DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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19-04-2020
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Nº MD 7.883
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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II
Domingo de Pascua, Ciclo A
CONTINÚA
ACTUANDO
“Vivían
todos unidos”. En medio
de la alegría pascual la liturgia proyecta nuestra mirada a la primera
comunidad cristiana. «Todo el mundo estaba impresionado...» «Tenían todo en
común». «Día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban
salvando». La Iglesia es fruto de la Pascua. La comunidad cristiana es
posible porque Cristo ha resucitado. Toda esa belleza tan atrayente brota
de la victoria de Cristo sobre el pecado. La Iglesia no es nada sin la
presencia y la fuerza del Resucitado. Pero este tampoco se hace visible sin
hombres y mujeres que se dejen transformar por su poder.
“Éste es el día que hizo el
Señor”. No sólo actuó
en el pasado. Este es el día en que el Señor continúa actuando. Estamos en
el día de la resurrección, en el tiempo en que Cristo, a quien «ha sido
dado todo poder», desea seguir mostrando sus maravillas. El tiempo de
Pascua es el tiempo por excelencia de las obras grandes del Resucitado. Si
lo creemos y lo deseamos, si nos ponemos a acogerlo, seguiremos
experimentando que «es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente».
“Nos ha hecho nacer de nuevo”. Por
la resurrección de Cristo somos ya criaturas nuevas. La vida del Resucitado
nos inunda ya ahora. Hemos nacido de nuevo. Y, sin embargo, lo mejor está
por llegar. Hay “una herencia incorruptible, incontaminada e
imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo”. ¿Hay acaso motivo para la tristeza,
la desilusión o el desencanto?
Para leer la Reflexión completa de las Lecturas de la Liturgia de
este domingo (Primera Lectura, Segunda Lectura, Evangelio y el Salmo)
pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
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El papa Juan Pablo II
instituyó, en el año 2000, el domingo después de Pascua, el Domingo de la Misericordia, en
respuesta al pedido del Señor a sor Faustina. La Fiesta de la Divina Misericordia
tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente
mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos... “y cuanto más grande
es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia”
(Diario, 723).
I.-RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA 1Ped 2, 2
Como niños recién nacidos,
deseen la leche pura y espiritual que los haga crecer hacia la salvación.
Aleluya.
O bien:
Esd 2, 36-37
Celebren con alegría su
victoria, dando gracias a Dios, que los llamó a su Reino celestial.
Aleluya.
ACTO PENITENCIAL
·
Tú, el vencedor del pecado y de la muerte Señor, ten piedad.
·
Tú, alegría de los que creen en ti. Cristo, ten piedad.
·
Tú, la resurrección y la vida. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS.
Gloria a Dios en el
cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa
gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos
gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo
único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado
del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del
Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios de eterna misericordia,
que en la celebración anual de las fiestas pascuales reavivas la fe del
pueblo santo, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que
comprender, verdaderamente, la inestimable grandeza del bautismo que nos
purificó, del Espíritu que nos regeneró y de la sangre que nos redimió. Por
nuestro Señor Jesucristo. Él que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Hech 2, 42-47
Lectura de los Hechos de los
apóstoles.
Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza
de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en
las oraciones. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los
Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se
mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus
bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada
uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en
sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan
a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba
la comunidad con aquellos que debían salvarse.
Palabra de Dios.
COMENTARIO:
Las consecuencias de la resurrección abarcan toda la
vida de los cristianos. Incluso el modo de vivir comunitario. Desde este
hecho, la comunidad se transforma en signo vital para la sociedad: nadie
pasa necesidad, todos aprenden, oran y celebran. La fe se expresa y traduce
en la vida cotidiana.
SALMO Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24
R. ¡Den gracias al Señor, porque
es bueno, porque es eterno su amor!
O bien: Aleluya.
Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor!
Que lo diga la familia de Aarón: ¡es eterno su amor! Que lo digan los que
temen al Señor: ¡es eterno su amor! R.
Me empujaron con violencia para derribarme, pero el
Señor vino en mi ayuda. El Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi
salvación. Un grito de alegría y de victoria resuena en las carpas de los
justos. R.
