I.
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA
Sal 53, 6. 8
Dios es mi ayuda, el
Señor es mi verdadero sostén. Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré
gracias a tu nombre, porque es bueno.
ACTO
PENITENCIAL
·
Tú que has reconciliado a todos los
hombres. Señor, ten piedad.
·
Tú que tuviste compasión de la
muchedumbre. Cristo, ten piedad.
·
Tú que eres nuestra justicia y nuestra
paz. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te
glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres
Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN
COLECTA
Señor nuestro, mira con
bondad a tus servidores y multiplica en nosotros los dones de tu gracia,
para que, fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad, perseveremos con
asidua vigilancia en el cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II.
LITURGIA DE LA PALABRA
Dios
manifiesta su propósito de reunir a todos los hombres de todos los pueblos.
PRIMERA
LECTURA Jer 23, 1-6
Lectura del libro de Jeremías.
¡Ay de los pastores que
pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! –oráculo del Señor–. Por eso,
así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi
pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han
ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar
sus malas acciones –oráculo del Señor–. Yo mismo reuniré el resto de mis
ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a
sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para
ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no
se echará de menos a ninguna –oráculo del Señor–. Llegarán los días
–oráculo del Señor– en que suscitaré para David un germen justo; él reinará
como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país.
En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará
con este nombre: “El Señor es nuestra justicia”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: El profeta ve en el rebaño disperso el
fracaso de los pastores. Y con la misma imagen despierta la esperanza de un
pastor que no disperse, ni expulse, ni deje perder el rebaño; sino que lo
congregue y conduzca a la vida. En él estará Yahvé como sabiduría, justicia,
paz y seguridad para su pueblo. Este auténtico pastor es heredero de las
promesas davídicas. Con él habrá justicia y derecho en la tierra. Será el
Revelador de la verdad de Yahvé y su nombre será “Nuestra justicia”.
SALMO
En
consonancia con este anuncio, el salmo expresa confianza en el Señor,
pastor que cuida de nosotros. Participamos de esta oración, aclamando: El
Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi
pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a
las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto
sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no
temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden
confianza. R.
Tú preparas ante mí una
mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia
me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por
muy largo tiempo. R.
SEGUNDA LECTURA
Ef 2, 13-18
San
Pablo enseña que Jesús, con su sangre, hizo de todos los pueblos uno solo
para la gloria de Dios.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ahora, en
Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por
la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz: Él ha unido a los dos
pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y
aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones.
Así creó con los dos
pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y
los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz,
destruyendo la enemistad en su persona. Y él vino a proclamar la Buena
Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para
aquéllos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin
distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
COMENTARIO; Para Pablo, la frontera que dividía a
judíos y paganos ha sido derribada por Cristo Jesús. Él es nuestra Pascua y
nuestra paz definitiva. Cristo es la fuente de reconciliación entre los dos
pueblos. La creación de un solo hombre nuevo con judíos y paganos, se da
gracias al amor desplegado en la cruz más allá de todo legalismo o barrera,
sea social, cultural, política o económica.
Es
un amor universal, un amor sin fronteras, porque es, en primer lugar, amor
del Padre. Un amor en el que nosotros podemos participar en el Espíritu y
que nos abre, a su vez, acceso al Padre. Querer la paz de Cristo en el
mundo actual es querer con lucidez la paz sobre los terrenos en que ella
está amenazada. De ahí que el lema para la Jornada Mundial de la Paz este
año fuera: La paz en la tierra: un empeño constante. Pero la aventura del
amor tiene un alto costo. La cruz está ahí para recordárnoslo.
ALELUYA Jn
10, 27
Aleluya. “Mis ovejas
escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mc
6, 30-34
Jesús
aparece como el verdadero pastor preocupado por sus discípulos y
compadeciéndose de la muchedumbre.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Al regresar de su
misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían
hecho y enseñado. Él les dijo: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto,
para descansar un poco”.
Porque era tanta la
gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se
fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los
reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y
llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y
se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo
enseñándoles largo rato.
Palabra del Señor.
COMENTARIO; El Maestro está deseoso de consagrarse a
la formación de sus discípulos, apartándose de la multitud. Él sabe que este
puñado de hombres asumirá concretamente el destino de la humanidad que
camina como oveja sin pastor. El Maestro huye del triunfalismo, pero no
rehúye por eso el encuentro con las masas, que acuden a él de todas partes.
Eso sí, les enseña con calma, sin recurrir a estimulantes momentáneos y de
corta duración. En la Eucaristía nosotros potenciamos este encuentro
personal con Cristo Maestro y nos realizamos como “pastores” que buscan el
bien de las ovejas que pertenecen al Reino.
SE DICE EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de
los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la
vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE
LOS FIELES
A cada
intención, pedimos: Guíanos tú, Señor.
·
Por todos los que en la Iglesia ejercen
funciones pastorales: para que experimenten la alegría de imitar la
compasión de Jesús. Oremos.
·
Por los pueblos enfrentados por odios y
guerras: para que la fe en Dios los reconcilie y pacifique. Oremos.
·
Por los que viven aislados, enfrentados y
rencorosos: para que busquen y encuentren la paz de la concordia. Oremos.
·
Por las instituciones parroquiales, para
que superando los desencuentros, sepamos construir la unidad en el amor.
Oremos.
III.
LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Presentación
de las ofrendas: Después de alimentarnos con la palabra de Dios, preparamos
la mesa de la eucaristía. Junto al pan y el vino fruto de la unión de
muchos granos, ofrezcamos nuestro propósito de ser constructores de unidad.
De pie. (Mientras el
celebrante se seca las manos).
Padre Santo, por el
sacrificio único de tu Hijo llevaste a la perfección las ofrendas de la
antigua ley; te pedimos que recibas la oblación de tus fieles y la
santifiques como lo hiciste con la ofrenda de Abel, para que los dones
presentados en honor de tu nombre sirvan para la salvación de todos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
(Después
del “Amén” de la Oración sobre las ofrendas). Jesús es el pastor de todos
los hombres. Por eso, demos gracias al Señor, nuestro Dios porque nos ha
congregado como pueblo a imagen de la unidad de la Trinidad.
ANTÍFONA DE
COMUNIÓN Sal 110, 4-5
Él hizo portentos
memorables; el Señor es bondadoso y compasivo, proveyó de alimento a sus
fieles.
Comunión:
Con alegría, vayamos a recibir el Cuerpo de Cristo, expresión de la
comunidad que Jesús quiere ver entre nosotros.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, ayuda con bondad
a tu pueblo, que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele
apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
IV.
RITO DE CONCLUSIÓN
Canto final
Volvamos a la vida
diaria siguiendo los pasos de Jesús, Pastor compasivo de todos los hombres.
Nos retiramos cantando.
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