Misa Diaria

MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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17-06-2021

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LITURGIA DE LAS HORAS

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 7. 9

Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, fuerza de los que esperan en ti, escucha con bondad nuestras súplicas, ya que sin tu ayuda nada puede la fragilidad humana, y concédenos la gracia de cumplir tus mandamientos para agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA 2Cor 11, 1-11

COMENTARIO: Unos predicadores ambulantes llegan a Corinto con un mensaje que contradice el Evangelio anunciado por Pablo. Con esto intentan desacreditar la misión y la conducta de Pablo, minando sobre todo el afecto que le unía a sus corintios. Muchos se dejaron seducir por estos cantos de sirena, como ocurre también hoy a muchos católicos que se apartan de su fe para ir detrás de otras corrientes religiosas que ofrecen una vida fácil, segura y sin sufrimientos. Pablo reacciona con fuerza, diciéndoles que se han portado como una esposa infiel. ¿No ha dado él la señal por excelencia del Evangelio de libertad que anunció en Corinto? Lo hizo gratuitamente. ¿Por qué, pues, lo consideran menos que esos “superapóstoles”? La mente serena debe discernir quién es el auténtico mensajero de la verdad; quién viene en nombre del Señor.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: ¡Ojalá quisieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único esposo, Cristo, para presentarlos a él como una virgen pura. Pero temo que, así como la serpiente, con su astucia, sedujo a Eva, también ustedes se dejen corromper interiormente, apartándose de la sinceridad debida a Cristo. Si alguien viniera a predicarles otro Jesucristo, diferente del que nosotros hemos predicado, o si recibieran un Espíritu distinto del que han recibido, u otro Evangelio diverso del que han aceptado, ¡ciertamente lo tolerarían! Yo pienso, sin embargo, que no soy inferior a esos que se consideran «apóstoles por excelencia”.

Porque, aunque no soy más que un profano en cuanto a la elocuencia, no lo soy en cuanto al conocimiento; y esto lo he demostrado en todo y delante de todos.

¿Acaso procedí mal al anunciarles gratuitamente la Buena Noticia de Dios, humillándome a mí mismo para elevarlos a ustedes? Yo he despojado a otras Iglesias, aceptando su ayuda, para poder servirlos a ustedes. Y cuando estaba entre ustedes, aunque me encontré necesitado, no fui gravoso para nadie, porque los hermanos que habían venido de Macedonia, me proveyeron de lo que necesitaba. Siempre evité serles una carga, y así lo haré siempre. Les aseguro por la verdad de Cristo que reside en mí, que yo no quiero perder este motivo de orgullo en la región de Acaya. ¿Será acaso porque no los amo? Dios lo sabe.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 110, 1-4. 7-8

R. ¡Tus obras son verdad y justicia, Señor!

Doy gracias al Señor de todo corazón, en la reunión y en la asamblea de los justos.

Grandes son las obras del Señor: los que las aman desean comprenderlas. R. Su obra es esplendor y majestad, su justicia permanece para siempre. Él hizo portentos memorables; el Señor es bondadoso y compasivo. R.

Las obras de sus manos son verdad y justicia; todos sus preceptos son indefectibles: están afianzados para siempre y establecidos con lealtad y rectitud. R.

ALELUYA Rom 8, 15

Aleluya. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Aleluya.

EVANGELIO Mt 6, 7-15

COMENTARIO: El filósofo judío Martín Buber ha escrito: «La vida humana es diálogo. En cuanto seres sociales estamos en dependencia del trato con los otros y, si a veces tenemos la impresión de estar solos, debemos pensar que Dios nos ha creado para el trato con él. Nuestra vida es diálogo con Dios.

Por eso la oración es elemento inseparable de la vida cristiana, tal como se ha dicho: la oración es al alma lo que el oxígeno al cuerpo. Pero, ¿cómo orar? La respuesta del Maestro es el “Padre nuestro”. La oración no responde a una necesidad de pura religiosidad. Nace de la certeza interior de que tenemos un Padre que mora con nosotros y nos escucha en nuestras aflicciones. El Padre nuestro nos hace tomar conciencia de nuestro origen, destino y del camino a seguir para alcanzarlo.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: “Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, que venga tu reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.