La piedra que desecharon los constructores es ahora la
piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros
ojos. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él.
R.
SEGUNDA LECTURA 1 Ped 1, 3-9
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pedro.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de
Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible,
incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo.
Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación
dispuesta a ser revelada en el momento final. Por eso, ustedes se regocijan
a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente: Así, la
fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro
perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza,
de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo. Porque ustedes lo
aman sin haberlo visto, y creyendo en Él sin verlo todavía, se alegran con
un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término de esa
fe, que es la salvación.
Palabra de Dios.
COMENTARIO:
Las pruebas a las que se refiere la carta son, muy
probablemente, las persecuciones a las que se vieron sometidas las
comunidades de finales del siglo I. El imperio romano perseguía y
encarcelaba a quienes consideraba sus enemigos. Sin embargo, estos hombres
y mujeres veían que su fe era más fuerte que las dificultades y que la meta
era más alta que el camino.
ALELUYA Jn 20, 29
Aleluya. Ahora crees, Tomás, porque me has visto.
¡Felices los que creen sin haber visto!, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Jn 20, 19-31
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Juan.
Al atardecer del primer día de la semana, los
discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos.
Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: « ¡La paz
esté con ustedes!». Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado.
Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les
dijo de nuevo: « ¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a Mí, Yo
también los envío a ustedes». Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió:
«Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes
se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos
cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: « ¡Hemos visto al
Señor!». Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos,
si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no
lo creeré». Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos
en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando
cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: « ¡La paz esté
con ustedes!». Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis
manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo,
sino hombre de fe». Tomás respondió: « ¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le
dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber
visto!». Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus
discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido
escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y
creyendo, tengan Vida en su Nombre.
Palabra del Señor.
COMENTARIO;
Las palabras de Jesús a los apóstoles son un modo de
anunciar el inicio de lo que luego será la comunidad eclesial: los exhorta
a vivir la reconciliación y los envía al mundo. En definitiva, eso mismo
vino a hacer Jesús: enviado por el Padre, vino a reconciliar a todos los
hombres. La comunidad, entonces, es enviada como lo fue el Hijo, para
continuar con su obra.
EL CREDO
Creo en Dios Padre
todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único
Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer
día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los
vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia
Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada
intención, pedimos: Jesús resucitado, auméntanos la fe.
·
Para
que los que trabajan por la justicia y la paz logren promover una nueva
convivencia entre los pueblos. Oremos
·
Para
que todos los que buscan y aún no han llegado a la fe tengan la dicha de
creer sin ver. Oremos.
·
Para
que los cristianos, en el mundo entero, irradien la alegría pascual.
Oremos.
·
Para
que nuestra comunidad parroquial imite la unidad y la fraterna solidaridad
de aquella primera comunidad. Oremos.
III.- LITURGIA EUCARÍSTICA
Presentación de las ofrendas: Jesús resucitado es
la garantía de nuestra fe. Por eso, con el pan y el vino, presentemos al
Señor el propósito de vivir con alegría la cincuentena pascual
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas
que te presentamos [junto a los recién bautizados], y haz que, renovados
por la confesión de tu nombre y el bautismo lleguemos la felicidad eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO PASCUAL
Jesús nos trae la paz y nos envía a evangelizar.
Por eso, con especial alegría, unidos al celebrante, elevemos la gran
acción de gracias al Padre porque por Jesucristo, nos hizo vencer el pecado
y la muerte y renacer a una nueva vida.
RITO DE
COMUNIÓN
PADRE
NUESTRO
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros
tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.
LA PAZ
Señor
Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”.
No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme
a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero
de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de
Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de
Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27
Acerca tu mano y reconoce el
lugar de los clavos; en adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.
Aleluya.
Comunión: Unidos en una misma fe, con alegría,
vayamos a recibir al mismo Cristo resucitado que nos llama a vivir en
verdadera comunidad.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos
que los frutos del sacramento pascual que hemos recibido, permanezca
siempre en nuestros corazones. Por Jesucristo nuestro Señor.
