DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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15-05-2022

Edición Nº 9.268

LITURGIA DE   LAS HORAS 

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V DOMINGO DE PASCUA

AMOR QUE GLORIFICA

“Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado”. El tiempo pascual está todo él centrado en Cristo Resucitado. Por su muerte y resurrección, Cristo ha sido glorificado. No se trata sólo de volver a la vida. El crucificado, el “varón de dolores”, ha sido inundado de la vida de Dios, experimenta una felicidad sin fin, ha sido enaltecido como Señor. A la luz de la Resurrección entendemos el amor del Padre a su Hijo, pues buscaba glorificarle de esa manera. Y también a nosotros Dios busca glorificarnos: “Los sufrimientos de ahora no son comparables con la gloria que un día se manifestará en nosotros” (Rom 8,18).

“Dios ha sido glorificado en Él”. A lo largo del evangelio, Jesús ha repetido que no busca su gloria (Jn 8,50). Es admirable este absoluto desinterés de Jesús que sólo desea que el Padre sea glorificado en él. También esta es la postura del auténtico cristiano. Completamente olvidado de sí mismo, sólo pretende la gloria de Dios. “Ya comáis, ya bebáis, ya hagáis cualquier cosa, hacedlo todo para gloria de Dios” (1 Cor 10,31). Sólo pretende que a través de sus palabras y obras Dios sea glorificado en él, que Dios manifieste su amor, su poder, su sabiduría, su gloria, que Dios sea conocido y amado.

“En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos”. Dios es glorificado en nosotros cuando nos dejamos inundar por su amor y este amor revierte hacia los demás. Esta es no “una” señal, sino “la” señal, el signo inconfundible de los discípulos de Cristo y participado de él. Sólo mirando a Cristo y bebiendo de Él somos capaces de amar de verdad.  (Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico)

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I. RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 97, 1-2

Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas; reveló su victoria a los ojos de las naciones. Aleluya.

ACTO PENITENCIAL

·       Tú amor alcanza a todos los hombres. Cuando no reflejamos tu amor. Señor, ten piedad.

·  Tú nos amaste hasta el extremo. Cuando no entendemos tu amor. Cristo, ten piedad.

·  tú nos diste el mandamiento nuevo. Cuando no correspondemos a tu amor. Señor, ten piedad.

SE DICE GLORIA A DIOS.

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y eterno, realiza plenamente en nosotros el misterio pascual para que, renacidos por el santo bautismo, con tu ayuda demos fruto abundante y alcancemos la alegría de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Hech 14, 21-27

El recorrido de Pablo por las ciudades paganas es una muestra de su celo apostólico. En cada ciudad era necesario organizar la comunidad, por eso uno de los objetivos era también establecer autoridades. La Iglesia no debía quedar a la deriva. La autoridad establecida por Pablo buscaba cuidar que la fe se mantuviera y creciera hasta la venida del Señor. La autoridad aparece entonces como un servicio para la fe de la comunidad.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad, establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir. A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos.

Palabra de Dios.

SALMO S al 144, 8-13

R. Bendeciré tu Nombre eternamente, Dios mío, el único Rey.

O bien: Aleluya.

El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.

Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. R.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino: tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. R.

SEGUNDA LECTURA Apoc 21, 1-5

En nuestro andar por la historia, tan contradictoria y conflictiva, nos anima la esperanza de un mundo nuevo. Este mundo que tratamos de construir, día a día, con tanto dolor y alegría, será plenamente establecido al final de los tiempos, cuando por fin se lleven a cabo las bodas eternas, la unión definitiva entre Dios y su creación.

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo. Y oí una voz potente que decía desde el trono: “Ésta es la carpa de Dios entre los hombres: Él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será con ellos su propio Dios. Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó”. Y el que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas”.

ALELUYA Jn 13, 34

Aleluya. “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, como Yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO Jn 13, 31-35

La novedad del mandamiento entregado en esta despedida no está en el amor fraterno. Esto ya estaba exigido en la Ley del Antiguo Testamento. Lo novedoso está en amar con el mismo amor de Jesús, que lleva a dar la vida, como lo hizo Él, y es el signo distintivo de este nuevo pueblo.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Durante la Última Cena, después que Judas salió, Jesús dijo: “Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como Yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”.

EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Ayúdanos, Señor, a amarnos de verdad.

·       Para que las innumerables obras e instituciones de caridad de la Iglesia sean conocidas, valoradas y apoyadas. Oremos.

·       Para que los pueblos enfrentados por prejuicios raciales o étnicos alcancen la paz. Oremos.

·       Para que Cáritas reciba el apoyo perseverante de todos nosotros. Oremos.

·       Para que nuestra comunidad con su caridad, pero también con su alegría, sea testigo del amor de Dios. Oremos.

