armonía y tranquilidad. Construir la
paz, requiere una gran dosis de amor por la vida y los hombres. En Dios, la
paz tiene su origen, y nosotros
tenemos que contribuir a ella. Nuestro Señor, es Dios de la paz, y en
nuestras oraciones pidamos siempre por ella, oremos a Jesús, él nos trajo
la paz de Dios a los hombres y es el Príncipe de la paz.
En efecto, Cristo es
nuestra paz, los cristianos expresamos nuestro convencimiento de que sólo
Cristo es "nuestra paz" (Ef 2, 14), reafirmando así que Él mismo
es un don de paz como Padre de toda la humanidad.
Por tanto, oremos por
la paz, con el convencimiento de verdaderos cristianos, conscientes de que
la justicia y la paz son dos bienes absolutamente inseparables, producto de
los corazones justos y de conciencia de camino en rectitud.
3.
“¡HEMOS VISTO AL SEÑOR!”
En esta aparición del
Señor a los apóstoles no estaba el apóstol Tomás, de sobrenombre el
mellizo. Si aparece, por una parte, el hombre de corazón y de arranque que
relata san Juan 11:16. En el capítulo 14:5 san Juan lo muestra un tanto
escéptico. Entonces se diría que es lo que va a reflejarse aquí. No solamente
no creyó en la resurrección del Señor por el testimonio de los otros diez
apóstoles, y no sólo exigió para ello el verle él mismo, sino el
comprobarlo. Es así como el necesitaba ver las llagas de los clavos en las
manos del Señor, y aún más, meter su dedo en ellas, lo mismo que su mano en
la llaga del costado de Cristo, la que había sido abierta por el golpe de
lanza del centurión. Entonces, sólo a este precio creerá.
4.
“TRAE AQUÍ TU DEDO: AQUÍ ESTÁN MIS MANOS.”
Pero a los ocho días
se realizó otra vez la visita del Señor. Estaban los apóstoles juntos,
probablemente en el mismo lugar, y Tomás con ellos. Y vino el Señor otra
vez, cerradas las puertas. San Juan relata esta escena muy sobriamente. Y
después de desearles la paz "¡La paz esté con ustedes!", se dirigió
a Tomás y le dijo: Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos y le mandó que
cumpliese en su cuerpo la experiencia que él exigía diciéndole: Acerca tu
mano, métela en mi costado. En adelante, no seas incrédulo, sino hombre de
fe.
No dice explícitamente
el relato si Tomas llegó a introducir el dedo en las llagas para
cerciorarse, al contrario lo exceptúa al decirle Cristo: Ahora crees,
porque me has visto. La evidencia de la presencia de Cristo había de
deshacer la obstinación de Tomás.
5.
¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!
Tomas exclamo: ¡Señor
mío y Dios mío! Esta exclamación encierra una riqueza teológica grandiosa y
hermosísima. Esta es un reconocimiento de Cristo, es un afirmación de quién
es El. Es, además, esta enunciación, uno de los pasajes del evangelio de san
Juan junto con el prólogo, en donde explícitamente se proclama la divinidad
de Cristo. Dado el lento proceso de los apóstoles en ir valorando en Cristo
su divinidad hasta la gran clarificación de Pentecostés, sin duda la frase
es una explicitación de san Juan a la hora de la composición de su
evangelio. Pero supone el acto de fe de Tomás.
6.
¡FELICES LOS QUE CREEN SIN HABER VISTO!
Dice el Señor:
¡Felices los que creen sin haber visto! La respuesta de Cristo a esta
confesión de Tomás acusa el contraste, se diría un poco irónico, entre la
fe de Tomás y la visión de Cristo resucitado, para proclamar
bienaventurados a los que creen sin ver. No es censura a los motivos
racionales de la fe y la credibilidad, como tampoco lo es a los otros diez
apóstoles, que ocho días antes le vieron y creyeron, pero que no plantearon
exigencias ni condiciones para su fe, ya que ellos no tuvieron la actitud
de Tomás, que se negó a creer a los testigos para admitir la fe si él mismo
no veía lo que no sería dable verlo a todos, ni por razón de la lejanía en
el tiempo, ni por haber sido de los elegidos por Dios para ser testigos de
su resurrección (Hech 2:32; 10:40-42). Es la bienaventuranza de Cristo a
los fieles futuros, que aceptan, por tradición ininterrumpida, la fe de los
que fueron elegidos por Dios para ser testigos oficiales de su resurrección
y para transmitirla a los demás. Es lo que Cristo pidió en la Oración
Sacerdotal: No ruego sólo por éstos (por los apóstoles), sino por cuantos
crean en mí por su palabra” (Jn 17:20).