IV.- RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICION
Canto final
Queridos amigos: ¡Cristo ha
resucitado y vive entre nosotros! Con esta alegría y seguridad, nos
retiramos cantando.
|
REFLEXIÓN
BÍBLICA
|
“Ahora
crees, porque me has visto”
Jn
20, 19-31
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. AL ATARDECER DEL PRIMER DÍA
DE LA SEMANA
Estas apariciones a los apóstoles son destacadas
en el Evangelio de San Juan para relatarnos su particular importancia,
estos son hechos excepcionales. La primera aparición, sucede en la “tarde”
del mismo día de la resurrección, cuyo nombre de la semana era llamado por
los judíos como lo pone aquí San Juan, “el primer día de la semana.”
Los discípulos se encontraban con las puertas
cerradas por temor a los judíos. Suponemos que los once apóstoles están
juntos, sin embargo también se puede presumir que posiblemente hubiese con
ellos otras personas, pero estas no se citan.
El relato evangélico no precisa el lugar donde
sucedieron estos hechos, no obstante creíblemente podría ser en el cenáculo
(Hechos
1:4.13). Los sucesos de aquellos días, siendo ellos los discípulos del
Crucificado, les tenían temerosos. Esa es la razón por la cual se ocultaban
y permanecían a puertas cerradas. Temía la intromisión inesperada de sus
enemigos
2. EL ESTADO “GLORIOSO” EN QUE
SE HALLA CRISTO RESUCITADO
Pero la entrega de este detalle tiene también por
objeto demostrar el estado “glorioso” en que se halla
Cristo resucitado cuando se presenta ante ellos. Es así como
inesperadamente, Cristo se apareció en medio de ellos. En el relato de
Lucas, se comenta que quedaron “despavoridos,” pues creían ver un
“espíritu” o un fantasma.
Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de
ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Con
ello les dispensó lo que ésta llevaba adjunto (cf. Lc 24:36-43). San Juan
omite lo que dice en evangelio de Lucas, sobre que no se turben ni duden de
su presencia. Aquí, al punto, como garantía, les muestra “las
manos,” que con sus cicatrices les hacían ver que eran las manos
días antes perforadas por los clavos, y “el costado,” abierto por la lanza;
en ambas heridas, mostradas como títulos e insignias de triunfo, tal así
que Tomás podría poner sus dedos.
En evangelio de Lucas se relata que les muestra
“sus manos y pies,” y se omite lo del costado, sin duda porque se omite la
escena de Tomás. Ni quiere decir esto que Cristo tenga que conservar estas
señales en su cuerpo. Como se mostró a Magdalena seguramente sin ellas, y a
los peregrinos de Emaús en aspecto de un caminante, así aquí, por la
finalidad apologética que busca, les muestra sus llagas. Todo depende de su
voluntad. Esta, como la escena en Lucas, es un relato de reconocimiento:
aquí, de identificación del Cristo muerto y resucitado; en Lucas es prueba
de realidad corporal, no de un fantasma.
Bien atestiguada su resurrección y su presencia
sensible, San Juan transmite esta escena de trascendental alcance
teológico.
3.
COMO EL PADRE ME ENVIÓ A MÍ, YO TAMBIÉN LOS ENVÍO
A USTEDES.
Jesús anuncia a los apóstoles que ellos van a ser
sus “enviados,” como Él lo es del Padre. Es un tema constante en los
evangelios. Ellos son los “apóstoles” (Mt 28:19; Jn 17:18, etc.).
Jesucristo tiene todo poder en cielos y tierra y
los “envía” ahora con una misión concreta. Los apóstoles son
sus enviados con el poder de perdonar los pecados. Para ese tiempo, ese
envío era algo insólito. En el Antiguo Testamento, sólo Dios perdonaba los
pecados. Por eso, de Cristo, al considerarle sólo hombre, decían los
fariseos escandalizados: Este “blasfema. ¿Quién puede perdonar los pecados
sino sólo Dios?” (Mc 2:7).
4.