No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal”. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.

Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.

Palabra del Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que nutres al hombre con el alimento de estos dones y también lo renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y el cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 26, 4

Una sola cosa pido a Dios y por ella suspiro: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, te pedimos que esta comunión, así como es signo de la unión de los creyentes contigo, realice también la perfecta unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que nos alimentas con estos dones, y nos renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y para el cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 26, 4

Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos Padre, que así como la comunión que hemos recibido es signo de la unión de los creyentes en ti, también se realice la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Ustedes oren de esta manera”

Mt 6, 7-15

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


 

1.       CUANDO OREN, NO HABLEN MUCHO, COMO HACEN LOS PAGANOS

Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: Jesús expuso una censura y una forma correcta al orar y de orar, a través de esta enseñanza nos expuso cual debe ser el espíritu cristiano en la oración.

La oración cristiana exige como una condición la sinceridad y sencillez, dejando que hable el corazón, con actitud humilde, no como el practicado por los gentiles, que piensan que por mucho hablar serán escuchados. Lo que estamos aprendiendo, que al orar no hay que utilizar vanas palabras, no se debe farfullar, es decir hablar muy deprisa y de manera atropellada o confusa y tampoco decir muchas cosas inútiles. En otra palabras, no pretender la charlatanería en la oración, sea diciendo cosas vanas o inútiles, sea pretendiendo recitar unas fórmulas largas o calculadas, como si ellas tuviesen una eficacia mágica ante Dios.

Es así como Jesús dijo: No hagan como ellos. En el judaísmo, en general, gustaba de prolijas oraciones y, en especial, acumular en ellas títulos a los nombres divinos. Pero Jesús no enseña que no es ésta la actitud cristiana en la oración, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Pero no se excluye la minuciosidad, porque no se estima como requisito semimágico, cuando viene de la sinceridad del corazón. La oración no es locuacidad, sino el corazón volcado en Dios.

No pretende Jesús con esta enseñanza condenar la oración larga. No es éste el propósito de su enseñanza. La censura va contra la mecanización formulista o semimágica de la oración. Tampoco Jesús va contra la extensión de la oración. El mismo, cuando estuvo en Getsemaní, dio ejemplo de oración larga, al permanecer en la misma una hora de oración (Mt 26:39.42.44, par.), lo mismo que pasarse, en ocasiones, la noche en oración.

2.       PADRE NUESTRO

Hermosa oración nos enseñó Jesús, El Padre Nuestro, es irremplazable, es una oración perfecta, en ella está toda una enseñanza; que orar, como orar y como dirigirse a Dios como Padre.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre. Comienza esta oración dirigiéndose a Dios con una alabanza que nos hace grato el orar. Es encantador saber el verdadero sentido de paternidad y filiación divina que tenemos al ser hijos de Dios, al decir Padre Nuestro, además nos involucramos todos como hermanos, Dios es Nuestro Padre, uno solo y nuestro, de todos nosotros.

Decir Padre nuestro es la mejor ocasión para entrar el alma dentro de sí, y hacer el giro hacia la contemplación perfecta. Apenas se encuentra santa Teresa con la palabra “Padre nuestro” entre las manos, estalla en un “oh” de asombro contemplativo. Que Cristo se humille tanto para tratar con nosotros, que nos dé al Padre: “¡Cómo dais tanto junto a la primera palabra! Tan amigo de dar, que no se os pone cosa delante” (C 27,2).

Y cuando nos dirigimos al Padre en oración, levantamos los ojos a Él, nuestro corazón se inflama y se apasiona porque nos dirigimos a quien más nos ama, y decimos tiernamente “Padre”, porque somos sus hijos, él nos ha creado, somos de su patrimonio, y con gran convicción, decimos Padre Nuestro, en plural, de este modo nos involucramos todos porque para El somos hermanos, y deseamos.

3.       QUE ESTÁS EN EL CIELO

Levantamos los ojos y rezamos “Que estas en los cielos”, porque “los cielos publican la gloria de Dios"; (Sal 18,2), el cielo es donde ya no hay culpa y donde no hay ningún temor a la muerte, entonces nos elevamos a Él y lo separamos de las cosas terrenas. San Agustín decía: Dios, habita en el corazón de los hombres justos, complementado con la idea del cielo, es entonces el cielo una idea más allá de todo lo que el hombre puede imaginar.