7.
“AHORA CREES, PORQUE ME HAS VISTO.”
Tomás fue reprochado,
no porque el ver para creer sea malo, sino por haber rechazado el
testimonio de los otros apóstoles que vieron. Para creer hay que verlo
directamente, como los apóstoles, o indirectamente, como nosotros, que nos
apoyamos en el ver y en la predicación solemne y pública de los apóstoles.
La fe es un don de
Dios, pero tiene también sus bases humanas, como es el estudio y el
testimonio de los testigos.
Este Evangelio nos
enseña una lección de fe y, nos invita a no esperar signos visibles para
creer. Pero también es comprensible que Tomás quisiera experimentar por sí
mismo, del mismo modo como nos gusta a nosotros experimentar por nosotros
mismos, porque a Cristo se le debe experimentar en primera persona. Es
cierto que la ayuda de los amigos como los consejos de nuestro director
espiritual son válidos, pero al final solo depende de nosotros mismos dar
ese gran paso a la fe, y entregarnos con toda confianza a los brazos del
Señor.
El Señor permite a
Tomás esta experiencia, se aparece a los apóstoles e inmediatamente le
habla, me imagino la emoción de Tomás al verle, tal vez entristecido por
haber dudado, pero al mismo tiempo agradecido por este actitud de Cristo y,
así, él hace ese hermoso reconocimiento a la divinidad de Jesús con esta
hermosa oración de alabanza: “Señor mío y Dios mío.”
8.
ORACIÓN
Señor mío y Dios mío,
quítame todo lo que me aleja de ti. Señor mío y Dios mío, dame todo lo que
me acerca a ti. Señor mío y Dios mío, despójame de mi mismo para darme todo
a ti. (S. Nicolás de Flüe,).
Aunque no estoy aún
dispuesto para verte y tocarte, ioh Dios mío!, quiero igualmente acercarme
a ti y alcanzar con el deseo lo que ahora no puedo plenamente conseguir.
(J. H. NEWMAN, Matunitá cristiana, pp. 303-304).
Cristo
es "nuestra paz" (Ef 2, 14), la Paz de Cristo Resucitado para
todos
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
“DICHOSOS LOS QUE
CREEN SIN HABER VISTO”.
El suceso
acontecido a Tomás
centra por completo nuestra
atención, por el simple motivo
de que esta
página evangélica termina
con una bienaventuranza que nos
concierne personalmente a todos: “Dichosos los que creen sin haber
visto”.
A buen seguro, hablando humanamente, el acto de fe, para ser razonable —digo “razonable., no
“racional”—, necesita
algunos signos, y Tomás
está dispuesto a
pedirlos explícitamente. Desde
este punto de vista, tal vez la suya no pueda ser definida como una
crisis de fe, sino más bien
como una apasionada y sufrida búsqueda de un
acto de fe que sea,
al mismo tiempo, respetuoso con el hombre y devoto con
Dios. Y cuando al final
Tomás accede al acto de
fe, el apóstol se abandona por completo a
Aquel que se
ha manifestado claramente. Por consiguiente, no había en
él ningún prejuicio o incertidumbre: se trataba solo de cerciorarse del hecho histórico de la
resurrección de Jesús
con un método experimental, el único que está
al alcance de todos, incluso
de los más sencillos. Ver
para creer fue
la exigencia del apóstol Tomás. Ver, tocar y palpar fue el itinerario que recorrió para
reconocer la plena
identidad entre el Señor resucitado y Jesús de
Nazaret. Creer sin
ver, sin tocar, sin palpar, es la situación en la que
nosotros nos encontramos, nuestra bienaventuranza.