AL DECIRLES ESTO, SOPLÓ SOBRE ELLOS Y AÑADIÓ:
“RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO”
El Espíritu Santo es el “don” por excelencia, infinito
como infinito es Dios; aunque quien cree en Cristo ya lo posee, puede sin
embargo recibirlo y poseerlo cada vez más. La donación del Espíritu Santo
los Apóstoles en la tarde de la Resurrección demuestra que ese don
inefable, indescriptible, está estrechamente unido al misterio pascual; es
el supremo don de Cristo que, habiendo muerto y resucitado por la redención
de los hombres, tiene el derecho y el poder de concedérselo. La bajada del
Espíritu en el día de Pentecostés renueva y completamente este don, y se
realiza no de una manera íntima y privada, como en la tarde de Pascua, sino
en forma solemne, con manifestaciones exteriores y públicas indicando con
ello que el don del Espíritu no está reservado a unos pocos privilegiados
sino que está destinado a todos los hombres como por todos los hombres
murió, resucitó y subió a los cielos Cristo. El misterio pascual culmina
por lo tanto no sólo en la Resurrección y en la Ascensión, sino también en
el día de Pentecostés que es su acto conclusivo.
5.
“LOS PECADOS SERÁN PERDONADOS A LOS QUE USTEDES
SE LOS PERDONEN, Y SERÁN RETENIDOS A LOS QUE USTEDES SE LOS RETENGAN”.
Al decir esto, “sopló” sobre ellos.
Es símbolo con el que se comunica la vida que Dios concede (Gen 2:7; Ez
37:9-14; Sab 15:11). Por la penitencia, Dios va a comunicar su perdón, que
es el dar a los hombres el “ser hijos de Dios” (Jn 1:12): el poder de
perdonar, que es dar vida divina. Precisamente en Génesis, Dios “sopla”
sobre Adán el hombre de “arcilla,” y le “inspiró aliento de vida” (Gen 2:7)
Por eso, con esta simbólica sopladura explica su sentido, que es el que “reciban
el Espíritu Santo.” Dios les comunica su poder y su virtud para una
finalidad muy concreta: “Los pecados serán perdonados a los que ustedes se
los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.
Aquí el regalo del Espíritu Santo a los apóstoles
tiene una misión de “perdón.” Los apóstoles se encuentran en adelante
investidos del poder de perdonar los pecados. Este poder exige para su
ejercicio un juicio. Si han de perdonar o retener todos los pecados,
necesitan saber si pueden perdonar o han de retener. Evidentemente es éste
el poder sacramental de la confesión.
Por otra parte, para no confundirse, esta no es
la promesa del Espíritu Santo que les hace en el evangelio de Juan, en el
Sermón de la Cena (Jn 14:16.17.26; 16:7-15), ya que en esos fragmentos se
les promete al Espíritu Santo, que se les comunicará en Pentecostés, una
finalidad “defensora” de ellos e “iluminadora” y “docente.” En este relato
san Juan trata sólo del poder que se confiere del perdón de los pecados.
“Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán
retenidos a los que ustedes se los retengan”.
6.
“¡HEMOS VISTO AL SEÑOR!”
En esta aparición del Señor a los apóstoles no
estaba el apóstol Tomás, de sobrenombre el mellizo. Si aparece, por una
parte, el hombre de corazón y de arranque que relata san Juan 11:16. En el capítulo 14:5 san Juan lo muestra un tanto
escéptico. Entonces se diría que es lo que va a reflejarse aquí. No
solamente no creyó en la resurrección del Señor por el testimonio de los
otros diez apóstoles, y no sólo exigió para ello el verle él mismo, sino el
comprobarlo. Es así como el necesitaba ver las llagas de los clavos en las
manos del Señor, y aún más, meter su dedo en ellas, lo mismo que su mano en
la llaga del costado de Cristo, la que había sido abierta por el golpe de
lanza del centurión. Entonces, sólo a este precio creerá.
7.
“TRAE AQUÍ TU DEDO: AQUÍ ESTÁN MIS MANOS.”
