MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana"
(LG 11)
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Página de Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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17-02-2022
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Edición Nº MD
9.224
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LITURGIA DE LAS HORAS
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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 30,
3-4
Señor, sé para mí una roca
protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque tú eres mi roca
y mi baluarte; por tu nombre, guíame y condúceme.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que te complaces
en habitar en los corazones rectos y sencillos, concédenos la gracia de vivir
de tal manera que encuentres en nosotros una morada digna de tu agrado. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Sant 2, 1-9
Lectura
de la carta de Santiago.
Hermanos, ustedes que creen en
nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas.
Supongamos que cuando están reunidos, entra un hombre con un anillo de oro
y vestido elegantemente, y al mismo tiempo, entra otro pobremente vestido.
Si ustedes se fijan en el que está muy bien vestido y le dicen: «Siéntate
aquí, en el lugar de honor», y al pobre le dicen: «Quédate allí, de pie», o
bien: «Siéntate a mis pies», ¿no están haciendo acaso distinciones entre
ustedes y actuando como jueces malintencionados?
Escuchen, hermanos muy
queridos: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para
enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a
los que lo aman? Y sin embargo, ¡ustedes desprecian al pobre!
¿No son acaso los ricos los
que los oprimen a ustedes y los hacen comparecer ante los tribunales? ¿No
son ellos los que blasfeman contra el Nombre tan hermoso que ha sido
pronunciado sobre ustedes?
Por lo tanto, si ustedes
cumplen la Ley por excelencia que está en la Escritura: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo", proceden bien. Pero si hacen acepción de
personas, cometen un pecado y son condenados por la Ley como transgresores.
Palabra
de Dios.
Comentario; Santiago sigue
catequizando sobre la estrecha relación de profesar la fe en Cristo y la
acepción de las personas. Para Dios todos somos iguales y con los mismos
derechos y obligaciones. La vocación bautismal nos otorga la única
“dignidad”, que consiste en ser “hijos” de Dios. En el cristianismo no hay
otra dignidad, ni títulos que conviertan a “algunos” en superiores al
resto. Todos los bautizados somos hermanos.
SALMO Sal 33, 2-7
R. El
Señor escucha al pobre que lo invoca.
Bendeciré al Señor en todo
tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloria en el
Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor, Él me respondió y me
libró de todos mis temores. R.
Miren hacia Él, quedarán
resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre
invocó al Señor: Él lo Él lo escuchó
y lo salvó de sus angustias. R.
ALELUYA Cfr. Jn 6, 63. 68
Aleluya Tus palabras, Señor,
son Espíritu y Vida; Tú tienes palabras de Vida eterna. Aleluya.
EVANGELIO Mc 8, 27-33
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús salió con sus discípulos
hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó:
“¿Quién dice la gente que soy Yo?” Ellos le respondieron: “Algunos dicen
que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”.
Entonces Él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?” Pedro
respondió: “Tú eres el Mesías”.
Jesús les ordenó
terminantemente que no dijeran nada acerca de Él. Y comenzó a enseñarles
que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos,
los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y
resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad.
Pedro, llevándolo aparte,
comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus
discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás!
Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Palabra
del Señor.
Comentario; San Marcos contrapone
la fe en el Hijo del hombre sufriente a la fe en el Mesías triunfalista de
los judíos. Si bien Pedro reconoce que Jesús es el Mesías, aún guardaba los
rasgos de aquel Mesías glorioso que esperaba el pueblo judío. Pedro y los
discípulos debieron comprender, poco a poco, que el Mesías aceptaría
voluntariamente la muerte.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que esta ofrenda nos purifique
y renueve, Señor, y sea causa de recompensa eterna para quienes cumplen tu
voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 3,16
Dios amó tanto al mundo, que
entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que
tenga Vida eterna.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados con el pan del cielo,
te pedimos, Padre, la gracia de desear siempre este alimento que nos da la
vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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¿Quién dice la gente que soy Yo?
Mc 8, 27-33
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
CRISTO SE DIRIGE “A
LAS ALDEAS DE CESÁREA DE FILIPO
Marcos sitúa esta
escena cuando Cristo se dirige “a las aldeas de Cesárea de Filipo. Marcos, lo mismo que Lucas, sólo traen en
este lugar el relato que hacen los apóstoles sobre quién dicen las gentes que sea Él,
y la confesión de Pedro proclamando que
Jesús es “el Cristo,” el Mesías. Ambos traen también la prohibición
que les hace para que no digan que
Él es el Cristo. Mira siempre a evitar exaltaciones mesiánicas prematuras. Aunque en diversas escenas anteriores,
relatadas por Marcos, los “endemoniados” lo
proclaman Mesías, en los apóstoles se ve un retraso en su
comprensión. Puede ser que haya
escenas “anticipadas” o a las que se les haya prestado un contenido
posterior, ya que, en los
“endemoniados,” el objetivo directo es la supremacía de Cristo sobre los demonios, con lo que el mesianismo se
presenta en Israel: así al reconocerlo ellos y vencerlos, se acusaba, literariamente,
aún más su triunfo.
2.