III. LITURGIA EUCARÍSTICA

PREFACIO PASCUAL

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, que por este santo sacrificio nos concedes participar de tu vida divina, te pedimos que así como hemos conocido tu verdad, vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.

RITO DE COMUNIÓN

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 5

Dice el señor: Yo soy la vid, ustedes los sarmientos, el que permanece en mí y Yo en él, da mucho fruto. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, ayuda con bondad a tu pueblo, que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

IV. RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Canto final

Queridos amigos: Reconfortados por el amor de Dios, y convencidos que el mutuo amor hará que nuestro gozo sea completo, nos retiramos cantando.

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros”

Jn 13, 31-35

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    GRAN DISCURSO DE DESPEDIDA DE JESÚS

Con estas palabras, sólo interrumpidas por la situación en que Juan pone la predicción de Pedro, comienza el gran discurso de despedida de Jesús. Como Juan no relata la institución de la Eucaristía, no se puede saber el momento histórico a que corresponden estas palabras. Se abre la puerta del cenáculo, sale Judas para consumar la traición al Maestro. El evangelio señala con brevedad: “Era de noche”. La noche del pecado, la noche del príncipe de este mundo. Jesús sabe que, al cabo de pocas horas, estará allí, solo, en el huerto de Getsemaní, envuelto por esas mismas tinieblas que intentarán engullirlo y contra las que deberá luchar hasta la sangre. Sabe todo esto y, sin embargo, habla a los discípulos de “glorificación” del Hijo del hombre. La “gloria” de Dios, en efecto, no es el fácil éxito mundano, sino más bien el triunfo del bien, que, para nacer, debe pasar a través de la gran tribulación. La cruz es así el seno materno de la vida verdadera.

2.    LA SALIDA DE JUDAS SIGNIFICA LA “GLORIFICACIÓN” DE JESÚS Y DEL  PADRE.

Glorificación del Hijo, porque va a dar comienzo en seguida su prisión y muerte, lo que es paso para su resurrección triunfal. Así decía a los de peregrinos de Emaús: “¿No era necesario que el Mesías padeciese tales cosas y así entrase en su gloria?” (Lc 24:26). Frente a “glorificaciones” parciales que tuvo en vida con sus milagros, “Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos (Jn 2:11 o “y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1:14), con esta obra entra en su glorificación definitiva: “y toda lengua confiese que Jesús es Señor para gloria de Dios Padre.” (Flp 2:8-11). El ponerse la glorificación como un hecho pasado y luego al estilo de usarse un presente por un futuro inminente, se considera tan inminente esta glorificación — “en seguida” — que se da ya por hecha: “escatología realizada.” Si no es debido a la redacción de Juan, que lo ve a la hora de los sucesos ya pasados.

3.    ES EL GRAN MILAGRO DE SU RESURRECCIÓN

Esta “glorificación” del Hijo aquí va a ser “en seguida,” por lo que es el gran milagro de su resurrección. Va a ser obra que el Padre hace “en El.” ¿Cómo? La gloria de su resurrección descorrerá el velo de lo que Él es, oculto en la humanidad; con lo que aparecerá “glorificado” ante todos. Sería, pues, la glorificación del Hijo por su exaltación a la diestra del Padre, la que se acusaría en los milagros. Es lo que El pide en la “oración sacerdotal”: “Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo.” (Jn 17:5.24).

4.    EL ENSEÑÓ A LOS HOMBRES EL “MENSAJE” DEL PADRE

Pero, si el Padre glorifica al Hijo, el Padre, a su vez, es glorificado en el Hijo. Pues El enseñó a los hombres el “mensaje” del Padre: “Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra” (Jn 17:4-6), y le dio la suprema gloria con el homenaje de su muerte; que era también el mérito para que todos los hombres conociesen y amasen al Padre.

5.    “HIJOS MÍOS”.

Y con ello les anuncia, algún tanto veladamente, tan del gusto oriental, su muerte. Les vuelca el cariño con la forma con que se dirige a ellos: “Hijos míos”. Él va a la muerte. Por eso estará un “poco” aún con ellos. Pero ellos no pueden “ir” ahora. Las apariciones de Jesús resucitado a los apóstoles fueron transitorias y excepcionales. Si la forma literaria en que Él se refiere a lo mismo que dijo a los judíos es literariamente igual, conceptualmente es distinta, ya que aquéllos lo buscaban para matarle, por lo que morirán en sus pecados: “Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado” (Jn 8:21), mientras que a los apóstoles va a “prepararles” un lugar en la casa de su Padre: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar” (Jn 14:2).