Pero a los ocho días se realizó otra vez la
visita del Señor. Estaban los apóstoles juntos, probablemente en el mismo
lugar, y Tomás con ellos. Y vino el Señor otra vez, cerradas las puertas.
San Juan relata esta escena muy sobriamente. Y después de desearles la paz "¡La
paz esté con ustedes!", se dirigió a Tomás y le dijo: Trae
aquí tu dedo: aquí están mis manos y le mandó que cumpliese en su cuerpo la
experiencia que él exigía diciéndole: Acerca tu mano, métela en mi costado.
En adelante, no seas incrédulo, sino hombre de fe.
No dice explícitamente el relato si Tomas llegó a
introducir el dedo en las llagas para cerciorarse, al contrario lo exceptúa
al decirle Cristo: Ahora crees, porque me has visto. La evidencia de la
presencia de Cristo había de deshacer la obstinación de Tomás.
8.
¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!
Tomas exclamo: ¡Señor mío y Dios mío!
Esta exclamación encierra una riqueza teológica grandiosa y hermosísima.
Esta es un reconocimiento de Cristo, es un afirmación de quién es El. Es,
además, esta enunciación, uno de los pasajes del evangelio de san Juan
junto con el prólogo, en donde explícitamente se proclama la divinidad de
Cristo. Dado el lento proceso de los apóstoles en ir valorando en Cristo su
divinidad hasta la gran clarificación de Pentecostés, sin duda la frase es
una explicitación de san Juan a la hora de la composición de su evangelio.
Pero supone el acto de fe de Tomás.
9.
“AHORA CREES, PORQUE ME HAS VISTO.”
Tomás fue reprochado, no porque el ver para creer
sea malo, sino por haber rechazado el testimonio de los otros apóstoles que
vieron. Para creer hay que verlo directamente, como los apóstoles, o
indirectamente, como nosotros, que nos apoyamos en el ver y en la
predicación solemne y pública de los apóstoles.
La fe es un don de Dios, pero tiene también sus
bases humanas, como es el estudio y el testimonio de los testigos.
Este Evangelio nos enseña una lección de fe y,
nos invita a no esperar signos visibles para creer. Pero también es
comprensible que Tomás quisiera experimentar por sí mismo, del mismo modo como nos gusta
a nosotros experimentar por nosotros mismos, porque a Cristo se le debe experimentar en
primera persona. Es cierto que la ayuda de los amigos como los consejos de
nuestro director espiritual son válidos, pero al final solo depende de nosotros mismos
dar ese gran paso a la fe, y entregarnos con toda confianza a los brazos
del Señor.
El Señor permite a Tomás esta experiencia, se
aparece a los apóstoles e inmediatamente le habla, me imagino la emoción de
Tomás al verle, tal vez entristecido por haber dudado, pero al mismo tiempo
agradecido por este actitud de Cristo y, así, el hace ese hermoso
reconocimiento a la divinidad de Jesús con esta hermosa oración de
alabanza: “Señor mío y Dios mío.”
10.
¡FELICES LOS QUE CREEN SIN HABER VISTO!
Dice el Señor: “¡Felices los que creen sin haber
visto!” La respuesta de Cristo a esta confesión de Tomás
acusa el contraste, se diría un poco irónico, entre la fe de Tomás y la
visión de Cristo resucitado, para proclamar bienaventurados a los que creen
sin ver. No es censura a los motivos racionales de la fe y la credibilidad,
como tampoco lo es a los otros diez apóstoles, que ocho días antes le
vieron y creyeron, pero que no plantearon exigencias ni condiciones para su
fe, ya que ellos no tuvieron la actitud de Tomás, que se negó a creer a los
testigos para admitir la fe si él mismo no veía lo que no sería posible
verlo a todos, ni por razón de la lejanía en el tiempo, ni por haber sido
de los elegidos por Dios para ser testigos de su resurrección (Hechos 2:32; 10:40-42). Es la
bienaventuranza de Cristo a los fieles futuros, que aceptan, por tradición
ininterrumpida, la fe de los que fueron elegidos por Dios para ser testigos
oficiales de su resurrección y para transmitirla a los demás. Es lo que
Cristo pidió en la Oración Sacerdotal: No ruego sólo por éstos (por los
apóstoles), sino por cuantos crean en mí por su palabra” (Jn 17:20).