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ORACION (3)
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Vamos también nosotros a morir con
él.
Señor, no sabemos a dónde vas.
Cómo podemos saber el camino?
“Si no veo en
sus manos la señal
de los clavos... no creeré.”
“Señor mío y Dios mío” Crees porque me has visto? “Dichosos los
que creen sin haber visto.”
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SANTORAL (4)
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TOMÁS, el mellizo
Entonces Jesús les dijo
claramente: “Lázaro ha muerto, pero yo me alegro por ustedes de no haber
estado allá, pues así ustedes creerán. Vamos a verlo”. Entonces Tomás,
apodado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros
a morir con él». Jn 11, 14-16
Puede resultar paradójico que
un apóstol de Jesús sea recordado especialmente por su
"incredulidad". Pero eso es precisamente lo que ocurre con Tomás,
protagonista del célebre episodio -referido por San Juan- que comenzó en la
tarde misma de la resurrección de Jesús y tuvo su coronación el domingo
siguiente (cfr. Jn 20, 19-29). Este episodio ha sido abundantemente
representado en la iconografía del apóstol, y el texto evangélico es
proclamado cada año en el domingo que sigue a la fiesta de Pascua y en la
fiesta de Santo Tomás apóstol, que se celebra el 3 de julio.
En el Evangelio, Tomás es
llamado varias veces "el Mellizo" -o, en griego,
"Dídimo"- (Jn. 11, 16; 20, 24; 21, 2), pero no se aclara de quién
era mellizo.
Tomás aparece también dispuesto
a morir por Jesús (Jn. 11, 16) y en el famoso episodio en que Jesús dice
"Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14, 5).
Fuera de estas menciones, y de
su aparición en las consabidas listas de los apóstoles de los sinópticos y
de los Hechos, ninguna otra referencia a Tomás aparece en la
Escritura. La literatura apócrifa, por su parte, recoge
muchas tradiciones acerca del apóstol, algunas de las cuales influyen
decididamente en su representación iconográfica.
Según los "Hechos de
Tomás", apócrifo del siglo III, el apóstol era arquitecto, y habría
sido invitado por un rey de la
India (Gundoforo, Gondoforo o Gundafar) a levantarle un
palacio. Tomás recibe el dinero para la construcción y lo distribuye entre
los necesitados. Cuando el rey quiere ver el palacio, Tomás le anuncia que,
al dar el dinero a los pobres, le edificó al monarca un palacio en el
cielo. El rey, irritado, lo arroja en prisión, pero más tarde lo perdona. A
raíz de este episodio legendario, Tomás es representado frecuentemente con
una escuadra de arquitecto. Gracias a investigaciones recientes, se han
hallado monedas de mediados del siglo I con el nombre del rey Gundafar, lo
que da algún sustento histórico a esta tradición.
Su culto existe en la
India desde los primeros siglos, y el sitio de su martirio
(Calamina, hoy Mailapur o Mylapor, cerca de Madrás), es venerado desde
entonces - si bien la tradición señala que los restos de Tomás fueron
trasladados a Edesa en el 394-. Murió, según la tradición, atravesado por
una lanza, que constituye -por tanto- otro de sus atributos iconográficos.
Otra leyenda piadosa añade una
nueva incredulidad a la vida Tomás. Como se negaba a creer en la asunción
de María, hace abrir su tumba y la encuentra llena de flores. Entonces la
Virgen, desde el cielo, desanuda su cinturón y lo deja
caer en manos de Tomás, quien nuevamente cree "por haber visto".
Por este motivo, Tomás es representado a veces con el "sagrado
cinto" entre sus manos. La reliquia es venerada desde el siglo XII en
Prato, Italia.
Para leer más sobre la
Biografía de los apóstoles en el enlace siguiente:
LOS APOSTOLES
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FUENTES DE LA PAGINA
|
La Página de la Misa Diaria, está preparada
y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3) Para
la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y
Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia
de Vigo.
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