4.       SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Luego rezamos “Santificado sea tu nombre”; Porque Dios es santidad pura, incorruptible, principio de todo lo bueno, y pedimos que sea santificado en nosotros su nombre, como auxilio para abstenernos de toda maldad y para que la santificación pueda venir en nosotros. Por tanto, esta es una expresión que nos compromete a buscar la santidad, para que Dios tenga hijos dignos recordando al salmista que dice: “Sea conocida tu santidad en todo el mundo, y te alaba dignamente, porque alabarte es de justos (Sal 32,1)

5.       QUE VENGA TU REINO

Y es hora de pedir y rogamos: “que venga tu reino”; Para que el poder y la seducción y el reino de este mundo pasajero sean desterrados, sobre todo, el pecado, que reina en nuestra vida terrenal. De este modo también pedimos a Dios que nos libre de la corrupción y nos preserve de la muerte. También queremos decir venga el Espíritu Santo sobre nosotros para que nos purifique. El Reino de Dios viene cuando alcanzamos gracia; porque El mismo dice (Lc 17,21): "El reino de Dios está dentro de vosotros". Para que Dios reine en nuestras vidas, así entonces en todos nuestros pensamientos, palabras y acciones.

6.       QUE SE HAGA TU VOLUNTAD

Y sin entristecernos por el Plan de Dios en nosotros, le pedimos al Padre que se hágase su voluntad aquí en la tierra como en el cielo; Es una súplica para que nos permita imitar la vida del cielo, y porque nosotros deseamos aceptar lo que Él quiere. Le pedimos de este modo, que nuestra vida humana sea buena y semejante a la que tendremos después de la resurrección, por tanto ya queremos disponernos a llevar un modo de vida en este mundo, que esté conforme con la que esperamos en el otro.

7.       DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

Suplicamos a continuación “Danos hoy nuestro pan cada día”: Jesucristo es el Pan de Vida Eterna. El pan de nuestras almas es la virtud divina, que trae sobre ellas la vida eterna del mismo modo que el pan que nace de la tierra conserva la vida temporal. El pan divino que ha venido y el que ha de venir, le rogamos nos conceda hoy, con todo su sabor. También concédenos esto haciendo que el Espíritu Santo habite en nosotros, produciendo una virtud que aventaja a toda virtud humana, como la humildad, la bondad y el amor.

8.       PERDONA NUESTRAS OFENSAS

Y reconociendo nuestras falta, solicitamos que perdones nuestros pecados, perdona nuestras ofensas: “Misericordia Señor, nos comprometemos a no faltarle, sin embargo caemos, pero El, bueno al extremo, nos perdona y luego volvemos a caer, entonces le suplicamos que suspenda el castigo que merecemos, y El tan bueno, lo hace. Pero en cuanto vemos que por su confianza en nosotros El mira para otro hermano, volvemos a caer nuevamente”. Jesús nos enseñó a tener confianza por nuestras buenas obras, y nos enseñó a implorar el perdón de nuestros pecados, porque, no existiendo nadie sin pecados, no nos privemos de la participación de los beneficios divinos por los pecados humanos. Así pues, al ofrecer, como debemos, a Cristo, quien hace que el Espíritu Santo habite en nosotros, la santidad perfecta, habremos de reprendernos si no hemos conservado la pureza de su templo. Este defecto se enmienda por la bondad de Dios, perdonando a la humana debilidad el castigo de sus pecados.

9.       PORQUE TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A AQUÉLLOS QUE NOS OFENDEN.

Y decimos lo enseñado por Jesús, “porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden”; Así es Dios, lleno de piedad por los pecadores, si lo es El con nosotros, tenemos que serlo del mismo modo con los demás y, si no es así, somos unos hipócritas. Esto los hacemos con toda justicia por el Dios justo. Cuando nosotros perdonamos a nuestros deudores; esto es, a los que nos han ofendido y confiesan su ofensa. Conociendo nosotros esto, debemos dar gracias a nuestros deudores; porque son para nosotros la oportunidad y la causa de nuestro mayor perdón. Además dando poco alcanzamos mucho; porque nosotros debemos muchas y grandes deudas a Dios y estaríamos perdidos si nos pidiésemos una pequeña parte de ellas.