Cristo es "nuestra
paz" (Ef 2, 14), la Paz de Cristo Resucitado para todos
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
II Domingo de Pascua Ciclo A
|
PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
BIENAVENTURADOS NOSOTROS SI, AUNQUE NO LO VEAMOS
CON LOS OJOS DEL CUERPO, CREEMOS EN EL SEÑOR
Jesús quiere que
expresemos nuestra unión con él y que correspondamos a su amor viviendo en
comunión entre nosotros, dejándonos plasmar de verdad como criaturas nuevas
que no viven aisladas, sino unidas, por haber sido incorporadas todas a él.
Ese es el fruto de la pascua del Señor. Los que han nacido del mismo seno
de la Iglesia forman una sola familia. La novedad consiste precisamente en
poder vivir con un solo corazón y una sola alma en el amor.
En el evangelio se
aparece Jesús a los discípulos cuando están reunidos. Los abraza con su
mirada, les da la paz, les entrega el Espíritu Santo y les muestra sus
llagas, signos de la crucifixión. Jesús les hace constatar a través de las
dudas de Tomás que el que está delante de ellos es de verdad el Señor
resucitado. También nosotros estamos reunidos hoy para tocar las llagas de
Jesús, unas llagas gloriosas ahora, aunque siguen visibles en su cuerpo
glorificado, como signo de su amor. Aparecen justamente como la declaración
escrita, en su cuerpo, del amor que le llevó a morir por nosotros en la
cruz.
Bienaventurados
nosotros sí, aunque no lo veamos con los ojos del cuerpo, creemos en el
Señor, creemos en su amor y besamos sus llagas. ¿Cómo? Besaremos a Jesús
cuando también nosotros seamos traspasados por clavos, por esas espinas que
son las pruebas de la vida. Porque es siempre él quien sufre en nosotros,
es siempre él quien es crucificado en nuestra humanidad, una humanidad que
debe pasar también por el crisol del dolor. Es siempre él: es él quien ya
ha sido glorificado en nosotros y, por consiguiente, está lleno de alegría;
es él quien sigue sufriendo y, por consiguiente, gime. Por eso, si tenemos
fe, también nosotros podremos sufrir juntos y alegrarnos, porque siempre
estaremos unidos a él, en su misterio.
|
ORACION (3)
|
Señor Dios nuestro, en
la plenitud de tu amor nos has dado a tu Hijo unigénito y, añadiendo don
sobre don, has derramado en nosotros la abundancia de tu Espíritu de
santidad.
Custodia esos tesoros
tan grandes, urge en nuestro ánimo el deseo de caminar hacia ti con pureza
de corazón y santidad de vida. Que podamos vivir con fe y amor, con
serenidad y fortaleza, los pequeños y los grandes sufrimientos de la vida
diaria, a fin de que, purificados de todo fermento de mal, lleguemos juntos
al banquete de la pascua eterna que has preparado desde siempre para
nosotros, tus hijos, pecadores perdonados por medio de tu Cristo.
|
SANTORAL (4)
|
BEATA
MARIA DE LA ENCARNACIÓN, religiosa + 1618
Se llamó en el siglo Bárbara Avrillot y fue hija de los nobles Nicolás, señor de Champalsteurs y de María L'Huiller,
muy buenos cristianos que al no tener descendencia prometieron consagrarlo
al Señor si les daba fruto de su matrimonio. Éste llegó el 1 de febrero de
1566 y la consagraron al Señor y a la Virgen María vistiéndola de blanco
hasta la edad de siete años. Desde esa fecha vivió interna entre las
Hermanas Menores de la Humildad de Longchamp
llamando la atención por su sencillez y piedad.
