Misa Diaria,
Ciclo C
MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda
la vida cristiana" (LG 11)
Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
23 años en
Internet, desde 1998
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la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral, enviada por
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06-08-2021
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Nº MD 8.985
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LITURGIA DE LAS
HORAS
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LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
La
Transfiguración es un ‘anticipo de la gloria que Cristo gozará en la casa
del Padre, hacia donde se encamina a través de la muerte, de la
resurrección y de la ascensión. El cuerpo de Jesús brilla con el esplendor
que tendrá una vez resucitado y glorificado, y él quiere hacer testigos de
esta experiencia a los tres discípulos preferidos, para fortalecerlos en la
fe en su divinidad ante la dura prueba de la pasión y de la muerte. El
recuerdo de la Transfiguración dio también fortaleza a Jesús en la agonía
del huerto, en la subida al calvario y en la cruz. Esta experiencia de
Jesús es para nosotros una enseñanza: ante el sufrimiento, la agonía y la
muerte, la fortaleza nos vendrá de la esperanza segura en la resurrección.
La voz del Padre: “Este es mi Hijo predilecto; escúchenlo”, preanuncia la
adopción filial divina de quienes, escuchando y siguiendo al Hijo de Dios,
se hacen hermanos suyos para compartir su resurrección y su gloria eterna.
“Donde Yo estoy, quiero que estén estos también”, declara Jesús al Padre La
Transfiguración confirma la confesión de Pedro: «Tú eres el Cristo, Hijo
del Dios vivo”, y anuncia la segunda venida gloriosa de Jesús: “El Hijo del
hombre vendrá en la gloria del Padre” El coloquio entre Jesús, Elías y
Moisés versa sobre su pasión, muerte y resurrección.
ANTÍFONA DE
ENTRADA Cfr. MI 17,5
En una nube luminosa se
apareció el Espíritu Santo, se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo muy
querido, en quien tengo puesta mi predilección, escúchenlo.
Se dice
Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en la
transfiguración gloriosa de tu Hijo unigénito confirmaste los misterios de
la fe con el testimonio de los profetas y prefiguraste admirablemente la
perfecta adopción como hijos tuyos, concédenos que, escuchando la voz de tu
Hijo amado, merezcamos ser coherederos suyos. El, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA
LECTURA Dn 7, 9-10. 13-14
Lectura de la profecía de Daniel.
Daniel continuó el
relato de sus visiones, diciendo: “Yo estuve mirando hasta que fueron
colocados unos tronos y un Anciano e sentó. Su vestidura era blanca como la
nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de
fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría
delante de Él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban
de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros.
Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las
nubes del cielo como un Hijo de hombre; El avanzó hacia el Anciano y lo
hicieron acercar hasta Él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino,
y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un
dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: La visión que se detalla tiene la misma
significación que la de la estatua de Nabucodonosor. Se muestran
simbolizados por bestias, los cuatro imperios que dominaron el país judío
hasta el momento de la gran persecución. En los versículos 7 y 13, el Hijo
del hombre representa el pueblo de Israel servidor de Dios.
SALMO Sal
96,1-2. 5-6. 9
R. El Señor reina, altísimo por encima de toda la tierra.
¡El Señor reina!
Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo
rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Las montañas se
derriten como cera delante del Señor, qué es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria.
R.
Porque Tú, Señor, eres
el Altísimo: estás por encima de toda la tierra, mucho más alto que todos
los dioses. R.
SEGUNDA
LECTURA 2 Ped 1, 16-19
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: No
le hicimos conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados
en fábulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos oculares de su grandeza.
En efecto, él recibió de Dios Padre el honor y la gloria, cuando la Gloria
llena de majestad le dirigió esta palabra: “Este es mi Hijo querido, en
quien tengo puesta mi predilección”. Nosotros oímos esta voz que venía del
cielo, mientras estábamos con Él en la montaña santa. Así hemos visto
confirmada la palabra de los profetas, y ustedes hacen bien en prestar
atención a ella, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que
despunte el día y aparezca el lucero de la mañana en sus corazones.
Palabra del señor.
COMENTARIO: La fe no se fundamenta en razones y
teorías. Creemos en lo que los apóstoles vieron y en las palabras de los
profetas. La última frase dice claramente lo que encontramos en la Biblia:
todo en ella, se dijo de parte de Dios y toda obra del Espíritu Santo no
dictó lo libros, ni hizo revelaciones a las autores, sólo los movió a
escribir (los inspiró).