"¿QUIÉN DICE LA
GENTE QUE SOY YO?"
Es en este lugar de
Cesárea de Filipo, es el momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos,
les hace abiertamente esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesús no lo ignoraba por su conocimiento
sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de Él lo sabía, como los apóstoles,
por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta
primeramente a ellos lo que piensan de Él las gentes? El contacto de los apóstoles con las
muchedumbres a causa de la predicación y
milagros de Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones
en torno a esto. Las que recogieron
eran éstas: Unos, que Juan Bautista; otros, que Elías, y otros, que
uno de los profetas. Jesús, para
unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como sostenía el mismo Herodes Antipas. Pues esta
opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lucas mismo dice que Antipas estaba
preocupado con la presencia de Jesús,
puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de
entre los muertos (Lc 9:7).
3.
"ALGUNOS DICEN
QUE ERES JUAN EL BAUTISTA; OTROS, ELÍAS; Y OTROS, ALGUNO DE LOS PROFETAS"
Para otros, Jesús era
Elías. Lucas recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elías, que había
aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no había muerto, y debía venir para
manifestar y ungir al Mesías. Otros
piensan que fuese Jeremías (Mateo). El profeta Jeremías era considerado
como uno de los grandes protectores
del pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (2:1-12). Pero no pasaba por un
precursor del Mesías. Mateo ya hizo
referencia a él (2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que
tenía en el judaísmo, y del que se
podrían esperar cosas extraordinarias.
Por último, sin saber a ciencia cierta quién sea, para muchos era
algún profeta de los antiguos, que
ha resucitado (Lucas). Era el poder milagroso de Jesús el que los
hacía creer en la resurrección de un
muerto (Mt 14:2; Mc 6:14).
No deja de extrañar el que los apóstoles
no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o pudiese ser el Mesías.
4.
"Y USTEDES,
¿QUIÉN DICEN QUE SOY YO?"
Así fue como ellos le
respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno
de los profetas. Y preguntó, "Y ustedes, ¿quién dicen que soy
yo?" Por eso, después de oír
lo que las gentes pensaban de Él, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué es lo que,
a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El, han captado a través de
su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un momento sumamente trascendental.
Si no fuera que Jesús tenía un conocimiento
de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba
impaciente la respuesta de sus
apóstoles. Los tres sinópticos no
dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro. Todos los
detalles se acumulan en la narración de Mateo para indicar no sólo la precisión que
interesa destacar, sino con ella acusar la
solemnidad del momento y la trascendencia del acto.
5.
PEDRO RESPONDIÓ:
"TÚ ERES EL MESÍAS".
Mientras Marcos y
Lucas presentan sin más a Pedro, Mateo lo precisa ya de antemano como Simón Pedro. En efecto, Pedro
tenía por nombre Simón (Mateo 4:18 y par.). En Juan se lee que Jesús, al ver por vez
primera a Simón, le anunció que será llamado Pedro (Jn 1:42). Ya desde un principio,
Jesús puso en Simón la elección para Pedro,
para ser piedra El conservar aquí los dos nombres es sumamente
oportuno. La confesión de Pedro es
expresada así: Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Aquí se confiesa por Pedro la mesianidad y la
divinidad de Jesús. Al decir que es el Mesías, indica su relación supereminente de
autoridad con Dios el Padre que lo envía. Pedro, desde su primer encuentro con
Jesús, deja al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del Maestro, y por
otra, la entrega sin reservas a su servicio o compañía, es así como Pedro sabe quién es
Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.
6.
JESÚS LES ORDENÓ
TERMINANTEMENTE QUE NO DIJERAN NADA ACERCA DE ÉL
En este fragmento del
Evangelio de Marcos, Jesús solo le dice: “Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran
nada acerca de él”, sin embargo según Mateo (Mt 16:13-20), Jesús le dijo: ¡Dichoso tú,
Simón, hijo de Juan!, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que
está en los cielos. La respuesta de
Jesús tiene dos partes bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación tenida. La
felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la reveló ni la carne ni
la sangre, con la que se expresa el ser humano. Tal era la grandeza de este misterio, que
su revelación se la hizo su Padre celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a
Pedro, y un misterio que no podía, sin
revelación, ser alcanzado por la carne y sangre el hombre Entonces, este conocimiento no es por su capacidad
humana, es un don de Dios. En efecto, Pedro
alcanzó este conocimiento por la fe. Y les ordenó a sus discípulos que no
dijeran a nadie que él era el Mesías. Los tres sinópticos añadirán, después de esto, que
Jesús prohibió a los discípulos que a nadie
dijesen que Él era el Mesías, Dada la efervescencia mesiánica que
había, y que se había ya manifestado
en orden a Jesús, hasta querer las multitudes arrebatarlo para llevarlo a Jerusalén y proclamarle, sin
duda en el templo, “Rey,” Mesías (Jn 6:15), se imponía no contribuir a excitar a las
gentes ni precipitar los acontecimientos. Había que esperar la hora de Dios.
7.
Y COMENZÓ A
ENSEÑARLES
Y comenzó a enseñarles
que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos.