10.   NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN.

También nos enseñó el Señor, pedir para que Él no nos dejes caer en la tentación: Pedimos a Dios que no nos deje caer en el pecado, esto es fuerza, amor, decisión, voluntad para enfrentar este diarios combate "entre la carne y el espíritu", capacidad para evitar las ocasiones de pecar. Si queremos que Dios permanezca en nuestro corazón, tenemos que protegerlo de la tentación.

En efecto, es imposible no dejarnos tentar, los santos fueron tentados, muchos sufrieron esta prueba, por eso le pedimos a Dios que no nos deje caer en la tentación, esto es, que no permita que suframos la prueba de las tentaciones inclinada a los placeres de los sentidos. Jesucristo conociendo nuestra debilidad, mandó que orásemos para que no cayésemos en la tentación; pero cuando alguno se ve en ella, conviene que pida a Dios la virtud de resistirla, para que se cumpla en nosotros lo que dice San Mateo (10,22): "El que persevera hasta el fin, se salvará".

11.   LIBRANOS DEL MAL

Por este motivo, rogamos que nos libre del mal, del “maléfico”, y sus sinónimos, la mentira, el crimen, el robo, la xenofobia, la discriminación, la desidia, la irreverencia, el egoísmo, la envidia, la pereza, la maldad, la dureza de corazón, la incomprensión, irresponsabilidad, el inventar cosas falsas de los demás y tantas más que son el deleite de Satanás. 

San Agustín nos dice que cada uno pide ser librado del mal (esto es, del demonio y del pecado); pero el que confía en Dios, no teme al pecado. Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Rom 8,31).

Cristo Jesús viva en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

VIVIR EL PADRE NUESTRO

Dado que el Padre nuestro es la regla de la oración cristiana, estudiaré las posibilidades de profundizar en las modalidades con las que «recitarlo»; mejor aún, «vivirlo». En primer lugar, pensando en la triple señal de la cruz que hago sobre la frente, sobre los labios y sobre el pecho antes de la proclamación del Evangelio, intentaré activar la mente y el corazón con la boca, a fin de que las palabras del Señor puedan morar en mí. Si ninguna de ellas debe caer en el vacío, sino que todas han de cumplirse, eso vale en especial para el Padre nuestro.

Eso reviste un carácter sacramental, en la medida en que me hace hijo de Dios y constituye la renovación cotidiana de la alianza, con los compromisos que incluye (primera parte del Padre nuestro) y los beneficios que otorga (segunda parte). Así pues, tomando conciencia de que me estoy dirigiendo al Padre, me identifico con la mente y con los sentimientos de Cristo y acojo el «grito» del Espíritu de adopción. Al pronunciar las palabras «con una atención total» (Simone Weil), me detendré en cada frase hasta que «encuentre significados, comparaciones [con otros textos evangélicos], gustos y consuelos» (Ignacio de Loyola).

ORACION (3)

 

«Padre nuestro», excelso en la creación, suave en el amor, rico en la herencia, tú habitas «en el cielo» y eres espejo de eternidad, corona de júbilo, tesoro de felicidad. «Santificado sea tu nombre», de suerte que se vuelva miel en la boca, melodía en el oído, devoción en el corazón. «Venga a nosotros tu Reino», alegre sin contrariedad, tranquilo sin turbación, seguro sin pérdidas. «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo», de suerte que rechacemos lo que tú abominas, que amemos lo que tú amas, de modo que cumplamos lo que te es grato. «Danos hoy nuestro pan de cada día», el pan de la doctrina, de la penitencia, de la virtud. «Perdona nuestras deudas», contraídas contigo, con el prójimo y con nosotros mismos. «Como también nosotros perdonamos a nuestros deudores», que nos han ofendido con palabras o en nuestra persona o en las cosas. «No nos dejes caer en la tentación» que procede del mundo, de la carne y del demonio. «Y líbranos del mal» presente, pasado y futuro. Amén (Landulfo de Sajonia).

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

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