6.    “MANDAMIENTO NUEVO”

Jesús no puede explicar ahora a los suyos el significado de su muerte. La afronta solo y la ofrece. En sus palabras se siente vibrar la solicitud por los discípulos, que, dentro de poco, también se quedarán solos, a merced de la duda y del escándalo. Por ahora no pueden seguirle. Por eso necesitan más que nunca ser custodiados en su nombre. Es ahora cuando les deja en testamento el “mandamiento nuevo” del amor recíproco. Al vivirlo, estarán para siempre en comunión con él y nada podrá arrancarlos de su mano. Más aún, podrán vivirlo porque él lo ha vivido primero. “Ningún discípulo es superior a su maestro”, aunque todo discípulo está llamado a configurarse con el Maestro y a glorificarlo con su vida. El “mandamiento nuevo” no es un yugo pesado, sino comunión personal con Dios, que quiere permanecer presente entre los suyos como amor, como caridad.

7.    ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS. ASÍ COMO YO LOS HE AMADO

Y Jesús les deja, no un consejo, sino un “mandamiento” y “nuevo”: el amor al prójimo. Acaso surge aquí, evocado por las ambiciones de los apóstoles por los primeros puestos en el reino, lo que hizo que, con la “parábola en acción” del lavatorio de los pies, les enseñase la caridad. Y este mandato de Jesús es “nuevo,” porque no es el amor al simple y exclusivo prójimo judío, cómo era el amor en Israel; “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (cf. Lev 19:18), sino que es amor universal y basado en Dios: amor a los hombres “como Yo (Jesús) los he amado.” Y será al mismo tiempo una señal para que todos conozcan “que ustedes son mis discípulos” ¡Los discípulos del Hijo de Dios! Pues, siendo tan arraigado el egoísmo humano, la caridad al prójimo hace ver que viene del cielo: que es don de Jesús. Y así la caridad cobra, en este intento de Jesús, un valor apologético. Tal sucedía entre los primeros cristianos jerosolimitanos, que “tenían un solo corazón y una sola alma” (Hech 4:32). Tertuliano refiere que los paganos, maravillados ante esta caridad, decían: “¡Ved cómo se aman entre sí y cómo están dispuestos a morir unos por otros!” Y minucia Félix dice en su Octavius, reflejando este ambiente que la caridad causaba en los gentiles: “Se aman aun antes de conocerse”

"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición". San Juan De La Cruz

El Señor nos Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

    V DOMINGO DE PASCUA C

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

TODO SE HA VUELTO NUEVO

El pueblo cristianó es siempre un “pequeño resto” en medio de los miles de millones de hombres que viven sobre la faz de la tierra, pero es un fermento de masa “nueva” que debe hacer fermentar desde el interior toda la masa. Y aunque la evidencia de la situación parece desmentir su eficacia, la Palabra de Dios nos autoriza a no dudar y a dejar de sentir miedo. El fruto del árbol sólo se ve después de un laborioso tiempo de germinación y de crecimiento a lo largo de la sucesión de las estaciones. ¿No es éste el mismo camino de Jesús, el Hijo del hombre glorificado a través de la muerte en la cruz? Todo se ha vuelto nuevo: se dan cuenta de ello los que tienen los ojos límpidos y penetrantes de la fe, aquellos que, resucitados con Cristo, caminan sobre la tierra pero a quienes su corazón les empuja ya hacia arriba. La transformación acaece ya día tras día a través de nuestro morir a toda clase de orgullo y de egoísmo para pasar de la decadencia del pecado a la plenitud de la vida nueva.

Son muchos los que buscan hoy no la novedad traída por Cristo, sino las novedades; no la realidad nueva, sino las informaciones en tiempo real sobre los hechos más o menos triviales de la crónica. Se corre fácilmente detrás de las “novedades viejas”, de las modas y de los modelos de vida ofrecidos por una sociedad privada de verdadera capacidad creativa. Si el hombre no se renueva a sí mismo, no hace más que repetir un esquema anticuado o hacer la parodia de la originalidad. Y como sólo Dios es creador, sólo confiándonos al soplo del Espíritu podremos renovarnos y convertirnos en artífices de renovación en la Iglesia y en toda la comunidad.

ORACION (3)

 

Dios, Padre nuestro, en el exceso de tu amor expusiste a tu Hijo amadísimo al rechazo y al odio del mundo: concédenos la fuerza de tu Espíritu a nosotros, que queremos seguir las huellas de nuestro Maestro y dar un valiente testimonio de su muerte y su resurrección frente al mundo que no te conoce. Haz que, configurándonos con él, seamos capaces de oponer el amor al odio, la mansedumbre a la violencia, el perdón a la venganza, la paz a la enemistad, la bendición a la maldición. No permitas que, en la hora de la prueba, seamos vencidos por el miedo y caigamos en el pecado de la incredulidad y del desamor. Haz, más bien, que te pertenezcamos cada vez más y acudamos a ti, unidos a tu Hijo, llevando en los brazos todo este mundo que amas y quieres salvar.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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