ALELUYA Mt
9,7
Aleluya. Éste es mi
Hijo muy querido, escúchenlo. Aleluya.
EVANGELIO Mc
9, 2-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús tomó a Pedro,
Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se
transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron
resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y
se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a
Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para
ti, otra para Moisés y otra para Elías". Pedro no sabía qué decir,
porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra,
y salió de ella una voz: "Éste es mi Hijo muy querido,
escúchenlo". De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie,
sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió
contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de
entre los muertos. Ellos cumplieron la orden, pero se preguntaban qué
significaría "resucitar de entre los muertos".
Palabra del Señor.
COMENTARIO: La teofanía relatada por Marcos tiene un
final extraño. Si bien los discípulos testigos gozan con la visión de la
gloria, son advertidos de guardar el secreto de no hablar acerca de eso
hasta que no suceda la resurrección. Porque la glorificación del Maestro no
está en este momento, sino en su proceso pascual, es decir, su pasión,
muerte y resurrección. En ese misterio radica el amor salvador del Padre,
que envió a su Hijo al mundo. Por tanto, no podemos quedarnos con la imagen
de una glorificación en el mundo, cuando el proceso culmina con la
glorificación del Maestro junto al Padre.
SE DICE CREDO
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, las
ofrendas que te presentamos en la gloriosa transfiguración de tu Hijo
único, y, por el resplandor de su luz, purifícanos de nuestros pecados. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
EL MISTERIO
DE LA TRANSFIGURACIÓN
V. El Señor esté con
ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el
corazón.
R. Lo tenemos levantado
hacia el Señor.
V. Demos gracias al
Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y
necesario.
En verdad es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación darle gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
Porque Él reveló su
gloria ante los testigos que había elegido, y revistió su cuerpo, semejante
al de todos los hombres, de un extraordinario esplendor, para apartar del
corazón de sus discípulos el escándalo de la cruz, y manifestar que se
cumpliría en la totalidad del cuerpo de la Iglesia lo que brilló admirablemente
en él mismo, su cabeza.
Por eso, unidos a los
ángeles en el cielo, cantamos en la tierra un himno a tu gloria, diciendo
sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE
COMUNIÓN Cfr. 1 Jn 3,2
Cuando Cristo se
manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios
nuestro, que los alimentos celestiales recibidos nos transformen en imagen
de tu Hijo, cuyo esplendor quisiste manifestar en su gloriosa
transfiguración. El que vive y reina por los siglos de los siglos.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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"Este es mi hijo muy querido,
escúchenlo"
Mc 9, 2-10:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
A
TU HIJO ÚNICO, EL QUE TANTO AMAS
Jesucristo es la figura
central de las Sagradas Escrituras, situado en la cúspide misma, allí donde
culmina el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los dos Testamentos tienen en él
explicación consumada o dicha de otra forma cumplida. Porque, en
definitiva, si leemos con contemplación ambos textos, uno y otro se
refieren al Mesías, a Cristo, el Salvador, es decir a El únicamente. No
puede caber duda, todo el Antiguo Testamento hace referencia al Nuevo. No
se puede entender en plenitud el Antiguo sin la luz del Nuevo. Y si alguien
no quiere considerar o desea ignorar el Antiguo, no le va a ser posible
entender verdaderamente el Nuevo.
Las Sagradas
Escrituras, la Biblia entera, desde sus primeras páginas hasta las últimas,
nos hablan de múltiples maneras y de forma variada, de Jesucristo, Nuestro
Señor.
San Jerónimo dijo que:
“que ignorar las Sagradas Escrituras es ignorar a Cristo” Ahora invirtamos
la frase, leámosla de nuestra perspectiva cristiana diciendo: Conocer las
Sagradas Escrituras es conocer a Cristo, contemplarla, es contemplar al
Señor.
Los primeros pasos se
inician, como siempre, en el Viejo Testamento y exactamente en el
sacrificio de Abrahán Por obedecer a Dios, Abrahán a sus setenta y cinco años
había tenido la valentía de abandonar tierra, casa, costumbres, todo;
ahora, ya cargado de larga ancianidad, aventura su fe hasta el mismo
sacrificio de su único hijo. “Toma a tu hijo, a tu único, al que amas,
Isaac; vete..., y ofrécelo en holocausto, (Gn 22, 2). Era éste un precepto
doloroso para el corazón de un padre, y no menos terrible para la fe de un
hombre que de ninguna manera quiere dudar de su Dios. Isaac es la única
esperanza para que se puedan cumplir las promesas divinas; y no obstante esto
Abrahán obedece y sigue creyendo que Dios mantendrá la palabra dada.