Cuando salió del convento a los
catorce años, aunque ella hubiera querido consagrarse al Señor en la vida
religiosa, sus padres la encaminaron hacia el matrimonio y a los dieciséis
años se casó con el vizconde Pedro Acarie al que
amó y sirvió con toda su alma como correspondía a una fidelísima esposa. El
Señor les concedió seis hijos que educaron cristianamente.
Al salir del convento como interna,
sus padres pusieron a su servicio a una joven, Andrea Levoiz,
que era una maravilla por su gran piedad, honradez y caridad para con
todos. Andrea y Bárbara, criada y señora, viven íntimamente unidas en el
camino de la santidad. Se ayudan en su vida interior y ambas corren parejas
hacia la meta. Andrea ayuda en la educación de los hijos de su señora y
amiga, tres de los cuales se consagrarán al Señor en el mismo género de
vida que lo hará su misma madre cuando se vea libre de las ataduras del
mundo.
Todo parecía caminar viento en popa
cuando vino a visitarle la prueba. Los enemigos de la Iglesia la atacan sin
piedad. La herejía protestante se extiende cada día por Francia. El rey
Enrique IV destierra al esposo de Bárbara y ella le sigue a todas partes.
Es objeto de calumnias e ingratitudes pero todo lo soporta con valentía de
espíritu. A todos perdona. Bárbara sostiene y ayuda a su marido en esta
dura lucha. Ella misma es ayudada por su primo, el famoso cardenal Pedro de
Bérulle, y por el mismo San Francisco de Sales.
Pasada la tormenta se extiende por
toda Francia la noticia de las Carmelitas reformadas por Santa Teresa y se
leen las maravillosas Obras de esta gran santa castellana. Es por el 1601.
Bárbara Lee sus obras y el Señor va obrando maravillas en su alma. Pide
consejo, ora mucho y se decide. Ella va a arreglar todas las cosas para que
estas santas mujeres, las hijas de Teresa de Jesús, puedan venir a fundar
también a Francia. Así obtiene el permiso del Papa Clemente VIII el 13 de
noviembre de 1603 por el decreto "In supremo" para que sea una
realidad, lo que sucede el 29 de agosto de 1604 que llegaban de España las seis
primeras carmelitas descalzas al frente de las cuales iba Ana de Jesús y la
conversa Beata Ana de San Bartolomé.
Seguidamente cooperó nuestra beata
en la fundación de Pontoise de Digione y de Amiens en el que vio con alegría ingresar
a tres de sus hijas. Por todos es considerada como la "Madre y
fundadora del Carmelo Teresiano en Francia". Mientras, Bárbara sigue
entregada a sus obras de caridad, de piedad y de maceración de su cuerpo,
hasta que el 1616 muere su marido sin que ella durante su enfermedad le
dejara ni un instante. Fue verdaderamente un modelo de esposa y de madre.
Rotas las ataduras que la ligaban
al mundo sólo ansía ya entregarse al Señor en la vida religiosa. Podía
hacerlo en los conventos que ella había fundado y donde sabía que tendría
muchos deudos, pero quiso elegir el más pobre y más
lejano, el de Amiens, al que solicitó, con gran humildad, que la
recibieran como hermana de obediencia. Se entregó de lleno a la vida de
oración, penitencia y servicio en los trabajos más humildes. Recibió muchas
gracias del cielo y también hubo de sufrir no pocas incomprensiones y
enfermedades que llevo con gran paz y hasta con alegría.
Por su delicado estado de salud, el
7 de diciembre de 1616 fue enviada al Carmelo de Pontoise,
donde, confortada por el viático y por éxtasis y visiones celestiales,
entregó su alma al Señor el 18 de abril de 1618.
El papa Pío VI la beatificó el 5 de
junio de 1791.
Su cuerpo reposa en la capilla del
convento de Pontoise.
"El Virgilio cristiano".
"El Príncipe de los poetas latinos del cristianismo". "El
humanista más santo y el santo más humanista"... Todo esto se ha dicho
del Beato Bautista Spagnoli o Mantuano. De ambas
formas se le conoce.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo.
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PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO DEBE INDICARSE EL AUTOR Y LAS FUENTES DE
ORIGEN
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