Marcos resalta (es el único que lo dice), que Jesús les enseñaba sobre
la predicción de; su pasión y muerte
con mucha claridad. Otro detalle del Señor es que le anuncia “resucitar después de tres días”,
en otros relatos aparece como “en el tercer
día.” Claramente les hablaba de esto. Era un momento ya oportuno.
Había que corregirles el concepto
erróneo del medio ambiente. No era el Mesías político nacionalista que los judíos y ellos
esperaban (Hech 1:6). Era el Mesías
profético del dolor: el “Siervo de Yahvé” de Isaías. Por eso les anuncia:
Que éste es el plan de Dios, para esto ha de ir a Jerusalén: “No puede ser
que un profeta muera fuera de
Jerusalén” (Lc 13:33), y que allí será condenado por “los ancianos, los sumos sacerdotes y los
escribas” (Mateos), además allí “sufrirá mucho” y será “entregado a la muerte.” Pero “al
tercer día resucitará.
8.
"¡RETÍRATE, VE DETRÁS DE MÍ, SATANÁS!
Entonces Pedro,
tomándole aparte, se puso a reprenderle y trató de disuadirlo. Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro:
Quítate allá, Satán, porque no sientes según Dios, sino según los hombres. La respuesta de Jesús a Pedro es que no
sea para El un Satanás, el gran enemigo del
reino. Por eso, la proposición de Pedro, nacida de ignorancia y de
afecto, era para el Señor un
obstáculo de seguirla, para no cumplir el mesianismo de dolor, que era el
plan del Padre. No es de extrañar en
Pedro una dificultad para aceptar aquellas profecías de Jesús. Pedro conocía y confesaba la
mesianidad de Jesús, pero algo deformada por los prejuicios rabínicos que el antes había
oído sobre un Mesías triunfador y nacionalista, entonces no le era fácil aceptar la
imagen de un Mesías doliente, humillado y crucificado por los jefes de la nación.
Así es como Jesús le
hace ver que habla al modo humano y,
que elude el dolor. Jesús
debía padecer y morir, ese era el Plan de Dios, pero ese sufrimiento había
de ser la causa de nuestra
salvación. Como a Pedro, nos sucede
lo mismo, el no entendía las cosas de Dios, del mismo modo, por no situarnos en el Plan del
Padre, se nos hace difícil entender sus obras. Tenemos necesidad de despojarnos de los
criterios del hombre y adoptar solo y
únicamente el de Jesucristo.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
|
PARA LA LECTIO DIVINA
|
¿QUIÉN
DICE LA GENTE QUE SOY YO?
Ésta
es la pregunta a la que se nos pide, continuamente.
Es
una respuesta en la vida de cada día si queremos ser, de verdad, discípulos
de Jesús.
Él
es nuestro Señor Jesucristo.
El
Señor de la gloria.
Y
no podemos contentarnos con invocarlo sólo con los labios.
No
basta, en efecto, con decir: “Señor, Señor”.
Reconocerle
como el soberano de nuestra vida significa creerle también vivo y presente
en los hermanos, justamente en cada uno de ellos.
En
efecto, el Hijo de Dios, quiso asumir por amor a nosotros el rostro del
“Siervo de Yahvé”, del “Varón de dolores” que “no tiene apariencia ni
belleza para atraer nuestras miradas” (Is 53, 2).
Es
así como de este modo nos ha revelado nuestra incomparable grandeza.
También
a nosotros, como a Pedro, se nos puede conceder intuir en algunos momentos
de gracia el misterio del Dios vivo en su esplendor, aunque la comprobación
de nuestra fe se lleva a cabo cuando no nos dejamos vencer -como Pedro- por
el escándalo de la cruz.
Reconocer
al Señor Jesús significa saber que su camino pasa, de manera inevitable,
por el camino de la cruz y que también nosotros debemos pasar por él,
abrazando nuestra cruz.
No hay otro modo de que se
abran los ojos de nuestro corazón y, sin dejarnos desviar por el aspecto
exterior, por la riqueza o por la pobreza, por la seguridad o por la
necesidad, veamos en cada hombre el misterio de una presencia, el esplendor
de un rostro, de su rostro.
|
ORACION (3)
|
Padre:
Te rogamos en el nombre de Jesús, tu Hijo y Señor de la gloria, que
hagas cristalina y fuerte nuestra fe, no contaminada por favoritismos
personales.
Abre nuestros ojos para que veamos en cada hombre a un hermano de
Jesús.
Danos una mirada buena, capaz de ver en cada rostro los rasgos del
tuyo.
Él vino a nosotros humilde y pobre, se hizo por nosotros “Siervo de
Yahvé”.
El cargó con nuestros pecados para darnos la alegría de llegar a ser
ricos de tu gloria eterna.
Ensancha nuestros corazones para que en ellos sea acogido y amado
cada hombre con ese amor de predilección que sientes por cada uno de
nosotros, haciéndonos hijos en tu amadísimo Hijo Jesús.
Pedro
|
FUENTES DE LA PAGINA
|
La
Pagina de
la Misa Diaria,
esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde
Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor
Jesucristo y por la
Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse
este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini
y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd.
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