2.
ISAAC QUE SUBE AL
MONTE, ES FIGURA DE CRISTO QUE SUBE AL CALVARIO CARGANDO EL LEÑO DE LA CRUZ
Dios no quería la
muerte de Isaac, pero sí ciertamente la fe y la obediencia sin discusión de
Abrahán. Isaac va a tener un papel singular en la historia de la salvación:
anticipar la figura de Jesús, el Hijo único de Dios que un día será
sacrificado por la redención del mundo. Lo que Abrahán, por intervención
divina, ha dejado sin cumplir, lo cumplirá Dios mismo, “El que no escatimó
a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Rom 8, 31-34).
Isaac que sube al monte
llevando sobre sus espaldas la leña del sacrificio y que se deja atar
dócilmente sobre el montón de leña, es figura de Cristo que sube al
Calvario cargando el leño de la Cruz y sobre aquel madero extiende su
cuerpo “ofreciéndose libremente a su pasión” (Pleg. Euc, II). Así como en
Isaac, liberado de la muerte, se cumplieron las promesas divinas, también
en Cristo resucitado de la muerte brotan la vida y la salvación para toda
la humanidad, Nadie puede dudarlo, porque: “Jesucristo, el que murió, más
aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
(Rm 8,34) (Comentario de Intimidad
Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)
3.
CRISTO SUBIÓ A LA
MONTAÑA PARA ORAR.
Jesús tomó a Pedro, a
Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él, Marcos
relata que: los condujo solos a un monte alto y apartado. No precisa el
nombre del lugar, por otra parte Mateo dice que es un monte elevado, pero
la tradición lo ha localizado en el Tabor, de aproximadamente 600 metros de
altura sobre la llanura.
En otra ocasiones,
Jesús ha subido al monte a orar solo, (Mt 14, 23) en esta ocasión ha
invitado a tres de sus apóstoles y, los ha escogido como testigos para una
gran acontecimiento. Ellos son los mismos apóstoles que luego serán testigo
de su agonía en Getsemaní. Se podría pensar que ocupaban un lugar
privilegiado de entre sus apóstoles.
La primera enseñanza
importante es, que Jesús ha subido orar, él siempre lo está haciendo, es un
modelo que debemos hacerlo parte de nuestra vida diaria, orar al Padre. En
esta ocasión invita tres de sus amigos íntimos, entregándonos una gran
oportunidad para aprender de este ejemplo, cuando Jesús invita a seguirlo,
es porque nos está dando la oportunidad de ser testigo de las maravillas
del Señor, como para darnos a conocer cada instante de su vida. Prestemos
atención a las invitaciones que nos hace Jesús, tengamos disposición de
atender sus palabras, y guardar silencio para oírlo.
4.
JESÚS NOS TRANSFIGURA
NUESTRA VIDA
De acuerdo al relato de
Lucas, mientras Jesús oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras
se volvieron de una blancura deslumbrante. Ahí se transfiguró en presencia
de sus apóstoles, y como dice Mateo, su rostro se puso resplandeciente como
el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. San Marcos nos
dice que: “Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como
nadie en el mundo podría blanquearlas.” Y de pronto aparecieron ante ellos
Moisés y Elías, conversando con Jesús, según Lucas, también aparecen
resplandecientes.
La transfiguración, es
una experiencia profunda de fe tenida por Pedro, Juan y Santiago, los
amigos más íntimos de Jesús. Así es, que como para llegar a conocer los
momentos más transcendentes de Jesús, necesitamos ser sus amigos íntimos,
con una comunicación profunda, como la que ellos tuvieron para percibir a
Jesús en su verdadera identidad.
Debe haber sido un
instante de éxtasis, vieron la realidad gloriosa de Jesús, aunque no se les
mostró en toda su magnitud, porque para llegar a entenderlo, tuvieron que
conocer a través de la vida, pasión y muerte y de sus propios sufrimientos
y muerte, que hay que pasar por esta última, la muerte, para llegar a la
vida.
Jesús nos transfigura
nuestra vida, Él nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en nosotros y
nos llama a ser sus testigos ante un mundo de contradicciones.
5.
“ÉSTE ES MI HIJO MUY
QUERIDO, ESCÚCHENLO”
Tomando Pedro la
palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estar aquí. Vamos a hacer tres
tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. Muchas veces
soñamos con grandes templos y majestuosos, no preocupamos por construir
bellas Iglesias o templos muy bien ambientados para Dios, sin embargo
siempre debemos recordar que el lugar favorito de El no deja de ser aquí
entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en nuestra familia,
junto a los niños, a los trabajadores, a los religiosos, sacerdotes,
laicos, y con gran privilegio donde la calidez del amor está presente.
Cuando aún estaba
hablando, se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír
desde la nube una voz: “éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. La
manifestación de esta nube luminosa, es una revelación de la divinidad, lo
que los teólogos llaman teofanía, es el símbolo de la presencia de Dios, y
en ese momento sucede allí. Dice el Evangelio según san Mateo que al oír
esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor,
esto es porque en el Antiguo Testamento se decía que no se podía ver a Dios
y vivir (Ex 33:19; Lev 14:13; etc.). Esto es lo que se acusa aquí. Con
relación a los otros Evangelios, en san marco es más sobrio el relato,
porque solo dice: Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos,
sino a Jesús solo.
6.
ESTAMOS LLAMADOS
TAMBIÉN A TRANSFIGURARNOS
Pero debemos comprender,
que esta es nuestra gran instrucción que nos solicita Dios, escuchar a su
Hijo amado, y eso nos debe caracterizar para ser un servidor de verdad, oír
siempre a Jesús, esta actitud receptiva es para la palabra y la total
aceptación de Cristo, es una invitación a descubrir lo divino de sus
enseñanzas y toda su obra. En esta proclamación que hace el Padre de su
Hijo, lo muestra como Dios, revelando la filiación divina de Jesús.
Por esos, la
transfiguración consiste esencialmente en la toma de conciencia, por parte
de los tres apóstoles, de que Jesús es verdaderamente el Mesías y además
también revela que la persona de Jesús, es el Hijo muy amado del Padre y
trascendente que posee su misma gloria divina.
Estamos llamados
también a transfigurarnos cada vez más por la acción del Señor, la
sociedad, el mundo, y nosotros en él, se transformara cada vez que
aceptamos la voz del Padre en su Hijo, cuando escuchamos su Palabra y la
llevamos a la vida. Aceptar las palabras de Jesús, es una invitación a
transfigurarnos, es decir a transformarnos en hombres buenos, y salir al
mundo a hacer el bien
7.
“RESUCITAR DE ENTRE LOS
MUERTOS”
Bajando del monte, les
prohibió contar a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre
resucitase de entre los muertos. El
Evangelio nos muestra que los apóstoles ignoraban lo que era la
resurrección, por eso dice que se preguntaban qué significaría “resucitar
de entre los muertos”.
Nuestro Señor
Jesucristo, resucitó de entre los muertos y así muriendo venció a la muerte. “Si no hay
resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó
Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.” (1 Cor 15)
La resurrección de
Cristo, alienta nuestra esperanza en nuestra propia resurrección. “Cristo,
una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte
no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez
para siempre; más su vida, es un vivir para Dios.” (Romanos 6). El que resucitó, y está a la
derecha de Dios e intercede por nosotros. (cf Rom 8,34)
El Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
EL ROSTRO DE
CRISTO ESTÁ IMPRESO EN EL CORAZÓN DE CADA HOMBRE Y LE CONSTITUYE EN AMADO
DE DIOS DESDE LA ETERNIDAD.
Existe una llama interior que arde en las
criaturas y canta su pertenencia a Dios, y gime por el deseo de él. Existe
un hilo de oro sutil que une los acontecimientos de la historia en la mano
del Señor, a fin de que no caigan en la nada, y los conectará finalmente en
un bordado maravilloso. El rostro de Cristo está impreso en el corazón de
cada hombre y le constituye en amado de Dios desde la eternidad. Y están, a
continuación, nuestros pobres ojos ofuscados..., acostumbrados a
dispersarse en la curiosidad epidérmica e insaciable, trastornados por
múltiples impresiones; nosotros no sabemos ya orientar la mirada al centro
de cada realidad, a su fuente. Nos volvemos incapaces de asumir la mirada
de Dios sobre las cosas, porque nuestra lógica y nuestra práctica se
orientan en dirección opuesta a la suya, en su esfuerzo por no perder
nuestra vida, por no tomar nuestra cruz. Sólo cuando Jesús nos deja
entrever algo de su fulgurante misterio nos damos cuenta de nuestra
habitual ceguera.
La luz de la transfiguración viene a hendir
hoy, si lo queremos, nuestras tinieblas. Ahora bien, debemos acoger la
invitación a retirarnos a un lugar apartado con Jesús subiendo a un monte
elevado, es decir, aceptar la fatiga que supone dar los pasos concretos que
nos alejan de un ritmo de vida agitado y nos obligan a prescindir de los
fardos inútiles. Si fuéramos capaces de permanecer un poco en el silencio,
percibiríamos su radiante Presencia. La luz de Jesús en el Tabor nos hace
intuir que el dolor no tiene la última palabra. La última y única Palabra
es este Hijo predilecto, hecho Siervo de YHWH por amor. Escuchémoslo
mientras nos indica el camino de la vida: vida resucitada en cuanto dada.
Escuchémoslo mientras nos indica con una claridad absoluta los pasos
diarios. Escuchémoslo mientras nos invita a bajar con él hacia los
hermanos. Entonces el lucero de la mañana se alzará en nuestros corazones
e, iluminando nuestra mirada interior, nos hará vislumbrar —en la opacidad
de las cosas, en la oscuridad de los acontecimientos, en el rostro de cada
nombre— a Dios “todo en todos”, eterna meta de nuestra peregrinación en el
tiempo.
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ORACION (3)
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Jesús, tú eres Dios de Dios,
luz de luz. Nosotros lo creemos, pero nuestros ojos son incapaces de
reconocer tu belleza en las humildes apariencias de que te revistes.
Purifica, oh Señor,
nuestros corazones, porque sólo a los limpios de corazón has prometido la
visión de Dios. Concédenos la pobreza interior que nos hace atentos a su
Presencia en la vida diaria, capaces de percibir un rayo de tu luz hasta en
los lugares donde todo aparece oscuro e incomprensible. Haznos silenciosos
y orantes, porque tú eres la Palabra salida del silencio que el Padre nos
pide que escuchemos. Ayúdanos a ser tus verdaderos discípulos, dispuestos a
perder la vida cada día por ti, por el Evangelio; haz crecer tu amor en
nosotros para ser contigo siervos de los hermanos y ver en cada hombre la
luz de tu rostro.
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SANTORAL
|
LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
Cuarenta días antes de la
Exaltación de la santa Cruz, celebramos la
Transfiguración del Señor la fiesta era ya conocida en
Oriente desde el siglo V.
La liturgia evocaba ya, el segundo domingo de
Cuaresma, la
Transfiguración, que se asemeja en más de un detalle al
Bautismo del Señor. La nube que envuelve a Jesús, la voz del Padre que le
señala como a su Hijo Amado son una repetición de la manifestación del
Jordán. Aquí se añade la presencia de Moisés y Elías, como aportación del
testimonio de la Ley
y los Profetas, de los que Jesús dirá más tarde que habían profetizado su
muerte y resurrección (Lc 24, 26-27). Ahora bien, la finalidad de la
Transfiguración era precisamente el «fortalecer la fe de
los Apóstoles, para que sobrellevasen el escándalo de la cruz». Más la
Transfiguración, al igual que el Bautismo, es también un
adelanto de la «perfecta adopción» que convertirá a todos los creyentes en
hijos de Dios y coherederos con Cristo, Jesús «alentó la esperanza de la
Iglesia al revelar en sí mismo la claridad que brillará un
día en todo el cuerpo» de la
Iglesia, cuando se manifiesto en su gloria. La visión
ofrecida a los Apóstoles contiene las primicias de aquélla en la que «Ve a
Cristo tal cual es». La
Eucaristía nos prepara, ya desde ahora, a «transformarnos
en la imagen del Hijo, cuya gloria nos ha manifestado».
Algunos Santos Padres aportan una curiosa
interpretación a la
Transfiguración. Jesús, dicen, siempre estaba transfigurado,
su divinidad irradiaba siempre a través de la envoltura de la naturaleza
humana, su rostro siempre estaba resplandeciente--"ese halo luminoso
que despiden las almas más santas"--, pero los discípulos, enredados
en problemas de preeminencias, enfrascados en pequeños detalles, mezclados
entre las multitudes, entretenidos en pequeñas cosas, no podían vislumbrar
el brillo del rostro de Jesús.
Bastó que dejaran el espesor del valle, que
subieran a la montaña, que dejaran aparte sus minúsculas preocupaciones,
que se purificaran los ojos, que miraran más fijamente, sin estorbos, al
rostro de Jesús, para que descubrieran el fulgor de su mirada, el rostro
siempre radiante de Jesús.
Dice un autor que si el hombre mirara con
frecuencia al cielo, acabaría naciéndole alas. Y otro más prosaico afirma
que al que sólo mira al suelo le salen cuatro patas. Pero Dios nos dio los
ojos para mirar a lo alto.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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